En 1997, el antiguo Incora compró la antigua hacienda El Toco de 1.593 hectáreas para titulársela a 55 campesinos. Pero ese año paramilitares del Bloque Norte de las Auc asesinaron a varios parceleros y desplazaron a la comunidad. Las tierras quedaron abandonadas y la situación fue aprovechada por narcotraficantes, funcionarios públicos y ganaderos que explotaron las tierras. Hoy los campesinos esperan con el proceso de restitución recuperar sus parcelas y volver.