A pesar de la entrega de títulos y subsidios en Mampuján, la violencia, el miedo y la compra de miles de hectáreas para proyectos agroindustriales desvelan a los campesinos.
Campesinos de los Montes de María en Maríalabaja. – Montes de María, tierra en riesgo |
Los Montes de María fueron durante años el símbolo de la violencia. Cientos de masacres, como la de El Salado, Ovejas, Chengue o Las Brisas, que dejaron más de 200.000 campesinos desplazados en los tugurios de varias ciudades del país.
Por eso la entrega de 93 títulos de propiedad a desplazados de Mampuján, un corregimiento de María La Baja, Bolívar, y el lanzamiento de un plan de choque para la restitución en la región por Juan Camilo Restrepo, ministro de agricultura, el pasado fin de semana, empieza a abrirle una esperanza a estos campesinos que han sufrido tanto por la violencia en esta región.
“Ahora nos escuchan, a mí me titularon mi casa, mi finca, así no nos van a poder quitar tan fácil nuestras tierras”, le dijo a VerdadAbierta.com Carmen, una de las beneficiarias de la titulación.
Carmen y otras 1450 personas huyeron de Mampuján el 10 y 11 de marzo de 2000, después de que paramilitares asesinaran 11 campesinos en Las Brisas, una vereda vecina, y les advirtieran que “el que no se fueran, lo mataban como perro”.
La mayoría vive ahora en Maríalabaja, en un barrio que bautizaron La Rosa de Mampuján, y van a diario a sus tierras, a seis kilómetros de ahí, que poseían de manera informal desde hacía generaciones.
La estrategia del gobierno en los Montes de María pretende restituir la tierra despojada y crear por lo menos dos zonas de reserva campesina.
Éstas son un área delimitada en la que no hay posibilidades legales de que un propietario tenga más de una Unidad Agrícola Familiar (UAF) —de extensión variable, según la calidad del suelo y la cercanía de mercados—. La idea es evitar el despojo y la concentración de las tierras.
Para proteger la propiedad campesina el ministro de Agricultura anunció documentar e investigar los casos de despojo y abandono, con un equipo integrado por la Fiscalía, la Procuraduría, la Fuerza Pública, el Incoder y la Superintendencia de Notariado y Registro, que ya revisó 1.400 folios de matrícula.
Desde ya 5.925 derechos de propiedad, más de 160 mil hectáreas, están protegidas en Bolívar y 1.935, casi 30 mil hectáreas, en Sucre. La estrategia también contempla restituir tierras, formalizar la propiedad, que muchas veces los campesinos poseen desde generaciones sin títulos, adjudicar baldíos que quedan en la región e impulsar proyectos productivos.
El proyecto en Bolívar tiene un presupuesto de 1.115 millones de pesos y cubrirá El Carmen de Bolívar, San Jacinto, Zambrano, El Guamo, María La Baja, Arjona y Turbaco, atenderá a 800 personas. En Sucre el plan de choque se va a centrar sobre Toluviejo, San Onofre, Colosó, Ovejas, Los Palmitos y Morroa, con un costo de 552 millones de pesos que beneficiarán a mil personas.
El temor por las tierras
Pero más allá de los discursos y de las cifras, el miedo todavía ronda entre los campesinos. En parte por las compras masivas de tierras para cutivar hectáreas de palma y teca, también por los herederos de los ‘paras’, y a que el Estado sólo les entregue un pedazo de papel.
“Nos inquieta la llegada de la palma, antes sólo había pancoger (los cultivos de productos subsistencia). Por el Viso y San Onofre, en la parte plana, se está llenando de palma. Va a llegar un momento en que ya no se va a producir nada, no va a servir de nada la palma ahí”, le dijo Carmen a VerdadAbierta.com.
Desde que los ‘paras’ se desmovilizaron, en 2005, el precio de la tierra se ha disparado. Según varios campesinos, hace 10 años una hectárea costaba máximo 300.000 pesos. Ahora ofrecen tres, cuatro y hasta seis millones de pesos.
Por el desplazamiento, las tierras “descansaron”, hay grandes ciénagas como la de Maria La Baja para riego y están cerca de Cartagena, uno de los principales puertos de exportación. Un informe del Observatorio de los Montes de María calcula que en María La Baja los cultivos de palma han aumentado más de 200 por ciento desde 2003, y se prevé que lleguen a 10.000 hectáreas en unos años.
Tras más de 10 años de abandono, para que estos campesinos regresen a sus tierras se requiere inversiones que no están al alcance de su bolsillo.“Eso es puro monte, además no hay agua, electricidad, hay que hacer el riego, empezar de cero”, contó un campesino a VerdadAbierta.com. Para un desplazado, muchas veces es más realista vender que volver.
Algunos agricultores también dijeron que, con el desplazamiento, perdieron años de ingresos, por este motivo no pudieron pagar sus deudas y les queda difícil negarse a vender sus predios.
Gabriel Pulido, líder de la comunidad de Mapuján, resumió la situación diciéndolo al ministro Restrepo: “No éramos ricos, pero teníamos autonomía”.
El Observatorio de los Montes de María calcula que el 59 por ciento de las necesidades de la población no está satisfecha con lo que se ha hecho en la región para paliar las consecuencias de la guerra y, en Bolívar, 20 por ciento de los menores de 5 años tiene riesgo de desnutrición.
Por eso, muchos campesinos le dijeron a los representantes del Gobierno Santos que fueron a la entrega de títulos, entre ellos el vicepresidente Angelino Garzón, que es importante blindar la propiedad en los Montes de María, titulando los predios, pero también se necesita ayuda e inversiones en vivienda, educación, salud e infraestructura.
Mampuján fue pionera en Justicia y Paz. En junio pasado, un juez dictó la primera condena del proceso contra Edwar Cobos, alias ‘Diego Vecino’ y Úber Bánquez, alias ‘Juancho Dique’ por la masacre y el desplazamiento en el pueblo (Ver artículo La primera condena de Justicia y Paz).
Además de ocho años de cárcel a los dos ex jefes ‘paras’ y reparación, la sentencia especificó que había que superar las condiciones de pobreza que existían antes de la llegada de los ‘paras’ para garantizar el retorno. En el juicio los gobiernos nacionales y locales se comprometieron a hacer inversiones. Sin embargo, seis meses después, para los campesinos los avances no han sido muchos.
“Los subsidios no son suficientes, el gobernador adquirió compromisos, la administración municipal también, rellenar las calles, poner alcantarillas, cunetas. Es sencillo, falta es voluntad”, dijo Gabriel Pulido.
Vista aérea de cultivos de palma cerca de los Montes de María. |
El fantasma de la guerra
En los Montes de María ya no hay masacres como hace 10 años, tampoco desplazamientos masivos. Pero con los asesinatos de líderes campesinos y la presencia de bandas criminales, a muchos les parece un mal chiste cuando el gobierno los insta a organizarse y a denunciar.
“No le veo sentido a denunciar, el que denuncia lo encuentran tieso en una esquina. En Colombia el que habla peca”, dijo Carmen, una sobreviviente de Mampuján.
En Sucre y en Bolívar hay Águilas Negras, Rastrojos, Paisas y Urabeños. Desde 2005 por lo menos seis líderes de tierras han sido asesinados y las rutas hacia el Golfo de Morrosquillo siguen siendo igual de atractivas para los narcotraficantes que antes de la desmovilización.
Aunque el gobierno ha hecho grandes esfuerzos y los Montes de María es una de las principales zonas de consolidación de la Fuerza Pública, Cristian, un campesino de Mampuján afirmó: “Por mucha ley que haya, hay momentos que vamos a estar solos. Y cuando el ratón duerme, el tigre sale. Hay temor de que se repita la historia, se escucha que hay grupos allá, ya tuvimos suerte de salir con vida la primera vez, no nos queremos exponer”. Ellos ya arriesgaron la vida varias veces y no quieren volver a hacerlo.