Después de casi dos décadas bajo el azote de guerrilleros y paramilitares, El Carmen de Bolívar y otras poblaciones de los Montes de María comienzan a reactivar su economía y su vida nocturna.
Por José Navia*
La presencia militar en la región no se limita a labores de orden público. También realizan labores sociales como la construcción de caminos. Foto: León Darío Peláez. |
Sentado en un taburete de madera rústica, bajo el cobertizo de palma,Nilson Carrascal, un conductor de campero de los Montes de María, cuenta sin afanes los billetes que se ganó en el último viaje.
Son 40.000 pesos. Se los pagó un campesino a quien le transportó ocho bultos de aguacate desde el corregimiento Bajo Grande, hasta un punto llamado el 28, en la entrada a El Carmen de Bolívar, el principal municipio de los Montes de María.
Mientras guarda los billetes en el bolsillo de la camisa, Carrascal examina sin mucha atención el campero estacionado en frente. Es un Toyota modelo 82 de color blanco, con las llantas cubiertas por un barro amarillento que se apelmaza al rayo del sol.
Carrascal, alto, fornido, de 28 años, luce adormilado por la resolana del mediodía. Maneja el Toyota desde hace unos 10 años. Antes era el ayudante.Dice que el vehículo le pertenecía a su hermano mayor, pero a este le tocó huir porque la guerrilla, el frente 37 de las Farc, amenazó con matarlo.
Afuera del cobertizo la temperatura supera los 35 grados. El lugar es un hervidero de campesinos que confluyen de las veredas, de choferes de vehículos de carga y pasajeros, de jornaleros en busca de trabajo y de uncentenar de comerciantes de ganado, ñame y, sobre todo, de aguacate, uno de los principales productos agrícolas del municipio.
Territorio de masacres
Por esa dinámica, el 28 es uno de los termómetros que miden la actividad económica de esta región, azotada hasta hace poco por la guerrilla y por los grupos paramilitares.
Un habitante de El Carmen cuenta que la guerrilla llegó a principios de los 90. Casi 10 años después ingresaron los paramilitares.
El país supo de la presencia de estos últimos en los Montes de María por las masacres que cometieron en pueblos como El Salado, donde torturaron y asesinaron a 66 personas, en 2000, en una carnicería humana que duró cinco días.
“En la época de la violencia esto era muerto. Era muy poca la carga que sacaban los campesinos, y a los choferes les daba miedo venir a recoger los productos”, dice Senén Arias Aragón, presidente de la Asociación de Productores de Aguacate de El Carmen de Bolívar.
Durante esos años, cuenta Nilson Carrascal, los camperos salían en caravana para las veredas con la esperanza de que, en grupo, no los atacaran. Pero el clima se puso tan tenso, que casi todos los conductores veteranos, temerosos de que los mataran, guardaron los carros.
“Los ayudantes, unos pelaos locos, les dijeron a los dueños de los camperos que ellos manejaban los carros, así los mataran”, agrega.
El miedo también acorralaba a los habitantes del área urbana de El Carmen.El comercio, las tabernas y las cantinas cerraban a las 6. Casi todas las noches estallaban bombas con las que la guerrilla presionaba las extorsiones.
La era de paz
Ese panorama comenzó a diluirse en 2005 con la desmovilización de los paramilitares del bloque Héroes de Montes de María. El jefe de esta organización, Rodrigo Mercado, alias ‘Cadena’, un ex matarife de Macayepo,desapareció misteriosamente antes de la entrega de armas.
Dos años después, en octubre de 2007, el Ejército bombardeó el campamento de’Martín Caballero’, el jefe máximo del bloque Caribe de las Farc. El jefe guerrillero y los hombres que lo rodeaban perecieron en el ataque.
Con la muerte de ‘Caballero’, asegura el Ejército, los frentes 35 y 37 de las Farc fueron diezmados, y sus jefes capturados o muertos. Lo mismo ocurrió con el ELN. Los 45 integrantes del ERP, entregaron las armas en 2007.
Los organismos de inteligencia militar señalan que en la región quedan unos 50 guerrilleros de las Farcdispersos en las montañas, pero sin capacidad militar.
La desaparición de estos grupos armados repercutió de inmediato en los 15 municipios de los Montes de María.
Senén Arias, el dirigente de los cultivadores de aguacate, afirma que la producción agrícola de El Carmen de Bolívar se disparó en los dos últimos años.
En este municipio, los campesinos cosecharon unos 45 millones de aguacates en 2008. Las perspectivas para 2009 son aún mejores. En los primeros seis meses del año la producción superó 38 millones de frutos.
El líder campesino señala que en las zonas rurales de El Carmen de Bolívar hay sembradas, además, unas 1.500 hectáreas de ñame, yuca, maíz, ají y ahuyama, y algunas comunidades comenzaron a exportar ñame espino a Estados Unidos. Buena parte de estos cultivos había sido abandonada por los campesinos debido a la presión de guerrilleros y paramilitares.
Franklin González, un campesino de 34 años, trigueño, alto, de manos ásperas y mirada desconfiada, dice, por ejemplo, que le tocó dejar abandonada su casa y 10 hectáreas sembradas de aguacate en la vereda La Cansona.
González tuvo que irse a vivir arrimado en la casa de un familiar, en el área urbana del Carmen de Bolívar. Se dedicó al comercio y a otras actividades, pero hace tres años, acosado por las deudas, el hombre se arriesgó a entrar de nuevo a sus tierras.
Encontró la casa en ruinas y loscultivos enmontados. Durante las semanas siguientes, González entraba de madrugada a su finca y salía después de mediodía. Así logró cosechar 80 bultos de la fruta.
Cuando los armados se fueron de la región, González contrató seis jornaleros y comenzó a tumbar monte para recuperar los cultivos. Este año ha sacado 200 bultos y calcula que puede cosechar otros 300.
González espera que para 2010 las cosas mejoren aún más con la construcción de la carretera Transversal de los Montes de María. La obra, que está a cargo del Ejército Nacional, unirá la ruta el Carmen-La Cansona-Macayepo-Chinulito, en un recorrido de 32 kilómetros. El primer tramo, de 17 kilómetros, ya se encuentra pavimentado.
Un vocero del Ejército en El Carmen afirma, además, que los ingenieros militares están elaborando proyectos para construir o recuperar vías hacia Tolú Viejo, El Salado y Chengue.
Una nueva tierra
Seguramente, el mejor termómetro de la reactivación económica que vive este municipio de 97.000 habitantes es el precio de la finca raíz. Un habitante del barrio Los Mangos dice que cuando quiso vender su casa, en 2005, le ofrecieron cinco millones de pesos. Ahora pide 18 millones.
Lo mismo ocurrió con los predios rurales. Rafael Torres, un agricultor de Macayepo, asegura que el precio de la hectárea llegó a estar a 100.000 y 200.000 pesos y, aun así, nadie quería comprar.
“Usted pregunta por el precio de la hectárea ahora y le piden hasta 10 millones”, afirma Torres.
Así como en el sitio llamado el 28 se mide la actividad de las veredas, en el aire asfixiante de Gambotico, en el otro extremo del Carmen de Bolívar,se percibe el ambiente que reina en el casco urbano del municipio y en las carreteras que vienen del sur.
En Gambotico confluye la Troncal de Occidente que atraviesa el corazón de los Montes de María, la carretera que viene de Sincelejo y la vía que llega de Cartagena, Santa Marta y Barranquilla. En esta ‘Y’ hay más de 100 puestos de frutas, queso, suero, ají y otros productos de la región.
Otro sector que intenta revivir, aunque con menos fortuna debido al verano,es el tabacalero. Durante buena parte de los dos últimos siglos el Carmen de Bolívar fue la sede de cinco exportadoras de tabaco.
A pesar de sucesivas crisis en los mercados internacionales, buena parte del pueblo olía a tabaco hasta 1990. Por las tardes se veía salir, como hormigas, las hileras de mujeres provenientes de los cultivos que rodeaban el casco urbano del municipio.
A partir de ese año, el conflicto comenzó a desplazar a los cultivadores de la hoja y ahuyentó a los exportadores. Excepto a Norberto Castellanos Quintero, fundador de la tabacalera Adfa.
“Los cultivos se están reactivando. Llegó una tabacalera de Filipinas, y la Philip Morris comenzó a sembrar, pero todos tenemos problemas debido al verano”, dice Castellanos Quintero, quien tuvo que renunciar a un pedido de 300 toneladas para Alemania.
Mientras camina por la bodega, donde mujeres sesentonas, trigueñas, delgadas y silenciosas escogen las hojas sobre una banda de caucho, Norberto Castellanos Quintero cuenta que este año exportará 90.000 kilos de tabaco, menos de la décima parte de lo que vendía hasta la llegada de los grupos armados.
De regreso a su oficina con aire acondicionado, Norberto Castellanos Quintero enciende un puro de los que fabrica para el mercado nacional. Tiene 77 años. El único exportador de tabaco cuya empresa sobrevivió a la época de bombas, extorsiones, masacres, amenazas y secuestros, dice que espera vivir lo suficiente como para ver reverdecer el tabaco en los Montes de María.
* Periodista, Publicado en el especial Poder Caribe de la revista Semana.