El enemigo en Colombia, las reflexiones del Informe Final de la Verdad.
La Comisión de la Verdad determinó que todos los problemas sociales en Colombia se abordaron con una solución militar. Esto permitió que el conflicto armado escalara y se dieran violaciones a los derechos humanos.
Colombia ahora cuenta con el segundo ejército más grande y costoso después de Estados Unidos. Esto se construyó en pro de acabar con “el enemigo interno” es decir la insurgencia armada y los civiles considerados sus aliados.
Colombia tiene la tradición de perseguir y reprimir a aquellos que piensan diferente. Comunistas, estudiantes, indígenas, afrodescendientes, periodistas entre otros, han sido blanco del Estado.
El genocidio de la Unión Patriotica, partido político que surgió de un proceso de paz con las Farc en 1985, es un ejemplo de la idea del enemigo interno y los ataques en su contra.
La militarización ha sido la opción más usada para implantar la seguridad en el país. Miembros del Ejército ha hecho alianzas con grupos militares para desplazar civiles y la policía ha hecho actividades de contraguerrilla y ataque a la protesta social.
La inteligencia militar representada en instituciones como el DAS, la Brigada de Institutos Militares, la Brigada XX, entre otros, estuvieron involucrados en interceptaciones y delitos contra opositores. Estos crímenes permanecen en la impunidad hasta la actualidad.
La seguridad colombiana está influenciada por el discurso militarista de Estados Unidos. El Plan Colombia (1999-2018) y el Plan Patriota (2003-2006) fueron una unión entre ambas naciones por intereses en común.
El Estado colombiano promovió que los civiles se involucraran en cuestiones de seguridad nacional. Esto permitió la formación de grupos paramilitares como las Autodefensas Unidas de Colombia y las Autodefensas Campesinas de Córdoba y Urabá.
Las Auc se desmovilizaron durante el gobierno de Alvaro Uribe Vélez pero surgieron estructuras que sucedieron a este grupo armado.
El Informe Final sostiene que las Fuerzas Militares deben cambiar la doctrina que considera al opositor como enemigo y considerar a las comunidades como aliadas para la seguridad.