“Un proceso de paz que no pase por voluntad y los derechos de las victimas fracasa”: Julio Andrés Sampedro

      
Para el Decano de la Facultad de Ciencias Jurídicas de la Pontificia Universidad Javeriana, hay ejemplos internacionales que ayudan a comprender el debate y a aclarar dudas sobre quiénes son víctimas en este país.

Julio Andrés Sampedro, Decano de la Facultad de Ciencias Jurídicas de la Pontificia Universidad Javeriana.“Un proceso de paz que no pase por voluntad y los derechos de las victimasfracasa”, afirma el decano de la Facultad de Ciencias Jurídicas de la Pontificia Universidad Javeriana, Julio Andrés Sampedro. A su juicio, su participación es clave en el proceso de paz que adelanta el gobierno nacional con la guerrilla de las Farc, pero antes que nada debe haber un reconocimiento explícito de sus afectaciones y derechos.

En entrevista con VerdadAbierta.com, Sampedro reconoce que uno de los temas más complejos de estas conversaciones que buscan ponerle fin a 50 años de guerra, es determinar quiénes son víctimas en este país y apela a su experiencia académica para aportar una definición que ayude a centrar el debate que ha suscitado el asunto en el país. Presentamos a continuación, apartes de la conversación sostenida con el especialista en ciencias jurídicas.

Verdad Abierta (VA): ¿Según elDerecho quién puede considerarse una víctima?

Julio Sampedro (JS): Uno de los temas más complejos de este proceso de paz es determinar quiénes son las víctimas porque, como se está viendo, tiene unas connotaciones que no se creía que existieran.  Yo personalmente diría que para definir esto hay que echar mano de documentos internacionales, pero con pinzas porque un proceso de paz como el colombiano no se ha dado en el mundo entero.  

Uno podría decir que el concepto más amplio de víctima se refiere a quien ha sufrido un daño como consecuencia de una acción o un ataque voluntario de otra persona, en términos éticos un acto de barbarie. Yo comparto tesis del filósofo español Manuel Reyes Mate de que primera condición de las víctimas es su inocencia.

Eso supone que el terrorista que muere o  que “sufre” un daño como consecuencia de una acción terrorista no es víctima en términos éticos.

VA: ¿En ningún caso un miembro de un grupo armado ilegal se puede considerar víctima?

JS: Yo creo que en algunos casos sí; por ejemplo, si una de estas  personas es privada de libertad y es objeto de tortura es víctima o cuando un menor de edad es reclutado. Pero cuando por ejemplo un guerrillero muere por un atentado, así no haya participado, no es víctima. No se puede hacer una simetría.

Esta discusión se dio hace unos años en el País Vasco con ETA, luego de que un par de miembros de  ETA  murieran poniendo una bomba en un carro en San Sebastián y el obispo hizo una misa en homenaje. Reyes Mate recalcó en ese momento que frente a la barbarie la primera condición para ser víctima es la inocencia.

VA: ¿Los miembros de la Fuerza Pública pueden ser víctimas?

JS: Hacer una simetría entre el terrorismo y la fuerza legitima del Estado es un grave peligro.  El Ejército tiene una legitimidad legal y constitucional de defensa de la población, sin desconocer que se han presentado excesos del Ejército en el conflicto.

Pero basta con ver a los militares que cayeron en minas antipersonal, esto es un drama que ha acabado con familias enteras, porque no solo pierde la capacidad de trabajar, sino la afectación psicológica es tan grande que se afecta sus funciones como padre, como esposo. Yo creo que estas personas y sus familias tienen que ser considerados víctimas. Igual que los militares que mueren en defensa del Estado.

VA: ¿Qué piensa de la discusión que se está dando en torno a la representación de las víctimas en los diálogos de La Habana?

JS: Creo que el debate que se está dando puede ayudar a trazar una línea desde el comportamiento ético para definir el concepto de víctima. Pero también existe el peligro de que se radicalicen las posiciones, como ocurrió en el caso de España en el que gran parte de las víctimas se derechizaron y pasaron a respaldar un partido político. Aquí podemos caer en lo mismo, sin importar si son pensamientos políticos de derecha o izquierda, cualquier tendencia política tiende a desfigurar el escenario de las víctimas.

Lo que sucede es que el discurso de los derechos de las víctimas vende políticamente y gran parte pasa por el congreso, un espacio ideologizado. Y es un grave peligro de que se den unas confrontaciones políticas renovadas partiendo desde las víctimas, harían falta organizaciones de víctimas más fuertes y sin ningún tipo de filiación política.

VA: ¿Cuál es la importancia de la participación de las víctimas en los diálogos de La Habana?

JS: Un proceso de paz que no pase por voluntad y los derechos de las victimas fracasa. Lo primero es ver hasta qué punto las Farc están dispuestas a reconocer a sus víctimas y de dejar de victimizarse, equiparándose con las víctimas de los paramilitares.  

Yo estoy convencido de que hubo un gran error en el tema, que pase por las víctimas no significa llevar a las víctimas de las Farc a la Habana. Primero porque físicamente es muy difícil y genera los debates que está generando y segundo cuando me refiero a que el acuerdo debe tener en cuenta a las víctimas, significa que debe haber un profundo reconocimiento a sus derechos y eso en Colombia no existe.

Por ejemplo, acá salen políticos, expresidentes y académicos a hablar del respeto a las víctimas, pero resulta que legalmente tenemos un cartapacio de derechos en los que esto no sucede, por ejemplo, en el Código de Procedimiento Penal no se contemplan sanciones al funcionario público que no cumpla con los derechos que tienen las víctimas en un proceso, por ejemplo, penal.

Esta visita de las víctimas a la Habana puede llegar a ser un distractor si no se maneja bien, porque se pueden llevar y escuchar a la gente, pero lo importante es que se lleguen a compromisos concretos.

VA: ¿Cómo debe ser entonces la participación de las víctimas?

JS: Pues ya se decidió que van a ir, pero también deben estar presentes en la discusión sobre el marco jurídico y la labor pedagógica que el gobierno haga.  Lo importante es que se aseguren de que en el acuerdo haya una  posición fuerte, pero real y efectiva con las víctimas. Por ejemplo, que existan propuestas en blanco y negro sobre cómo el gobierno y sobretodo las Farc van a reparar pueblos que han sido victimizados por más de 40 años.

VA: ¿Qué opina de la conformación de la Comisión Histórica del Conflicto y sus Víctimas que acordaron las partes?

JS: Me parece que eso que es una metodología para llevar a un objetivo, el problema es que si lo están tomando como objetivo va a ser un fracaso. Si el objetivo en sí es esa reunión, los derechos de las víctimas van a quedar pendiente y esos derechos a la postre van a pasar factura. Lo primero que tiene que hacer las dos partes es un inventario de los hechos más graves cometidos por Farc, por ejemplo el secuestro que ha sido un drama terrible, y que haya un reconocimiento explícito de las Farc. Luego de eso se tiene que llegar acuerdos concretos sobre la reparación.

VA: ¿El Derecho Internacional Humanitario establece unos parámetros para que las víctimas accedan a la verdad?

JS: No, parámetros fijos internacionales no hay,  lo que si dice es que las víctimas tienen derecho a saber la verdad. La sociedad es la que debe decidir qué tanta verdad quiere, porque hay veces que tanta verdad y memoria puede ser perjudicial.

Para mí  es muy importante el escenario de una Comisión de Verdad, pero un escenario fundamental es el judicial, porque a una Comisión se pueden esclarecer verdades generales, pero en los espacios judiciales es que llegan los casos de las víctimas concretas.  

VA: ¿Usted cree entonces que los estrados judiciales si deben ser un escenario para construir verdad?

JS: Las víctimas son de carne y hueso, cada una tiene su drama. Es imposible que el Estado tome el caso uno a uno del 100 por ciento de las víctimas, pero tiene que darle el espacio judicial para que si quieren acudan allá. Por ejemplo, si a una persona la guerrilla le mató el papá, no basta que hagan un informe sobre las acciones de la guerrilla en su pueblo, muchos quieren saber qué pasó con su familiar, dónde y quién lo mató. Para lograr eso tiene que haber un compromiso institucional y de los victimarios de ir a contar. Esto no puede ser un acuerdo para dejar las armas y pagarles algo a las víctimas, tiene que haber un arrepentimiento y un compromiso.

Hay un peligro en eso de que todos los colombianos somos víctimas, que es cierto, pero también es cierto que no todos los colombianos somos las mismas víctimas.

VA: ¿Según la legislación internacional, debe haber unos estándares de justicia?

JS: Eso puede variar mucho, pero lo que sí es claro que no puede haber reconciliación sin justicia. Una Comisión de verdad no alcanza a hacer justicia, es un tema que la desborda. No me refiero a que el Estado se comprometa paternalistamente a hacer justicia en cada caso, pero sí a que dé los instrumentos necesarios para que se haga justicia.

Debe haber un sistema judicial en el que las víctimas puedan satisfacer sus derechos. Pensando en escenarios de posconflicto que pueden durar muchos años, como en el caso de Argentina, o las víctimas del Palacio de Justicia. Uno de los grandes compromisos de este proceso, y que no está, debería ser un fortalecimiento del aparato de administración de justicia que tenga un reconocimiento por parte de las Farc. Tiene que ser muy efectivo, y no se trata de hacer múltiples indagatorias a los guerrilleros como sucede en Justicia y Paz, sino que la víctima tenga la posibilidad de ir a la Fiscalía a indagar y que la Fiscalía responda.