El organismo anunció la inhabilitación total del armamento entregado por la antigua guerrilla. Ningún dirigente del nuevo partido asistió a la ceremonia, que se llevó a cabo al mismo tiempo que los antiguos excombatientes le rendían homenaje al fallecido comandante del Bloque Oriental conocido como el ‘Mono Jojoy’. Entre uno y otro evento, se vuelve a expresar división interna entre los exjefes guerrilleros.
“Misión cumplida”, dijo este viernes el coronel José Luis Descalzo, jefe del proceso de dejación de armas de la misión de la ONU en Colombia, en la ceremonia que dio por terminadas las actividades de inhabilitación del armamento de las Farc. El oficial, de nacionalidad española, fue el encargado de dirigir el equipo que recibió y dejó inservibles las 8.994 armas que entregó la antigua guerrilla, hoy convertida en partido político.
El evento ocurrió en el Parque Industrial San Diego, en el municipio de Funza, Cundinamarca, donde se encuentra el Depósito General de Armamento. Allí están custodiados los 37 contenedores que albergan las armas y la munición, convertida en chatarra. Al lugar asistieron el presidente de la República, Juan Manuel Santos; el jefe de la Misión de la ONU, Jean Arnault; el alto comisionado para la Paz, Rodrigo Rivera; el ministro de Defensa, Luis Carlos Villegas; el ministro del Posconflicto, Rafael Pardo; el jefe del Comando Estratégico de Transición, general Javier Flórez; y el enviado especial de Estados Unidos para el proceso de paz, Bernard Aronson.
En presencia de Santos, el coronel Descalzo coordinó la inhabilitación de los últimos seis fusiles, cinco pistolas, dos ametralladoras y dos lanzagranadas que aún estaban en capacidad de funcionar. Tras observar la inhabilitación de la última arma, un fusil de asalto AR-15, el presidente declaró que “esto que observamos, mucha gente hace poco tiempo consideraba que era imposible, que nunca llegaríamos a ver las armas de las Farc inutilizadas. Pues bien, hoy cerramos ese capítulo”. Además, destacó la relación armas – hombre, dado que la guerrilla le reportó a la Oficina del Alto Comisionado para la Paz cerca de 8.300 combatientes y milicianos.
El término del procedimiento permitió conocer información que el grupo insurgente guardó con recelo durante todo el proceso de paz: el número y tipo de armas con los que libró la guerra. De acuerdo con la Misión de la ONU, la desaparecida guerrilla estaba equipada con 6.177 fusiles de asalto, 1.817 pistolas, 274 ametralladoras, 268 morteros, 229 lanzagranadas, 170 revólveres, 28 fusiles de precisión, 12 subametralladoras, 12 lanzacohetes y 6 escopetas. También tenía en su poder un millón 765 mil municiones, 38.000 kilos de explosivos, 11.015 granadas, 4.370 municiones de mortero y 3.528 minas antipersonal.
Además, la Misión reportó que durante el periodo de dejación la Fuerza Pública incautó 351 caletas, que sumadas a las que fueron desmanteladas por Naciones Unidas suman 1.101. En los procesos de incautación se encontraron otras 599 armas, 141 mil municiones y siete mil kilos de explosivos.
Las armas empezaron a llegar al depósito el pasado 1 de agosto, cuando arribó a Funza el primer contenedor proveniente de la Zona Veredal de Betania, en Policarpa (Nariño), y terminaron de ingresar 15 días después, cuando llegó el contenedor de la Zona Veredal de Pondores, de Fonseca, La Guajira. Desde entonces, un equipo de 15 operarios de la Agencia Federal de Ayuda Técnica de Alemania (THW) se encargó de cortar en cuatro fragmentos las armas cortas y en realizar cinco cortes estratégicos en las armas largas, para lo cual contó con cuatro cortadoras de plasma y seis cortadoras de disco.
Tras el proceso de corte, que contó con la verificación de 11 observadores internacionales, las armas regresaron a los contenedores junto a decenas de sacos que contienen los cargadores, las partes móviles de los fusiles y los fragmentos de las pistolas. Ayer, Descalzo aún debía terminar de cortar los 42 mil cargadores que entregó la guerrilla.
El gobierno nacional y el nuevo partido Fuerza Alternativa Revolucionaria del Común (Farc) discuten qué artistas elaborarán los tres monumentos que deberán construirse con esas armas, que serán instalados en La Habana, Nueva York y Bogotá, así como su locación exacta. De momento, el presidente Santos ha informado que en Nueva York la escultura descansará en el Garden Rose, un espacio abierto al público localizado tras el edificio de la Asamblea General de la ONU.
El pasado miércoles, el comisionado Rivera declaró que “es fundamental que el elemento de centralidad de las víctimas en el acuerdo de paz se vea clara, nítidamente reflejada en los monumentos”. La entrega del material inutilizado a quienes construirán las esculturas será la última tarea de la Misión, que estará en Colombia hasta el próximo 26 de septiembre.
Pese a la importancia del evento, que da por terminado el compromiso del gobierno nacional y de las Farc de acabar con las armas de la otrora guerrilla, ningún representante del nuevo partido se hizo presente en la ceremonia.
Farc, ausentes
Aunque durante el proceso de dejación de armas el representante de las Farc en el Mecanismo Tripartito de Monitoreo y Verificación era ‘Marco León Calarcá’, el delegado de Fuerza Alternativa Revolucionaria del Común a la ceremonia de finalización del proceso de inhabilitación era ‘Iván Márquez’, consejero político del partido. Sin embargo, ‘Márquez’ no acudió al evento, en el que estuvieron los más altos funcionarios del Estado y de la Misión de la ONU en Colombia.
La Farc, en cambio, concentró sus esfuerzos en el homenaje que le rindióal desaparecido comandante guerrillero Víctor Julio Suárez, conocido en la guerra como el ‘Mono Jojoy’, muerto en 2010 por el Ejército cuando fungía como comandante del Bloque Oriental. La ceremonia, duramente cuestionada por amplios sectores de la opinión pública, que recuerda a ‘Jojoy’ por mantener en cautiverio a decenas de militares y policías en la selva, consistió en un segundo entierro del cuerpo.
A diferencia de la ceremonia de inhabilitación, en el sepelio estuvieron ‘Carlos Antonio Lozada’, integrante del Consejo Político Nacional de la Farc; ‘Jesús Santrich’, también integrante de la dirección del nuevo partido, y ‘Pastor Alape’, encargado de finanzas y delegado de la Farc en el Consejo Nacional de Reincorporación. En el evento habló Jorge Suárez, hijo de ‘Jojoy’, quien le dijo a la memoria del desaparecido comandante guerrillero que “hoy yo, como tu hijo y en tu nombre, también pido perdón a Colombia por la guerra”.
Pero ‘Márquez’ tampoco asistió al cuestionado homenaje. VerdadAbierta.com consultó a integrantes de la comisión de comunicaciones de la Farc, así como de la dirección del partido, sobre el porqué de la ausencia de la organización en el evento de finalización de la dejación de armas y todos indicaron que había que consultar a ‘Márquez’, quien fue imposible de localizar. Anoche se encontraba reunido con otros integrantes de la dirección en Bogotá.
Fuentes cercanas a la Farc le dijeron a este portal que ‘Márquez’ está inconforme por la manera como ‘Lozada’ negoció el proceso de dejación de armas en la Subcomisión Técnica del Fin del Conflicto. La razón es que, para el antiguo jefe negociador en La Habana, el proceso debió estar atado a la implementación. Como al final no se acordó que las tres fases de dejación de los fusiles estuvieran amarradas a la concesión paulatina de beneficios para los guerrilleros, ‘Márquez’ considera el proceso como una derrota. Por esa razón, optó por no asistir al evento.
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“Concentrarnos enlo que falta”
Tras presenciar el fin del proceso de inhabilitación, el presidente, Juan Manuel Santos, declaró que “este paso que terminamos nos obliga a concentrarnos con mayor fuerza en lo que falta, y falta mucho. Hemos dicho en repetidas ocasiones que la dejación de las armas es apenas un primer paso, que lo que tenemos que hacer los colombianos, y eso nos va a tomar mucho tiempo, es la construcción misma de la paz, que conlleva un esfuerzo enorme en muchos sentidos”. Al respecto, el mandatario destacó los desafíos en materia de desarrollo rural, puesta en marcha de la justicia transicional y reconciliación nacional que enfrenta el país.
A la implementación del acuerdo de paz, que arrancó en diciembre de 2016, aún le queda un largo camino. Por ahora, el proceso se concentra en el Congreso de la República, la Comisión de Seguimiento a la Implementación (Csivi) y las tareas relacionadas con la reincorporación. En el primer frente, el legislativo ha aprobado ocho reformas. De ellas, solamente una ha sido expedida en la segunda legislatura: la de prohibición expresa del paramilitarismo.
De acuerdo con Jairo Rivera, integrante de Voces de Paz, “en este semestre se tienen que aprobar 16 normas, y de esas solo hay una. Faltan, por ejemplo, la ley de tierras, que ni siquiera ha sido concertada en la Csivi; la reforma a la Ley 152, que permite modificar el procedimiento paraañadir los recursos del posconflicto; la ley estatutaria de la Jurisdicción Especial para la Paz, que además tiene más de 150 artículos; el acto legislativo de creación de las Circunscripciones Transitorias Especiales de Paz, y el acto legislativo de reforma política”.
En cuanto a la Csivi, el mayor reto está en la concertación del Plan Marco de Implementación, que deberá consignar los presupuestos, los responsables y los cronogramas para poner en marcha lo pactado. Por ahora, la Csivi apenas empezó a discutir la manera como incorporará indicadores de cumplimiento para el Capítulo Étnico del acuerdo, tras las denuncias de la Comisión Étnica para la Paz, que declaró el pasado 6 de septiembre que los afrodescendientes y los indígenas se iban a quedar por fuera del Plan. (Lea más: En rojo, saldo del gobierno nacional por reparación de indígenas y afros).
En el frente de la reincorporación, el gobierno ya ha avanzado en la cedulación, el censo, la bancarización, la afiliación al sistema de salud y la puesta en marcha de capacitaciones a cargo del Sistema Nacional de Aprendizaje (SENA). Sin embargo, los exguerrilleros han manifestado inconformidades por la lentitud con la que se diseñan los proyectos productivos, que deberán tener un carácter colectivo. El pasado 10 de septiembre, el regreso a la clandestinidad de ‘Rodrigo Cadete’, uno de los antiguos mandos medios del Bloque Oriental, encendió las alarmas por inconformidades frente a la reincorporación. (Lea más: ‘Rodrigo Cadete’: las dos caras de la reincorporación).
Pese a ello, el fin del proceso de la inhabilitación es una noticia histórica. Más de ocho mil armas salieron de circulación en el país, por lo que el gobierno y la Farc, podrán, ahora sí, dedicarse de lleno a la implementación del acuerdo. El próximo 26 de septiembre, cuando la Misión de la ONU que verificó la dejación de armas abandone el país, una segunda misión de ese organismo llegará a Colombia para observar la implementación de la reincorporación y de las garantías de seguridad para el ejercicio de la política, tal como acordó el Consejo de Seguridad de Naciones Unidas en junio pasado.