No hubo noticias de Adelaida Dávila durante cuatro días. Ella, quien trabaja en salud mental comunitaria y en las propuestas regionales para la participación en la mesa de diálogo del Eln, se había desaparecido en Huila.
Aunque en diciembre del año pasado se fue de Putumayo para protegerse de las amenazas que recibió, esto no fue suficiente para evitar que la persiguieran hasta Cauca y Huila.
Ella es una líder que ha trabajado durante 10 años con la Ruta Pacífica de Mujeres en Putumayo, específicamente en labores de salud mental con víctimas. Su experiencia de vida ha sido dramática: nació en una de las subregiones más conflictivas del departamento, donde creció en medio de las balas de las Farc y, posteriormente, de las Autodefensas Unidas de Colombia (Auc). En el pasado, tanto ella como su familia, fueron víctimas de estos grupos armados y desde entonces no ha parado de padecer las consecuencias de la violencia.
“De la Ruta Pacífica en Putumayo me dijeron que una compañera venía para el Cauca. En esa llamada telefónica, no me dijeron los motivos del desplazamiento; cuando empezamos a retomar nuestras actividades en el Cauca, a comienzos de año, Adelaida empezó a hacer parte de los espacios de representación de organizaciones sociales”, explicó Juliana Rodríguez, coordinadora de la Ruta Pacífica en Cauca.
Según Rodríguez, Adelaida hace parte del equipo de la Ruta que adelanta consultas regionales en suroccidente del país para proponer cómo debe participar la gente en el proceso de negociación entre el gobierno nacional y la guerrilla del Eln, en Quito. Pero no solo con la voz de víctimas sino partiendo desde todas las iniciativas que han jalonado en el departamento. En esto, la organización no gubernamental ha sido clave en los procesos con mujeres en todo el país, especialmente en Putumayo, donde Adelaida trabajó hasta diciembre del año pasado, mes en el cual debió salir por amenazas y trasladarte a Popayán, la capital caucana.
¿Cómo fue su desaparición?
El pasado fin de semana viajó desde Popayán a Pitalito, Huila, para participar en un evento sobre los diálogos de paz. De paso, cumpliría con una de las metas que tenía trazadas: después de años de esfuerzo, Adelaida presentó el pasado lunes la sustentación de su trabajo de grado como Psicóloga en la Universidad Nacional a Distancia, en la sede en Pitalito. Su tesis la dedicó al análisis de cómo trabajar con víctimas, y también con victimarios, para encontrar el camino hacia la verdad y la reconciliación desde un enfoque de salud mental.
Al día siguiente, abordó un bus que salía del Terminalito de Acevedo, en Pitalito, hacia Popayán. Lo último que se supo es que a las 9 de la mañana llamó a su esposo para decirle que ya iba en camino. Desde ese momento se perdió todo rastro de ella hasta este viernes que la encontraron. Todavía no se saben más detalles de qué ocurrió.
“Tenía medidas de Unidad Nacional de Protección (UNP), pero no eran duras como escolta y carro blindado, sino que tenía chaleco y celular”, explicó Rodríguez.
En su estadía obligada en Popayán, Adelaida le contó a Juliana que desde que se desplazó de su tierra todo estaba “en una relativa calma”, aunque la UNP le decía que todavía estaban en riesgo.
Pero las amenazas no solo recaían sobre Adelaida. En 2016, la Ruta Pacífica en Cauca fue mencionada en dos panfletos, firmado supuestamente por ‘Autodefensas Unidas de Colombia’ y las ‘Águilas Negras’. (Ver: Vuelven las amenazas contra organizaciones de mujeres)
Amanda Lucía Camilo, coordinadora de la Ruta Pacífica en Putumayo y quien durante años ha trabajado con Adelaida, reconoció que en este departamento no han recibido amenazas directas, pero las activistas sí se exponen “a todos los riesgos que tenemos los defensores de derechos humanos, y más cuando estuvimos en la difusión de los avances del proceso de paz en La Habana y posteriormente el acuerdo final”.
Pese a esto, siguen firmes en su postura de buscar salidas al conflicto por la vía pacífica, con una mirada feminista.