Esta semana se dieron a conocer los nombres de los arquitectos ganadores del concurso del Centro Nacional de Memoria Histórica para diseñar y construir el lugar más grande del país dedicado a la memoria en plena Avenida El Dorado de Bogotá.
María Hurtado, de España y Felipe González, de Colombia representan las firmas (Estudio Entresitio y MGP Arquitectura y Urbanismo) que en los próximos meses tendrán como tarea construir el Museo Nacional de la Memoria. El jueves pasado fueron revelados sus nombres y hoy son el centro de atención no solo del mundo arquitectónico sino de las víctimas y la sociedad en general que se pregunta, ¿cómo hacer un museo de la memoria de un conflicto aún vigente?
Las imágenes que se conocieron del diseño del edificio no se llevaron los mejores elogios en las redes sociales o en los foros de debate: “otra mole de cemento para Bogotá”, “adefecio horrible”, “¿Por qué tan lúgubre?”, “de penúltima moda”, “qué falta de respeto con las víctimas”, y así hasta la saciedad. (Ver: Así será el Museo Nacional de la Memoria)
Sin embargo, los cinco jurados encargados de elegir al ganador no ahorraron en buenos comentarios: “el diseño ganador propone un viaje interior, atractivo, donde los visitantes encontrarán una gran variedad de caminos, entre las amplias salas de exposición hacia las terrazas: un microcosmos montañoso donde los visitantes podrán sentir la energía de la ciudad y disfrutar del paisaje andino de Bogotá”.
Pero más allá de las opiniones estéticas, el verdadero reto de estos dos arquitectos es construir un edificio que logre reunir los relatos de guerra y resistencia de un país que desea pasar la página de casi sesenta años de conflicto armado.
VerdadAbierta.com habló con María y Felipe momentos después de haber recibido la noticia del premio.
VerdadAbierta.com: ¿Qué significa para ustedes haber sido seleccionados para construir el Museo Nacional de la Memoria de Colombia?
María: Nos interesa construir la arquitectura, nos gusta la acción y este reto -con todas sus exigencias-, nos interesa más que cualquier otra cosa en estos momentos.
VA: Pero, en parte, es un reto que va más allá de construir un edificio. Es el momento en el que se va a hacer y lo que entraría a significar en un país que está tratando de buscar el fin del conflicto.
Felipe: Por supuesto. Mire, yo tengo la misma edad de las Farc. Mi vida entera ha sido esta guerra. Estoy metido en el vaso de agua y si le digo la verdad, no sé cómo es Colombia en posconclicto. Creo que el edificio que diseñamos es el correcto para lo que vivimos hoy. Este edificio marca un momento histórico en Colombia.
VA: ¿Cómo hacer un museo de la memoria en un país con tantas memorias?
M: La arquitectura es el recipiente de las historias y ese punto que tocas lo resolvió muy bien el Centro Nacional de Memoria Histórica desde el plateamiento del concurso. Hay que entender que el edificio no será solo un museo de la memoria: habrá un centro de documentación, un archivo de las memorias, será un foro social, etcétera.
VA: La memoria del indígena del Putumayo tiene que verse reflejada al igual que la del campesino de Antioquia y el habitante del norte de Bogotá, ¿cómo hacerlo?
F: Lo discutimos internamente entre las dos empresas. La arquitectura tiene límites, tiene un punto hasta dónde puede llegar y debemos ser concientes de ello. Este edificio debe tener la suficiente integridad para satisfacer a todas esas memorias. Serán seis salas y cada una tiene una relación muy acertada con la persona y eso lo hará emocionante tanto para el indígena como para el yupi de Bogotá.
M: Es importante que quede claro lo de la neutralidad del espacio porque es ahí donde deben encontrarse todas las diferencias.
VA: ¿Podrían explicar mejor un poco más el concepto de neutralidad porque lo que está esperando el huitoto del amazonas es ver en el museo reflejada su resistencia a las caucherías. Lo mismo que las mujeres tejedoras de Montes de María…?
F: No podemos caer en la trampa de satisfacer todos los intereses. El edificio no puede ser algo con lo que se identifique cada persona pero sí le aseguro que todos los colombianos tendrán una experiencia emocionante cuando entren al edificio.
M: Además, el museo se va ir comprendiendo con el tiempo. Hay que esperar a que se termine y emocionarse con el recorrido. Es imposible entender todo solo con una imagen.
VA: A propósito, la imagen que se conoce hasta ahora ha tenido bastante crítica en las redes sociales y en los foros de discución, ¿algo para decir al respecto?
M: La arquitectura no es fácil de comprender pero a nosotros nos emocionó el informe del jurado. La respuesta a esas críticas la puede dar el jurado, no nosotros.
F: La crítica es un insumo importante pero la recibimos con mucho cuidado. Lo que sí podemos asegurarle al país es que el diseño está intesamente procesado. Haremos el mejor edifico posible para esta sociedad. No se trata de un capricho o del ego de unos arquitectos. Vamos a responder al encargo que se nos hace. Yo no le paro bolas a eso de “otra mole de concreto para Bogotá”. El edificio será mucho más que eso. Será la memoria histórica de este país.
VA: ¿Por qué hacerlo en Bogotá?
F: Esa decisión no es nuestra. La Ley obliga al Centro de Memoria a hacerlo en la capital del país.
VA: ¿En qué se inspiraron para hacerlo?
M: La luz es la línea argumental del edificio. Pensamos en la luz que se filtra por las hojas de la selva amazónica, en los amanceres, la oscuridad, las sombras.
F: Pensamos también en la ciudad. Bogotá es una ciudad capaz de albergar a todo el mundo y por eso el museo debe ser lo más público posible. ¿Cómo hacer un edificio que se sienta para todos? Pues posándose poco. Es decir, tocando poco el suelo. Pensamos en hacer un edificio público con actitud democrática, tal cual sucede desde hace algunos años en Medellín.
VA: ¿Cuándo estará terminado?
F: Hacer un edifico toma mucho tiempo. Desde el momento que se tiene la idea hasta el momento en que la construcción está funcionando. Sin embargo, en este caso notamos que el CNMH tiene la disposición y el interés de hacerlo; y esperamos que esté listo en 2018. Hay lote y eso ya es un logro. Usted no se imagina la cantidad de proyectos que están solo en los planos pero eso no va a pasar con el Museo de la Memoria.