Rodrigo Tovar, alias’Jorge 40′, uno de los más temidos y poderosos comandantes de las AUC, sindicado por la Fiscalía de crímenes atroces, le dijo a SEMANA que su apuesta por el proceso de paz es honesta.
SEMANA: Usted es miembro del Estado Mayor de las autodefensas que negocia un proceso de paz con el gobierno. ¿Por qué está aquí?
Rodrigo Tovar: Porque quiero volver a mi casa. Quiero regresar a abrazar a mis hijas, a mi esposa, a mi familia. Quiero recuperar el tiempo que les robé por la guerra.
SEMANA: ¿Usted es consciente de todo el dolor que ha causado?
R.T.: Desafortunadamente, esta ha sido una guerra irregular y a veces nos tocó copiar los métodos utilizados por nuestros enemigos, pero aquí también hay una gran responsabilidad del Estado.
SEMANA: ¿Y por qué le dio por ese aparente arrepentimiento?
R.T.: La historia de Colombia es muy dura. Colombia tiene 184 años de vida republicana y en este lapso ha habido 209 conflictos. Nos la hemos pasado resolviendo todo a punta de bala. Y por nuestra parte llegó la hora de buscar otra salida, una negociación en una mesa. Queremos la salida negociada y dejar para siempre las armas, esto no es un aparente arrepentimiento sino una propuesta honesta.
SEMANA: Las graves acciones y denuncias en su contra han hecho que usted se convierta en la piedra en el zapato de este proceso.
R.T.: Yo no soy la piedra en el zapato del proceso. Y, ¿cuáles son las acciones que usted dice?
SEMANA: Primero, la Policía dice que usted fue quien mandó asesinar a la directora del Parque Nacional Natural Tayrona, Martha Lucía Hernández, uno de los hechos más notorios de violación del cese del fuego pactado con el gobierno.
R.T.: Yo no di la orden de matar a la directora del parque. Yo no tenía problemas con ella. Además, ¿para qué iba a matarla?
SEMANA: Todas las hipótesis apuntan a que la mataron porque ella se había convertido en un obstáculo para que ustedes, los paramilitares, sacaran los embarques de droga que bajan de la Sierra Nevada.
R.T.: Ahí hay un error. Porque usted parte del presupuesto de que nosotros traficamos con droga. Y yo no le voy a decir que ni la conocemos porque de angelitos no tenemos nada. Pero sí le digo una cosa, este país realmente está jodido por el narcotráfico. Ese sí es un asunto muy difícil de frenar. Y hay mucha, pero muchísima gente, traficando. Y el gobierno tiene mucha información de quién es. Lo que debería hacer es hacerla pública. Porque no puede ser que cada vez que decomisan un embarque, que cogen un gramo o varias toneladas, salgan con la más fácil que es echarles el agua sucia a las autodefensas, y en este caso a mí porque controlo el Bloque Norte.
SEMANA: Entonces, si no fue usted, ¿quién mató a la directora del parque?
R.T.: Le juro que yo no fui y también tengo que decirle que al día de hoy yo no sé quién la mató.
SEMANA: El segundo caso es el asesinato del dirigente indígena kankuamo Freddy Arias. Todas las evidencias apuntan a su autoría.
R.T.: En este caso también me toca decir que es mentira. ¿Cuáles son las evidencias?
SEMANA: Los paramilitares están cometiendo una escalada de asesinatos contra la etnia kankuamo. Al extremo que él había sido nombrado vocero para que intercediera ante ustedes y no los mataran más. Y lo asesinan en Valledupar, una ciudad que a propósito usted controla en su totalidad.
R.T.: Le repito, que yo no maté a Freddy Arias. Y tampoco sé quién lo mató. Ni siquiera puedo decir que hayan sido por ejemplo las Farc, organización que tiene una pelea abierta contra los indígenas porque ellos reivindican su autonomía, y la guerrilla sabe que si cede en ese punto pierden el control de un vasto territorio.
SEMANA: Hay otros dos hechos sobre los cuales usted no podrá decir que es mentira porque existen pruebas públicas. El secuestro del ex congresista Jorge EduardoGnecco y el caso de las ARS.
R.T.: Claro que yo acepté la retención de Gnecco. Y lo retuve para demostrar sus vínculos con el narcotráfico y la corrupción; hasta hoy no hay una sola investigación sobre dichas denuncias. Tengo las pruebas y estoy dispuesto a darlas al gobierno de Estados Unidos en el momento que las acepten. En el caso de las ARS tengo las pruebas con cifras exactas de cuánto y cómo se desvían estos recursos y quedan en manos de senadores, representantes, presidentes de ARS, gerentes de ARS, alcaldes, concejales, presidentes del JAL y actores armados.
SEMANA: ¿No es insólito que se convierta en juez para calificar a otro de bandido?.
R.T.: No es insólito. Porque yo estoy aquí obligado por la historia. Por defender una opción devida. ¿Sabe por qué entré a las autodefensas? Porque yo que soy de una familia educada, con buena posición social, sólida económicamente. Porque me cansé del ELN y las Farc, de sus abusos en general, y de los de Ricardo Palmera (‘Simón Trinidad’), en particular. Hubo un tiempo en el Cesar en el que nos tocaba ir de rodillas ante estos grupos guerrilleros a pedirles que no nos boletearan más, que no nos extorsionaran más, que no nos secuestraran más, que no nos asesinaran más, que no nos robaran más nuestro ganado, que nos dejaran vivir en libertad. Yo me armo y me defiendo. A mí no me dejaron opción.
SEMANA: Pero existe la justicia para que lo juzgue. Ese no es un derecho de ustedes.
R.T.: Cuál justicia, aquí en Colombia siguen pagando inocentes o los más débiles, y hoy los actores armados. Las culpas no recaen en los de cuello blanco mientras la justicia los proteja.
SEMANA: ¿Y el caso de las ARS? Existen grabaciones de que ustedes desde acá, desde Santa Fe de Ralito, se estaban robando la plata de los pobres.
R.T.: ¿Hay una grabación, una sola, con la voz mía? No existe con la voz mía, yo no soy tan bobo ni tan pendejo sabiendo que aquí nos tienen intervenidos todos los medios de comunicación para decir estupideces cuando nos están escuchando y grabando.
SEMANA: Pero, es usted al que se le acusa de robarse la plata destinada a la salud de los pobres.
R.T.: Le digo que eso no es cierto. Lo que sí es verdad es que desde la vigencia de la Ley 100, hace 11 años, muchos congresistas a través de testaferros han saqueado los dineros de los pobres. Y eso lo saben el gobierno, los medios de comunicación y el pueblo colombiano. Pero en ese caso, ahí sí guardan silencio. ¿Por qué? Porque les queda más fácil ponerle un nombre de un comandante de las autodefensas y no meterse con varios de los que dicen ser ‘connotados dirigentes políticos’.
SEMANA: ¿Está molesto con los políticos?
R.T.: ¿Cómo no voy a estar molesto? Si en
ellos recae mucha responsabilidad del conflicto colombiano; ellos con la corrupción han causado más daño que el causado por los actores armados, no les ha importado enriquecerse a costa del sufrimiento de una gran parte del pueblo colombiano.
SEMANA: Pero ustedes son los autores de múltiples crímenes y tienen que responder.
R.T.: Pues claro que vamos a responder. Estamos respondiendo. O qué cree que estamos haciendo aquí en este campo de concentración. Estamos en una negociación. Lo que no puede ser es que se nos sindique de todo lo malo que ha ocurrido en este país exclusivamente a nosotros. Y tenga en cuenta que yo no estoy eludiendo responsabilidades porque a nosotros en esta guerra también nos ha tocado ser diablo, y en esta guerra que nadie venga a poner ahora cara de angelito sino que acepte cada quien su responsabilidad.
SEMANA: ¿La responsabilidad de las acciones de las AUC es suya o del colectivo?
R.T.: Somos una organización. Respondemos por todo colectivamente. Aquí no puede ocurrir lo que venía pasando con Carlos Castaño, que él aparentaba ser el bueno para dejarnos lo malo a nosotros.
SEMANA: ¿Usted le dijo eso a Castaño?
R.T.: Voy a revelarle una cosa. Yo enfrenté a Carlos en la mesa. Yo sí le dije: “Usted no puede salir ante el país y decirle una cosa mientras hace otra”. Porque, claro, él estaba quedando como un estadista y el resto de nosotros, como unos bandidos. Por eso, yo no puedo seguir sentado a su lado mientras no utilicemos el mismo lenguaje que utilizamos del interior hacia el exterior.
SEMANA: ¿Cómo ve el compromiso de los empresarios con el proceso?
R.T.: Que son muy importantes para el desarrollo económico del país pero tienen que cambiar o dejar a un lado su postura individualista y darle un sentido más social a parte de sus utilidades y acompañar más los procesos de paz. Mire, por ejemplo, el caso de losdesmovilizados. ¿Cuántos trabajos han creado? ¿Cuántos de nuestros ex combatientes ahora tienen un puestico? Casi ninguno, por no decir ninguno. Eso nos pone a pensar porque nosotros sí nos vamos a desmovilizar en grande; entonces, esa es una señal errada porque uno dice qué va a pasar con todos estos muchachos. Ellos tendrán que ayudarnos a conseguirles trabajo, recibirlos, apoyarlos. Pero no como los hemos escuchado decir: “No, cómo le vamos a dar trabajo a esa gente tan peligrosa que andaba armada y no sé qué más”. Y por qué sí no pensaban que éramos peligrosos cuando nos necesitaban, por qué ahí sí decían es que ustedes son los únicos que se arriesgan por este país, son los únicos que nos han defendido y defendido nuestros intereses.
SEMANA: Hay una tendencia en ustedes que sorprende mucho y es la de hablar con un tono patriótico, de salvadores, casi como si el país les saliera a deber.
R.T.: Nosotros nos la jugamos primero por defendernos, defender a nuestras familias y patrimonios, pero en esta defensa también defendimos de un ataque a muchas regiones y dentro de ellas a sus pobladores.
SEMANA: Pero son asesinos.
R.T.: Luchadores por la libertad de este país. Usted se imagina qué sería de Colombia donde nosotros no hubiéramos empuñado las armas para llenar los enormes vacíos del Estado.
SEMANA: ¿Está dispuesto a pagar cárcel?
R.T.: Eso pide una parte de Colombia, otra parte pide que se nos perdone. Entre todos deberemos construir el escenario que resulte de nuestro aporte a la paz del país.
SEMANA: ¿Y la reparación a las víctimas?
R.T.: ¿Quiénes son las víctimas? Porque nosotros fuimos las primeras víctimas, de un ataque y de un olvido, el secuestro, la amenaza, el boleteo, la extorsión, el asesinato, la expulsión de nuestras tierras, empezó contra nosotros por parte de la guerrilla, y no hubo Estado para defendernos.
SEMANA: ¿Qué esperan de la negociación ?
R.T.: Primero, que nuestra desmovilización y desarme beneficie por encima de todo a las regiones que hemos defendido, es decir, el gran beneficiado de esta negociación debe ser Colombia; segundo, después de habernos desmovilizado y entregado nuestras armas, volver como un simple colombiano a vivir dentro de esas regiones recuperando una familia y recuperando nuestra condición de hombre de trabajo.
SEMANA: Eso con el gobierno colombiano. Pero, ¿Estados Unidos?
R.T.: Respeto mucho al gobierno norteamericano y sus políticas, pero tenemos que hablar partiendo de que yo no soy narcotraficante y ellos lo saben, yo soy autodefensa.
SEMANA: ¿Usted no es narcotraficante?
R.T.: No, el recibir un impuesto de guerra donde los gobiernos han permitido que allí existan las economías ilícitas no me convierte en un narcotraficante. Nosotros cobramos un impuesto por proteger las zonas y nos financiamos de la economía que allí encontremos. Lo que ocurre es que la droga, para desgracia de Colombia, está por todas partes. Y eso sí es una tragedia.
SEMANA: ¿Cómo ve hoy a las Farc?
R.T.: Levemente diezmadas. Las Farc están en un repliegue estratégico; volvieron a la guerra de guerrillas después de haber estado en una guerra de posiciones y de concentración de fuerzas, pero conservan su aparato militar. El Secretariado está intacto y los cuadros de los bloques y frentes. Eso es una realidad que no puede negarse.
SEMANA: ¿Cree que ‘Marulanda’ está vivo?
R.T.: Realmente no lo sé. Pero, yo quiero que ‘Marulanda’ esté vivo, porque es más fácil llegar a un acuerdo con las Farc estando él vivo, debido a su poder de influencia y respeto por parte de los hombres de su organización.
SEMANA: ¿Usted se arrepiente de algo?
R.T.: En estos días le he estado dando muchas vueltas a esa pregunta. Por ahora, más que arrepentirme quisiera cumplir un sueño: que Colombia me perdone y me permita volver a casa.
Publicado en SEMANA, Fecha: 08/06/2007 – Edición 1167