Más conocido como ‘El Patrón’ o ‘El Taladro’, Hernán Giraldo comandó las Autodefensas Campesinas de la Sierra Nevada y después de ser vencido por ‘Jorge 40’ integró el Frente Resistencia Tayrona de las Auc.
Giraldo, extraditado a Estados Unidos en 2008, tendrá que responder por 453 hechos que dejaron 755 víctimas en el departamento del Magdalena. La Fiscalía también imputará cargos a sus segundos entre los que se cuentan Norberto Quiroga Poveda, alias 55; Daniel Giraldo Contreras alias Grillo; José Daniel Mora López, alias 101; Nodier Giraldo, alias Cabezón, y Eduardo Vengoechea.
Estos son algunos de los casos de connotación:
1.Julio Henríquez Santamaría
Julio Henríquez nació el 29 de marzo de 1952 en Cereté, Córdoba y creció en el almacén de zapatos y ropa que sus padres tenían en la ciudad. Amigos y familiares lo recuerdan como alguien aplicado, que le gustaba leer, estudiar. Jovencito se fue a Bogotá, donde se matriculó en Biología en la Universidad Libre de Bogotá.
Como a muchos universitarios de los setentas, Cuba, las huelgas, las tertulias y la lucha política contagiaron a Henríquez en Bogotá. Se metió de lleno en la militancia política, fue presidente del Concejo Estudiantil e hizo parte del comité editorial del periódico de la Unión Revolucionaria Socialista, uno de las decenas de grupos de izquierda que florecían en las aulas de la época.
En la capital se enamoró de una samaria, Zulma Chacín. Antes de que pudieran acabar sus respectivas carreras llegó una hija y tomaron el tren de vuelta a Santa Marta. En la Costa, Henríquez siguió acompañando movimientos de izquierda y adhirió al M19, con el que se desmovilizó cuando este grupo armado pactó la paz con el gobierno de Virgilio Barco.
Con el dinero que le dio el gobierno por desmovilizarse, Henríquez compró la finca El Picacho en la vereda El Totumo de Santa Marta, en las márgenes del Parque Tayrona. Ahí en medio de las ceibas, los monos titís y bandadas de loro, se empezó a interesar por la ecología.
A principio de los noventa, cuando el M-19 enterró definitivamente las armas, Henríquez decidió que era tiempo de volver a la política. Participó en la campaña para la Asamblea Constituyente y se unió al Comité Permanente de Derechos Humanos y a la Consejería para la Reconciliación. Acompañó la desmovilización del EPL en el Magdalena y logró la liberación de Alfredo Riascos Labarcés, ex gobernador de Magdalena y ex ministro de comunicaciones, secuestrado por las Farc.
En el Comité de Derechos Humanos, Henríquez tuvo sus primeros roces con Hernán Giraldo, que ya dominaba la Sierra Nevada y todo el norte de Magdalena.
En la mañana del 4 de febrero de 2001 Julio y 20 campesinos y parceleros se reunieron en Calabazo para constituir la Asociación Ambientalista Comunitaria de Calabazo “Madre Tierra”.
A las 10 de la mañana, ocho hombres armados llegaron en una Toyota blanca a la vereda. Irrumpieron en la reunión y se llevaron a Henríquez frente a la mirada impotente de todos los presentes. Al parecer los paramilitares lo llevaron a Machete Pelado, la vereda donde los ‘paras’ de Giraldo tenían una de sus bases, donde lo mataron y lo botaron en una fosa.
Cuando Giraldo se enteró de los planes de Henríquez, le ordenó a alias ‘Walter’ asesinar el ambientalista. Este juntó a siete tipos armados y bajaron en una camioneta a El Calabazo, donde secuestraron y después asesinaron a Henríquez. Un desmovilizado declaró en el expediente que: “Es obvio que el señor Hernán no compartía lo que el señor le estaba planteando a los campesinos. Él es cultivador de coca, invadirle sus terrenos es motivo suficiente para matar a alguien y la mafia no perdona”.
Otro amigo de Henríquez también dijo que los campesinos aclamaban el ambientalista en sus reuniones lo que chocó con varios políticos de la región que veían los habitantes del área como una propiedad exclusiva.
El 11 de octubre de 2007, luego de una diligencia de exhumación en la vereda La Estrella, a cinco minutos de Calabazo, dirigida por la Unidad de Justicia y Paz, recuperaron sus restos.
Los señalados
La investigación judicial, que concluyó con la condena de 39 años de cárcel a Hernán Giraldo y a Leonidas Ángel, que estaba manejando el Toyota donde secuestraron al ecologista, indicó que una de las hijas de Giraldo le dijo que Henríquez se iba a reunir con campesinos para un proyecto de sustitución de cultivos ilícitos. Uno de los ‘paras’ dijo que “(Henríquez) se metió a hablar con el campesinado sin pedir permiso alguno, como Pedro por su casa y allá manda es el señor Hernán”.
2. Zully Codina
En 2006, tras una inspección al DAS en Bogotá como parte de la investigación contra los funcionarios, se encontraron varios informes de inteligencia, entre ellos cuatro informes sobre Alfredo Correa de Andreis, uno sobre la periodista Zully Esther Codina Pérez y nueve sobre Fernando Pisciotti Van Strahlen, todos asesinados por paramilitares.
Codina era periodista, defensora de los derechos humanos y laborales en Santa Marta. Tenía más de 25 años de oficio, fue líder sindical del hospital de esta ciudad y presidenta de la junta comunal de su barrio. El ex director del DAS, Jorge Noguera, fue condenado por su muerte. Cuando fue asesinada, el 11 de noviembre de 2003 en Santa Marta, Codina estaba trabajando como periodista de Radio Rodadero de Todelar.
Un paramilitar llamado Polo Polanski aseguró al CTI de la Fiscalía que los móviles de la muerte de Codina obedecieron a la información que poseía de grupos paramilitares y concretamente del grupo de Hernán Giraldo Serna, mencionando igualmente que la Sijin y el DAS trabajaban con las Auc, por lo que concluyó que los nombres de los sindicalistas asesinados fueron suministrados por el organismo de seguridad.
3. Gentil Cruz
Eduardo Vengoechea, alias ‘el flaco’, extraditado a Estados Unidos aseguró que el se encargaba de dar las órdenes de homicidio y desaparición al grupo de sicarios, que confesó el asesinato de Gentil Cruz Patiño, quien compraba tierras en nombre de una ONG francesa para ampliar los territorios indígenas y que la orden provino de Hernan Giraldo, que para esa época, se decía comandante político del Bloque Norte de las autodefensas que estaban al mando de Rodrigo Tovar Pupo, alias Jorge 40, que también deberá responder por este delito.
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