La representante a la Cámara por Bogotá, Juanita Goebertus, estuvo en Tumaco escuchando a los excombatientes de la antigua guerrilla de las Farc. Su visita coincidió con el anuncio de varios exjefes subversivos de rearmarse. Había sentimientos encontrados en el ambiente. Y mucha tensión.
Situado a cerca de 45 kilómetros de Tumaco sobre la vía que conduce a la ciudad de Pasto, el caserío construido en la vereda La Variante, para aquellos exmiembros de la otrora guerrilla más antigua del país que se acogieron al Acuerdo de Paz, estaba desolado la mañana del pasado jueves. Sólo se veía esporádicamente a mujeres en sus quehaceres domésticos, a algunos niños y niñas en sus juegos infantiles, y pocos hombres.
En el ambiente gravitaba la noticia emitida desde el amanecer de ese día por decenas de medios de comunicación nacionales e internacionales: ‘Iván Márquez’ (Luciano Marín Arango), exjefe de la delegación de las antiguas Farc que logró un acuerdo de paz con el entonces gobierno del presidente Juan Manuel Santos (2010-2018), anunció su rearme junto a experimentados combatientes como Hernán Darío Velásquez Saldarriaga (‘El Paisa’), Henry Castellanos (‘Romaña’) y José Manuel Sierra Sabogal (‘Zarco Aldinever’). A ello se les sumó Seuxis Pausias Hernández Solarte (‘Jesús Santrich’), quien tiene en su contra una circular roja de Interpol tras ser responsabilizado de delitos asociados al narcotráfico.
En una de las esquinas del caserío conversaban varios miembros de organismos nacionales e internacionales, quienes estaban a la espera de la llegada de algunos integrantes del Congreso de la República. Minutos antes del mediodía, una caravana de vehículos arribó al lugar y entre los pasajeros venía Juanita Goebertus, integrante de la Comisión de Paz de la Cámara de Representantes, quien hizo parte del equipo de negociadores del gobierno nacional en los diálogos de La Habana, Cuba.
La visita de Goebertus, concertada con anterioridad, tenía como fin diagnosticar la situación de los excombatientes y sus familias asentadas allí, en lo que se llama el Espacio Territorial de Capacitación y Reincorporación (ETCR) Ariel Aldana, creado para facilitar el tránsito de los exguerrilleros a la vida legal, junto a otra veintena más en diversas regiones del país. (Leer más en: Acelerar implementación del Acuerdo de Paz, garantía para excombatientes)
En el encuentro participaron además de líderes de los desmovilizados, representantes de distintas agencias multilaterales, como la Misión de Verificación de la ONU en Colombia y la Misión de Apoyo al Proceso de Paz de la Organización de Estados Americanos (Mapp-OEA), así como funcionarios de entidades estatales como la Agencia para la Reincorporación y la Normalización (ARN).
La casualidad que rodeó esta visita no podía ser más crítica, sobre todo en una región que, en los últimos años, ha estado agobiada por sendos grupos armados ilegales, entre ellas disidencias de las antiguas Farc, que ejercen presión sobre los excombatientes en proceso de reincorporación. Ahora se suma una más, la de ‘Iván Márquez’ y su gente.
Dado que en la reunión con los líderes del ETCR Ariel Aldana no permitieron la presencia de un periodista de VerdadAbierta.com, horas más tarde se buscó a la congresista Goebertus en Tumaco para conocer sus puntos de vista sobre las implicaciones para el país del rearme de ‘Iván Márquez’ y varios exjefes de las antiguas Farc, y el balance de la reunión sostenida con los excombatientes.
En diálogo con este portal, la Representante a la Cámara expresó sus sentimientos de tristeza y preocupación por lo sucedido y de manera reiterada aseguró que pese a las dificultades que enfrenta la implementación del Acuerdo de Paz, nada justifica el retorno a las armas y resaltó que se le debe cumplir a cerca de 12 mil excombatientes que están en proceso de reincorporación, así como a las comunidades golpeadas por el conflicto armado y a las miles de víctimas que ha dejado esa confrontación bélica.
A continuación, presentamos extractos de la conversación sostenida con Goebertus en el puerto nariñense.
VerdadAbierta.com (VA): ¿Cuál es su opinión sobre la decisión de ‘Iván Márquez’ de retomar las armas, justificado en cuestionamientos contra el Estado por lo incumplimientos al Acuerdo de Paz?
Juanita Goebertus (JG): Es un día muy paradójico. De inmensa tristeza, de un sentimiento de impotencia, de sentir que tenemos una oportunidad inmensa de paz que se nos está desvaneciendo entre los dedos, pero, al mismo tiempo, venir a un lugar que ha sufrido tanto durante la guerra, donde no sintieron los dividendos de paz, sino que, por el contrario, la firma del Acuerdo de Paz significó recomposición inmediata de fuerzas en el territorio y disputas, y por lo tanto incremento de la violencia, y escuchar a los excombatientes decir que “a pesar de las adversidades aquí estamos firmes, no vamos a desfallecer, no nos vamos a dejar llevar por el llamado de ‘Iván Márquez’”.
VA: En medio de tan nefastas noticias para el futuro del Acuerdo de Paz, llegó al ETCR Ariel Aldana, donde se concentran decenas de excombatientes. ¿Qué le contaron durante la reunión?
JG: En todo el departamento (de Nariño) hay 400 personas en proceso de reincorporación que están identificadas plenamente y ubicadas por la Agencia (ARN). En el ETCR ya sólo quedan 75 personas y nos reunimos con diez de sus principales líderes. Tienen preocupaciones muy grandes.
No hay certeza sobre la alimentación; no hay certeza sobre el futuro del ETCR; no hay certeza sobre la renta básica; tienen una población creciente de niños, en este momento hay cerca de 50 menores de edad y no tienen ni una guardería; no tienen proyectos productivos, arrancaron con uno de cacao y por ausencia de tierras para desarrollarlo se inclinaron por uno de tilapia, pero sigue sin estar viabilizado; tienen muchísimo miedo por el posible traslado del ETCR porque este es un predio proindiviso y uno de los socios no ha aceptado la venta, ellos sienten que los pueden sacar en cualquier momento.
La ARN reconoce las dificultades, de alguna manera dice “aquí estamos tratando”, pero tampoco lo manejan como la situación de crisis que es tener a una persona como ‘Iván Márquez’ a punto de podérselos llevar (a los excombatientes), y un gobierno local que en cuatro años de administración solo logró gestionar un proyecto que ni siquiera ha empezado a ejecutar.
Una de las posiciones escuchadas por parte de un reincorporado es que para ellos la importancia en la implementación del Acuerdo es, en su conjunto, para todos y que incluso si no fuera entorno a ellos sino a toda la comunidad, y si realmente se volcaran sobre vías terciarias, electrificación, casi que ya ellos, y lo dijo uno de sus líderes, renunciarían a la prórroga de la renta básica, porque no se trata de mendigar.
Esa postura contrasta con una declaración del presidente Iván Duque, quien si bien reiteró el mensaje de que a los excombatientes que cumplan les va a cumplir, pues vuelve a esa visión minimalista de paz como reintegración y no paz como desarrollo rural, participación de las comunidades, reparación de víctimas.
VA: Pero es ese incumplimiento del Estado con el Acuerdo de Paz una de las razones que esgrimió ‘Iván Márquez’ para justificar su rearme.
JG: Ni el peor de los incumplimientos justifica que ‘Iván Márquez’ se haya rearmado, es un desastre, sólo le da más carne a quienes quieren oponerse al Acuerdo de Paz. Por supuesto que el hecho de que no avance la implementación le hace la más fácil la tarea a ‘Iván Márquez’, y a quienes lo acompañan, de reclutar gente, porque la gente al final se aburre y se frustra por el camino.
Nada legitima el discurso de ‘Márquez’. Las palabras de hoy de Antonio Navarro me parecen muy ciertas: ni ellos después de la muerte de Carlos Pizarro (asesinado el 26 de abril de 1990) creyeron que existía justificación para irse a la guerra. Y la historia les dio la razón. Yo creo que ‘Iván Márquez’ no tiene ninguna justificación de estar haciendo lo que está haciendo, distinto al reconocimiento de que claro que el Estado ha incumplido.
VA: La percepción de algunos sectores sociales y la cotidianidad de los excombatientes advierte de ese incumplimiento, ¿pero ya le han puesto cifras concretas a ese drama?
JG: Hace dos semanas sacamos un informe de congresistas independientes y de oposición en el que tratamos de hacer un balance. Si bien priorizamos, en todo caso tratamos de hacer un recuento bastante exhaustivo de los distintos puntos del Acuerdo de Paz y pues hay incumplimientos en todos los puntos. (Descargar informe)
VA: ¿Qué cifras podría resaltar?
JG: El Fondo de Tierras entregó menos del 8 por ciento de tierras de lo que ha debido entregar al año, pensando en 12 años; en los PDET (Programas de Desarrollo con Enfoque Territorial) se invirtieron 1,2 por ciento el año pasado de lo que se debió haber invertido para sacarlos adelante; en el tema de reincorporación tan sólo el 17 por ciento de los excombatientes están participando en un proyecto productivo, el 83 por ciento está por fuera; el tema de seguridad en los municipios priorizados por los PDET es dramático, hay un incremento superior a la media nacional, es decir, estamos en un incremento del 1,5 por ciento de incremento de homicidios en municipios PDET; en el tema de drogas, sólo el 0,7 por ciento de las 99 mil familias que hicieron parte del proceso de sustitución y que cumplieron con la erradicación concertada está en algún proyecto productivo.
En el tema de víctimas también la situación es muy grave. En un universo de 8 millones de víctimas y sólo han indemnizado al 12 por ciento es increíble, pero además el año pasado se redujo el número de víctimas indemnizadas al año en un 56 por ciento.
El panorama de incumplimientos por parte del Estado está diagnosticado y lo que tenemos que hacer es seguir presionando al gobierno para que cumpla. Pero incluso en ese escenario de incumplimiento, la decisión de ‘Iván Márquez’ lo único que hace es hacernos más difícil la tarea de quienes estamos tratando de cumplir, entre ellos los excombatientes que sí están cumpliendo.
VA: ¿Y qué se puede hacer desde el Congreso de la República para revertir esa situación?
JG: El próximo mes arrancamos la discusión del presupuesto del 2020. Yo tengo un objetivo principal: lograr que de los 9,8 billones que el gobierno está diciendo que va a invertir en paz, garanticemos por lo menos 4,67 billones en municipios PDET. Es la inversión que tendríamos que hacer al año. Pero me voy a enfrentar con el argumento de que la prioridad será derrotar a la nueva guerrilla.
VA: Su experiencia como integrante del equipo negociador del gobierno nacional le permitió tener un conocimiento directo de algunos de jefes disidentes. ¿Desde La Habana se percibía la incomodidad con las negociaciones de ese sector que se rearmó?
JG: Una de decisiones más interesantes que hizo Rodrigo Londoño (como máximo jefe del Secretariado de las Farc) al inicio de los diálogos fue nombrar como jefe de la delegación a ‘Iván Márquez’, quien era el principal opositor de la negociación dentro del Secretariado. Ese arranque en Oslo (Noruega) fue tan difícil porque ‘Iván Márquez’ quería romper los límites de la agenda, lo que implicó que nos demoráramos un poco más en la primera parte de la fase pública porque fue como volver a arrancar con ellos.
Yo creo que fue una jugada maestra de Rodrigo Londoño porque era justamente tratar de evitar esto y recoger desde entonces al ala más radical.
VA: Pero no lo logró finalmente y hasta ‘Jesús Santrich’ se unió a esa nueva disidencia.
JG: La negociación con ‘Santrich’ siempre fue muy difícil. De ‘Santrich’ me sorprende menos, de alguna manera, porque siempre tuvo una actitud desafiante. Lo de ‘Iván Márquez’ me da tristeza porque habiendo arrancado claramente en el ala más radical, siento que a lo largo del proceso se fue apropiando de él y del Acuerdo de Paz. Al final, incluso, salía públicamente a defender la importancia de lo que se venía haciendo. Pero ante el miedo a la inseguridad jurídica terminamos en esto.
VA: ¿Era previsible entonces esta situación?
JG: Era claro que desde hace rato estaban en un incumplimiento
VA: ¿Entonces no le sorprendió el rearme?
JG: Lo que me sorprende no es que estuvieran en la ilegalidad, de hecho, hace rato la JEP (Jurisdicción Especial para la Paz) ya había abierto incidentes de incumplimiento por no haberse presentado; muchos habíamos pedido contundencia frente a quienes incumplieran las condiciones del sistema. Yo creo que lo que sorprende, y duele mucho, es la desesperanza y la incertidumbre que genera esa visión de reagrupar una nueva guerrilla y de relanzar un movimiento guerrillero que, en últimas, es contra la sociedad.
Pero insisto, lo que hay que recordar, en lógica de explicar lo que está pasando y no perder la esperanza, es que, en todo caso, de los 13 mil excombatientes que dejaron las armas, el 92 por ciento, cifras del gobierno de Duque, está plenamente identificado y están cumpliendo dentro de su proceso de reincorporación.
Las personas que puedan estar en las disidencias, que según Crisis Group y la Fundación Ideas para la Paz son entre 2 mil y 2.500 personas, pues no son personas que se hayan sumado al Acuerdo de Paz y que ahora reincidan, sino que son personas que desde el inicio se decidieron apartar. No podemos dejar solas ni a las comunidades, ni a las víctimas, ni a los excombatientes que sí están cumpliendo.
VA: Una de las propuestas más complejas ante la crisis que genera este rearme vino del jefe del Centro Democrático, el senador Álvaro Uribe, quien pidió el desmonte de la JEP y eliminar los acuerdos con rango constitucional. ¿Es viable esa petición?
JG: Yo quiero creer que hay distintas voces en tensión dentro del Centro Democrático. Oigo una voz supremamente radical de Uribe que acabaría definitivamente con el proceso de paz y haría que personas como las que vimos hoy en Tumaco pierdan definitivamente la esperanza y digan ‘mejor acojo el llamado de ‘Iván Márquez’, o voces todavía muy lejos de la implementación integral del Acuerdo; pero hay otras mucho más tranquilas que llaman a cumplirles a quienes sí están cumpliendo con el Acuerdo como la del presidente Duque, pero también como la de Óscar Iván Zuluaga. Ojalá que esa división interna del Centro Democrático le permita a Duque ganar ese pulso.
VA: Una de las reuniones suyas aquí en Tumaco fue con representantes de la cooperación internacional, que le han apostado con convicción a la implementación del Acuerdo de Paz. ¿Cómo los percibió?
JG: Los sentí en la lógica de estar alertas y listos para apoyar ante la crisis, en tratar de ayudar a que esto pase más rápido, a contener y a estabilizar. No vi a nadie con ganas de salir corriendo; por el contrario, en actitud de mandar mensajes de tranquilidad, de insistir en la gente que está cumpliendo, de que lo que tenemos que hacer es redoblar esfuerzos en la implementación del Acuerdo de Paz.