Verdad Abierta estuvo en la Guajira y pudo constatar procesos de rearme paramilitar en la media y alta Guajira, además de la fuerte presencia de hombres de ‘Don Mario’ en la región y el preocupante impacto del narcotráfico en esta zona del país.
Ideas para la Paz para Verdadabierta
El 19 de noviembre la Policía Antinarcóticos incautó 2.5 toneladas de coca en la alta Guajira. Foto: Policía Nacional |
Dos hechos ocurridos en noviembre muestran lo que ocurre en la Guajira en orden público. Por un lado la masacre de seis personas en Maicao y por otro la reciente incautación de 2.5 toneladas de coca en la alta Guajira. Ambos con un hilo conductor, la fuerte presencia bandas armadas integradas por ex paramilitares e involucradas de lleno en el negocio del narcotráfico.
El sábado 8 de noviembre fueron asesinadas seis personas pertenecientes a la etnia Wayúu en Maicao. Ese día dos personas en una motocicleta dispararon a un grupo familiar en el barrio Santander y le causaron la muerte a Rafael Antonio Valdeblánquez Barros, Eider Manuel Barros, José David Mindiola Gámez, los hermanos Carlos y Arturo Iguarán Acuña, y María Mary Epiayú Ipuana, quien se encontraba en estado de embarazo.
Entre los muertos se encontraba Eider Manuel Barros, hijo de José María Barros Ipuana, alias “Chema Bala”, conocido paramilitar miembro de los Wayúu y quien hacía parte del frente contrainsurgencia Wayúu del bloque Norte que lideraba “Jorge 40“. “Chema Bala” comandó junto a otros paramilitares la masacre de Bahía Portete (municipio de Uribia) en abril de 2004 en la cual fueron asesinadas 12 personas, desaparecidas más de 30 y originó el desplazamiento de más de 600 Wayúu.
Así mismo otro de los asesinados, Rafael Antonio Valdeblánquez, era hijo de Gervasio Valdeblánquez Ipuana conocido comerciante guajiro que ha sido relacionado con los paramilitares y el narcotráfico en la región. En junio de 2007 circuló una foto suya en compañía de Vicente Castaño quien al parecer se escondía en la Guajira.
‘Chema Bala’, quien convivió con una hermana de Gervasio Valdeblánquez, fue capturado en octubre de 2004 por la DIJIN y posteriormente se acogió a la Ley de Justicia y Paz, luego de las desmovilizaciones del bloque Norte en marzo de 2006. Barros Ipuana fue pedido en extradición por los Estados Unidos el 22 de agosto de 2007, y esta fue autorizada por el gobierno colombiano el pasado 10 de octubre. Hoy espera en la cárcel de Cómbita su traslado a la Florida.
La incautación el pasado 19 de noviembre de 2.5 toneladas de clorhidrato de cocaína en la alta Guajira es el más reciente golpe de las autoridades a las redes de narcotráfico que operan en la zona. Estas redes que en un principio eran lideradas por el bloque Norte de las AUC y luego vendidas a los ‘Mellizos‘, hoy están bajo el poder de ‘Don Mario’ y de Arnulfo Sánchez González, alias ‘Pablo’.
Arnulfo Sánchez González alias “Pablo” lider de los grupos rearmados en la media y alta Guajira. Foto Policía |
Este último cargamento, avaluado en 63 millones de dólares, fue incautado por la Policía Antinarcóticos en zona rural de Puerto Chimare dentro de un camión de estacas con placas del Estado de Zulia (Venezuela), y según las autoridades pertenecía a alias “Don Mario”.
El operativo es el último de una serie que en lo que va de este año ha significado la incautación de 113 toneladas de cocaína en el país. En la Guajira en febrero de este año fue incautada una tonelada en Manaure, en agosto fueron dos toneladas más cerca de Puerto Bolívar y en septiembre 4.83 toneladas fueron halladas enterradas en un sector denominado Parajimarahu.
La llegada de los paramilitares a la Guajira acrecentó la importancia de esta zona para los narcotraficantes.
Los “paras” a la Guajira
Los paramilitares llegaron a la Guajira por el sur en el año 2002 a manera de ejército de ocupación, motivados por los narcotraficantes de la zona y algunas familias locales relacionadas con negocios ilícitos. Con su entrada ‘Jorge 40’ y sus hombres asesinaron a dos hombres claves del negocio del contrabando y el narcotráfico, ambos de ascendente Wayúu, Mario Cotes el 10 de julio de 2002 y Luis Ángel González el 6 de marzo de 2003. Luego de otra serie de asesinatos selectivos el jefe del bloque Norte coloca a “Felipe” como comandante de la zona y empiezan a apoderarse de territorios como Maicao, Manaure y Uribia.
Posteriormente se crea el frente contrainsurgencia Wayúu a partir de una alianza entre ‘Jorge 40‘ y la familia Ipuana, que se consolida tras la masacre de Bahía Portete. De esta alianza hacen parte ‘Chema Bala’ y Arnulfo Sánchez González, alias ‘Pablo’, quedando este último al mando luego de la captura del primero. Bajo esta estructura los paramilitares se apoderan del negocio del narcotráfico, el contrabando, la venta de combustible, la extorsión y desde luego la contratación pública en municipios como Uribia. Así mismo fueron los responsables de muchas de las masacres, homicidios selectivos y desapariciones que las comunidades Wayúu tienen documentadas (ver informe).
Sin embargo, tras la desmovilización del bloque Norte en el 2006, la propia Defensoría del Pueblo y la MAPP/OEA empezaron a alertar sobre la presencia de reductos de paramilitares que no se habían desmovilizado y que se autodenominaban “Comandos Águilas Negras”. Al parecer alias “Pablo”, junto a sus hermanos se encontraban detrás de estas estructuras.
Paramilitarismo y narcotráfico hoy
Entre las hipótesis que se manejan localmente sobre la reciente masacre en Maicao existe una que ha empezado a tomar fuerza y que define el vínculo actual entre los reductos paramilitares y el narcotráfico.
Entre la comunidad Wayúu las muertes serían un ajuste de cuentas entre familias de su étnia, algunas involucradas con las redes de narcotráfico, y otras que han decido desligarse y han planteado otros mecanismos de resistencia. Este escenario tiene como trasfondo las estrategias utilizadas por el paramilitarismo para colocar en función de sus intereses –el narcotráfico- los conflictos históricos entre los diferentes clanes.
Lo que se dice en la región es que algunas personas entregaron información a las autoridades, lo que a su vez permitió la incautación de varios cargamentos de coca que las bandas emergentes pensaban sacar por la Alta Guajira. Al parecer una de las personas que delató algunos de los embarques estuvo en el lugar donde se cometió la masacre, abandonando el lugar minutos antes del hecho. Esta persona es conocida en la región como ‘Wakuko’ y actualmente se desconoce su paradero. Para muchos, la presencia del hijo de ‘Chema Bala’ y de Valdeblánquez en el lugar no es fortuita.
La masacre es atribuida a hombres de alias ‘Pablo’ quien siempre ha considerado a Maicao como una zona estratégica y de retaguardia, y al parecer es el responsable de coordinar la seguridad para estos envíos de coca. En este municipio mantiene dos emisarios quienes con unos 30 hombres controlan la extorsión en el triángulo conformado por Maicao, Majayura y Carraipía.
Así mismo transita entre Maicao y Uribia, ubicándose en estribaciones del Cerro la Teta (Uribia), lugar donde también tiene su sede un destacamento del ejército.
Por otro lado y con relación al papel de alias ‘Don Mario’ en la zona hay también varias versiones. Lo cierto es que su presencia o la de los “venidos de Urabá”, como los llaman los Wayúu, es evidente. En Maicao a inicios de este mes se supo del cobro de una doble extorsión al comercio por grupos distintos, uno a nombre de alias ‘Julio’ y otro a nombre de alias ‘Mauricio’. Sin embargo, fuentes de inteligencia creen que al igual que pasó con lo ‘Mellizos‘, ‘Pablo’ y su gente mantienen una estrategia de no confrontación y alianza para el envío de coca, ahora con ‘Don Mario’.
En la Alta Guajira algunas comunidades Wayúus están resistiendo a la presión de estos grupos ilegales. Algunas personas de la comunidad, consultadas por Verdadabierta, temen que ante la falta de presencia de la fuerza pública en la zona, sean los mismos wayúus los que se tomen la justicia por su cuenta, cómo ha pasado en casos de venganzas entre familias de esa étnia.
En la Guajira la desmovilización paramilitar no parece ser referenciada como tal por sus habitantes y los poderes políticos locales involucrados con estos grupos aún mantienen vigencia. Así mismo, la aparente omnipresencia de ‘Don Mario’ en distintas zonas del país solo parece explicarse, como en este caso, por las varias estructuras de las antiguas Auc que nunca se desmovilizaron y que hoy en día defienden con las viejas prácticas paramilitares su participación dentro del negocio del narcotráfico.