El 24 de junio de 2002, el Estado colombiano, después del fallido proceso de paz con las Farc, por primera vez en la historia del país abrió una investigación por narcotráfico contra los máximos jefes de esa organización. La Fiscalía incluyó en la investigación a Manuel Marulanda, alias Tirofijo, Jorge Briceño, alias El Mono Jojoy, Raúl Reyes y Joaquín Gómez, entre otros. “Acusados con anterioridad de cometer delitos como rebelión, secuestro, terrorismo, concierto para delinquir y homicidio, pero nunca el tráfico de drogas”1.
Por Ángela María Puentes
Investigadora FIP
Para entonces, las AUC ya habían entrado en este proceso: El Departamento de Estado de Estados Unidos calificó a este grupo de terroristas en 2001, lo que implicaba que varios de sus líderes, como Carlos Castaño, estaban ad portas de ser pedidos en extradición.
Tanto las FARC como las AUC aumentaron sus vínculos con el narcotráfico en la segunda década de los noventa, sin embargo la evolución de su relación con esta economía ilegal muestra importantes diferencias, especialmente porque desde sus orígenes las AUC estuvieron vinculadas con los grandes carteles. Posteriormente, con la desaparición de las tradicionales estructuras del narcotráfico, los grupos armados expandieron su actividad en el negocio, las FARC se encargaron principalmente de cultivos y laboratorios y recientemente se la ha visto más enlazada con organizaciones internacionales de la droga, aunque en un grado menor comparado con las AUC. Las AUC se disputaron el control territorial de cultivos con las FARC y también estaban involucrados en el procesamiento, pero su especialización estaba en las rutas y la comercialización hacia el exterior.
Si bien la participación de los actores armados ilegales en el negocio de las drogas cobró una importancia fundamental, esto no implicó que los microcarteles desaparecieran. Éstos, eran menos visibles para las autoridades, pero seguían contratando a los dos grupos armados como suministro de base de coca2. También era usual su contacto y alianzas con las autodefensas para mantener su seguridad3. Sin embargo, al parecer su atomización despistó a los gobiernos de Pastrana y la primera administración de Uribe, quienes centraron la mayor parte de los esfuerzos de la lucha contra las drogas en los actores armados ilegales. Esto por su parte facilitó el crecimiento del Cartel del Norte del Valle y de narcotraficantes como Don Berna, Macaco, Chupeta, Victor Patiño, Arcángel Henao, Rasguño, Diego Montoya y Wilmer Varela, entre otros.
A su vez, una fracción significativa de estos narcotraficantes, aprovechó su conexión con las autodefensas para unirse a ellas. En el 2000 los Castaño decidieron vender franquicias de las AUC a conocidos narcotraficantes, para que se convirtieran en paramilitares. Visionando una futura negociación de paz, los narcotraficantes vieron en la compra de franquicias la mejor oportunidad para lavar su carácter criminal y sus fortunas4. Es el caso de “Gordo Lindo”, “Macaco”, “Don Berna”, “Cuco Vanoy”, “Los Mellizos”, “Juan Carlos Sierra” y Miguel Arroyave, entre otros, quienes en promedio pagaron varios milones de dólares por cada bloque.
¿Qué ventaja obtenían las autodefensas al vender franquicias además de la plata? Esta decisión al parecer fue liderada por Carlos y Vicente Castaño como una alternativa para negociar con Estados Unidos el desmantelamiento del paramilitarismo y del narcotráfico, o de algunos de sus principales líderes. A cambio Estados Unidos, frenaría su extradición y podría rebajar sus penas por medio del Estado Colombiano y su Ley de Justicia y Paz.
Sin embargo, la estrategia no resultó como pensó y pronto Carlos Castaño reveló los errores de esta decisión. El principal de ellos la profunda fragmentación de las AUC y su narcotización: “la destrucción de las Autodefensas fue porque se narcofeudalizaron en su crecimiento, y es imposible para el Gobierno diferenciar unas de otras y ya casi ni nosotros”. Carlos Castaño acusó por ejemplo, al Bloque Central Bolívar comandado por Carlos Mario Jiménez “Macaco” y al Bloque Mineros al mando de Ramiro Vanoy de “involucrarse irresponsablemente en actividades de narcotráfico”, un hecho que no podría ser sostenible en el corto plazo frente a las autoridades locales, pero especialmente frente al gobierno de Estados Unidos que seguía presionando su extradición. Estás acusaciones y su constante interés de negociar conEstados Unidos fragmentaron aún más las AUC, y provocaron la salida de Carlos Castaño como comandante líder del grupo en 2001 y su posterior desaparición.
El Presidente Uribe, decidió negociar la desmovilización de las autodefensas, aun sabiendas de la complejidad de sus estructuras, probablemente con el ánimo de matar dos pájaros de un solo tiro: desmontar uno de los actores armados del conflicto colombiano y acabar con importantes estructuras del narcotráfico. Entre 2003 y 2006 se desmovilizaron 31.671 miembros de las AUC, incluyendo antiguos Jefes del narcotráfico como Macaco y Gordo Lindo, entre otros. Sin embargo, el resultado se logró parcialmente pues tras las desmovilizaciones han salido a la luz organizaciones que han heredado el negocio de los comandantes desmovilizados.
Recientemente el Presidente tomó la decisión de extraditar a 15 de los comandantes desmovilizados, tras comprobar que seguían delinquiendo y que no estaban cumpliendo con los requisitos de la Ley de Justicia y Paz. Sin embargo, esto ha deslegitimado la negociación de paz, ha mostrado la prioridad de la lucha contra las drogas frente a la paz, la verdad y la reconciliación y ha abierto aún más las puertas al rearme y al surgimiento de nuevas estructuras armadas y del narcotráfico.
Por su parte, el gobierno mantuvo el Plan Patriota para combatir a las FARC y ha emprendido grandes operativos contra el narcotráfico con resultados significativos en los dos frentes, especialmente la muerte del Negro Acacio y captura de Chupeta, Rasguño y Diego Montoya o la muerte de Varela.
1 BBC Mundo.com. “Acusan a las farc por narcotráfico”, octubre 24 de 2002, en http://news.bbc.co.uk/hi/spanish/latin_america/newsid_2355000/2355829.stm
2 icg, op. cit.
3 “Rasguño”, por ejemplo, pidió específicamente seguridad personal a las Autodefensas del Casanare icg, op. cit., p. 18.
4 Algo similar fue lo que ocurrió en los noventa cuando paramilitares como xxx aprovecharon la ley de sometimiento a la justicia que el Estado le ofreció a los grandes narcos, para rebajar sus penas y esquivar la extradición. Sin embargo, en ese entonces, los paramilitares no cambiaron su carácter para unirse e la ley de sometimiento a la Justicia.