‘Ernesto Báez’, vocero político de las Auc narró detalles sobre las supuestas relaciones que tejieron en su momento el líder de las Autodefensas de Puerto Boyacá, Henry Pérez, y el entonces director del DAS.
Iván Roberto Duque, alias ‘Ernesto Báez’, cuando fiscales de Justicia y Paz le preguntaron por los hechos que desencadenaron la sangrienta guerra que sostuvo el extinto capo del Cartel de Medellín, Pablo Escobar Gaviria, con el otrora hombre fuerte de las Autodefensas de Puerto Boyacá, Henry Pérez.
“La institución más paramilitar que ha tenido este país ha sido el DAS. Siempre, aún en las épocas recientes de Carlos Castaño”, fue lo que respondió el desmovilizado jefe de las Autodefensas Unidas de Colombia (Auc)‘Ernesto Báez’, testigo de excepción de la génesis del paramilitarismo toda vez que arribó a Puerto Boyacá a mediados de 1988 para vincularse como asesor político de la Asociación Campesina de Ganaderos y Campesinos del Magdalena Medio (Acdegam), narró con riqueza de detalles un episodio inédito sobre las alianzas macabras que tejieron los ‘paras’ de Puerto Boyacá y el DAS, en tiempos en que era dirigido por el general (r) Miguel Maza Márquez, para combatir un enemigo en común: el extinto capo del Cartel de Medellín, Pablo Escobar Gaviria.
De acuerdo con el vocero político paramilitar, dichaconfrontación no solo dejó “por lo menos 6.000 muertos en la ciudad de Medellín”, tal como él mismo lo señaló, sino que constituyó el origen de la tenebrosa relación entre el desaparecido Departamento Administrativo de Seguridad (DAS) y las Autodefensas Unidas de Colombia (Auc), que perduraron en el tiempo por lo menos dos décadas y sobre las cuales, la justicia apenas comienza a conocer sus alcances y dimensionar sus efectos.
Henry Pérez y los ‘narcos’
No fue la declaración de guerra contra el Estado lanzada por Pablo Escobar, ni las intenciones del desaparecido capo del narcotráfico de secuestrar con fines extorsivos a ganaderos y aliados de las Autodefensas de Puerto Boyacá lo que desató el cruento enfrentamiento entre los ‘narcos’ del Cartel de Medellín y los ‘paras’ de Henry Pérez. De acuerdo con Ernesto Báez, “lo que le quitó el sueño a Henry Pérez fue que, después del asesinato de Luis Carlos Galán, se le acabó el ‘vacaneo’, se tuvo que esconder. Ni siquiera con las masacres sintió tanto el peso de la Ley”.
No se trataba de un detalle menor. La vida en Puerto Boyacá, para finales de los años 80, giraba en torno al para-estado instaurado por Henry Pérez y no exageran aquellos que dicen que para esa época, en Puerto Boyacá no se movía una hoja sin su consentimiento. “Pero cuando comienza a develarse que Yudis Hasbún nada tenía que ver con la muerte de (Luis Carlos) Galán, Henry tuvo que esconderse”, señaló ‘Ernesto Báez’, quien recordó que Campo Elías Delgadillo, un hombre de las Autodefensas de Puerto Boyacá, fue quien le dijo a las autoridades judiciales que si querían hallar a los verdaderos responsables del magnicidio del candidato presidencial, debían centrar su atención en Henry Pérez.
“Fue él quien le dijo a las autoridades que uno de los hombres de las pancartas que disparó contra (Luis Carlos) Galán era un hombre al servicio de las Autodefensas de Puerto Boyacá que apoyaban actividades del señor Gonzalo Rodríguez Gacha, el ‘Mexicano”.
El proceso de Justicia y Paz se ha encargado de corroborar que antes de ser abatido por la Fuerza Pública, el 15 de diciembre de 1989, Rodríguez Gacha era el principal aliado económico de Henry Pérez: a cambio de los narco-dólares que el primero giraba a las Autodefensas, estos brindaban protección a varios laboratorios y rutas de embarque que ‘El Mexicano’ tenía en Puerto Boyacá y Magdalena Medio. En ello han entregado pistas valiosas exjefes de las Auc como Ramiro Vanoy, alias ‘Cuco Vanoy’ y Luis Eduardo Cifuentes, alias ‘El Águila’.
“Pero después de la muerte de Gacha, el gran financiador de las Autodefensas fue Pablo Escobar y la relación entre ‘paras’ y ‘narcos’ se fortaleció mucho porque ambos pasaron a ser perseguidos”, manifestó ‘Ernesto Báez’. Y quien se erigió en su momento como la punta de lanza de la persecución, tanto contra el capo del narcotráfico como el máximo jefe de las autodefensas, fue el entonces director del DAS, el general (r) Miguel Maza Márquez.
En marzo de 1991, Henry Pérez recibió en su finca La Palmera una visita que terminaría por definir su destino. “Para esos días llegó a La Palmera un coronel del Ejército, Luis Bohórquez Montoya, en ese entonces comandante del Batallón Bárbula y que había sido denunciado por sus vínculos con los paramilitares. Yo estaba presente ese día y en mi presencia le dijo a Pérez que disponía de unas grabaciones entre comandantes del Ejército y el general (Miguel) Maza Márquez donde recibían una órdenes muy singulares. Decía el coronel que donde se publicaran esas grabaciones iban a rodar tres o cuatro cabezas importantes, entre ellas la del general Maza Márquez”, contó alias ‘Ernesto Báez’.
Para Henry Pérez, dicha revelación se convirtió en la oportunidad dorada para salir de su clandestinidad, limpiar su nombre y de paso, sacar de la región al narcotraficante más buscado del mundo, en aquel momento enfrascado en una guerra contra el Estado cuyas acciones y métodos de financiación no eran de todo el agrado del jefe de las Autodefensas de Puerto Boyacá.
Henry Pérez y el DAS
En su relato, el vocero político de las Auc señaló que, consciente de la gran oportunidad que tenía entre manos, Henry Pérez envió un emisario a Bogotá a dialogar con el general Miguel Maza Márquez. “Fue así como comenzaron a fraguarse las alianzas entre el DAS y las Autodefensas, alianzas que han permanecido siempre”, enfatizó Báez.
El cruce de comunicaciones terminó en ofrecimientos prácticos para cada una de las partes. El líder de las Autodefensas se comprometió a colaborar con el DAS en su persecución contra Pablo Escobar. A cambio, el DAS coadyuvó en la fuga de la Cárcel Nacional La Picota (de Bogotá) de Jaime Eduardo Rueda Rocha, penal al que había sido llevado luego de su captura como responsable material del crimen de Luis Carlos Galán.
“En septiembre de 1991, en un sitio llamado Puerto Romero, celebré una reunión política y cuando terminé se me acercó un hombre, de sombrero grande, que me dijo que tenía que hablar conmigo en privado. Era Jaime Eduardo Rueda Rocha, el hombre que se había acabado de fugar de la cárcel. Me dijo que a él lo habían ayudado agentes del DAS, que dos de ellos lo habían llevado hasta a Puerto Boyacá”, agregó ‘Ernesto Báez’.
La alianza entre los ‘paras’ y el DAS tendría un capítulo aún más escabroso. “Henry le mandó decir al general Maza Márquez que tenía unos casetes que lo comprometían. Y le dijo quién los tenía. Henry le pidió las grabaciones al coronel Bohórquez y este, confiando en su viejo amigo, se las entregó. Eso fue a finales de mayo, en La Palmera”, dijo el vocero político de las Auc.
Y continuó: “Resulta que el coronel me invitó donde Henry Pérez. ‘Me voy a despedir de Henry, porque voy a Bogotá a celebrar el cumpleaños de mi hijo’, me dijo. Fuimos hasta La Palmera. Conversaron de cuestiones que no supe, pero vi la efusiva despedida, Henry le dio un dinero y le dijo: ‘para que celebre el cumpleaños de su hijo’. Se abrazaron y se despidieron. Esa fue la última vez que vi al coronel con vida”.
A mediados de junio de 1991, el coronel Bohórquez fue alcanzado por dos sujetos que le dispararon a quemarropa cuando este caminaba por el norte de Bogotá en compañía de su esposa. “Ese fue el final de la historia de los casetes, pero no el final de la larga historia de favores entre el DAS y las Autodefensas”, aseveró alias ‘Ernesto Báez’.
Si bien las declaraciones del vocero político de las Auc constituyen revelaciones inéditas formuladas por un testigo excepcional, sobre una época oscura de la vida nacional como lo fue la guerra entre los paramilitares y el narcotraficante Pablo Escobar, también es cierto que será la justicia quien deberá corroborar los señalamientos contra el general (r) Miguel Maza Márquez, actualmente investigado por su presunta responsabilidad en el asesinato de Luis Carlos Galán.
Ya en 2012, otro ‘miembro legendario’ de las Autodefensas, como lo es Ramón Isaza, entregó a fiscales de Justicia y Paz una versión diferente sobre las verdaderas causas que motivaron la ‘otra guerra de Pablo Escobar’. “Pero el propio postulado Isaza ha sido enfático, en todas sus versiones libres, que no recuerda con precisión fechas y detalles de reuniones, encuentros, hechos, personas”, le dijo a VerdadAbierta.com un investigador judicial.
Lo cierto es que la historia de Puerto Boyacá, municipio que se autoproclamara como la ‘primera ciudad libre de guerrilla en Colombia’, aún está por contarse pues incluso hechos que se daban por sentados, como la muerte de Ariel Otero, sucesor de Henry Pérez como comandante de las Autodefensas de Puerto Boyacá, ya tiene otra versión.
Mientras la historia muestra que Otero fue asesinado en la ciudad de Cali, en 1992, por sus propios escoltas quienes lo consideraron un traidor a la causa de Pérez por desmovilizar una parte del ejército paramilitar, Ramiro Vanoy Murillo, alias ‘Cuco Vanoy’, en versión ante fiscales de Justicia y Paz señaló que los verdaderos autores intelectuales y materiales de este crimen fue el Cartel de Cali.
“Ariel Otero se fue para Cali, como a mediados de 1992 y le pidió prestado un dinero a los (hermanos) Rodríguez Orejuela. A mí me contactaron varias veces para que le dijera a Otero que pagara. Pero como quedó mal, la gente del Cartel de Cali lo mató, junto con sus escoltas y sus cuerpos fueron llevados en helicóptero hasta Puerto Boyacá”, dijo el excomandante del Bloque Mineros de las Auc.