Unos 150 hombres de las autodefensas salieron de una finca en el Bajo Cauca con el objetivo de sembrar el terror en el norte de Antioquia. Divididos en varios grupos, avanzaron de finca en finca, asesinando a campesinos que acusaron de ser auxiliadores de la guerrilla.
En la mañana del 25 de octubre, llegaron a El Aro, una vereda de Ituango. Ahí asesinaron a 17 personas, quemaron 42 casas y se robaron 1.200 reses. Después de la masacre, los pobladores abandonaron lo poco que les quedaba.
Los ‘paras’ tuvieron la complicidad de miembros del Ejército, que a pesar de las denuncias de los pobladores de Ituango, nunca llegaron a defenderlos. Varios exparamilitares acusaron a varios funcionarios de la gobernación de Antioquia, en ese entonces encabezada por Álvaro Uribe, de saber de antemano que la masacre se iba a cometer. La Corte Interamericana de Derechos Humanos (Cidh) condenó el estado colombiano por este crimen.
– Las cicatrices de El Aro
– Una historia de dolor: El Aro
– Sentencia Corte Interamericana de Derechos Humanos
