Esta masacre se originó porque paramilitares y guerrilleros se enfrentaron durante varios días en el Alto Atrato. A pesar de varias advertencias de la Defensoría del Pueblo, no hubo reacción de las autoridades y el primero de mayo los combates llegaron a Bojayá, un municipio de Chocó. Más de 500 personas se refugiaron en la iglesia. Los paramilitares estaban en el pueblo y la guerrilla les disparaba desde afuera. Hasta que la guerrilla lanzó varias pipetas de gas sobre el poblado, y una de estas voló la iglesia. En la explosión murieron por lo menos 119 personas, entre ellas muchos niños y mujeres. Por esta masacre, una de las peores de la historia de Colombia, fue condenado el Estado por no haber protegido a la población de ese municipio.
– Noel Palacios, músico sobreviviente de Bojayá
– Una cicatriz en lo profundo del Atrato
– Informe del Grupo de Memoria Histórica
