En la subregión del Cauca, Valle del Cauca y Nariño, las comunidades generaron diversas propuestas para cambiarle la cara al territorio en los próximos 10 años, pero aún no llegan los recursos.
Ante más de 700 personas, representantes de comunidades campesinas, étnicas, organizaciones sociales, instituciones públicas y privadas, mandatarios locales y regionales de 24 municipios de estos tres departamentos, se firmó el pasado 11 de diciembre el Plan de Acción para la Transformación Regional (PATR), que hace parte del Programa de Desarrollo con Enfoque Territorial (PDET) Alto Patía – Norte del Cauca. Este es un pacto histórico en la región, que pretende desarrollarse en la próxima década.
El PATR tuvo en cuenta los ejercicios de planeación comunitaria que se desarrollaron durante el año siguiendo los lineamientos establecidos en las normas que crearon los PDET, pactados en el Acuerdo de Paz firmado con la extinta guerrilla de las Farc, y en los que participaron cerca de 32 mil personas de las diferentes veredas y municipios de los tres departamentos.
En estas dinámicas, las comunidades, en compañía de sus alcaldes y demás autoridades departamentales, identificaron 4.720 propuestas de gestión y de proyectos en materia de tierras, salud y educación rural, alimentación, vivienda, vías y agua, entre otros, que se sintetizaron a escala subregional en 84 iniciativas de gestión y de proyectos.
Si bien el pacto firmado representa una gran oportunidad para transformar la región en los próximos años desde las necesidades planteadas por las mismas comunidades, hay cuatro interrogantes que se deben resolver para darle vida a lo escrito en este documento: ¿Qué y cuántas iniciativas se desarrollarán este año? ¿Cuántos recursos se invertirán y de qué fondos saldrán?
Iniciativas en el 2019
Esneider Gómez, gerente del PDET para esta zona del país, propone que se formulen, para empezar esta fase, cuatro proyectos macro subregionales que se retomen de las 84 iniciativas del PATR. Además, que desde la escala municipal se presenten cuatro proyectos más por cada uno de los 24 municipios y que dichas propuestas surjan de los pactos municipales. “Estaríamos hablando de un ejercicio de estructuración de 100 iniciativas en Alto Patía – Norte del Cauca para este 2019”, aseguró.
Para Alexander Huila, Coordinador de la Agencia de Renovación del Territorio (ART), esta es solo una propuesta que debe concretarse desde el orden nacional en las próximas semanas.
A esto se le suma que para decidir con qué iniciativas comenzará el proceso, se debe convocar a las organizaciones sociales y representantes de las comunidades que participaron del ejercicio. “Con ellos se tiene que decidir. Hay que decirles qué tanto presupuesto se tiene, las propuestas del PATR y que nos pongamos de acuerdo para arrancar. Todo debe ser concertado”, dijo el Coordinador de la ART Cauca.
Una vez definidos los temas, la Agencia de Renovación del Territorio deberá apoyar la formulación de los proyectos para que puedan ser presentados, avalados e iniciar su ejecución. Una tarea que podría realizarse en los próximos seis meses y en donde “se necesitará la contratación de personal experto en diferentes líneas, puesto que cada proyecto puede tener su complejidad”, afirmó Huila.
¿Y los recursos?
El PDET Alto Patía – Norte del Cauca es el más grande del país, pues integra 24 municipios de tres departamentos: 17 de Cauca, 5 de Nariño y 2 del Valle de Cauca. Según el Conpes 3932, del 29 de junio de 2018, para ellos se destinarán 12.41 billones de pesos en los próximos 10 años para su cumplimiento. (Ver documento)
Si bien se tiene un monto general estipulado desde el gobierno nacional, aún no es posible saber cuánto dinero se destinará en el 2019 para su ejecución.
Gómez explicó que pese a lo abultado que se pueda ver la cifra, es algo relativa. Si los recursos se dividen entre los años que durará el PDET (en un principio 10, pero se está evaluando la opción de que sean 15) anualmente habría que invertir cerca de un billón de pesos y si esos recursos se dividen entre los 24 municipios, la percepción podría cambiar. “Aún así, es algo. Si se concretara, creo que sería el mejor éxito que tendría la paz y el país en todos estos territorios que han sido afectados”.
En cuanto a la financiación de los PDET, se debe tener en cuenta que los 12.41 billones de pesos no serán del todo recursos nuevos que se inyectarán a la región. Una parte de este dinero saldrá de lo que anualmente llegan a las gobernaciones o municipios a través del Presupuesto General de la Nación, el Sistema General de Participaciones y el Sistema General de Regalías. A esto se le suman los recursos de cooperación internacional, que nutren el Fondo Colombia en Paz y los aportes que se hagan desde las empresas privadas.
Ante este panorama, Huila, el coordinador de la ART Cauca, asegura que en este momento determinar cuántos proyectos deberán comenzar a formularse, cuántos recursos se girarán a la región y de qué fondos provendrán, resulta difícil de establecer ya que desde el gobierno nacional no se ha recibido ningún tipo de directriz. Y advierte que varios de los proyectos que se presenten deberán realizarse a través de cofinanciación: “Esta respuesta se dará en las próximas semanas, cuando desde Bogotá se decida la ruta para este año”.
Silvio Villegas Sandoval, alcalde del municipio de Morales, destaca la exitosa labor que desarrolló la ART para la construcción de los PDET, pero expresó sus dudas de que lo planteado se pueda materializar, ya que hasta la fecha no hay proyectos formulados, listos para ejecutar.
El mandatario de Morales dijo que tiene pocas expectativas. “A finales de diciembre estuvimos en Bogotá los alcaldes de los municipios PDET. Lo que encontramos es un ‘vamos a apoyarlos desde el gobierno nacional para que adecúen sus oficinas de planeación y puedan hacer realidad esto’. No veo que digan: ‘Esto va amarrado a un ejercicio presupuestal de la Nación y por lo tanto se debe generar unos compromisos del departamento y del municipio’”.
Sin embargo, no le restó valor a lo desarrollado, pues para él, ha sido un excelente ejercicio de participación comunitaria y de planificación, y las iniciativas, a su juicio, podrían llegar a buen término, pero con recursos de los municipios.
Paulo Andrés Piso Lozada, alcalde del municipio de Caldono, dijo que ve con buenos ojos lo realizado hasta el momento y no dudó en asegurar que pensar los planes desde y con las comunidades es lo más indicado.
“Así las cosas, el gobierno nacional adopta las ideas para poder generar procesos que suplan las necesidades expresadas, para cumplir dos objetivos: que efectúe los requerimientos de la comunidad y que los haga con los estándares mínimos de calidad para el cumplimiento de un proyecto completo”, aseveró Lozada.
Asimismo, recordó que hay un documento firmado, el PATR, lo que genera unas obligaciones para el gobierno nacional: “Sabemos que esto es un tema a mediano y largo plazo. Esperamos que se haga todo el trabajo y la gestión para que se concreten y viabilicen los proyectos y se pueda hacer la inversión en el territorio”.
El camino para materializar el PDET Alto Patía – Norte del Cauca apenas empieza. Sin duda es una de las oportunidades para contribuir al desarrollo del suroccidente del país, y será en los próximos seis meses donde deberán verse los primeros proyectos que comenzarán a cambiarle la cara a este territorio tan golpeado por el conflicto armado.
Retraso en Pacífico Medio
El PDET del Pacífico Medio, que integra los municipios caucanos de López de Micay, Guapi y Timbiquí, y Buenaventura, en Valle del Cauca, aún no tiene un pacto firmado.
Ello se debe, según explica la Coordinadora de la ART de Pacífico Medio, Aracelly Biojó Izquierdo, a que es uno de los dos que hay en el país conformado por comunidades étnicas solamente: afros e indígenas.
Esta particularidad creó la necesidad de construir a través de un proceso de concertación una ruta propia. A pesar de que se tienen algunos retrasos, Biojó espera que el PATR se pueda firmar durante este trimestre y así dar a conocer cuáles serán las iniciativas más importantes a desarrollar en la costa pacífica caucana y vallecaucana, golpeadas no sólo por la violencia sino por el olvido estatal.