El investigador Gustavo Duncan, miembro de la Comisión Histórica del Conflicto y sus Víctimas, creada por la Mesa de Conversaciones de La Habana, plantea que debe debería aceptarse la tesis de que el narcotráfico ayudó a financiar una guerra que se libró con fines políticos.
Gustavo Duncan es posiblemente el más joven de los 12 integrantes de la Comisión Histórica del Conflicto y sus Víctimas, creada por la Mesa de Conversaciones de La Habana, cuyo trabajo aún es confidencial, y que se conocerá en pocos días, cuando los relatores entreguen un documento consolidado. Duncan es politólogo, con maestría en seguridad global de la Universidad de Cranfiel (Inglaterra) y de Ingeniería Industrial en la Universidad de los Andes.
Desde hace casi una década se ha dedicado a investigar las relaciones entre narcotráfico y política. Su más reciente libro es “Más que plata o plomo” un estudio comparado entre México y Colombia sobre el poder político del narcotráfico. En 2006 publicó “Los señores de la guerra”, una historia sobre la génesis de las Auc en las regiones y la manera como construyeron su poder. VerdadAbierta.com habló con él a propósito de la propuesta del presidente Juan Manuel Santos de considerar el narcotráfico como un delito conexo con el político, para efectos de la participación en política de los guerrilleros que dejen las armas.
Verdad Abierta: Más allá de ser una actividad criminal ¿Se puede considerar al narcotráfico como una forma de financiar la guerra?
Gustavo Duncan: La guerrilla y ciertos sectores de la sociedad civil argumentan que quienes empuñaron las armas desde la insurgencia no lo hicieron para lucrarse personalmente sino por una causa superior. Esa es una gran pregunta ¿Sirvió el narcotráfico a una causa superior?
VA: ¿Cuál es su respuesta a esa pregunta?
G.D: Yo no creo que esta haya sido una guerra por un motivo superior. Las Farc tienen que desmontar el mito de que hicieron la guerra por un bien superior y no pensando en ellos, que van a ser una élite política y económica cuando salgan a la vida civil. En eso hay que tener en cuenta la economía política del narcotráfico. Este no es un negocio igual a los otros, porque su principal medio de producción es el poder. En el narcotráfico lo que cuesta es construir el poder suficiente para reducir los riesgos del negocio. Paramilitares y guerrilla se tomaron el negocio rápidamente porque ellos tenían precisamente eso: poder. Lo mismo que el Estado. Así el narcotráfico terminó involucrado en todo el conflicto.
VA: ¿Cómo se produjo el maridaje entre guerrilla y narcotráfico?
G.D: Ellos controlaban zonas de colonización que eran importantes para cultivar la coca. Lugares lejanos, donde el Estado tiene dificultades para llegar. La droga se cultiva en minifundio porque ningún latifundista va correr el riesgo de perder su hacienda por cultivar droga, por eso se cultiva en medio de la selva, donde la tierra no vale. Entonces, la guerrilla terminó convirtiéndose en el regulador de esas zonas de producción de droga, en esencia, porque el Estado estaba muy lejos.
VA: ¿Son entonces los campesinos cocaleros su base política?
G.D: Una cosa son los intereses políticos estratégicos de los jefes de la guerrilla y otra cosa los intereses de la gente que siembra coca. La relación de las Farc con los campesinos terminó siendo de explotación porque ellos se quedaban con los excedentes que producían los colonos y a cambio ofrecían cierta protección y cierta defensa contra el Estado. Ellos acapararon los recursos que les permitieron seguir en la guerra.
VA: ¿Se les puede considerar narcotraficantes a los miembros de las Farc?
G.D: Ellos cobraban el gramaje, y en un momento dado se metieron a controlar laboratorios para apoderarse de los excedentes de la droga. Sobrevivieron y lo hicieron gracias al narcotráfico. Uno puede decir que han hecho una guerra política buscando transformar la sociedad y el Estado, pero esa transformación también tiene unos intereses individuales para la dirigencia.
Ellos necesitaron el narcotráfico. Obtuvieron recursos del narcotráfico por cuenta del gramaje, pero teniendo el poder, imposible no pensar que controlaban laboratorios para quedar con mayores excedentes. Ahora, ellos controlaban unas zonas lejos de los mercados internacionales, no podían controlar toda una ruta como lo hacen otros narcos.
VA: Entonces, ¿debe ser conexo el narcotráfico con el delito político?
G.D: Sí, estoy de acuerdo. No creo que el involucramiento de las Farc con el narcotráfico haya sido por ideales. Creo que hubo objetivos políticos pero también personales. Sin embargo, para efectos prácticos de la negociación, y que los guerrilleros se inserten en la sociedad, es necesario hacer esa concesión.
VA: Si guerrilla y paramilitares recurrieron al narcotráfico, ¿por qué a estos últimos no se les dio el mismo tratamiento?
G.D: Porque los paramilitares no lo pidieron. La clase política era la gran aliada de los paramilitares, pero cuando se desmovilizaron las Auc, tenían toda la sociedad civil en contra, cualquier concesión que se hiciera en ese sentido iba a ser torpedeada.
VA: ¿Las bandas criminales podrían exigir tratamiento político?
G.D: Es un riesgo del que se está hablando y el gobierno dice que no habrá tal cosa. Y el gobierno tiene razón porque no hay condiciones. Las bacrim no tienen cómo hacerse valer políticamente. Si mañana los Úsuga se entregan, ¿qué ONG va a pelear por ellos? ¿Qué sector político va ir ante los medios a decir que los Úsuga tenían trabajo político? Nadie.
VA: ¿Cómo cambiará la desmovilización de las Farc el negocio del narcotráfico?
G.D: Colombia sigue siendo el gran distribuidor de cocaína de América Latina hacia México y hacia Europa. Las Farc regulan la fase primaria de la producción… la gran pregunta es: ¿Qué va pasar con ese control de la producción de hoja de coca? ¿Quién va regular los cultivos que están en las zonas más alejadas de la geografía? Por un lado serán las bacrim, y por el otro los mandos medios de las Farc, que no manejan la retórica marxista y que no van a terminar incluidos en el proceso de paz. Es gente que sabe hacer la guerra, sabe hacer negocios ilegales.
VA: ¿Qué pasará con los parapolíticos?
G.D: Esa es otra de las grandes preguntas. Si ‘Timochenko’ va a estar haciendo política pero los parapolíticos siguen presos, así como los militaresy los paramilitares…entonces, ¿qué sentido de justicia es ese? Yo creo que el Estado terminará haciendo concesiones. Y el país tendrá que reconocer que la criminalidad ha sido parte intrínseca de la historia política. Finalmente lo que hizo el narcotráfico fue redefinir la clase política, redefinir las relaciones de poder local.
Las Farc nunca han sido una gran amenaza para la élite política bogotana. Han sido una gran amenaza para las élites locales. Y se ha prolongado en el tiempo gracias a los excedentes que les produjo el narcotráfico. Es decir, la misma guerra servía para proteger un negocio de 7.000 millones de dólares.