La toma paramilitar en El Toro, Cauca

      
En febrero de 2001, 200 hombres del Bloque Calima incursionaron en esa vereda de Santander de Quilichao para rescatar a unos secuestrados. Durante los enfrentamientos con las Farc, los ‘paras’ secuestraron a la población.
Camiones llenos de paramilitares salieron de la vereda de Mazamorrero para tomarse la vereda de El Palo. Imagen: VerdadAbierta.com.

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El viernes 23 de febrero de 2001 inició temprano y fue muy convulsionado para los habitantes de las 30 viviendas que componen la vereda de El Toro. Alrededor de las seis de la mañana varios paramilitares fuertemente armados los sacaron de sus viviendas y los retuvieron contra su voluntad durante casi medio día.

Estas personas, pertenecientes a una humilde comunidad afrodescendiente que subsiste del cultivo de frutas y verduras en la Cordillera Central, vivieron su secuestro en medio de las balas cruzadas por los fuertes enfrenamientos que tuvieron los paramilitares con las Farc.

Durante la audiencia de imputación de cargos a 88 postulados del Bloque Calima, la Fiscalía 40 de Justicia y Paz contó que esa incursión fue planeada en la vereda Munchique de Buenos Aires, luego de que una persona conocida con los alias de ‘Bigotes’ o ‘Barbas’, hablara con Éver Veloza García, alias ‘HH’.

Esta persona le pidió al jefe del Bloque Calima que le ayudara a rescatar a un hermano que estaba secuestrado por el Sexto Frente de las Farc en la vereda El Águila. Para tal fin, ‘Barbas’ aportó carros, radios, escáneres y otros equipos de comunicación, para que los paramilitares hicieran inteligencia e interceptaran comunicaciones en la región.

Días después de ese encuentro, ‘HH’ le ordenó a Elkin Casarrubia Posada, alias ‘El Cura’, que organizara un grupo para que asumiera la misión de rescatar a varios secuestrados que estaban bajo la custodia de alias ‘Mincho’ y se tomaran su zona.

Es así como en la vereda de Mazamorrero, ubicada en Santander de Quilichao, se reunieron alrededor de 220 paramilitares que se dividieron en tres grupos. Uno de ellos estuvo conformado por 60 hombres y le fue asignado a José de Jesús Pérez Jiménez, alias ‘Sancocho’, quien fue el jefe de urbanos de Cauca. Ese grupo fue enviado a El Águila por la vereda El Toro.

Otro grupo de 100 hombres fue enviado por el corregimiento El Palo del municipio de Caloto. Finalmente, otro grupo de 60 paramilitares fue dejado en Mazamorrero para que sirviera de apoyo y estuvo bajo el mando de alias ‘Chilapo’. En esta “incursión” no estuvieron presentes ‘HH’ ni ‘El Cura’, aunque sí la organizaron.

La estrategia de los paramilitares fue rodear a la guerrilla y presionarla para que liberara a los secuestrados. Para sus desplazamientos, según contó la Fiscalía, el Bloque Calima contó con el apoyo de algunos miembros de la Fuerza Pública.

Entre los funcionarios salpicados se encuentran un capitán de apellido Zambrano del Batallón Pichincha de la Tercera Brigada de Cali, un teniente de apellido Salcedo del Batallón Codazzi de Palmira y un soldado del Batallón Numancia de Popayán. “La colaboración de estos militares consistía en dejar pasar los hombres armados de las Auc que iban a ingresar a esa zona”, indicó la Fiscalía ante un magistrado de control de garantías.

Con la coordinación realizada, varios camiones partieron de Mazamorrero llenos de hombres que vestían camuflados y portaban armas de largo alcance. El grupo de ‘Sancocho’ salió a la una de la mañana y desembarcó en la vereda a Quinamayó. Desde ese sitio salieron a pie y llegaron a El Toro alrededor de las seis de la mañana.

En su recorrido este grupo instaló un retén, y detuvo a cuatro personas a las que les preguntaron por la guerrilla, y respondieron que varios guerrilleros estaban en las partes altas. Alias ‘Relojito’ les robó sus celulares.

En el camino, ‘Sancocho’ se topó con Javier Orlando Palacio Mina, un campesino del sector que iba a trabajar y fue asesinado porque dijo que desconocía la ubicación de la guerrilla. A esta víctima los paramilitares le hurtaron su moto y luego fue vendida por 300 mil pesos en Santander de Quilichao.

El ex jefe de urbanos levantó el retén y fue a apoyar al grupo de alias ‘Darío’ que fue atacado por la guerrilla. Desde ese momento sostuvieron combates que se prolongaron hasta antes del anochecer.

El enfrentamiento fue tan fuerte, que ‘Sancocho’ llamó a ‘HH’ para que le enviara el grupo de ‘Chilapo’ que estaba en Mazamorrero. En el enfrentamiento murió uno de los paramilitares y varios resultaron heridos.

Hombres bajo el mando de ‘Chilapo’ también asesinaron a Hugo Ene, quien, según algunos pobladores, tenía problemas mentales. A este hombre lo mataron porque supuestamente le encontraron varios camuflados en su casa. Primero fue degollado, pero como seguía respirando, otro paramilitar lo remató golpeándolo en la cabeza con una piedra.

El secuestro de la población
Antes de que iniciaran los combates con las Farc, varios paramilitares llegaron en las primeras horas de la mañana a la vereda El Toro y sacaron a la fuerza a los habitantes de sus viviendas. Varios sobrevivientes le contaron a la Fiscalía que los hombres armados les hicieron tiros al aire o destruyeron las puertas para obligarlos a salir.

Los hombres de ‘HH’ también destruyeron las pertenencias de los pobladores y hurtaron electrodomésticos, ropa, víveres, dinero en efectivo y herramientas de trabajo. Desde un principio los civiles fueron tildados de auxiliadores de la subversión, los trataron mal y les preguntaron constantemente por las armas que ellos creían le guardaban a la guerrilla.

La mayoría de los habitantes de El Toro que estaban en la vereda ese 21 de febrero, fueron encerrados en una finca y estuvieron retenidos sin alimentación hasta que se acabaron los combates con la guerrilla.

Alrededor de 90 personas, entre niños, mujeres, hombres y ancianos, estuvieron secuestrados por casi doce horas, y además de los insultos y las amenazas de muerte constantes, algunos fueron golpeados y torturados.

Una de las víctimas contó que un comandante de tez morena separó a las personas que vivían en la parte alta de la vereda y les hizo varios disparos al piso para que confesaran sobre la guerrilla y el armamento que supuestamente les tenían encaletado. Otro testigo dijo que los paramilitares se robaron una moto y la quemaron.

Cuando fueron dejados en libertad, varias familias se desplazaron llenos de pánico al casco urbano de Santander de Quilichao y otros se fueron temporalmente a sus casas, pero con el tiempo también se desplazaron.

Según contó la Fiscalía, los paramilitares emprendieron la huida porque fueron alertados por un militar que, a raíz de los desplazamientos masivos a Santander de Quilichao, el Ejército recibió la orden de ingresar a la zona.

El pasado miércoles, la Fiscalía 40 de Justicia y Paz les imputó los delitos de homicidio en persona protegida, secuestro simple, hurto agravado y calificado, tortura en persona protegida, desplazamiento forzado, violación en habitación ajena y daño en bien ajeno, a 32 postulados del Bloque Calima.