Aunque un juez de tierras ordenó una sola restitución, para el Cesar este es el inicio del retorno de 12 veredas desplazadas por los hombres de ‘Jorge 40’. La sentencia ordena suspender las licencias mineras.
‘Jorge 40’ fue el responsable del desplazamiento de cientos de familias en Mariangola. Foto Semana |
En la zona rural de Valledupar, un juez de tierras acaba de confirmar la primera restitución de tierras a una familia que fue desplazada en 2005, cuando hombres del frente paramilitar ‘Juan David Hernández’ del Bloque Norte de las Auc le ordenaron salir de su finca ‘Altiplano’, situada en el corregimiento de Mariangola.
En la sentencia se le ordenó al Ministerio de Minas y Energía suspender
las licencias otorgadas para la explotación minera, puesto que este
predio, según la Agencia Nacional de Minería, sobre el que existe una
solicitud para explotación minera.
Mariangola junto con Caracolí y Villa Germania, todos corregimientos de Valledupar, fueron el epicentro de incursiones paramilitares, que a su paso dejaban desaparecidos, muertos, desplazados, amenazados y muchas veces mujeres abusadas.
En la finca ‘Altiplano’, de 41 hectáreas, vivía *Jairo, su esposa y sus seis hijos, la mayoría menores de edad. Allí también vivía una hija mayor con su esposo. Todos se dedicaban a la agricultura, sembraban yuca, maíz, fríjol y cuidaban sus gallinas, chivos y vacas.
Sin embargo, una noche de 2005, un grupo de hombres llegó a preguntar con nombre propio por el yerno de *Jairo. Se lo llevaron y nunca más supieron de él. A pesar de la desaparición de su familiar, deciden quedarse en su tierra, pero días más tarde regresaron los hombres armados y les ordenan abandonar la finca.
Esta zona era estratégica para los paramilitares, por estar en las estribaciones de la Sierra Nevada de Santa Marta, en donde tuvo influencia el frente 41 de las Farc, entre 1980 y 1996, rota cuando aparecieron los grupos paramilitares que asesinaron a cientos de labriegos porque supuestamente eran colaboradores de la guerrilla.
En la sentencia que emitió la Juez Primera Civil del Circuito en Restitución de Tierras en Valledupar, se relaciona cómo los paramilitares sembraron el terror en la zona.
Mariangola fue el corregimiento que primero sufrió el impacto de la violencia, con la aparición la noche del 22 de noviembre de 1996 de un grupo comandado por Juan Evangelista Basto Bernal, alias ‘Pedro’ o ‘Juan Alberto Mejía’, quien llegó acompañado entre otros por Hernando de Jesús Fontalvo Sánchez, alias ‘El Pájaro’; Albeiro Guisao Arias, alias ‘James’, y Jhon Jairo Esquivel, alias ‘El Tigre’.
Ese día asesinaron a siete hombres que vivían en el barrio El Carmen de Mariangola, cuatro de ellos de una misma familia.
Estamasacre dejó su marca en el pueblo. Y los asesinatos no pararon allí. Los paramilitares mataron a Hipólito González y a sus tres hijos Rafael, Hipólito y Raumith, así como a Luis Carlos Guerrero, Jorge Jiménez y Marcos Rafael Montes.
Desde ese entonces era un hecho la llegada de los paramilitares, quienes advirtieron a los pobladores que, como había pasado en el barrio El Carmen, seguirían con los homicidios en la zona rural, donde cientos de familias campesinas estabanasentadas desde hacía muchos años.
Uno de ellos era *Jairo quien compró su finca ‘Altiplano’, en la vereda Las Palmas, al Incora, el 28 de junio de 1991. A pesar de las advertencias, el no comprendía porque debía abandonar su tierra, si era producto de su trabajo y cuando veía que sus vecinos saliendo de sus fincas atemorizados y amenazados por las Auc, se resistió a abandonar lo que era de él.
Pero no pudo escapar de las intimidaciones de los paramilitares. Al año siguiente de la primera masacre, el grupo enviado por los hermanos Castaño, comandado por Salvatore Mancuso, volvió a incursionar en Mariangola y esa vez asesinaron a cuatro campesinos, entre ellos al presidente de la Junta de Acción Comunal de la vereda La Gallineta, Fabio Morales.
La situación empeoró entre 2000 y 2003, debido a que apareció el Bloque ‘Mártires Cacique Upar’, encabezado por el mismo Rodrigo Tovar Pupo, alias ‘Jorge 40’, quien tenía como su hombre de confianza a David Hernández Rojas, alias 39, al que le dio el control de de Mariangola, por estar al lado de Caracolí y Villa Germania, en la Sierra Nevada de Santa Marta, una zona que era el corredor que permitía conectar los municipios del Magdalena y la Serranía del Perijá, que además llevaba a la frontera con Venezuela e incluso tenían acceso al mar Caribe, utilizado para tráfico de armas y drogas.
En medio del ya consolidado control de los paramilitares y de sus diarios actos de barbarie, *Jairo y su familia seguían en su predio. El fue uno de los últimos en abandonarlo, un año antes de que el Bloque Norte -incluido el frente ‘Mártires del Cacique Upar- se desmovilizaran en el corregimiento de La Mesa, en Valledupar.
Antes de desmovilizarse, hombres armados le exigieron a *Jaime, su esposa y sus hijos salir de su finca, de la que sólo alcanzaron a salir con su ropa a otro municipio del Cesar, en donde han vivido desde entonces en medio de la miseria.
Después de la desmovilización del Bloque Norte, y viendo que su finca seguía sola, decidió en el año 2009 regresar en medio de la incertidumbre y del miedo.
Este campesino retomó sus actividades de agricultor y en enero de 2013 cuando se enteró de que podía recuperar la propiedad de la tierra que aparecía como abandonada en los registros del Incoder, llegó a reclamar su propiedad.
La Unidad de Restitución de Tierras solicitó al Incoder adjudicar el predio restituido a *Jairo y su esposa, y a las autoridades hacer las acciones pertinentes para la reivindicación y entrega material de la finca, la cual se dio a mediados de julio.
De la zozobra a la tranquilidad
Después de conocida la sentencia de restitución a *Jairo y a su familia, muchas familias siguen esperando la restitución de sus tierras en las 12 veredas de Mariangola y de los corregimientos de Caracolí y Villa Germania.
En el fallo que le devolvió las tierras a esta familia, la Unidad de Restitución documentó que sólo en Mariangola ocurrieron 325 asesinatos, cometidos en su mayoría por el frente ‘Mártires del Cacique Upar’. Los registros indican que las autoridades realizaron 205 levantamientos de cadáveres en la zona urbana y las 12 veredas de este poblado, mientras que el resto eran personas que asesinaban en otras zonas del Cesar y eran llevados allí por la cercanía a la base paramilitar de ‘El Vaticano’.
La verdad sobre lo que ocurrió en este corredor de la Sierra Nevada se ha esclarecido en parte, por las versiones rendidas por varios postulados a Justicia y Paz que pertenecían a este frente, como Juan Manuel Argumedo García, alias ‘Gabino’, y Francisco Gaviria, alias ‘Mario’, así como los relatos de los reclamantes que cuentan cómo fueron despojados de sus tierras y obligados a irse a vivir en barrios de invasión de la capital cesarense y otros municipios o departamentos.
Los dueños de las parcelas de Mariangola, Caracolí y Villa Germania, así como *Jairo, hoy ya son ancianos. “Estar en la tierra así sea viejo, es algo bueno para nosotros, que sólo sabemos trabajar la tierra, porque estar en la ciudad es muy duro”.