La persistencia de Lyda

      
Después de que le desaparecieron a su hermano, Lyda Quevedo creó una fundación para reivindicar los derechos de las víctimas del paramilitarismo en Casanare.

 

Lyda Yaneth es la hermana de Yovany Quevedo, asesinado por los ‘paras’ el 28 de noviembre de 1999 en Casanare. / Foto archivo 

El 28 de noviembre de 1999 los paramilitares de las Autodefensas Campesinas de Casanare (Acc), se llevaron a Yovany Quevedo y a su esposa Luz Neira Achagua. Alguien los señaló como auxiliadores de la guerrilla. Él se ganaba la vida conduciendo una camioneta en la que le llevaba comida a una empresa de cocina subcontratista de la petrolera British Petroleoum y nada tenía que ver con política.  No volvieron a aparecer.

Lyda Yaneth, la hermana de Yovany, quiso salir a buscarlo inmediatamente. Pero aún muriéndose por dentro no pudo porque temía correr la misma suerte. Con el transcurrir de los meses, poco a poco, fue superando la impotencia. No era necesario que se lo dijeran, pero ella sabía que en Casanare había muchas  otras hermanas, esposas, madres que les estaba sucediendo lo mismo, pero todas guardaban silencio. Entonces se animó a contar su historia a quien la quisiera escuchar.

 “A Yovany se los sacó un grupo de ‘Martín Llanos’. Se lo llevó Javier, alias ‘Águila’, y no volvimos a saber de él”, era la historia que repetía Lyda una y mil veces a amigos, a conocidos, a otras víctimas del horror. Quería alentar a víctimas a denunciar. Que se unieran todas para frenar a esos matones que estaban llenando de tumbas clandestinas y de viudas al Casanare.

Cada vez se fue más lejos, a regiones más apartadas de Yopal. Consiguió reunir a 15 madres e hijos de personas desparecidas a la fuerza por miembros de los paramilitares. Y juntas buscaron a sus seres queridos. Fueron a reuniones con la Oficina del Alto Comisionado para la Paz, con padres de la Iglesia, con autoridades locales y hasta con paramilitares, entre ellos Vicente Castaño.Pero nadie les dio respuestas sobre el paradero de su hermano, ni de ningún otro. La gente, entre el miedo y el desprecio, la tildaban de loca, decían que se iba a hacer matar.

El 3 de septiembre de 2005 se desmovilizaron 1.200 miembros del Bloque Centauros en una finca en Tilodirán, una vereda de Yopal, con José Vicente Castaño, hermano mayor de Carlos, y consejero mayor de las AUC, a la cabeza. Y aunque ‘Martin Llanos’ aún siguió armado, Lyda se llenó de entusiasmo y creó entonces la Fundación ‘Yovany Quevedo, lazos de vida’, en honor a su hermano desaparecido.

Hoy están inscritos con su fundación 2.850 familias  víctimas del paramilitarismo. Y a través de ésta ha podido hacer escuchar sus voces para exigir sus derechos. Empujóla creación de un comité interinstitucional, del cual hacen parte la Fiscalía, la Defensoría del Pueblo, la Comisión Nacional de Reparación y Reconciliación, la Misión de Apoyo al Proceso de Paz (MAPP-OEA), la Secretaría de Gobierno Departamental y Acción Social. De esta manera les han podido dar una atención más integral a las víctimas.

Pero además logró que se institucionalizara el 13 de septiembre de cadaaño, como el Día Cívico de las Víctimas del Conflicto Armado en Casanare. Un esfuerzo que logró por encima de las amenazas de muerte, que no fueron pocas.

Vea el especial “Las verdades del conflicto en los Llanos Orientales”