La de Riosucio, incursión planeada en comando de Policía

      
Historia de la toma armada perpetrada por las Accu, que dejó tres personas desaparecidas y se coordinó desde el despacho del comandante de la Policía Chocó, en Quibdó.

4893riosucioLa Sala de Justicia y Paz del Tribunal Superior de Medellín pidió a la Procuraduría General de la Nación realizar un seguimiento especial a los procesos judiciales que estén en curso en contra de los militares, policías, funcionarios judiciales y autoridades civiles que participaron directa e indirectamente en los hechos conocidos como “la toma a Riosucio”, llevada a cabo por un comando paramilitar el 20 de diciembre de 1996 y que dejó un saldo de tres personas desaparecidas.

De igual forma, la Sala exhortó a la Fiscalía General para que realice las compulsas de copias a que haya lugar toda vez que, gracias a las labores investigativas de la Fiscalía 48 de Justicia y Paz, así como a los aportes de varios desmovilizados del Bloque Élmer Cárdenas de las Autodefensas Unidas de Colombia (Auc), hoy se tiene pleno conocimiento que miembros de la Policía y el Ejército Nacional tuvieron participación directa en la planeación y ejecución de dicha acción criminal.

La anterior solicitud la hizo el Alto tribunal durante la lectura del auto de control de legalidad (Auc) impartido contra ocho postulados del Bloque Élmer Cárdenas de las Autodefensas Unidas de Colombia (Auc), quienes, por el momento, podrán acceder al beneficio de la pena alternativa contemplada en la Ley de Justicia y Paz. Entre los favorecidos con la decisión figuran Pablo José Montalvo, alias ‘Alfa 11’; y Dairo Mendoza Caraballo, alias ‘Cocacolo’, quienes participaron en estos hechos.

Los arreglos
De acuerdo con lo relatado por ‘Alfa 11’ a fiscales de Justicia y Paz, en los primeros días del mes de diciembre de 1996 recibió la orden de parte de Elmer Cárdenas, por aquellos años un hombre de entera confianza de Carlos Castaño en las filas de las Autodefensas Campesinas de Córdoba y Urabá (Accu) para que se desplazara hasta el corregimiento de Santamaría, en Ungía, (Chocó) y que una vez allí esperara refuerzos para una operación especial: la toma del municipio de Riosucio, un fortín estratégico que los paramilitares querían arrebatarle al frente 57 de las Farc.

“A mí se me hizo raro, porque nosotros éramos poquitos y Riosucio estaba totalmente al dominio de la Farc, y le pregunté, ¿cuál es la información que tenemos nosotros o cuál es el informante que nos va a llevar a ese municipio?, y me dijo: ‘no se preocupe. Ahorita más tarde llega el guía de nosotros'”, manifestó en su momento alias ‘Alfa 11’. Lo que no sabía en aquel momento este exmiembro del Bloque Élmer Cárdenas era que, mientras aguardaba por armas, pertrechos y refuerzos (entre ellos un desertor de la guerrilla conocido como ‘El Alacrán’ o ‘ZC’), simultáneamente en Quibdó, Fredy Rendón Herrera, alias ‘El Alemán’, y Raúl Emilio Hasbún, alias ‘Pedro Bonito’, ultimaban detalles del operativo con el comandante de la Policía de Chocó, el Teniente Coronel Rigoberto Ambrosio Ojeda Prieto.

En versiones entregadas por alias ‘El Alemán’ a fiscales de Justicia y Paz, una de ellas el 23 de abril de 2010, el ex jefe paramilitar señaló que a mediados del mes de diciembre de 1996, él y alias ‘Pedro Bonito’ recibieron la orden de Carlos Castaño de dirigirse a uno de los hangares del aeropuerto Olaya Herrera de Medellín, donde los esperaría un hombre apodado Merchán y una avioneta que los llevaría hasta la ciudad de Quibdó.

“Ese señor Merchan, que manejaba algunas situaciones para la ‘Casa Castaño’ en Medellín nos dijo: ‘este es el nombre del coronel, dígale que van de parte mía’. Nos montamos en esa avioneta, y una hora y 20 minutos después aterrizamos en Quibdó. Tomamos un taxi y llegamos al comando de Policía y literalmente nos dijeron: ‘el Coronel los estaba esperando”, relató el exjefe del Bloque Élmer Cárdenas.

En dicha reunión, el Alto Oficial se comprometió a no realizar ningún tipo de operativo contra las embarcaciones que trasladarían los contingentes paramilitares desde Sautatá, en Ungía, hasta el municipio de Riosucio y que además, “mandaría un capitán de la Policía secreta o de su inteligencia, para que asumiera el puesto de Policía en Riosucio, para que eso no se nos saliera de las manos y que nosotros pudiéramos desarrollar la operación. El Coronel sabía además que se iban a hacer unas retenciones en la cabecera municipal y que se les iba a dar muerte. Y así pasó”, agregó Rendón Herrera.

La coordinación, añadió alias ‘El Alemán’, también involucró a “la Brigada XVII, a los diferentes mandos y jefes de inteligencia y coroneles que no estaban en la zona, pero que en el momento de nuestra entrada se les ordenaría actuar”.

La toma
La madrugada del 20 de diciembre de 1996, un grupo aproximado de 150 hombres, vestidos de camuflado y fuertemente armados, partieron desde Sautatá (Ungía) y luego de remontar las aguas del río Atrato en varias pangas, desembarcaron en el casco urbano del municipio de Riosucio, donde simularon un enfrentamiento con los efectivos de la Policía allí acantonados.

Luego de varios minutos del simulacro, rodearon y tomaron el control del poblado. Con lista en mano, varios de los paramilitares que participaban en la incursión armada procedieron a sacar a varias personas de sus residencias, acusándolas de ser militantes, colaboradores o auxiliadores de la guerrilla. Cinco fueron las retenidas, entre ellas Benjamín Arboleda Chaverra, alcalde encargado de la localidad, y un adolescente de 16 años.

Los paramilitares abandonaron el pueblo horas después en medio de la más completa tranquilidad y llevándose consigo a estas personas. Poco tiempo después de la toma se supo que una de las secuestradas fue liberada al día siguiente. El adolescente fue reclutado por los ‘paras’ y, paradójicamente, fue enviado a patrullar las calles de su pueblo, Riosucio.

De las otras tres personas, Benjamín Arboleda Chaverra, José Lisneo Asprilla y Edison Rivas Cuesta, solo se sabe que fueron asesinados. Nadie, ni los mismos postulados del Élmer Cárdenas, saben dónde fueron enterrados sus cuerpos.

Trece años después, el 13 de agosto de 2009, el Juzgado Penal del Circuito Especializado de Quibdó le impuso una condena de 280 meses de prisión por estos hechos a Dairo Mendoza Caraballo, alias ‘Cocacolo’. La decisión fue ratificada por el Tribunal Superior de Quibdó el 26 de agosto de 2011.

A la fecha no se conoce ninguna decisión judicial frente a militar o policías que permitieron esta incursión paramilitar. Desde la Fiscalía 48 de Justicia se han compulsado copias a la justicia ordinaria para que se investigue al Teniente Coronel Rigoberto Ambrosio Ojeda Prieto, quien fuera comandante de la Policía de Chocó entre los años 1996-1997; al Teniente Luis Alfredo Burgos Pavón, jefe de la CIPOL del Comando de Policía de Chocó para los años 1996-1997; y los subtenientes Esteban Guzmán Vargas; Henry Alonso Cortés Aponte y Édgar Henry Correa Núñez, comandantes de Policía de Riosucio para los años 1996-1997.

Lo que esperan quienes fueron víctimas de este hecho es que, ahora que los postulados del bloque Élmer Cárdenas cumplieron con su obligación de contar la verdad y esclarecer los hechos en los que participaron, la justicia ordinaria realmente actúe contra militares y policía que traicionaron su misión de defender a la sociedad para aliarse con el paramilitarismo.