Cuando se desmovilizó el Bloque Héroes de los Montes de María, ‘Jorge 40’ intentó tomar su lugar. Su fallida ofensiva se tranformó en la Banda de los 40, que contó con más de cien funcionarios públicos para imponerse como el nuevo para-Estado de la región.
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En enero de 2006 el Bloque Norte comandando por Rodrigo Tovar Pupo, alias ‘Jorge 40’, intentaba armar todas las piezas para apoderarse de los departamentos de Bolívar y Sucre, como parte de una estrategia con dos fines: uno, extender la supremacía militar del grupo que ya tenía el control de Atlántico, Cesar, Magdalena y La Guajira, y el otro, quizá el más importante, controlarlos políticamente para apoyar la elección de senadores y representantes que se celebraría en marzo de ese año.
El Bloque Norte, a diferencia de los otros grupos paramilitares que del Caribe, no había aceptado desmovilizarse. Su cabeza, ‘Jorge 40’, al terminar los diálogos de Santafe de Ralito ponía nuevas condiciones para su desmovilización y se estableció en La Sierra Nevada de Santa Marta con una fuerte retaguardia que custodiaba todos los accesos a su campamento. Por el contrario, los comandantes del Bloque Héroes de los Montes de María, Eduard Cobos Téllez, alias ‘Diego Vecino’, y Úber Bánquez Martínez, alias ‘Juancho Dique’, cuyo grupo había controlado los departamentos de Bolívar y Sucre pretendidos por ‘Jorge 40’, se habían desmovilizado en compañía de los 400 hombres que lo conformaban y habían entregado las armas.
El jefe de los paramilitares de los Montes de María, Rodrigo Mercado Pelufo, alias ‘Cadena’, había sido asesinado en noviembre de 2005 por orden de ‘Jorge 40’, al menos así lo dedujo la Fiscalía según la información encontrada en el computador de ‘Don Antonio’. De estos mismos documentos se sacó en claro que sus aliados ‘Vecino’ y ‘Juancho Dique’, ya desmovilizados, intentaron mantener el control territorial y político de manera velada, en especial de aquellos municipios del Golfo de Morrosquillo, Toluviejo, Tolú, Coveñas y Palmitos, que recibían regalías por la servidumbre del oleoducto que atraviesa por el departamento de Sucre. Mientras ‘Vecino’ planeaba conservar su supremacía, apoyando incluso la elección al senado de la ex representante a la cámara Muriel Benito Revollo, ‘Jorge 40’ le había ordenado a Édgar Ignacio Fierro Flórez, alias ‘Don Antonio’, para entonces jefe del frente José Pablo Díaz, extenderse a esos departamentos.
Las pretensiones de unos y otros, antes aliados, chocaron y desencadenaron un breve enfrentamiento y el fracaso de sus respectivos planes. Razones más poderosas se cruzaron en sus caminos, como lo fue la captura de Fierro Flórez el 11 de marzo de 2006, cuatro días después de haberse desmovilizado y la entrada de bandas de narcoparamilitares que les disputaron el control de los territorios para traficar cocaína por las costas de esos departamentos.
Edgar Ignacio Fierro Flórez, alias ‘Don Antonio’, había enviado a Cartagena desde finales de 2005 a Miguel Villarreal Archila, alias ‘Salomón’, un ex subintendente de la Policía Nacional que se había visto involucrado en el sonado caso de ‘los policías de la coca’ en 2003 en Barranquilla, cuando un cargamento que ellos protegían había sido capturado por otros policías que también cobraban para que los dueños la pudieran embarcar. ‘Salomón’, le dio garantías a sus patrones que las casi tres toneladas de coca les serían devueltas.
Las movidas de este ajedrez de los poderes ilegales se conocieron por las interceptaciones telefónicas ordenadas por la Fiscalía a los miembros de la banda, luego de que ésta analizara la información que había en los computadores, documentos y memorias incautados el día de la captura de alias ‘Don Antonio’ en la urbanización Villas de Canaria en el kilómetro 17 entre Santa Marta y Ciénaga, Magdalena.
¿Qué planeaban?
En los diálogos, centenares de horas de grabaciones, entre alias ‘Don Antonio’, con alias ‘Piter’, ex jefe político de las Auc en los Montes de María, y otros militantes y aliados no identificados, el primero dijo que Bolívar era un departamento ‘sui generis’, porque, según él, “‘La Gata’ y ‘El Turco’ habían penetrado varias las esferas en la economía, la construcción y la política”. ‘Don Antonio’ preguntaba, cómo hacer para romper ese dominio si Enilse López, (conocida como La Gata) tenía Gobernación, Alcaldía y apoyaba a tres aspirantes al Senado y su hijo, Héctor Julio Alfonso López, era candidato a la Cámara en 2006. Hoy la Fiscalía les sigue a Enilse López y a Alfonso Hilsaca, conocido como ‘El Turco’, sendos procesos judiciales por diferentes crímenes, que ya están en etapa de juicio; ambos están detenidos, pero aún ninguno de los dos ha sido condenado.
Las distintas fuerzas que había en el departamento de Bolívar eran un escollo para ‘Don Antonio’, en especial Enilse López. “Todo lo que yo pretenda hacer –decía en otro aparte –va a estar afectado por la participación de ella porque tiene comprados a todos; ella mete mucha plata en política”. Su interlocutor dijo que había conversado con ‘El Turco’ y estaba dispuesto a colaborar. En política, le dijo la voz a ‘Don Antonio’, “uno, o tiene plata o tiene votos, pero nosotros no tenemos ni votos ni plata, ni nada para ofrecer a cambio. Pero tenemos una fuerza militar de la que nos podemos valer para hacer campaña por todos los municipios del departamento”.
El margen de maniobra del Frente Político por la Paz de Bolívar y Sucre – así lo llamaron en sus conversaciones-, comandado por ‘Don Antonio’, era muy pequeño, pues corría el mes de enero de 2006 y todavía no tenían una estructura financiera y política. Reclutar a los antiguos militantes de los Montes de María hacía parte de los planes de ‘Don Antonio’, y alcanzó a traerse para su bando a Whiler Covo, un médico que había trabajado como financiero de alias ‘Diego Vecino’. Además, el hombre de ‘Jorge 40’ estaba convenciendo a alias ‘Piter’, con quien conversó ampliamente, según consta en las varias horas de interceptaciones que hizo la justicia. El paradero de ‘Piter’ aún hoy se desconoce.
‘Don Antonio’ y sus aliados se preguntaba cómo enfrentarían a ‘La Gata’, cómo le dirían que ellos aceptaban que lanzara a su hijo, pero no que pusiera a todos los candidatos al Senado de la región. Planearon decirle que dejara que cada candidato se financiara, pero ya ‘Gonzalo’ o ‘Médico Grande’, cuyo nombre es Carlos Mario García (un consejero político de ‘Don Antonio’ de ‘40’) había dado instrucciones para votar por Vicente Blel quien iba en alianza con Lidio García Turbay, primo de ‘Gonzalo’. Si Blel mantenía su disposición, el grupo lo apoyaba, si no, según dijeron en las conversaciones grabadas, afirmaban tener la opción de hablar con el senador bolivarense Javier Cáceres, con el ex gobernador Luis Daniel Vargas y con el senador William Montes.
El Bloque Norte planeaba incursionar solamente en el norte y el centro del departamento de Bolívar (Montes de María, Golfo de Morrosquillo y Sabanas), porque al sur mantenía el control el Bloque Central Bolívar, con cuyos comandantes, alias ‘Macaco’ y ‘Ernesto Báez’, el jefe del Bloque Norte de las Auc, ‘Jorge 40’, tenía buenas relaciones.
Las elecciones parlamentarias de marzo de 2006 y el nuevo frente no cuajaba: no habían podido obtener finanzas y la división los tenía enfrentados. Alias ‘Don Antonio’ le mandó a decir a alias ‘Diego Vecino’, que ya él estaba desmovilizado mientras que el Bloque Norte seguía en pie, que se retirara, que le dejara cobrar a él cobrar las extorsionespara poder mantener la tropa.
La punta de lanza militar de ‘Don Antonio’ en Sucre y Bolívar era precisamente alias ‘Salomón’, quien se encargaba del cobro de “el impuesto de tráfico y embarque de drogas” por la costa, desde La Boquilla en Cartagena, hasta Ciénaga, Magdalena. Alias ‘Salomón’ se reunió en tres ocasiones con alias ‘Diego Vecino’ y en ambas estuvieron a punto de irse a las armas por la disputa por el control del territorio. Al final, ante la superioridad numérica en hombres y armas de ‘Salomón’, el ex jefe paramilitar de los Montes de María, ‘vecino’ se replegó.
Mientras se daba este pulso entre los bandos armados, alias ‘Don Antonio’ se reunió con ‘Piter’, para tratar de convencerlo de que se viniera para su lado, que lo necesitaba “para organizar las elecciones de marzo de 2006 sin fusiles”. ‘Piter’ le dijo a ‘Don Antonio’ que ‘Juancho Dique’ le había advertido “que el que se volteara le daban y que estaban diciendo que iban a matar a Whiler Cobo por haberse ido para el Bloque Norte”. ‘Antonio’ le respondió que Cobo estaba bajo su protección, que si se hubiera quedado en Sucre ya lo hubieran asesinado como mataron a ‘Cadena’. Según dijeron los hombres en las conversaciones, esta situación tenía desesperado a ‘Diego Vecino’, porque las elecciones estaban a dos meses y el Bloque Norte estaba copando el territorio del desmovilizado bloque Héroes de los Montes de María. ‘Piter’ le dijo a ‘Antonio’ que él aceptaba trabajar la parte política siempre y cuando estuvieran presentes en la reunión ‘Juancho Dique’ y ‘Diego Vecino’. Pero esa no era la idea de ‘Antonio’, quien tenía la orden de ‘Jorge 40’ de cooptar ese territorio.
En febrero 2006 todo cambió repentinamente. ‘Jorge 40’ aceptó, a regañadientes y forzado por la fuera pública, que entregaría las armas y desmovilizaría el grupo, el más voluminoso de los bloques paramilitares con más de cuatro mil hombres y quince frentes en cuatro departamentos. El 7 de marzo en La Mesa y Chimila, Rodrigo Tovar, alias ‘Jorge 40’ se desmovilizó y entre los jefes paramilitares que lo acompañaban estaba ‘Don Antonio’. Cuatro días después, éste fue detenido por el CTI del Magdalena por orden de la Unidad de Fiscales de DDHH y DIH por un proceso que se había iniciado en su contra en Barranquilla donde había sido denunciado por extorsión.
La desmovilización del Bloque Norte cambió parcialmente la decisión de controlar a Sucre y Bolívar. Con la captura de ‘Don Antonio’, quedó al frente de la operación paramilitar ‘Salomón’, quien comandaba un grupo que comenzó a ser conocido como ‘La Banda de los 40’.
Entre dos fuegos
Con el nuevo giro que habían tomado las cosas, los planes originales se trastocaron. Abandonaron la idea de manejar las elecciones, pero mantuvieron sus intenciones de extender su brazo armado, al mando de ‘Salomón’ hasta el Golfo de Morrosquillo. Éste ya controlaba el tráfico ilegal en cuatro municipios costeros del Atlántico, parte del Magdalena hasta el municipio de Ciénaga y una parte costera del departamento de Bolívar desde la Boquilla hasta Atlántico, según pudieron establecer las autoridades en ese momento.
‘Salomón’, alcanzó a controlar los negocios del bajo mundo durante 18 meses al mando de ‘La Banda de los 40’. Su reinado fue efímero, pues pronto entraron a disputar los vacíos dejados por las desmovilizaciones, otras organizaciones de narcotraficantes. Por Córdoba y Sucre entró la denominada Oficina de Cobro de Envigado aliada con la banda de ‘Los Paisas’. Por Magdalena entraron ‘Los Nevados’, una banda que armaron los hermanos Mejía Múnera, conocidos como ‘Los Mellizos’, quienes le habían “comprado” los derechos de esos territorios a ‘Jorge 40’ y a Hernán Giraldo. Los hermanos Mejía Múnera enviaron mensajes a los cabecillas de todas las bandas, que conocieron las autoridades, diciendo que ahora (mediados de 2006), ellos eran ‘los amos’.
La organización de las Auc en el Caribe que se había desmovilizado entre 2005 y 2006 tenía una estructura militar, política y financiera jerarquizada, un para-Estado que se desarrolló a lo largo de más de una década. Había conseguido infiltrar a organismos de seguridad del Estado, cobraba comisiones a los contratistas de las entidades públicas territoriales, extorsionaba a los comerciantes con cuotas mensuales, a empresas bananeras, a transportadores, a los ganaderos, a estaciones de gasolina, a las ARS y a los hospitales. El Frente de ‘Don Antonio’ alcanzó a imponer candidatos a las alcaldías con presiones armadas y financiamiento, asesinaba a quienes se interponían en sus planes de dominio. La organización de alias ‘Salomón’, si bien no alcanzó a tener tal organización y división del trabajo, llegó a montar un aparato financiero–militar que infiltró a la Policía, al DAS y al Ejército. Tenía colaboradores que se encontraban activos en estas instituciones y entre sus militantes había un gran número de oficiales retirados.
Una vez terminó el análisis de los computadores de ‘Don Antonio’ en noviembre de 2006, la Fiscalía ordenó interceptar los abonados de los jefes de ‘La Banda de los 40’, conformada por más de 180 personas, a quienes luego identificó plenamente. Tras varios meses de interceptaciones, los fiscales tuvieron la certeza de la existencia de vínculos entre servidores del Estado de diferentes niveles y de diversas entidades, con losmiembros de la banda que tenía una estructura similar a la de los grupos paramilitares que se habían desmovilizado. Los jefes de esa banda sostenían, además, de acuerdo con los registros de ingreso a la penitenciaría de Itagüí, reuniones periódicas con ‘Jorge 40’ en la cárcel. Esta situación le permitió a la Fiscalía establecer la existencia de una nueva organización que se hacía llamar las “Nuevas Autodefensas del Atlántico”, que ordenó y ejecutó homicidios, secuestros y el cobro de extorsiones.
Las investigaciones de la justicia les permitieron establecer que la banda comandada por Miguel Villarreal Archila, a quien además de usar el alias de ‘Salomón’, usó el de ‘Sandra’ y el de ‘El Viejo’, cobraba “impuestos” a los narcotraficantes que embarcaban la droga por las costas de Bolívar, Atlántico y parte de Magdalena y le entregaba cuentas directamente a ‘Jorge 40’. Llegó a tener una oficina financiera a la que llamaban el “kit de cobros” y adicionalmente una “oficina de cobro” autónoma dedicada a cobras cuotas a los embarques de droga y a cobrar cuentas de difícil recaudo por las que obtenían una comisión.
De los 180 militantes de la banda, 107 pertenecían a la estructura del Atlántico. De estos, 24 eran funcionarios públicos, en particular de las agencias de seguridad del Estado como la Policía Nacional, DAS, CTI, Ejército y Armada Nacional. Estos funcionarios informaban a los miembros de la banda sobre posibles acciones de la fuerza pública contra ellos y a cambio recibían un sueldo. Aunque la estructura en Bolívar y Sucre era más pequeña en Cartagena, ‘La Banda de los 40’ estaba integrada por 46 personas, de las cuales 17 eran funcionarios de los organismos de seguridad del Estado. En Sucre tenían a 27 miembros, seis de los cuales eran funcionarios de los organismos de seguridad.
Estos funcionarios borraban los antecedentes y les informaban sobre órdenes de captura en su contra. Pero a comienzos de 2007 la presencia de ‘Los Nevados’ en Magdalena y de la ‘Los Paisas’ en Sucre y Bolívar, comenzó a debilitarlos. La llamada ‘Oficina de cobro de Envigado’ les disputaba el territorio de El Golfo de Morrosquillo y los puertos clandestinos de Cartagena, y ‘Los Mellizos’ reclamaban desde Magdalena hasta Atlántico como parte de la negociación con ‘Jorge 40’ y Hernán Giraldo.
El enfrentamiento militar con las otras organizaciones criminales le produjo bajas a ‘La Banda de los 40’. Mientras ‘Los Mellizos’ lograron convencer a unos para que se fueran con ellos en Magdalena y Atlántico, ‘los Paisas’ hacían lo propio en Sucre y Bolívar. El que no aceptara la oferta de trabajar para esas dos bandas, más poderosas económicamente, era asesinado. ‘Los Mellizos’ declararon como objetivo militar a todos los que hubieran trabajado o trabajaran con el Bloque Norte o estuvieran en la organización de ‘Los 40′.
A finales de 2007 la organización comandada por alias ‘Salomón’ estaba totalmente diezmada. Los principales cabecillas se refugiaron en Venezuela pues, además, había varias órdenes de captura en su contra. En diálogos telefónicos con sus hombres de confianza, ‘Salomón’ les decía que “ya ni la policía les brindaba protección, que la guerra estaba muy dura y lo mejor era abrirse porque les tocaba vivir escondidos como unas ratas”. Las conversaciones que reposan en el expediente revelaban la desbandada. Nadie confiaba en nadie.
‘Salomón’ intentó salvar lo que quedaba de su estructura criminal llegando a un arreglo con ‘Los Mellizos’, entregándoles el control de los negocios ilegales que aún le quedaban en Atlántico y Bolívar. ‘Salomón’ fue capturado el 20 de abril de 2007 en Bucaramanga y extraditado en 2008. Sus subalternos que quedaron al mando, los jefes militar y financiero, Javier Toro Insignares alias ‘Benjamín’ y Javier Acosta, alias ‘Baltasar’, respectivamente, no alcanzaron tampoco a recomponer la organización, pues además de que ‘Los Paisas’ ofrecían cien mil dólares por sus cabezas, las órdenes de captura que había en su contra los obligaron a refugiarse en Venezuela. Un escolta de confianza de ‘Salomón’ “torció” a la gente de La Banda para que trabajaran para “Los Paisas”. En una conversación angustiosa, se escuchó a ‘Benjamín’ decir que la guerra estaba delicada, “están inyectándole plata y torciendo autoridades” y recomendó, “no frecuentar los sitios que visitaban, esconderse un tiempito y no reunirse con nadie”.
A comienzos de 2008 se tornó imposible mantener ‘La Banda de los 40’. La Fiscalía expidió 118 órdenes de captura contra particulares y funcionarios de seguridad estatal, sospechosos de trabajar para ésta. Algunos oficiales a los que no pudieron probarles que colaboraban fueron trasladados a otras partes del país mientras eran investigados. Unos se escondieron, otros se aliaron con los bandos contrarios.
En los dos años la banda produjo más de un centenar de homicidios, cobraron cuotas extorsivas por cada embarque de cocaína, impusieron vacunas a los finqueros y comerciantes y alcanzaron a sacar tajada de algunos presupuestos públicos, en especial de municipios, contratación y entidades dedicadas a la salud.
Durante los últimos cinco años, una parte de la zona de los Montes de María, en Bolívar y Sucre, estuvo controlada por antiguos miembros del bloque paramilitar cuyos comandantes, alias ‘Diego Vecino’ y ‘Juancho Dique’, se habían sometido al proceso de Justicia y Paz. Los que siguieron delinquiendo lo hicieron como jefes de la Banda de los 40, al mando de Yuri Frecd Rodríguez Saad, alias ‘Walter’, o ‘La Araña’, subalterno de ‘Salomón’, quien comandaba al grupo en Sucre, coordinando actividades de sicariato, secuestro, extorsión al comercio y control territorial para el embarque de drogas por el Golfo de Morrosquillo, con la colaboración de agentes de organismos de seguridad del Estado que habían comprado.
En Cartagena y parte de Bolívar, el jefe era Ignacio ‘El Cabo’ o ‘Nacho’ Guerrero, un cabo de la policía retirado. ‘Walter la Araña’ y ‘El Cabo Guerrero’, eran los hombres de confianza de ‘Salomón’, que habían sido investigados, procesados y condenados como reos ausentes en el proceso contra ‘los policías de la coca’, y pertenecieron al frente José Pablo Díaz, de ‘Don Antonio’. Ambos fueron capturados y enfrentan una solicitud de extradición.
Sincelejo, la capital de Sucre, Corozal y los municipios costeros de Coveñas y Tolú han vivido en los cuatro últimos años un nuevo tipo de violencia mafiosa, a manos de esta banda. Por eso, a pesar de la desmovilización de los bloques paramilitares, aún registran entre 150 y 200 muertos por año, víctimas del sicariato.
En la región más motañosa, en el corazón de los Montes de María la estrategia del gobierno, por el contrario recuperó la tranquilidad. La acción de la Infantería de Marina y del Ejército combatió con éxito al frente 37 de las Farc, y dio muerte al jefe de ese grupo armado, Martín Caballero. Hoy prácticamente no hay guerrilla ni paramilitares con control territorial en esa región.
La gran mayoría de los integrantes de La Banda de los 40 están muertos, detenidos, algunos condenados y otros en etapa de juicio ante la justicia penal de Barranquilla, Barranquilla, Cartagena, Santa Marta y Sincelejo.
A esta banda les interesaba sobre todo el control de las rutas del narcotráfico y realizar por los puertos y costas protegidos por ellos el mayor número de embarques. Por eso no se establecieron en los municipios de los Montes de María, sino en la zona costera de Bolívar y Sucre.
El reagrupamiento de la banda fue orquestado por el mismo ‘Jorge 40’ desde la cárcel de Itagüí, donde se encontraba recluido, sitio desde el cual, a través de correos electrónicos, llamadas telefónicas y correos humanos, impartía órdenes y recibía informes de las actividades realizadas por el grupo. Con su extradición y la captura de los principales jefes, la temida ‘Banda de los 40’ fue desmantelada. Pero nuevas bandas de traficantes tomaron su lugar, y los enfrentamientos entre ellas, siguen derramando sangre en esos departamentos.
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