En este sector del barrio Villanueva, en Barranquilla, habitado por personas en condición de desplazamiento, pululan las bandas criminales y se sospecha que hay ‘casas de pique’. Los responsables se hacen llamar Rastrojos Costeños. La otra cara de Barranquilla.
Al lado de una Barranquilla próspera, hay otra donde la violencia campea y crece de manera preocupante. Se trata del sector más marginal de Villanueva, al suroccidente de la ciudad, llamado ‘Bendición de Dios’, que se convirtió desde hace diez años en una gran comuna de desplazados por la violencia de todo el país. Pero en lugar de encontrar calma y protección, estas familias viven bajo la permanente zozobra pues las bandas criminales controlan las calles. Patrullan de noche en motocicleta e imponen su ley de encierro temprano para todos. El miedo está hasta en los tuétanos de la gente. Especialmente por los descuartizamientos.
El 7 de abril apareció, dentro de una bodega de madera, el cuerpo destrozado de William Enrique Manotas Suárez, de 33 años, quien era conocido con el alias de El Gordo. En lo que va del año, cinco personas han muerto en Villanueva, según el Sistema Unificado de Información del Fondo de Seguridad y Convivencia de la Alcaldía, y las familias del asentamiento aseguran que la mayoría de los homicidios se relacionan con la presencia de ‘Los Rastrojos Costeños’, la banda criminal que tiene el control de esta zona.
‘Bendición de Dios’ es un punto estratégico de la ciudad porque está cerca del río Magdalena y del centro de la capital del Atlántico, lo que facilita la distribución de drogas ilícitas. Una fuente consultada por VerdadAbierta.com que pidió la reserva de su nombre, afirma que hay tres casas en donde se almacena la base de coca queviene de la Serranía del Perijá y de la Sierra Nevada de Santa Marta; y que desde allí se distribuye al resto de la región. También sostiene que ‘Los Rastrojos Costeños’ reclutan menores, y que “así como en Buenaventura, aquí también hay ‘casas de pique”.
El primer caso de desmembramiento que se ha conocido en Barranquilla ocurrió el 16 de junio de 2013, cuando los restos de Reynero Márquez Duque, de 28 años, aparecieron dentro de varias bolsas en una vía del barrio Las Flores. Un juez lo había enviado a la cárcel el 5 de agosto de 2010, por los delitos de extorsión y concierto para delinquir, reveló una fuente del circuito judicial de la capital del Atlántico. Algunos medios, sin embargo, anunciaron que Márquez tenía apenas unos días de haber quedado libre cuando fue descuartizado.
El segundo caso ocurrió el 9 de julio de ese mismo año, un transeúnte descubrió en San Roque la cabeza sin cuerpo de José Luis Rodríguez Herrera, quien fue acusado en 2007 de secuestro extorsivo. Diez días después se halló en Siape el cadáver desmembrado de Óscar Sánchez Pérez, de 37 años, en un basurero. Luego, el 22 de septiembre, encontraron en Brisas del Río los restos de Andrés Lozano Yepes; después, el 6 de noviembre, apareció en Rebolo el cuerpo sin cabeza de Edgar David Ariza Orozco; y el último caso ocurrió el 23 de junio de 2014, cuando encontraron en La Luz a Alexander Enrique Borrero Crespo, más conocido como ‘Alex Bareta’, cercenado.
Disputa entre bandas
Sobre los descuartizamientos, fuentes consultadas por este portal afirman que comenzaron con una disputa intestina de las bandas criminales, luego de que en 2013 la Policía capturara a varios cabecillas de Los Rastrojos, entre ellos los hermanos Juan Manuel y Bryan Borré Barreto. En ese momento habrían surgido Los Ratrojos Costeños, que se negaron a seguir directrices de la banda criminal desde Cali.
Para la alcaldía está claro que esta violencia tiene que ver retaliaciones entre criminales: “Es un sector complicado. Los homicidios se relacionan con el micro-tráfico y con ajuste de cuentas entre cabecillas de bandas criminales que operan en Barranquilla”, afirma Jorge Ávila, director del Fondo de Seguridad y Convivencia de la Alcaldía.
Un informe de riesgo del Sistema de Alertas Tempranas de agosto de 2013 advirtió que cerca de 5.000 habitantes de la capital de Atlántico y su área metropolitana, estaban en riesgo por violaciones a los derechos humanos, por parte de Los Rastrojos y Los Urabeños, “especialmente por una facción de los primeros que se hace llamar ‘Los Costeños’, que amenaza, cobra extorsiones y realiza homicidios”. Este riesgo sigue vigente dos años después.
Las bandas criminales que operan en Barranquilla y su área metropolitana llegaron después de la desmovilización del Bloque Norte de las AUC. Primero se hicieron llamar ‘Combo de los 40’, conformada por exmiembros de las AUC que estuvieron bajo el mando de Rodrigo Tovar Pupo, alias ‘Jorge 40’. En 2007, cuando la fuerza pública desarticuló esta banda, ingresó la ‘Oficina de Envigado’, sobre todo en el sector de Las Flores. (Ver: Alias ‘Valenciano’, tras las rejas).
Entre 2009 y 2010, un empresario de la región que estaba cansado de las extorsiones de las que era víctima, trajo a Los Rastrojos, que junto con Los Gaitanistas formaron Los Papelotes, banda que se está enfrentando con Los Rastrojos Costeños, según versión de la misma fuente que ha revelado los casos de desmembramientos en ‘Bendición de Dios’.
Los Rastrojos Costeños no solo delinquen en este sector de Villanueva, también en los barrios La Luz, La Chinita, Barlovento, Rebolo, Siape y Las Flores; y los sectores La Loma y Barranquillita, algunos de los lugares en donde han sido encontrados los cuerpos de quienes fueron descuartizados, según investigaciones de la Fiscalía. “Es una especie de corredor en donde históricamente ocurren estas dinámicas por su cercanía al río”, afirma Ávila. En Barranquilla operan 56 organizaciones criminales según el director de Fiscalías Seccionales y de Seguridad Ciudadana, Luis González.
Proceso de reubicación
Las familias que llegaron hace más de 15 años a ‘Bendición de Dios’, cuentan que este sector de Villanueva era un lote baldío, y que incluso hubo quienes rellenaron parte de una laguna para construir casas de tablas madera. Pero que luego, cuando se conocieron las obras del Corredor Portuario y la Avenida del Río, se enteraron de que estas tierras tenían varios dueños.
A mediados del año pasado la Empresa de Desarrollo Regional y Urbano de Barranquilla, Edubar reubicó a 120 familias; pero otras 20 se han negado a salir de este lugar, porque afirman que un subsidio de interés social, que supera los 15 millones de pesos, no les alcanza para vivir en otro lugar.
El gerente de Edubar, Ramón Vides, cuenta además que hace más de cinco años se empezó a construir la urbanización Lluvia de Oro, en donde se reubicarían las familias de ‘Bendición de Dios’. Pero que de este proyecto de 720 casas, apenas se han construido 30 viviendas, porque al parecer hay un problema con el sistema de alcantarillado. En esta obra se han invertido más de 1.500 millones de pesos.