Los cuerpos corresponden a cinco hombres jóvenes, entre ellos un mecánico de motos, un muchacho desempleado y un futbolista aficionado de la zona nororiental.
Ricky Nelson García, un mecánico de motos del barrio El Campín, de Barrancabermeja, se preparaba para ser padre por tercera vez cuando los paramilitares se lo llevaron en una camioneta Luv, junto con otras 24 personas.
El hecho ocurrió en mayo de 1998 y nunca más se volvió a saber de ellos, hasta que, gracias a la desmovilización de los grupos paramilitares, uno de sus miembros, Mario Jaimes Mejía, alias ‘el Panadero’, confesó que esa organización los mató y enterró sus cadáveres en distintos sitios.
Ante la imposibilidad de hallar los cuerpos, pero con la certeza de que sus familiares había sido asesinados por ‘paras’, los habitantes de ese sector de Barranca hicieron un sepelio simbólico, con ataúdes vacíos. Foto Semana |
Con la información de ‘el Panadero’, las autoridades recuperaron los restos de seis personas y ya identificaron a cinco de ellas.
El segundo de los identificado es Wilson Pacheco Quiroz, de 21 años. Los paramilitares que recorrieron algunos barrios del nororiente lo bajaron de una motocicleta en el barrio El Campín.
Pacheco Quiroz era el mayor de dos hermanos, tenía un hijo y era mecánico en un taller de taxis.
Elder González Baena, 21 años, fue otra de las víctimas. Acababa de terminar el bachillerato y tenía un hermano.
La Fiscalía también identificó los restos de Óscar Leonel Barrera. Tenía cuatro hermanos, había estudiado hasta primero de bachillerato y estaba buscando trabajo. Sus amigos lo recuerdan porque escuchaba y bailaba salsa.
De los identificados, el más conocido en la zona nororiental era Oswaldo Enrique Vásquez, 26 años.
Era un futbolista destacado y tenía muchos amigos en el sector debido a que participaba en todos los torneos aficionados que se jugaban en esa parte de la ciudad, la más populosa y pobre del puerto petrolero.
Su esposa estaba embarazada cuando se lo llevaron. También le gustaba la salsa, sobre todo la de Joe Arroyo.
Estos datos, suministrados por un vocero de los familiares de los desaparecidos, son los pocos que trascendieron debido a que las familias afectadas prefirieron guardar silencio.
El vocero, dijo, sin embargo, que las familias hablarán el próximo viernes en Bucaramanga, cuando la Fiscalía de esa ciudad entregue los restos.
El portavoz de los familiares subrayó que otros 19 cadáveres siguen desaparecidos, pero tienen la esperanza de que algunos de ellos sean reconocidos entre los restos hallados en los últimos dos años en otras fosas del Magdalena Medio.
Con la entrega de los restos, la Fiscalía confía en empezar a cerrar el capítulo de terror que se abrió la noche del 16 de mayo de 1998, cuando un comando paramilitar se tomó por asalto cinco barrios de la ciudad petrolera y se los llevó luego de acusarlos de guerrilleros.
La entrega de los restos se hará en una ceremonia solemne con la presencia del fiscal general Mario Iguarán y el coordinador de la unidad de Justicia y Paz de la Fiscalía, Luis González, luego de 16 meses de investigaciones.
Los restos permanecen bajo custodia en cinco cajas de cartón selladas con cintas de seguridad en las instalaciones de Medicina Legal de la capital de Santander, en la misma forma como fueron dejados por el equipo forense que estableció su identidad y las causas de su muerte.
Los trabajos de identificación se iniciaron con tres desmovilizados de las Ausac (Autodefensas Unidas de Santander y Cesar) el grupo que perpetró la masacre. Ellos dieron la primera pista al guiar a un equipo de criminalística de la Fiscalía y del DAS hasta los terrenos de la finca Alicia, en zona rural del municipio de Sabana de Torres, a 140 kilómetros de Barrancabermeja.
El 26 de septiembre del 2007 se iniciaron las labores de exhumación. Dos días después, 26 restos óseos encontrados en fosas individuales iban camino a Bucaramanga para iniciar el procesode identificación. En noviembre llegaron a las instalaciones del Instituto de Medicina Legal en Bogotá donde un grupo de antropólogos y odontólogos forenses efectuaron la revisión de las osamentas.
Como si estuvieran armando un rompecabezas, examinaron y clasificaron hueso por hueso hasta establecer la talla, la raza, el sexo y la edad de cada una de las víctimas. Con microscopio buscaron huellas de cortaduras, raspaduras, orificios y esquirlas hasta establecer las causas de la muerte. La mayoría fueron baleados, concluyeron al finalizar sus observaciones.
Habla ‘el Panadero’
Mientras el grupo de Medicina Legal hacía su trabajo, ‘el Panadero’ decidió acogerse a la Ley de Justicia y Paz y reconocer su responsabilidad en la masacre.
En una audiencia celebrada el 17 de abril del año pasado contó que por informaciones de dos ex guerrilleros de las Farc que, como él, habían cambiado de bando ‘Camilo Morantes’ ordenó la incursión y puso al ‘Panadero’ a dirigirla.
Este escogió a 14 hombres y salieron del municipio de San Rafael hacía Barrancabermeja pero en el camino, el vehículo en el que se transportaban se averió. Entonces hurtaron una camioneta Luv, en la que finalmente arribaron al puerto.
Después de rodear el lugar y en medio de disparos obligaron a todos los que allí se encontraban a tirarse al suelo.
Así comenzó el tenebroso episodio que apenas comienza a esclarecerse.
Los sepultaron en San Rafael y Sabana de Torres
El pasado 3 de noviembre el ‘Panadero’ reanudó su versión ante la unidad de fiscales de Justicia y Paz. Esta vez dijo que un oficial de la misma unidad militar le recomendó a ‘Camilo Morantes’ que “no le dejara muertos” y que por esa razón no acribillaron a las personas en el lugar de donde se los llevaron. Además, aseguró que hubo más miembros de la Fuerza Pública involucrados en la masacre.
El ‘Tatareto’, quien recibió de ‘Camilo Morantes’ la orden a matarlos, rindió versión 27 días después.
Según el paramilitar, inicialmente fueron asesinados 11 de los rehenes y al resto los mataron de manera selectiva y sus cuerpos fueron enterrados a lo largo de la región de San Rafael y Sabana de Torres, en el Magdalena Medio santandereano.
En total los paramilitares emplearon dos semanas en eliminarlos a todos.
‘Tatareto’ señaló con detalles la ubicación de al menos tres fincas de la zona donde fueron enterradas las 25 personas retenidas por ellos, entre ellas la hacienda Alicia, donde se habían efectuado las excavaciones.
El ‘para’, incluso, confirmó algo que los técnicos en criminalística evidenciaron en los descubrimientos: que algunos de los cuerpos fueron sacados después de lugar y llevados un lugar desconocido.
“Queremos que se haga justicia”
Tras la identificación de las primeras víctimas, las familias de los desaparecidos pedirán en la entrega de los cuerpos que se establezca toda la verdad de los hechos que ocurrieron en Barrancabermeja.
“Aunque comenzamos a ver una luz al final del túnel después de 11 años de incertidumbre y sufrimiento, les pedimos a la Fiscalía que se establezca toda la verdad y nada quede a medias para que se haga justicia”, dijo Jaime Peña, representante de los familiares de los desaparecidos y padre de un joven que el día de la incursión fue montado a una de las camionetas de los paramilitares.
Peña contó que el próximo viernes se realizará una vigilia en la cancha del barrio El Campín, donde ocurrieron los hechos, con los restos de los cinco identificados y el acompañamiento de Ong y familiares de las 19 personas restantes que aún permanecen desaparecidas.
“Tras llegar de Bucaramanga con los restos la vigilia comenzará a las 5 p.m y estaremos toda la noche orando y recordando a los que se fueron con varios actos culturales”, agregó Peña.
Los paramilitares se llevaron en su recorrido macabro por la zona nororiental de Barranca a 22 hombres y tres mujeres.
Publicadoen: ElTiempo.com 18/01/2009