Ante la inminente apertura de una mesa de diálogo con esa guerrilla, sus frentes lanzan una sangrienta ofensiva militar. ¿Tiene esto sentido?
Los últimos meses han sido los más pacíficos de Colombia en cuatro décadas. El cese unilateral de hostilidades de las Farc y el desescalamiento de la guerra por parte del gobierno, han dado una muestra previa de lo que sería un país en paz. Sin embargo, esta semana el Eln ha iniciado una ofensiva que hace recordar los peores días del conflicto. Ayer lunes emboscaron a una patrulla militar dejando once soldados y un policía muertos en Güicán, Boyacá. Es uno de los golpes más fuertes que ha dado esa guerrilla en toda su historia. Lo paradójico es que esto ocurre justo la semana en la que se espera se abran oficialmente los diálogos con esa guerrilla.
Y es que en algún lugar del continente, posiblemente en Ecuador, se cumple en estos días una nueva citaentre el gobierno de Juan Manuel Santos, cuyos delegados principales son Frank Pearl y José Noé Ríos; y la delegación del Ejército de Liberación Nacional encabezada por Pablo Beltrán y Antonio García. Este será un encuentro definitivo, pues la agenda para abrir una mesa de conversaciones ya está acordada casi que completamente y se espera que en estos días se definan los puntos que faltan por pactar: ¿cuál será el país sede de las conversaciones y quiénes los garantes?
Sobre cuál será la sede se sabe que un candidato con muchas posibilidades es Ecuador. De hecho el presidente Rafael Correa dijo públicamente hace unos días que allí se han hecho por lo menos seis reuniones exploratorias. Se sabe también que esa guerrilla aspiraba a que la sede fuera Venezuela, pero el clima político entre los dos países lo hace inviable en este momento. Finalmente no se ha descartado totalmente a Cuba como sede.
¿De qué se hablará con el Eln?
No ha sido fácil pactar una agenda de diálogo entre el gobierno y el Eln. Con las Farc, la fase secreta tomó seis meses, mientras con los elenos se ha tomado año y medio. Entre ambas agendas hay afinidades y diferencias. Para empezar el horizonte de este nuevo proceso de diálogo sería la erradicación de la violencia política y el tránsito a la vida legal del Eln. La metodología es completamente diferente y los seis puntos pactados son similares a los que se han ido abordando en La Habana entre gobierno y Farc. Esta es la agenda, según fuentes que han participado directamente en los acercamientos.
1. Participación de la sociedad en la construcción de la paz. Aquí se debe definir cómo van a participar las comunidades y la sociedad civil en la construcción de paz. Se define una metodología y una ruta de participación.
2. Democracia para la paz. Este sería una especie de diagnóstico participativo en el que las comunidades definen una agenda sustantiva para superar la violencia.
3. Transformaciones para la paz. De este punto saldría una propuesta de transformaciones sociales que harán posible aclimatar el tránsito a la vida civil de los guerrilleros.
4. Víctimas. La comunidad de víctimas, y no la Mesa, definiría de manera participativa los estándares de verdad, justicia, reparación, no repetición y no olvido que debe tener el proceso.
5. Fin del conflicto. Para el Eln ha sido una bandera siempre que las conversaciones se den en medio de un cese bilateral y no en medio del conflicto. En este sentido habrá que ver cómo se articula esta posibilidad a la de que haya un cese anticipado del fuego con las Farc. Habrá dejación de armas en el sentido de no usarlas en la política.
6. Implementación. A diferencia del proceso con las Farc, este contempla ir evaluandolos desarrollos y haciéndolos públicos.
A pesar de que tanto Nicolás Rodríguez Bautista, jefe máximo del Eln, como Pablo Beltrán, jefe de la delegación de paz, han dicho en sendos videos en las últimas semanas que el Eln está listo para pasar a la fase abierta, hay muchos obstáculos e interrogantes sobre lo que esto va a significar.
Beltrán envió el 16 de octubre un video al III Encuentro sobre Delito Político realizado en Bogotá, en que dejó claro el espíritu de los acercamientos con el gobierno. “Pudiéramos decir que estamos planteando un trueque. Muchos en las clases dominantes le dicen a la guerrilla venga para acá ese fusil. Y nosotros en la guerrilla le decimos: democratice este régimen, cree unas nuevas reglas del juego y dele condiciones a los revolucionarios para que sean poder.”
Sin embargo, la intervención que duró casi una hora, remarca la gran desconfianza que hay entre las partes. Reconoce que sí hay esfuerzos pero que “no hay voluntad de paz más allá de los discursos”. Con cierta desazón agrega: “pasamos a una fase pública pero dejamos una protesta: mientras el gobierno se llama de la paz, las medidas punitivas contra el movimiento de paz arrecian”. Y al respecto dice que como todo experimento puede que las conversaciones salgan bien o salgan mal.
El impacto en La Habana
Si esta semana sale humo blanco de la reunión entre gobierno y Eln empezaría una dinámica de “Dos mesas, un solo proceso” como ellos mismos lo han llamado. Sin embargo, la mayor preocupación será armonizar ambas dinámicas. El proceso con las Farc ya tiene un cronómetro en marcha, y existe la voluntad política de ambas partes de firmar el acuerdo final antes del 23 de marzo. El Eln ha dicho que se tomará el tiempo que necesite para su proceso y que no actúa con los tiempos de las Farc. Esto es crítico en temas como justicia. Para echar a andar la nueva Jurisdicción Especial de Paz, el gobierno tiene que tramitar una serie de leyes y decretos, de carácter extraordinario, que podrían dejar por fuera lo que se pacte en el futuro con el Eln.
El gobierno teme también que las guerrillas hagan causa común para poner sobre la mesa temas en los que no hay acuerdo con las Farc y que están consignadas en las salvedades que hay en el congelador.
Pero el impacto de este proceso de diálogo no se sentirá solo en Cuba. También se está sintiendo ya en muchos territorios de Colombia. En los últimos días hay evidencia de que el Eln viene arreciando su actividad militar, seguramente para mostrarse fuerte antes del inicio de las conversaciones. A eso se debe la emboscada en Boyacá.
Prácticamente el único hecho relacionado con el conflicto armado que ocurrió durante las elecciones del pasado 25 de octubre, corrió por cuenta de un ataque que realizó esta guerrilla en Puerto López, corregimiento de El Bagre, en Antioquia, y en el que murió un soldado.
Varios centros de pensamiento como Paz y Reconciliación y Cerac, también han registrado un crecimiento reciente de esa guerrilla, si se mide su presencia en municipios donde antes no estaba. De hecho en regiones como el Bajo Cauca antioqueño esto ha sido objeto de preocupación desde hace ya varios meses.
¿Qué pasa con el Eln en el Bajo Cauca?
Estos episodios pueden estar orientados a presionar que las conversaciones se hagan bajo el esquema del cese bilateral del fuego, y para demostrar, como dicen ellos que no son “cuatro gatos”. Pero entrar a los diálogos atacando no necesariamente es buena estrategia, pues faltan gestos de buena voluntad que demuestren que esta guerrilla sí está jugándosela por el fin del conflicto. Muchos meses antes de que empezara en firme el diálogo con las Farc, este grupo anunció que abandonaría el secuestro como práctica de financiación y desde hace más de un año han hecho varios ceses unilaterales del fuego. Hasta ahora han cumplido. Algo similar se espera de los elenos antes de que la otra mesa se convierta en realidad.