Una investigación de la Fundación Ideas para la Paz encontró que el Estado sigue ganándole la guerra a las Farc. Aunque éstas están lejos de recuperar la iniciativa militar, podrían sobrevivir por muchos años más.
Las Farc aun tienen poder pero están menguadas por el ejército. |
Durante los últimos dos años, la discusión sobre el conflicto armado ha girado alrededor de la idea de una supuesta reactivación militar de las Farc. Se ha dicho que tras un proceso de ajuste y adaptación, luego de la ofensiva sostenida del Estado en su contra, el número de acciones armadas de las Farc ha aumentado en los últimos años. Simultáneamente, crecen las opiniones que perciben que en el último año, las Fuerzas Armadas han perdido efectividad e iniciativa en esta lucha.
Una investigación de la Fundación Ideas para la Paz (FIP), cuyo investigador principal fue el profesor de la Universidad Externado, Camilo Echandía, encontró algo bien distinto. Al analizar las estrategias, territorios y acciones desplegadas por ambos actores desde 1990 hasta hoy, en el terreno puramente militar, descubre que un cambio de estrategia de las Farc las hace aparecer más fuertes a ellas y más débiles a los militares de lo que en realidad son.
Tres son los hallazgos principales de este trabajo:
Primero, descubre que sí existe una disminución en el número de operaciones desplegadas por la fuerza pública contra Farc durante los últimos tres años en comparación con el primer gobierno Uribe (2002-2006). Esto, no obstante, no es resultado de una pérdida de capacidad militar y de iniciativa de las fuerzas militares, sino de la pérdida de territorios y hombres del grupo guerrillero durante los últimos años. Como son más chicas las Farc, es apenas obvio que el número de operaciones militares contra ellas disminuyan. Si en 2002, las Farc tenían presencia en 377 municipios y alrededor de 20 mil hombres, para 2010 tan sólo tienen presencia en 142 municipios en los que se distribuyen entre 6 mil y 8 mil hombres.
Así las cosas, en la medida en que las Farc se han reducido en número y han perdido control territorial, se ha hecho mucho más difícil para las fuerzas militares localizarlos y propinar golpes contundentes contra sus estructuras. Para sobrevivir, la guerrilla optó desde 2007 por la estrategia de evitar choques directos con la fuerza pública y emplear otras tácticas de guerra como el uso de minas anti persona, francotiradores y emboscadas, convirtiéndose en un “enemigo difuso, elusivo y difícil de iden¬tificar”.
Sobre esta idea, el informe explica que “no tiene sustento el planteamiento de que en el gobierno actual haya disminuido el esfuerzo militar contra la guerrilla. Es obvio que el nivel de los combates se reduz¬ca, en un contexto en que las Farc han perdido más de la mitad de su pie de fuerza y del territorio, y por ello también caen los niveles de capturados, abatidos y desmovilizados individuales, que no obstante siguen siendo significativos”.
Segundo, y relacionado con lo anterior, no se puede hablar en estricto sentido de una “reactivación militar” de las Farc en los últimos años. Su repunte militar es de hecho una reacción natural a la contundencia de las acciones de las Fuerzas Armadas en el pasado. Esta reacción, expresada enacciones armadas de bajo esfuerzo militar (francotiradores, minas anti persona, emboscadas), tiene como propósito “aliviar la presión que se ejerce contra los mandos de la organización”.
Sobre este punto, el estudio demuestra que “el hecho de utilizar minas y francotira¬dores, comprueba la situación de repliegue y de defensa en la cual permanecen las Farc. Por lo tanto, no se puede hablar de fortalecimiento y reactivación militar de las Farc, si lo que refleja la situación actual es lo contrario, es decir que la pérdida de capacidad ofensiva del grupo guerrillero es irreversible y desesperadamente trata de garantizar la supervivencia de su retaguardia”.
Tercero, actualmente la presencia activa de Farc se observa en “áreas selváticas y apartadas donde el grupo guerrillero permanece replegado”. Como hecho especial, el estudio señala que en las áreas de frontera con Ecuador (Nariño y Putumayo) y Venezuela (Arauca, Norte de Santander y La Guajira), algunos frentes guerrilleros superan en acciones armadas a la fuerza pública.
Adicionalmente, el informe advierte que “en el extremo oriente, en Vaupés, Vichada y Guainía la pre¬sencia guerrillera se ha incrementado paralelamente con los cultivos de coca que constituyen la principal fuente de recursos de las Farc”.
Por eso termina concluyendo, que aunque el Estado conserva la iniciativa militar, y supera a las Farc en número de acciones militares ofensivas, su nueva táctica de atrincherarse en las selvas y hostigar a los militares para proteger su retaguardia y proteger a sus jefes, le puede garantizar que va a seguir existiendo por mucho tiempo. Del otro lado, el Estado debe mantener un enorme aparato militar para enfrentar a un enemigo cada vez más pequeño, pero ágil y capaz de infringirle mucho daño.
Por eso la investigación de la FIP dice que es el momento ideal para buscar una salida negociada, como un camino más expedito para terminar el costoso conflicto. Esto concluye: “el balance de fuerzas ampliamen¬te favorable al Estado abre la posibilidad de lograr la paz, siempre y cuando el grupo guerrillero acepte las condicio¬nes que garanticen que un proceso de negociación no sirva a otros propósitos”.
Las Farc en los últimos meses
Durante el primer semestre de 2011, la fuerza pública sostuvo 529 combates con las Farc, mientras el grupo guerrillero ejecutó 279 acciones armadas entre ellas, sabotajes a infraestructura, emboscadas contra fuerza pública, hostigamientos y ataques a instalaciones militares y de Policía.
Mientras el número de operaciones de la fuerza pública superó al de acciones armadas de las Farc en 19 departamentos (especialmente en Meta, Cauca, Caquetá, Antioquia, Tolima, Arauca, Valle, Guaviare, Córdoba, Huila y Casanare), las Farc tuvieron mayor número de acciones armadas que las fuerzas militares en los departamentos de Nariño, Putumayo, Norte de Santander, Chocó, La Guajira y Risaralda.
Como hecho especial, los combates entre Farc y fuerza pública se concentraron particularmente en Meta, Arauca, Caquetá, Córdoba, Guaviare, Cauca y Tolima. Sin embargo, “no en todos los departamentos donde el balance de fuerzas es favorable a las Farc, el ín¬dice de acciones (de Farc) por municipio es superior al de combates (desplegados por iniciativa de las Fuerzas Armadas). En efecto en Nariño y La Guajira las acciones de la Farc se producen de manera más dispersa frente a la mayor concentración de los combates por iniciativa de las fuerzas militares”.
Durante 2011, la dinámica entre fuerza pública y Farc ha girado esencialmente alrededor de tres asuntos. Primero, en el desarrollo de operaciones militares contra ‘Alfonso Cano’, máximo comandante de esa organización, principalmente en la zona que va desde el sur de Tolima y sus límites con Valle, Cauca, Quindío y Huila. Como parte de esa ofensiva y a pesar de no haber podido dar con ‘Cano’, la fuerza pública ha logrado dar de baja a siete integrantes de la cúpula del Bloque Central, entre ellos alias ‘Jerónimo’ y alias ‘El Abuelo’.
Segundo, la actividad del grupo guerrillero ha aumentado considerablemente en los municipios del norte de Cauca, principalmente en Toribío, Corinto, Caldono, Caloto y Jambaló, municipios en los que se han perpetrado múltiples ataques contra la fuerza pública. Estos hechos ratifican y ponen “al des¬cubierto el propósito de las Farc de intentar bajar la presión militar contra ‘Cano’ en su zona de refugio”.
Tercero, las acciones armadas de Farc en otros departamentos como Nariño, Meta y Caquetá, responde en ese mismo sentido a la necesidad de la organización por diluir la presión de la fuerza pública sobre sus principales mandos. “De aquí (se explica) la seguidilla de accio¬nes registrada hacia mediados de 2011 en lugares distan¬tes del principal teatro de operaciones”.
Para los últimos cuatro meses, la respuesta del gobierno de Santos frente a esta estrategia de las Farc se ha traducido en la “creación de la Fuerza de Tarea de Algeciras y la Brigada Mó¬vil No. 27, para aumentar la capacidad de combate contra la columna móvil “Teófilo Forero”, que actúa bajo el man¬do de ‘El Paisa’ en los departamentos de Huila y Caquetá. Así mismo, la creación de un Batallón de Alta Montaña en Tacueyó, responde a la necesidad de taponar el corredor de movilidad que ha permitido a los guerrilleros del frente 6 atacar en el norte del Cauca y posteriormente replegarse a la parte alta de la Cordillera Central”.