Las Farc habrían asesinado a 17 indígenas, entre ellos tres menores de la etnia Awá, en retaliación por ser supuestos colaboradores del Ejército.
Por Luis Ángel Murcia de Semana.com
La noticia la confirmó el secretario de Gobierno de Nariño, Fabio Trujillo, quien explicó a Semana.com que el acto criminal se habría perpetrado a lo largo de varios días de la semana pasada.
“Es un hecho lamentable para nuestro departamento, precisamente a esta hora se lleva en Pasto una reunión extraordinaria con todas las autoridades de la región”.
Raúl Vallejo, Defensor del Pueblo de Nariño dijo a Semana.com que pese a al gravedad del hecho, por ahora es imposible llegar a la zona ya que en este momento hay enfretamientos y operaciones militares en la zona.
Durante toda la mañana tanto el gobernador Antonio Navarro, el gestor de Paz, Xavier Hernández, y Luis Evelis Andrade, representante de la Organización Indígena de Colombia, Onic, informaron ante los medios la versión en torno al asesinato de por lo menos diez indígenas Awá y la desaparición de otros ocho,
“Al parecer grupos armados llegaron al caserío asesinaron a un grupo y se llevaron otro tanto”, dijo Andrade tras recordar que en los últimos años esa comunidad ha recibido amenazas de las Farc.
Sin embargo, después del medio día y tras una reunión extraordinaria de las autoridades de Nariño, surgieron más datos y se confirmó el hecho que ocurrió en el resguardo indígena Tortugaña Telembí de la etnia Awá, cuyo territorio se encuentra distante a dos días por trocha del municipio de Barbacoas, Nariño.
Precisamente las dificultades de acceso a esa zona son la razón por la cual durante toda la mañana se especuló en torno a la cifra exacta de muertos y las circunstancias en las que se originó la masacre y sus presuntos autores.
Los Awá son la segunda comunidad indígena más grande de Nariño; está compuesta por las organizaciones Unipa y Camawari y tienen asiento en al menos tres mil kilómetros cuadrados del pie de monte costero del pacífico, circundado por las localidades de Samaniego, Barbacoas y Ricaurte.
Precisamente esa posición geográfica es lo que convirtió a este pueblo en blanco de grupos ilegales como guerrilla, paramilitares y narcotraficantes, quienes se pelean el dominio territorial, ya que es ruta obligada tanto para el cultivo de coca, como para su transporte hacia las costas del Pacifico.
De ahí que esta no es la primera vez que los Awá padecen el flagelo de estar en medio de una guerra ajena.
El 14 febrero del 2004, se registraron bombardeos de la Fuerza Aérea en el área rural de Ricaurte. El 15 de junio del 2005 fue asesinado el indígena Germán Efraín Guagua.
El 28 de junio del 2005 murieron dos indígenas víctimas de las minas antipersona, en el resguardo de Magüí. Seguidamente, en junio y julio del 2005, cuando se desarrollaba contra las Farc la ‘Operación Gladiador’, del Ejército, un indígena perdió la vida y 1.400 más fueron desplazados por temor a los enfrentamientos. La racha de actos violentos contra este pueblo siguió el 10 de junio del 2006, tras ser bombardeado el Centro Educativo del Resguardo de Magüí.
El 1 de julio del año anterior, nuevamente las minas antipersona cobraron la vida de tres menores indígenas, en la localidad de Planadas-Telembí. Pero el hecho más sangriento ocurriría tres días después, cuando las Farc asesinaron a cuatro docentes en El Sande, en límites entre Santacruz y Samaniego.
De hecho, la Defensoría del Pueblo había advertido el pasado 8 de enero sobre vulnerabilidad de la comunidad Awa de Barbacoas, Roberto Payán y Magui Payán, “por el accionar armado de los grupos armados ilegales de la guerrilla de las Farcy el ELN y de los grupos armados emergidos con posterioridad a la desmovilización de las autodefensas que se autodenominan Autodefensas Campesinas de Nariño (ACN) y ‘Los Rastrojos’, que se podrían materializar en homicidios, desplazamientos forzados, desapariciones, accidentes por minas antipersonal, entre otros hechos de violencia”.
Con esa estela criminal, todo indica que la masacre de esta semana no es un caso aislado contra los Awá, sino una cruzada de exterminio por cuenta de una guerra de la que ellos son ajenos.