El cultivo, la producción y el mercado de este cultivo y sus derivados, en el municipio de María La Baja, Bolívar, se han convertido en un monopolio liderado por el exministro de Agricultura, afectando a decenas de comunidades a través del control que tiene sobre el distrito de riego.
Carlos Roberto Murgas Guerrero es, a la fecha, uno de los empresarios más poderosos en el sector de la palma aceitera en Colombia. Es el creador de buena parte de las empresas que hoy dominan este cultivo agroindustrial y negocio en los departamentos de Bolívar, Cesar y la región del Catatumbo, en Norte de Santander.
Su grupo empresarial, Oleoflores S.A., opera en casi 50 mil hectáreas de palma sembrada. También es miembro honorario de la Federación Nacional de Cultivadores de Palma de Aceite, Fedepalma.
Conocido como “el zar de la palma”, Murgas Guerrero no sólo ha ocupado altos cargos, tanto públicos como privados, en el sector del agro colombiano, sino que también cuenta con el apoyo de empresarios y políticos con gran influencia en el país. Entre ellos Álvaro Uribe Vélez, expresidente (2002-2010) y actual senador, y Juan Manuel Santos, actual presidente de la República (2010-2018).
Murgas Guerrero es reconocido por haber puesto en marcha, durante su periodo como ministro de Agricultura, en 1998, el modelo de desarrollo socioeconómico de las “alianzas estratégicas productivas”. Esta es un iniciativa que busca asociar a pequeños productores con empresas y así apoyar el desarrollo económico de regiones vulnerables. Su hijo, Carlos José Murgas Dávila, vicepresidente agroindustrial del Grupo Oleoflores, afirma que “hoy en día este proyecto en María La Baja cuenta con más de 11.000 hectáreas de palma sembradas (6.500 en el Distrito de Riego y 4.500 por fuera del Distrito de Riego) y una proyección de 12.000 hectáreas al finalizar el año 2018”.
En sus publicaciones, Fedepalma define este modelo como “un conjunto de relaciones y arreglos formales entre productores de bienes agropecuarios, comercializadores y agroindustriales y organismos de apoyo, públicos o privados”. Los registros de Cámara de Comercio de una decena de sus empresas evidencian que en esta cadena productiva, Murgas hace parte de casi todos los eslabones.
La historia de este empresario comienza hace más de un siglo, cuando en 1903 su abuelo, Carlos Murgas Puche, quien se dedicaba a la ganadería, compró la “Hacienda Las Flores”, una finca ubicada entre los municipios de Codazzi y San Diego, en el departamento del Cesar, 62 kilómetros al sur de Valledupar. Entre las décadas de los 40 y los 50, la familia Murgas comenzó la exportación de ganado hacia Venezuela y fue en el seno de este negocio que Carlos Murgas Guerrero nació.
Aunque Murgas vivió buena parte de su juventud en Estados Unidos, regresó a Colombia en 1966, graduado como Ingeniero Agrónomo de la Universidad de Louisiana. Para esa fecha, el Gobierno construía el Distrito de Riego de María La Baja, una infraestructura pública diseñada para transportar el agua que nace en San Juan Nepomuceno y Carmen de Bolívar e irrigar las tierras, para entonces cultivadas con alimentos, en los municipio de María La Baja, Arjona y Mahates (Lea: María La Baja, un retorno sediento). Ese mismo año se creó la Asociación de Usuarios del Distrito de Riego, Usomaría, a la que pertenecían puntualmente los beneficiarios del distrito.
Entretanto, en 1967 se constituyó la sociedad Murgas Muñoz Hermanos Ltda., hoy Oleoflores, en la que también participaron sus tíos Ramona y Alfonso Murgas Muñoz y su esposa María Victoria Dávila Dangond. Esta compañía se dedicaba a la actividad ganadera y a la producción de cultivos transitorios como arroz, algodón y sorgo (Ver archivo).
Pronto Murgas tomó la batuta del negocio familiar y emprendió viajes a otras regiones del mundo, con miras a explorar nuevos mercados, según lo documenta Oleoflores en una recopilación de los momentos claves durante la creación y crecimiento del grupo agroindustrial (Lea documento institucional).
Según Carlos José Murgas,vicepresidente agroindustrial del grupo Oleoflores, su padre llegó a la zona en el 2000 por “la búsqueda de alternativas productivas para el Distrito de Marialabaja por parte de sus productores y del Gobierno y por el otro, el interés del sector privado, representado nuestro Grupo Empresarial Oleoflores, de promover un modelo inclusivo y de valor compartido para el desarrollo de la Agroindustria de la Palma de Aceite.” (Ver respuesta completa)
En su visita a Malasia en 1976, que para ese momento era el primer productor de palma, Murgas conoció el negocio de la palma aceitera y firmó un acuerdo con la multinacional inglesa Harrisons & Crossfield para importar semillas e iniciar sus cultivos propios en la Hacienda Las Flores. Fue así como la tierra de su abuelo dejó de ser usada para la ganadería y se convirtió en un cultivo de 380 hectáreas de palma de aceite.
Un año más tarde Carlos Murgas estableció una alianza con los hermanos Alberto y Silvestre Dangond Lacouture, denominada Dangond & Murgas Sociedad de Hecho, principalmente dedicada al transporte aéreo e importación de mercancía. (Ver archivo).
Entre 1980 y 1981, Carlos Murgas junto a sus hermanas, Nancy Murgas de Fernández y Ligia Murgas, constituyeron la sociedad Sucesores de Carlos A Murgas y Cia S en C, dedicada principalmente a la explotación ganadera e inversiones (Ver archivo). El reconocido empresario Álvaro Pupo, exgerente de la Cevecería Águila y exmiembro de las juntas directivas de múltiples empresas del Grupo Santo Domingo, también hizo parte de esta empresa como accionista.
Para 1982, además del cultivo extensivo de palma, la familia Murgas, en conjunto con John Walter Lowe, se dedicó a la selección y descarte de semillas importadas para su comercialización en el país. Esta alianza se registró el 18 de noviembre de 1985 bajo el nombre de Murgas & Lowe Sociedad de Hecho, ante la Cámara de Comercio de Barranquilla (Ver archivo).
Un año más tarde, en la Hacienda Las Flores se construyó la primera planta extractora, dedicada al procesamiento del fruto de la palma, el corozo. Según Carlos José Murgas, vicepresidente agroindustrial del Grupo Oleoflores, e hijo del empresario Carlos Roberto Murgas, el 51% de las acciones, de la extractora con la que hoy cuenta Oleoflores, le pertenecen al Grupo Empresarial y el otro 49% a los pequeños y medianos productores que hacen parte de las alianzas productivas. Aunque no es claro si se refiere puntualmente a la Extractora María la Baja S.A, Rutas del Conflicto y Verdad Abierta encontraron que la sociedad solo está compuesta por allegados y familiares de Carlos Murgas Guerrero. (Ver archivo)
En 1987, año en que Carlos Murgas ya era miembro de la junta directiva de Fedepalma, su empresa Murgas Muñoz Hermanos Ltda., que posteriormente se convertiría en Oleoflores S.A., construyó la primera refinería para el procesamiento de aceites y grasas suministrados por la planta extractora.
El 27 de mayo de 1988, Murgas y su esposa María Victoria Dávila Dangond, crearon Murgas Dávila y Compañía S en C, una empresa dedicada exclusivamente a la inversión de fondos y dineros en acciones, bonos y valores bursátiles (Ver archivo).
Es decir que, para principios de la década de los 90, Carlos Murgas Guerrero no sólo participaba en la siembra de palma, sino también en su procesamiento y comercialización, además de tener inversiones dentro de la misma industria.
Durante varios años “el zar de la palma” ocupó distintos cargos entre los sectores público y privado, que le permitieron tener un mayor acercamiento y conocimiento sobre el funcionamiento del agro colombiano, desde un rol administrativo.
En la presidencia de César Gaviria Trujillo(1990-1994), Murgas fue nombrado Gerente General de la Caja Agraria en 1992, pero en abril del mismo año renunció al cargo, alegando falta de compromiso y atención por parte del gobierno nacional con el agro. La prensa nacional atribuyó la renuncia de Murgas a las constantes declaraciones del entonces ministro de Hacienda Rudolf Hommes, quien dijo que la “entidad solo beneficiaba a los ricos”.
Para esas mismas fechas, empezaron a ser importadas, desde Tailandia, grandes cantidades de arroz tras la llamada apertura económica que aprobó el Congreso durante el gobierno de Virgilio Barco (1986-1990), pero que se ejecutó en el de César Gaviria (1990-1994). Esto significó la quiebra para las arroceras que funcionaban en María La Baja y le abrió las puertas a algunos empresarios interesados en la plantación de palma de aceite en esta zona del país. Ese mismo año, la empresa Murgas Muñoz Hermanos Limitada se convirtió en Oleoflores Ltda. (Ver archivo).
En julio de 1998, en la presidencia de Andrés Pastrana (1998-2002), Carlos Murgas fue nombrado ministro de Agricultura. Durante ese periodo puso en marcha el modelo socioeconómico de las “Alianzas estratégicas”. Además, hizo parte de los procesos de liquidación de la Caja Agraria y la creación del Banco Agrario, que también pretendía brindar atención a las necesidades de crédito de los pequeños y medianos productores. Solo ejerció su labor como ministro de Agricultura hasta mediados de 1999.
En el año 2000, el Bloque Héroes de los Montes de María de las Auc perpetraron dos de las masacres más violentas ocurridas en la región. En El Salado, en Carmen de Bolívar, y en Mampuján y Las Brisas, en María La Baja y San Juan Nepomuceno, los paramilitares asesinaron a 71 personas y desplazaron a otras 4.300. Pero, mientras los campesinos abandonaban sus tierras y los paramilitares aumentaban su presencia en la zona, el negocio de la palma echaba sus raíces.
Justo en ese año, Carlos Murgas Guerrero junto a su esposa y dos de sus cuñados, constituyeron la sociedad Promotora Hacienda Las Flores S.A, registrada en Barranquilla, y cuyo objeto principal es la promoción del cultivo de palma de aceite y la implementación de alianzas productivas y sociales. Sin más espera, las empresas de Murgas y 126 pequeños y medianos empresarios acordaron la primera “alianza estratégica” conocida como “Asopalma uno”.
“Este proyecto comenzó con 170 familias campesinas equivalentes a unas 850 personas y se inició con una siembra de 533 hectáreas”, afirma Carlos José Murgas, hijo de Carlos Murgas Guerrero, actual miembro de Fedepalma y accionista en múltiples empresas del Grupo empresarial Oleoflores. (Ver entrevista completa)
En resumen, después de haber ocupado varios cargos públicos, Murgas reafirmó su poder en el sector privado de la palma a través de la implementación de las alianzas productivas que él mismo impulsó durante su cargo como ministro. Para el año 2000 ya era fundador y principal accionista de las empresas Murgas & Lowe, Oleoflores Ltda., Promotora Hacienda Las Flores S.A, Bio-Agroindustrial De Colombia Ltda. y dos organismos de apoyo.
Algunos meses más tarde, Murgas y su esposa, María Victoria Dávila Dangond, volvieron a poner sus ojos en el mercado internacional. El 21 de febrero de 2001 constituyeron C.I. Oleoflores Ltda., una empresa dedicada a promover la comercialización de productos nacionales en el exterior, específicamente aquellos productos derivados de la palma. (Ver archivo).
En el año 2001 Murgas ya tenía proyectos de palma en los municipios de María La Baja y Becerril en los departamentos de Bolívar y Cesar, y en el corregimiento de Matitas, en La Guajira. Ese mismo año la junta directiva de la Promotora Hacienda Las Flores acordó darle a la empresa la capacidad legal suficiente para garantizar los créditos de las alianzas productivas con pequeños y medianos productores. Así se acordó dar hasta el 20% del monto a los campesinos, siempre y cuando ellos se comprometieran a entregarles todo el fruto de las cosechas.
En el año 2004 la Promotora Hacienda Las Flores S.A impulsó la creación de la primera asociación productiva en la subregión del Catatumbo, en el municipio de Tibú, Norte de Santander. En la década siguiente, Murgas expandió su negocio de la siembra, producción y comercialización de la palma en el resto de esta subregión, en el Valle del Sinú.
A principios de 2006 Murgas, una vez más en alianza con varias de sus empresas y con el apoyo de la Inversora de Valores S.A., de la cual hace parte el empresario Abel Rafael Mercado Jaraba, constituyó Biodiesel Las Flores S.A.. Es a través de esta empresa que la familia se dedicó también a la producción del biocombustible metil-éster. Tuvo que pasar un año para que esta nueva planta de producción se pusiera en marcha. Mientras tanto, la empresa Oleoflores Ltda. se convirtió en Oleoflores S.A. y se constituyó la Extractora María La Baja S.A., que se encargaría de la otra cara de la moneda, la producción de aceites y grasas comestibles (Ver archivo ).
Según algunos campesinos de la zona, conforme la palma fue aumentando, el agua del distrito de riego empezó a ser destinada mayoritariamente al cultivo agroindustrial y en beneficio de los grandes palmicultores, afectando a comunidades enteras que hoy tienen dificultades para acceder al vital líquido.
En 2010, Jorge Ordosgoitia Reyes, quien había sido gerente de Usomaría desde 2003, renunció a su cargo luego de ser objeto de amenazas y un intento de atentado en las instalaciones del distrito de riego. Su cargo fue asumido por José Revollo, quien había sido Gerente Regional del Incora, en Sucre entre 1991 y 1995, y Subdirector de Gestión Ambiental de la Corporación Autónoma Regional de Sucre (Corsucre). Meses más tarde Carlos Murgas fue nombrado director de la Asociación, según lo documentaron varios medios de comunicación.
En septiembre de 2013, durante la presidencia de Juan Manuel Santos, Murgas fue nombrado presidente de la Cámara de Comercio de Barranquilla, donde reposa la información de sus empresas. El empresario ya había hecho parte de la junta directiva de la entidad en la que aún hoy representa al gobierno nacional. El 20 de marzo de 2015 decidió liquidar la sociedad Biodiesel Las Flores (Ver archivo).
Desde el año 2000 Murgas no solo creó varias empresas dedicadas a la producción de insumos derivados de la palma de aceite, sino que también creó la Promotora Hacienda Las Flores, una sociedad encargada de impulsar las alianzas productivas en la región (Ver archivo). Además, fundó dos organismos de apoyo social, con los que “el zar de la palma” completó su participación en todos los eslabones de la cadena productiva de las “alianzas estratégicas”.
Fundeflores es una institución educativa, construida a mediados de 2000 en el complejo agroindustrial de la Hacienda Las Flores, en Codazzi, Cesar, en donde estudian más de 200 hijos de trabajadores del grupo empresarial. Esta institución es dirigida por María Victoria Dávila, esposa de Carlos Murgas.
Ocho años más tarde, fue fundada la organización Fundemaría, con el objeto de “contribuir a desarrollar proyectos que contribuyan al mejoramiento de la calidad de vida de todos los habitantes de la zona”, así lo afirma el sitio web oficial del Grupo Empresarial Oleoflores. Esta organización ha impulsado iniciativas en materia de salud y acceso a la educación en algunas de las comunidades del territorio.
Con estas dos fundaciones Carlos Roberto Murgas Guerrero consiguió dominar cada uno de los procesos de la cadena productiva de la palma de aceite. En regiones como los Montes de María, varios campesinos se dedican a la siembra, advirtiendo que siguen siendo los menos favorecidos en la escala de producción.
Aunque algunos problemas de salud han alejado a Murgas Guerrero del sector palmicultor, su hijo Carlos José Murgas Dávila se ha hecho cargo del negocio y, actualmente, hace parte de la junta directiva de Fedepalma y el grupo empresarial Oleoflores S.A.