Las empresas ‘tiznadas’ por las tierras de Santa Fe
En Becerril, Cesar, 21 familias campesinas esperan la restitución de sus predios, despojados, según ellas, por paramilitares y convertidos, unos en sembradíos de palma de aceite y otros en botaderos de residuos de carbón. El caso involucra a la antigua firma Carbones del Caribe, a Carbones La Jagua y a Carbones Sororia.
Entre 2000 y 2003, Carbones del Caribe cultivó 18 mil plantas de palma de aceite en 13 predios de la parcelación Santa Fe, en Becerril. En los años 90, allí había un cultivo de arroz. Foto: VerdadAbierta.com
Para llegar a la parcelación Santa Fe hay que recorrer dos horas en carro desde Valledupar y otros quince minutos desde la cabecera municipal de Becerril. El antiguo camino fue reemplazado por una carretera impecablemente pavimentada, que comienza justo entre dos parcelas que antes pertenecían a campesinos y ahora están demarcadas como propiedad de Carbones de La Jagua. Esa vía ‘relata’ lo que ocurrió con las tierras: tres fincas son ahora ‘montañas’ formadas con residuos de carbón y otras 14, las que bordean el río Tucuy, son un sembradío de palma de aceite.
La Santa Fe es una parcelación de 896 hectáreas que el antiguo Instituto Colombiano para la Reforma Agraria (Incora) le tituló a 30 familias en 1991 y que colinda con la mina La Jagua, la tercera más grande de explotación de carbón a cielo abierto del país.
Pero lo que parecía un gran beneficio social y económico, se convirtió muy pronto para los campesinos en un motivo de intranquilidad, impidiendo el disfrute pleno de sus predios: algunos fueron desplazados ese mismo año por ser miembros de la Unión Patriótica (UP), movimiento político que surgió de las negociaciones con la guerrilla de las Farc a mediados de los años ochenta; otros salieron amenazados, paradójicamente, por ese grupo subversivo; y entre 1997 y 2002 paramilitares del Frente Juan Andrés Álvarez de las Autodefensas Unidas de Colombia (Auc) expulsaron a los que aún quedaban. El detonante, en esta ocasión, fue el asesinato del profesor Weimar Navarro en 2002. (Ver línea de tiempo).
Directivos de Carbones del Caribe, una empresa poderosa de la región, cuyos accionistas para el época eran Concretos Argos y Juan Manuel Ruiseco Vieira, miraron hacia esas parcelaciones abandonadas y desde el 2000 comenzaron a buscar a sus propietarios para comprarles sus tierras. Esa tarea recayó en el gerente de la mina La Jagua, Edgardo Percy Diazgranados, quien a su vez recibió la orden del gerente general Alfredo González.
Algunos parceleros vieron en la oferta de Carbones del Caribe un ‘salvavidas’ ante la violencia que se vivía en la región, pero otros sospechaban de las constantes visitas de los trabajadores de La Jagua, quienes los presionaban para que vendieran. Bajo esas circunstancias la empresa habría comprado 16 predios, 13 de las cuales sembró con 18.165 plantas de palma de aceite.
No obstante, desmovilizados del Frente Juan Andrés Álvarez de las Auc declararon a fiscales y jueces que, inicialmente, detrás de los desplazamientos hubo un interés por quedarse con la tierra; y que, luego, Carbones del Caribe les habría pagado para impedir el retorno de los parceleros, con el fin de facilitar las ventas. Hasta el momento se desconoce si esas confesiones fueron constatadas y si condujeron a la apertura de investigaciones penales contra los directivos de aquella época.
Amparados en la Ley 1448, conocida como Ley de Víctimas, 23 parceleros reclamaron los predios de Santa Fe ante ante la Unidad de Restitución de Tierras (URT) tras considerar que vendieron bajo presión armada. Dos de las solicitudes fueron rechazadas por la entidad. Las admitidas hacen curso ante las autoridades correspondientes. Pero detrás de todo ello hay un entramado empresarial que preocupa a los campesinos.
Se enredan las propiedades
Varios años después de realizadas las compras, esos predios se convirtieron en motivo de discordia entre empresas y empresarios. En febrero de 2005, Carbones del Caribe le entregó las 13 parcelas cultivadas con palma a Carbones Sororia en contraprestación a un acuerdo económico firmado una década atrás. (Vea Acta de entrega). Pero, en febrero de 2007, Sororia reclamó el incumplimiento del contrato, recordándole a Carbones del Caribe que seguían pendientes de las escrituras. (Vea carta de Carbones Sororia a Carbones del Caribe) Para zanjar esta disputa comercial, la firma Sator, como pasó a llamarse Carbones del Caribe en 2012, le giró en 2015 a Sororia 3.200 millones de pesos. (Ver Contrato de transacción Sator y Carbones Sororia)
¿Por qué no se escrituró en su momento? Al respecto, hay dos explicaciones. La primera advierte que Percy Diazgranados nunca formalizó las compras de los predios que estaban sembrados con palma, sino que se limitó a hacer ‘cartas-venta’. Lo curioso es que logró obtener cinco escrituras: tres a nombre de Carbones de La Jagua, otro a título personal y uno más a favor de su esposa, Gloria Otero Espitia.
La segunda explicación indica que las escrituras no se podían hacer antes del 2005 porque pesaba la restricción de 15 años que tienen aquellos predios otorgados por el Incora. Solo hasta el 2011, el mismo año que se aprobó la Ley de Víctimas y Restitución de Tierras, Carbones del Caribe (y después Sator) comenzó el proceso de escrituración sobre los 16 predios, pero no logró mayores avances, solo pudo formalizar dos predios, uno quedó a nombre de Concretos Argos y el otro a nombre de Sator, el resto continúan a nombre de los campesinos.
“Nos siguieron llamando para llegar a un acuerdo económico. Algunos aceptaron y otros no”, relató un labriego. La comunidad asegura que por lo menos tres de los parceleros llegaron en 2011 a un acuerdo económico con Carbones del Caribe con la intermediación de un abogado. Los demás se negaron, esperando que la URT estudiara sus casos y los presentara, como demanda, ante jueces especializados.
¿Cómo fue la transferencia de 14 predios de la parcelación Santa Fe?
Agosto de 1994
Carbones del Caribe firma un acuerdo con Jaime Olivella Celedón y Carbones Sororia de concederle participación económica sobre la explotación de carbón en el Cesar.
2000 - 2003
Carbones del Caribe siembra 13 fincas de la parcelación Santa Fe, en Becerril, con 18.165 plantas de palma de aceite.
Noviembre de 2004
Carbones del Caribe acuerda transferirle 14 predios de la parcelación Santa Fe a Carbones Sororia, para compensar el incumplimiento del acuerdo de 1994.
Febrero de 2005
Carbones del Caribe entrega materialmente a Carbones Sororia 13 parcelas de Santa Fe, sembradas con 127 hectáreas de palma de aceite.
Febrero de 2007
Carbones Sororia le informa a Carbones del Caribe que sigue pendiente la escrituración de las 14 parcelas de Santa Fe. Indicando que estas deben quedar a nombre de las siguientes empresas y personas:
Inversiones San Carlos Ltda: empresa de la familia Olivella Celedón con participación de sus hijos sobrinos.
Inversiones Olivebar Ltda: empresa de la familia Olivella Celedón con participación de sus hijos sobrinos.
Carlos Mario Olivella Barros: hijo de Jaime Olivella Celedón
Jaime Luis Olivella Pavajeau: sobrino de Jaime Olivella Celedón e hijastro de Hugues Manuel Rodríguez
Carlos Juan Olivella Pavajeau: sobrino de Jaime Olivella Celedón e hijastro de Hugues Manuel Rodríguez
Marzo de 2013
Carbones del Caribe pasa a llamarse Sator SAS.
Agosto de 2013
La Unidad de Restitución de Tierras comienza a estudiar las reclamaciones de Santa Fe.
Septiembre de 2015
Sator acuerda pagar 3.200 millones a Carbones Sororia y a Jaime Olivella por no cumplir con la escrituración de las tierras. A cambio, estos últimos deben entregar las fincas.
Abril de 2016
Carbones Sororia y Jaime Olivella le informan a la Unidad de Restitución y a los Jueces que no tienen responsabilidad jurídica ni material sobre los predios de Santa Fe, y que Sator no ha querido recibirles las fincas.
En agosto de 2013, la URT comenzó a documentar el despojo de Santa Fe, pero el proceso ha tenido todo tipo de tropiezos.
Paralelamente, los reclamantes interpusieron una demanda penal, que fue admitida este año en el Juzgado Quinto Especializado de Valledupar por los delitos de desplazamiento y despojo.
Ante las autoridades judiciales, las empresas demandadas dicen no tener interés por la tierra y se acusan mutuamente por lo sucedido en Santa Fe. En 2016, Carbones Sororia le informó a la URT y a los jueces que no tiene “relación jurídica ni material” con los predios.
No obstante, Humberto Murcia, apoderado de esa firma carbonera, indicó que la empresa tecnificó la palma y que no abandonaron los cultivos para evitar daños al medio ambiente, pues luego de enviar comunicados a Sator y a la URT para entregar el cultivo, nadie se hizo cargo, e insistió en que la compañía no está sacando rendimientos económicos porque, según él, "la palma es actualmente explotada por un extrabajador de Sororia, al que le entregaron el cultivo".
VerdadAbierta.com buscó a Jaime Antonio Olivella Celedón, directivo de Sororia, para conocer su versión, sin lograr una respuesta.
Tras consultar a Sator, la empresa informó a través de un comunicado que ya no cuenta con inversiones en el Cesar y que, bajo ninguna circunstancia, apoyaron grupos armados ilegales; además, destacaron que quien daba las órdenes en aquellos años era Juan Manuel Ruiseco Vieira, quien fue presidente de la junta directiva y representante legal de Carbones del Caribe entre 1997 y 2005, así como Presidente de Cementos Argos entre 1999 y 2003. (Ver comunicado)
Lo curioso de este caso es que en el proceso de restitución se descubrió un contrato de concesión minera por 29 años, bajo el Código GEI-141, a nombre Juan Manuel Ruiseco V. y Cia. S.C.A., firmado el 27 de octubre de 2006 e inscrito en el Catastro Minero Colombiano el 28 de diciembre de ese mismo año. La concesión abarca 5.963 hectáreas entre los municipios de La Jagua de Ibirico y Becerril, cubriendo toda la parcelación Santa Fe, lo que genera sospechas sobre los verdaderos motivos de la compra de los predios. (Ver Registro)
En febrero de 2017, el Juzgado Segundo Especializado de Restitución de Tierras del Cesar ordenó a la Agencia Nacional Minera suspender parcialmente el título minero, donde se superpone con el territorio reclamado en restitución. (Ver anotación de la Agencia Nacional
Un poco de historia
La Hacienda Santa Fe perteneció originalmente a Silvestre Dangond Lacouture, un empresario del Cesar que optó por vender su finca al Incora en 1989, luego de sufrir constantes ataques de la guerrilla del Eln.
Para ese momento, 44 familias que hacían parte de la Asociación Nacional de Usuarios Campesinos (Anuc) estaban pidiendo que les titularan tierras y decidieron entrar al predio el 9 de noviembre de 1989. Meses después, el Incora dividió la hacienda en 30 parcelas que le entregó a igual número de familias. A las otras 14 les dieron tierras en una finca vecina llamada Los Manantiales, también del corregimiento de Estados Unidos.
Las parcelas, tituladas por el antiguo Incora, estaban destinadas para la producción agrícola campesina. Después de la violencia, 13 de ellas fueron convertidas en un sembradío de palma de aceite, y otras tres, en un botadero de residuos de carbón. Foto: VerdadAbierta.com
Aunque los campesinos estaban a la expectativa de hacer prósperas las fincas, la violencia marcó desde el inicio la Santa Fe. Antes de ser titulados, los parceleros Nayib Martínez, Omar Sánchez y Joel Lemus fueron asesinados en 1991, en medio de un periodo de violencia caracterizado por los enfrentamientos entre el Ejército y las Farc, y el genocidio contra UP.
Los campesinos comenzaron a cultivar las tierras con un crédito que les otorgó la Caja Agraria de 300 mil pesos, dinero con el que desarrollaron pequeña ganadería y cosechas de maíz, yuca y arroz. Pero en 1996 la violencia recrudeció con la llegada de las Autodefensas Campesinas de Córdoba y Urabá (Accu) al Cesar, el grupo que dio origen a las Autodefensas Unidas de Colombia (Auc).
Detrás de todo ello estaba Salvatore Mancuso en alianza con varios ganaderos de la región por medio de las cooperativas de vigilancia y seguridad privada, conocidas como Convivir. En el centro del departamento comenzaron a operar a finales de ese año las Convivir Guaymaral Ltda. y Salguero Ltda., representadas por los ganaderos Jorge Gnecco Cerchar y Hugues Manuel Rodríguez Fuentes, respectivamente.
Los paramilitares anunciaron su llegada al municipio de Becerril con una masacre cometida el 27 de septiembre de 1996. Pero a la parcelación Santa Fe ingresaron el 25 de marzo de 1997, cuando 300 hombres bajo el mando de Juan Andrés Álvarez, alias ‘Daniel’, hicieron un recorrido que comenzó en el vecino corregimiento de La Victoria de San Isidro y continuó hasta la parcela 27. Estos hechos fueron confesados durante el proceso de Justicia y Paz por Jhon Jairo Esquivel, alias ‘El Tigre’, segundo de ‘Daniel’.
La arremetida paramilitar se intensificó durante los siguientes años con dos masacres en el corregimiento de Los Estados Unidos, una el 16 noviembre de 1998 y otra el 18 de enero de 2000. El grupo armado pasó a ser conocido como Frente Juan Andrés Álvarez, tras la muerte de su jefe ‘Daniel’ en diciembre de 1998. La comandancia fue asignada a alias ‘El Tigre’ hasta marzo de 2000 y luego asumió Oscar José Ospino, alias ‘Tolemaida’.
Las masacres generaron tal terror que entre 1997 y 2000 varios parceleros se desplazaron de Santa Fe y en medio del desespero ‘mal vendieron’ la finca a otros campesinos o conocidos. Hasta ese momento ninguno entendía cuál era el interés sobre sus predios, por lo que muchos se resistieron a salir.
Sin embargo, en 2001 los paramilitares buscaron a los que quedaban y los amenazaron para que vendieran, incluso, se tomaron algunas de las parcelas. Los pobladores que quedaban sentían también la presión de la empresa Carbones del Caribe para que les vendieran su tierra. El propio gerente de la mina, Edgardo Percy Diazgranados, y varios de sus trabajadores insistieron en comprarles las fincas.
“Me tocó desplazarme de la parcela aproximadamente en 2001 porque los paramilitares nos decían que teníamos que vender esas tierras. Fue así como llegó un ingeniero de la mina de Carbones del Caribe, donde trabajaba el señor Percy, y nos decía que ellos nos compraban las tierras. Al ver la situación de violencia que nos tocaba vivir en esa zona, me tocó venderle a Percy”, contó un parcelero.
Algunos campesinos confiaron en Percy porque era un “un hombre importante en Valledupar. Él frecuentaba las fincas, se reunía con nosotros. Había montado un equipo de fútbol. Fue hasta padrino de bautizo de algunos de nuestros hijos”, dijo un campesino.
En su comunicado, Sator aseguró que para esa época Carbones del Caribe le entregó un mandato sin representación a Percy para que comprara dichas parcelas. El documento fue firmado por el entonces gerente general Alfredo González. Eso quiere decir que aunque las ‘cartas-venta’ quedaban a su nombre, las tierras eran de Carbones del Caribe, entonces bajo la representación legal de Ruiseco Vieira.
Fuentes consultadas por VerdadAbierta.com aseguraron que esa tierra se compró para desarrollar un proyecto de reforestación con palma, que desde finales de los noventa venía apoyando el gobierno nacional a través del Ministerio de Agricultura. Por su parte, Sator afirmó que querían construir una zona de amortiguación minera, pero dicen desconocer los hechos de violencia en la zona. Agregaron que fueron los parceleros quienes buscaron al gerente de la mina, Edgardo Percy Diazgranados.
Contrario a lo que indica la compañía, los hechos evidencian que fue la violencia lo que motivó la salida de los parceleros. Sobre todo luego de que el 14 de abril de 2002, cuando los paramilitares ingresaron al predio 15 y se llevaron a amarrado al profesor Weimar Navarro. Su cuerpo apareció decapitado un día después.
Quienes aún se resistían a salir quedaron pasmados. “En vista de ese hecho, por temor, decidí abandonar la parcela… Y a finales de 2002, Carbones del Caribe estaba interesado en comprar la parcela al igual que otras de allí, y fue así como negocié con ellos. Este negocio lo hice directamente con el señor Edgardo Percy Diazgranados, de Carbones del Caribe, quien ya habían comprado casi la totalidad de parcelas”, relató otro campesino.
VerdadAbierta.com contactó a Percy Diazgranados, quien aseguró que se pronunciaría justo después de que el Grupo Argos (a través de Sator) lo hiciera, pero no volvió a contestar los mensajes hasta el cierre de este reportaje.
Este gerente de mina salió de Carbones del Caribe a comienzos de 2005, justo cuando el conglomerado cementero Argos vendió la mina La Jagua al grupo suizo Glencore por 110 millones de dólares. La operación pasó a manos de Prodeco, su filial en Colombia.
VerdadAbierta.com se comunicó con Prodeco, que informó por medio de su Oficina de Comunicaciones se pronunciará próximamente. Este medio quedo atenta a sus respuestas.
Por favor visualice este especial en una pantalla más grande.
El despojo en Santa Fe
Parcela #1
Raimundo Ortiz Rondón y Luz Marina Quintero Mora
Parcela #2
José Hermes Culma Tacumac y Luz Stella Yepes
Parcela #3
Sifredy Culma Vargas y Doralice Ospina Quintero
Parcela #4
Nelson González Ortiz y Magalys Palomino
Parcela #5
Griceldina Muñoz Quiroz y Esteban Rodríguez Arroyo
Parcela #6
Mariluz Polo Nieves y Pedro Algemiro Vega
Parcela #7
Alix María Cárcamo García y Humberto Manuel Olivero Ojito
Parcela #8
Oliva Arias Arias y Jairo Alfonos Quiroz Barreto
Parcela #9
Felix Arturo Rodríguez Prada
Parcela #10
Delfin Pineda Beltrán y Carmen Sánchez Carrera
Parcela #11
Hipolito Arévalo Villafarra y a Ibaldina María Ramírez Suárez
Parcela #12
Alfonso Mojica Cervantes y Escilda Nieves Suárez
Parcela #13
Pedro Antonio Díaz Romero y Martha Teresa Oyala Arrieta
Parcela #14
Carmen Alicia Cabrera Morales y Juan Evangelista Guerra Cabrera
Parcela #15
Edilsa del Socorro Barreto Torres y Beder Antonio Luna Estrada
Parcela #16
William Darío Giraldo Loaiza y Ana María Loaiza
Parcela #17
Fabiola Ferreira Ramírez y Benilda Ramirez Cardozo
Parcela #18
Edith Mercedes Castillo
Parcela #19
Antonio Arce Moreno y María Irene Gordillo de Galindo
Parcela #20
Fidencia del Carmen Muñoz y Manuel del Cristo Polo Vega
Parcela #21
Fabian Martínez Ramírez y a Gloria Inés Suárez Tovar
Parcela #22
Sol María Castillo y Antonio María Lamilia Andrade
Parcela #23
Delfina Carvajal y Antonio Sandoval
Parcela #24
José Martín Conde y María Elvia Rodríguez de Conde
Parcela #25
Guillermo Bejarano y Nelly Vergara Enciso
Parcela #26
Salomón Núñez Bolaño
Parcela #27
Edgardo Percy Díazgranados
Parcela #28
Armando Mejía Herrera y Carmen Raquel Rojas Polo
Parcela #29
Ana Felicita Mancera y Basiliio Antonio Moreno Manjarrez
Parcela #30
Unilce Martínez Beltrán y a Manuel Salvador Suárez Contreras
Parcela #1 - 64 hectáreas
Raimundo Ortiz Rondón y Luz Marina Quintero Mora
Empresa mencionada: Carbones de La Jagua
Aceptada por la Unidad de Tierras: No
Wilfrido Bermúdez les compró la finca a los parceleros originales. En septiembre de 2002 las Farc secuestró a su hija y Bermúdez pagó el rescate con ganado. Sin embargo, 'El Samario', jefe paramilitar de la zona, lo cuestionó por dicho pago y días después lo obligaron a salir de la finca. Enseguida, Edgardo Percy Diazgranados, gerente de Carbones del Caribe, lo contactó para comprarle la parcela, pero el campesino no quería vender.
Wilfrido, que era trabajador de la mina La Jagua, terminó accediendo después de ser despedido. Además de que Fabio Esteban Barrera, empleado también de la mina, le dijo que mejor vendiera porque existía la posibilidad de que lo expropiaran. Sin embargo, el registro de la compraventa sólo fue realizado en diciembre de 2007 a nombre de Carbones de La Jagua S.A. en la Notaría de Agustín Codazzi. Este predio no fue aceptado por la Unidad de Restitución.
Parcela #2 - 64 hectáreas
José Hermes Culma Tacumac y Luz Stella Yepes
Empresa mencionada: Carbones de La Jagua
Aceptada por la Unidad de Tierras: Sí
José Hermes Culma y Luz Stella Yepes se desplazaron de su predio en 2002 después de que los paramilitares asesinaron al profesor Weimar Navarro. Luego fueron contactados por el hermano del Alcalde de Becerril de la época, quien les dijo que era mejor que vendieran. Sin embargo, la compraventa solo fue registrada en agosto de 2007 a nombre de Carbones de La Jagua S.A. en la Notaría Única de Becerril, cuando el notario era Jesús Erasmo Sierra Rodríguez. Este predio está actualmente protegido con una medida cautelar, después de que la Unidad de Restitución aceptara su estudio.
Parcela #3 - 64 hectáreas
Sifredy Culma Vargas y Doralice Ospina Quintero
Aceptada por la Unidad de Tierras: Sí
Sifredy Culma y Doralice Ospina decidieron vender su finca por la violencia que se registraba en la parcelación desde comienzos de los noventa. Culma era integrante de la Unión Patriótica y temía ser asesinado. Entonces, en 1993 le vendieron la parcela a Pedro Antonio Picón y Orlinda Conde, pero la venta quedó registrada en 1995.
Según el relato de la comunidad, Pedro y Orlinda cultivaron la finca y arrendaron los pastos a Josefina Torres Morales, para que allí engordara su ganado. Josefina propuso comprarle a Pedro, pero el campesino no accedió. En marzo de 2004, Pedro y uno de sus hijos fueron asesinados por paramilitares. Según el registro público, Josefina le vendió el predio a Luis Alfredo Rivera Morrón en 2010. En 2012, el Incoder registró el abandono del predio denunciado por Sifredy Culma. Este predio está actualmente protegido con una medida cautelar, después de que la Unidad de Restitución aceptara su estudio.
Parcela #4 - 64 hectáreas
Nelson González Ortiz y Magalys Palomino
Aceptada por la Unidad de Tierras: No
Nelson González y Magalys Palomino trabajaron la parcela hasta su separación, en 1995. Según el relato de la comunidad, ese año Nelson le vendió la parcela a Benjamín Carillo sin poder legalizar papeles, porque la negociación fue realizada sin Magalys. En mayo de 2013, el Incoder registró el abandono del predio denunciado por Benjamín, quien en octubre del mismo año interpuso una demanda de pertenencia de la parcela ante el Juzgado Quinto del Circuito de Valledupar.
Parcela #5 - 64 hectáreas
Griceldina Muñoz Quiroz y Esteban Rodríguez Arroyo
Aceptada por la Unidad de Tierras: No
Por la violencia ocurrida en la parcelación, Griceldina Muñoz Quiroz y Esteban Rodríguez Arroyo fueron desplazados y la finca estuvo abandonada varios años. Según el relato de la comunidad, aunque Edgardo Percy Diazgranados ofreció pagarles a 20 millones de pesos la hectárea, la familia no accedió a vender. Su caso no está en restitución porque la familia pudo resistir en el predio.
Parcela #6 - 53 hectáreas
Mariluz Polo Nieves y Pedro Algemiro Vega
Empresa mencionada: Carbones del Caribe
Aceptada por la Unidad de Tierras: Sí
Según el relato de la comunidad, Mary Luz Polo y Pedro Algemiro Vega fueron desplazados en 1992 por las Farc. La guerrilla le entregó la finca a José Jaimes Cotes Cárcamo, quien vivió en el predio con su esposa hasta 1998, cuando decidió ingresar a la guerrilla.
A finales de los novena, en medio de la violencia paramilitar, Edgardo Percy Diazgranados buscó a la esposa de Cotes y a su suegro para comprarles el predio, pero "la negociación fue de palabra". La 'compra' no fue registrada en esa época ni a nombre de ellos, sino entre los parceleros originales y Gloria Otero Espitia, esposa de Percy, el 28 de diciembre de 2007. La acción fue registrada en la Notaría Única de Becerril, cuando el notario era Jesús Erasmo Sierra Rodríguez.
En 2013, la Fiscalía 26 Delegada ante los Juzgados Penales del Circuito de Valledupar advirtió presunta falsedad en documento público, tras un estudio de grafología que determinó que la firma de Pedro Algemiro no coincidía con la real. El caso fue aceptado por la Unidad de Restitución y está en etapa de juicio.
Parcela #7 - 53 hectáreas
Alix María Cárcamo García y Humberto Manuel Olivero Ojito
Empresa mencionada: Carbones del Caribe
Aceptada por la Unidad de Tierras: Sí
Álix María Cárcamo y Humberto Manuel Olivero Ojito recibieron título de propiedad en 1991 y ambos trabajaron la finca hasta 1993, cuando Álix falleció. Humberto y sus hijos siguieron cultivando el predio, pero en 1998 fueron desplazados por paramilitares. La familia no entiende cómo es que en el folio de matrícula aparece registrado que ellos le 'vendieron' por 14 millones a Álvaro de la Cruz Mendoza, un trabajador de la mina La Jagua y amigo de Edgardo Percy, si no lo conocían y además su padre para la fecha estaba muerto.
Según el folio, en julio de 2007 Álvaro vendió la parcela por 188 millones a Carbones de la Jagua S.A. en la Notaría Única de Becerril, cuando el notario era Jesús Erasmo Sierra Rodríguez. En 2013, la Fiscalía encontró "fraude procesal" en la primera compraventa de 2007, indicando que en la escritura fueron registradas la huella y firma de una persona fallecida. La Unidad aceptó el ingreso del predio al registro de Tierras Despojadas.
Parcela #8 -53 hectáreas
Oliva Arias Arias y Jairo Alfonos Quiroz Barreto
Aceptada por la Unidad de Tierras: Sí
Oliva Arias Arias y Jairo Alfonso Quiroz resistieron a la violencia de los años noventa, pero en la arremetida paramilitar fueron desplazados. Desesperados y sin tierra dónde trabajar, en 2004 Oliva viajó hasta Sabanas de San Ángel, en Magdalena, para rogarle al paramilitar Óscar José Ospino, alias 'Tolemaida', que los dejara retornar. Bajo riesgo, la familia volvió. Sin vecinos y sin infraestructura, la familia explica que se negó a vender pese a que sobreviven en condiciones de pobreza.
Parcela #9 - 53 hectáreas
Felix Arturo Rodríguez Prada
Empresa mencionada: Carbones del Caribe
Aceptada por la Unidad de Tierras: Sí
Félix Arturo Rodríguez se desplazó en 1998 por la persistencia de la violencia paramilitar. El campesino no entiende por qué aparece registrada una 'venta' entre él y Edgardo Percy Diazgrandos en 2007 si nunca vendió su finca. Según el folio de matrícula, tal 'compraventa' fue consignada el 28 de diciembre de 2007 en la Notaría Única de Becerril, cuando el notario era Jesús Erasmo Sierra Rodríguez. En 2010, el Incoder registró el abandono del predio denunciado por el campesino. El caso fue aceptado por la Unidad de Restitución y está en etapa de juicio.
Parcela #10 - 53 hectáreas
Delfin Pineda Beltrán y Carmen Sánchez Carrera
Empresas mencionadas: Carbones del Caribe, Carbones Sororia Y Edgardo Percy Diazgranados
Aceptada por la Unidad de Tierras: Sí
Delfín Pineda y Carmen Sánchez se desplazaron en 2002, cuando los paramilitares asesinaron al profesor Weimar Navarro. Al poco tiempo, Edgardo Percy se ofreció comprarles, pero los campesinos se negaron. Estando desplazados, fueron visitados en varias oportunidades por Wílkar Orozco, ingeniero ambiental de Carbones del Caribe, quien les dijo que la intención de compra de Percy seguía en pie. Los parceleros se negaron, pero comenzaron a sentir temor ante tanta insistencia.
El 23 de diciembre de 2003, a las siete de la noche, el notario Único de Becerril, Jesús Erasmo Sierra Rodríguez, llegó hasta la casa de los campesinos y les entregó la escritura que debían firmar. Sin embargo, en el folio de matrícula no quedó registrada esta compra.
Esta finca, que se caracteriza por tener grandes corrales para ganado, aparece en el listado de predios que Carbones del Caribe le entregó a Carbones Sororia en 2005. El caso fue aceptado por la Unidad de Restitución y está en etapa de juicio.
Parcela #11 - 53 hectáreas
Hipolito Arévalo Villafarra y a Ibaldina María Ramírez Suárez
Aceptada por la Unidad de Tierras: Sí
Según los relatos de la comunidad, Hipólito Arévalo e Ibaldina Mejía decidieron vender su parcela en 1993 por diferencias familiares a Natalia María Borrego y Pedro Elías Ibarra. Sin embargo, tal venta solo fue registrada en el folio de matrícula en noviembre de 1998 en la Notaría Única de Becerril. En mayo de 2008, José Mercedes Bayona compró la finca y un año más tarde tramitó un crédito agrario para hacerla productiva. El caso fue aceptado por la Unidad de Restitución y está en etapa de juicio.
Parcela #12 - 53 hectáreas
Alfonso Mojica Cervantes y Escilda Nieves Suárez
Aceptada por la Unidad de Tierras: No
Alfonso Mojica y Escilda Nieves fueron desplazados por la violencia paramilitar, pero pudieron retornar. Su finca está en una zona distante respecto a las parcelas intervenidas por las empresas.
Parcela #13 - 58 hectáreas
Pedro Antonio Díaz Romero y Martha Teresa Oyala Arrieta
Aceptada por la Unidad de Tierras: No
Pedro Antonio Díaz Romero y Martha Teresa Oyala Arrieta se desplazaron en 2002, tras el asesinato del profesor Weimar Navarro. Wílkar Orozco, ingeniero ambiental de Carbones del Caribe, los buscó en varias oportunidades para decirles que Edgardo Percy, gerente de la empresa, les compraba el predio por 25 millones de pesos. Pese a la insistencia, la familia se negó a vender.
Parcela #14 - 18 hectáreas
Carmen Alicia Cabrera Morales y Juan Evangelista Guerra Cabrera
Empresas mencionadas: Carbones del Caribe, Carbones Sororia Y Edgardo Percy Diazgranados
Aceptada por la Unidad de Tierras: Si
Inicialmente esta parcela iba a ser titulada a José Domingo Sánchez Cabrera y a su mamá, Carmen Alicia Cabrera, pero a la hora de la titulación quien firmó la resolución fue su hermano Juan Evangelista Guerra Cabrera. Los campesinos vendieron su parcela en 1996 a Hernán Manuel Medrano, pero la compra sólo fue registrada en diciembre de 2002.
Después de que los paramilitares amarraron y amenazaron a Hernán, confundiéndolo con el profesor Weimar Navarro, el parcelero salió desplazado. Ese mismo año fue contactado por Edgardo Percy Diazgranados, gerente de Carbones del Caribe, para vender la finca, pero la compra no fue registrada. En 2003, Carbones del Caribe sembró el predio con 320 plantas de palma africana y en 2005 se la entregó a Carbones Sororia. Según el folio de matrícula, Hernán demandó en 2010 a Carbones del Caribe y Carbones La Jagua, y un año más tarde vendió el predio a Concretos Argos, por 38 millones de pesos, en la Notaría Segunda de Valledupar. En 2013, el Incoder registró el abandono del predio denunciado por Juan Evangelista, el primer dueñ.
Parcela #15 - 18 hectáreas
Edilsa del Socorro Barreto Torres y Beder Antonio Luna Estrada
Empresas mencionadas: Carbones del Caribe, Carbones Sororia Y Edgardo Percy Diazgranados
Aceptada por la Unidad de Tierras: Si
Edilsa del Socorro Barreto y Beder Antonio Luna decidieron vender la finca en 1998 por la violencia paramilitar que se intensificó en la región. La venta, realizada a Clodomiro Ascanio y a su hermano, no quedó registrada. Por efectos del conflicto, los hermanos Ascanio le vendieron a su vez al profesor Weimar Navarro, quien fue asesinado el 14 de abril de 2002 por paramilitares. Un año después Carbones del Caribe sembró el predio con 2.234 plantas de palma africana y en 2005 se lo entregó a Carbones Sororia.
Según el folio de matrícula, Edilsa Barreto y Beder Luna demandaron en 2010 a Carbones del Caribe y Carbones de La Jagua, y un año más tarde la demanda fue cancelada. Según el relato de la comunidad, la demanda fue cancelada porque los esposos Barreto-Luna llegaron a un acuerdo económico en 2011 con la empresa. El caso fue aceptado por la Unidad de Restitución y está en etapa de juicio.
Parcela #16 - 18 hectáreas
William Darío Giraldo Loaiza y Ana María Loaiza
Empresas mencionadas: Carbones del Caribe, Carbones Sororia Y Edgardo Percy Diazgranados
Empresa mencionada: Carbones del Caribe
Aceptada por la Unidad de Tierras: Sí
William Darío Giraldo y Ana María Loaiza le vendieron la parcela a Selenia Isabel García en 2001, pero esta compra no quedó registrada en el folio de matrícula. En 2002 se desplazó cuando Hernán Manuel Medrano, para entonces su esposo y dueño del predio 14, casi es asesinado por los paramilitares. En 2003, Carbones del Caribe sembró esta finca con 1.342 plantas de palma africana y en 2005 se la entregó a Carbones Sororia. Selenia no pudo volver más a la parcela. El caso fue aceptado por la Unidad de Restitución y está en etapa de juicio.
Parcela #17 - 18 hectáreas
Fabiola Ferreira Ramírez y Benilda Ramirez Cardozo
Empresas mencionadas: Carbones del Caribe, Carbones Sororia Y Edgardo Percy Diazgranados
Empresa mencionada: Carbones del Caribe
Aceptada por la Unidad de Tierras: Sí
Benilda Ramírez y su hija Fabiola Ferreira fueron adjudicatarias del Incora en 1991. En 1998, Benilda le vendió la parcela a Héctor Rodríguez, un campesino de la Victoria de San Isidro. Sin embargo, esta compra no quedó registrada en el folio de matrícula.
En 2002, Héctor se desplazó cuando los paramilitares asesinaron al profesor Weimar Navarro y le robaron su ganado. Luego fue contactado por Edgardo Percy Diazgranados, gerente de Carbones del Caribe, para que le vendiera la parcela.
Al siguiente año la empresa sembró el predio con 1.252 plantas de palma africana y en 2005 se lo entregó a Carbones Sororia. Según el folio de matrícula, en 2009 Benilda y Fabiola demandaron a Carbones del Caribe y Carbones de La Jagua, y en 2011 la demanda fue cancelada. Según el relato de la comunidad, la demanda fue cancelada porque Benilda llegó a un acuerdo económico en 2011 con la empresa. El caso fue aceptado por la Unidad de Restitución y está en etapa de juicio.
Parcela #18 - 18 hectáreas
Edith Mercedes Castillo
Empresas mencionadas: Carbones del Caribe, Carbones Sororia Y Edgardo Percy Diazgranados
Aceptada por la Unidad de Tierras: Sí
Esta parcela iba a ser titulada a Omar Sánchez y Edith Mercedes Castillo, pero Omar fue asesinado el 8 de abril de 1991 por el Frente 41 de las Farc, bajo el mando de Carlos Julio Vargas, alias 'Willington'. La titularidad de la parcela quedó entonces a nombre de la viuda, quien en 1992 se desplazó después de que el Frente José Manuel Martínez Quiroz del Eln reclutó a su hijo Numar Sánchez.
Edith dejó la parcela al cuidado de su padre, Lucas Aragón, y de su madrasta, Grimalda Charry, quienes se desplazaron en 2002 tras el asesinato del profesor Weimar Navarro. Lucas fue contactado varias veces para vender, pero este se negó a entregar la tierra.
En mayo de 2003 Carbones del Caribe sembró la parcela con 830 plantas de palma africana y en 2005 se la entregó a Carbones Sororia. Lucas Aragón fue desaparecido por paramilitares en noviembre de 2003. Las angustia para Edith continuó, cuando otro hijo, Lunior Sánchez, y quien era soldado del Ejército, perdió las piernas en una emboscada de las Farc al corregimiento Casacará. Quienes la conocían aseguran que Edith falleció de un infarto el 15 de abril de 2014, producto de la tristeza de perder a tres familiares, tener un hijo en condición de discapacidad y seguir desplazada sin tierra. La Unidad aceptó el ingreso del predio al registro de Tierras Despojadas.
Parcela #19 - 18 hectáreas
Antonio Arce Moreno y María Irene Gordillo de Galindo
Empresa mencionada: Carbones del Caribe
Aceptada por la Unidad de Tierras: No
Según los relatos de la comunidad, Antonio Arce y María Irene Gordillo han estado en su parcela desde 1989, cuando ingresaron a Santa Fe. El folio de matrícula de su predio no registra ventas ni protecciones. Su finca está cultivada con palma africana.
Parcela #20 - 17 hectáreas
Fidencia del Carmen Muñoz y Manuel del Cristo Polo Vega
Empresas mencionadas: Carbones del Caribe, Carbones Sororia Y Edgardo Percy Diazgranados
Empresas mencionadas: Carbones del Caribe, Carbones Sororia Y Edgardo Percy Diazgranados
Aceptada por la Unidad de Tierras: Sí
Fidencia del Carmen Muñoz y Manuel del Cristo Polo se desplazaron en 2002 tras el asesinato del profesor Weimar Navarro, cometido por paramilitares. Ese año los contactó un ingeniero de las minas para que vendieran la finca y Manuel del Cristo fue citado a una reunión con Edgardo Percy Diazgranados, gerente de Carbones del Caribe, en una oficina frente a una guarnición militar de la Jagua de Ibirico.
En medio de la presión y el desespero, los campesinos 'vendieron' la finca por 26 millones a Percy. Sin embargo, esta venta no fue registrada en el folio de matrícula. En 2003 Carbones del Caribe sembró la finca con 1.418 plantas de palma africana y en 2005 se la entregó a Carbones Sororia. El predio fue aceptado por la Unidad de Restitución y está en etapa de juicio.
Parcela #21 - 17 hectáreas
Fabian Martínez Ramírez y a Gloria Inés Suárez Tovar
Empresas mencionadas: Carbones del Caribe, Carbones Sororia Y Edgardo Percy Diazgranados
Empresa mencionada: Carbones de La Jagua
Aceptada por la Unidad de Tierras: Si
Fabián Martínez y Gloria Inés Suárez fueron desplazados por la violencia paramilitar y son de las primeras familias en ser contactadas por Edgardo Percy Diazgrados, gerente de Carbones del Caribe, para comprarles la finca, 'negocio' que se concretó, pero la venta no quedó registrada en el folio de matrícula.
En junio de 2001 Carbones del Caribe la sembró con 1.712 plantas de palma africana y en 2005 se la entregó a Carbones Sororia, bautizándola como Finca La Patricia. Quienes conocen a la familia relatan que Fabián murió de una enfermedad causada por el estrés, después de tantos años de desplazamiento. La Unidad de Restitución aceptó el ingreso del predio al registro de Tierras Despojadas..
Parcela #22 - 17 hectáreas
Sol María Castillo y Antonio María Lamilia Andrade
Empresas mencionadas: Carbones del Caribe, Carbones Sororia Y Edgardo Percy Diazgranados
Empresa mencionada: Carbones de La Jagua
Aceptada por la Unidad de Tierras: Sí
Antonio María Lamilia y Sol María Castillo le vendieron la parcela en 1994 a Luis Eduardo Luna, después de que Lamilia sobrevivió a un atentado en Becerril siendo militante del partido Unión Patriótica.
Luna, a su vez, le vendió la finca a Óscar Rodríguez cuatro años más tarde por el recrudecimiento de la violencia paramilitar. Rodríguez también tuvo que salir desplazado en 2002, tras el asesinato del profesor Weimar Navarro. Ninguna de las compras anteriores fue registrada.
En 2003, Carbones del Caribe sembró la finca con 1.367 plantas de palma africana y en 2005 se la entregó a Carbones Sororia. Según el relato de la comunidad, Percy Diazgranados contactó a Antonio Lamilia en Bogotá para que viajara a Valledupar y negociaran el predio. El folio de matrícula indica una compraventa por 35 millones, celebrada en enero de 2011 entre los esposos Lamilia-Castillo y C.I Carbones del Caribe S.A.S ante la Notaría Segunda de Valledupar. Este predio está protegido con una medida cautelar al ser aceptado su estudio por parte de la Unidad de Restitución.
Parcela #23 - 17 hectáreas
Delfina Carvajal y Antonio Sandoval
Empresas mencionadas: Carbones del Caribe, Carbones Sororia Y Edgardo Percy Diazgranados
Aceptada por la Unidad de Tierras: Sí
Los parceleros originales, Antonio Sandoval y Delfina Carvajal, vendieron su finca a Ciro Cañizares, quien salió desplazado en 2002 tras el asesinato del profesor Weimar Navarro. Luego fue contactado por Edgardo Percy Diazgranados, gerente de Carbones del Caribe, quien se ofreció a comprarle la finca, pero la venta no quedó registrada en el folio de matrícula. En 2003, Carbones del Caribe sembró la finca con 1.719 plantas de palma africana y en 2005 se la entregó a Carbones Sororia. El predio fue aceptado por la Unidad de Restitución en el registro de Tierras Despojadas.
Parcela #24 - 17 hectáreas
José Martín Conde y María Elvia Rodríguez de Conde
Empresas mencionadas: Carbones del Caribe, Carbones Sororia Y Edgardo Percy Diazgranados
Aceptada por la Unidad de Tierras: Si
José Martín Conde y su familia se desplazaron en 2000, tras la intensificación de la violencia paramilitar. Edgardo Percy Diazgrados ofreció comprarles la finca, pero la venta no quedó registrada en el folio de matrícula. En 2003, Carbones del Caribe sembró la finca con 1.893 plantas de palma africana y en 2005 se la entregó a Carbones Sororia. El predio fue aceptado por la Unidad de Restitución y está en etapa de juicio.
Parcela #25 - 17 hectáreas
Guillermo Bejarano y Nelly Vergara Enciso
Empresas mencionadas: Carbones del Caribe, Carbones Sororia Y Edgardo Percy Diazgranados
Aceptada por la Unidad de Tierras: Si
Guillermo Bejarano y Nelly Vergara se desplazaron el 25 de marzo de 1997 después de que 300 paramilitares ingresaron a su predio, amenazándolos conque al regreso no los querían ver más en esas tierras. Guillermo pidió permiso al Incora y ese mismo mes le vendió la finca a Alirio Cañizares. En 2003, Carbones del Caribe sembró la parcela con 1.508 plantas de palma africana y luego se la entregó a Carbones Sororia. El predio fue aceptado por la Unidad de Restitución y está en etapa de juicio.
Parcela #26 - 17 hectáreas
Salomón Núñez Bolaño
Empresas mencionadas: Carbones del Caribe, Carbones Sororia Y Edgardo Percy Diazgranados
Aceptada por la Unidad de Tierras: Sí
Salomón Núñez vendió su parcela a principios del nuevo siglo por amenazas, primero de paramilitares y luego por presiones de un ingeniero de la mina de Carbones del Caribe. El campesino le 'vendió' su parcela a Edgardo Percy Diazgranados, pero esta compra no quedó registrada en el folio de matrícula. Su finca fue la primera en ser cultivada por Carbones del Caribe en junio de 2000, con 1.432 plantas de palma africana. Bautizándola como Finca La Jonana, la compañía se la entregó a Carbones Sororia. El predio fue aceptado por la Unidad de Restitución y está en etapa de juicio.
Parcela #27 - 32 hectáreas
Luz Enith Pacheco Mora y Willman Pacheco Mora
Empresas mencionadas: Carbones del Caribe, Carbones Sororia Y Edgardo Percy Diazgranados
Aceptada por la Unidad de Tierras: Sí
La parcela iba a ser titulada a Nayib Martínez y su Luz Enith Pacheco, pero el 3 febrero de 1991 Nayib fue asesinado por el Ejército. El predio fue titulado entonces a Luz Enith y a su hermano Wilman Pacheco, quien en 1992 se desplazó tras ser víctima de tortura. A mediados de los noventa, Luz Enith y Sifredy Culma, integrante de la Unión Patriótica, conformaron su hogar y solicitaron un crédito al Banco Ganadero para cosechar arroz. El 25 de marzo de 1997 un grupo de 300 paramilitares ingresó a la finca, los amenazó y los parceleros no pudieron seguir cultivando. Al no poder pagar la deuda, el banco remató la finca en favor de Hermes Picón Sarabia. En 2002 en medio del recrucedimiento de la violencia paramilitar, Picón fue citado a una reunión con Edgardo Percy Diazgranados, gerente de Carbones del Caribe, en una oficina frente a una guarnición militar de la Jagua de Ibirico. Según el folio de matrícula, Picón le vendió la finca a Percy en marzo de 2003 en la Notaría Única de Becerril.
Tres meses después, Carbones del Caribe sembró el predio con 1.129 plantas de palma africana y en febrero 2005 se la entregó a Carbones Sororia. En julio de 2005 Percy registró en la Notaría Tercera de Barranquilla una división material de la parcela, que bautizó como Lote 27, para transferirla el mismo día a Carbones del Caribe. El predio original está protegido con medida cautelar por la Unidad de Restitución y el lote está en etapa de juicio.
Parcela #28 - 45 hectáreas
Armando Mejía Herrera y Carmen Raquel Rojas Polo
Aceptada por la Unidad de Tierras: No
La parcela de Armando Mejía y Carmen Raquel Rojas está en la zona a la que llamaban "la bolsa", por ser la más apartada de la parcelación. Tras la violencia paramilitar de comienzos de 2000, la familia se desplazó por un tiempo y luego retornó bajo riesgo. Pese a la violencia de la zona, los campesinos pudieron resistir en su finca.
Parcela #29 - 45 hectáreas
Ana Felicita Mancera y Basiliio Antonio Moreno Manjarrez
Aceptada por la Unidad de Tierras: No
La parcela de Ana Felicita Mancera y Basilio Antonio Moreno está en la zona a la que llamaban "la bolsa" por ser la más apartada de la parcelación. Ambos vendieron su tierra a dos mujeres, quienes no tienen título de la parcela porque Mancera y Moreno no pudieron legalizar la venta. Los esposos Mancera-Moreno fallecieron por muerte natural.
Parcela #30 - 45 hectáreas
Unilce Martínez Beltrán y a Manuel Salvador Suárez Contreras
Aceptada por la Unidad de Tierras: No
Esta parcela iba a ser titulada a Joel Lemus y Deyanira Toncel, pero Joel fue asesinado en la masacre de Las Cumbres en 1991. El predio entonces fue adjudicado ese mismo año a Unilce Martínez y Manuel Salvador Suárez, quienes por la violencia de la época decidieron venderle la finca a Emiro Plata en 1995, sin que esta transacción quedara registrada. Aunque Unicel y Manuel Salvador se fueron de Santa Fe por la violencia, Manuel fue asesinado en Aguachica. La Unidad de Restitución negó la protección de este predio.
Las reuniones
Para los campesinos era incomprensible el interés de Carbones del Caribe de comprarles las fincas entre 2001 y 2002, justo cuando se recrudeció la violencia paramilitar. Quien brindó las primeras pistas sobre lo ocurrido fue Alcides Mattos Tavares, alias ‘Samario’, segundo de ‘Tolemaida’, y quien delinquió en la zona entre 2002 y 2005.
También lo hizo Javier Ernesto Ochoa Quiñónez, alias ‘El Mecánico’, quien le aseguró a la Fiscalía que el despojo comenzó en marzo de 1997: “la gente comenzó a abandonarlas [las parcelas] desde la incursión que hizo el señor Esquivel Cuadrado [alias ‘El Tigre’], de resto lo que había que hacer era solo presencia, para evitar que los coterráneos no volvieran a sus terrenos, si nosotros incursionamos en un sector y lo mantenemos azotado, creo que llegaban ni las moscas, era lo que decía la gente por ahí”.
Varias de las familias reclamantes de tierras, en medio de los riesgos, están a la expectativa de crear una cooperativa para la administración y explotación de la palma de aceite cultivada. Creen que esta es la opción para recuperar los años en que no tuvieron ingresos económicos a causa del desplazamiento. Foto: VerdadAbierta.com
En una declaración rendida el 5 de agosto de 2013 ante la Fiscalía Quinta Delegada ante el Juzgado Único Penal del Circuito Especializado de Valledupar, ‘Samario’ contó que Percy Diazgranados lo contactó en 2003 y que ese año se reunieron dos veces en una finca de propiedad del empresario. Según relató, en la primera reunión “comenzamos acordar pagos de la empresa Carbones del Caribe a las autodefensas” y “hablamos de que Carbones pensaba hacer un botadero”.
Tras esta última propuesta, ‘Samario’ dijo que consultó con ‘Tolemaida’ y que pasados quince días volvió a encontrarse con Percy, explicándole que al siguiente encuentro debía asistir Javier López Arce, alias ‘Morgan’, el jefe financiero del grupo, para “organizar los pagos”. También que esperaban la colaboración de los directivos de Carbones del Caribe para “organizar las finanzas, es decir, el cobro de las otras empresas que estaban por ahí”. Y que le dio una razón de ‘Tolemaida’: “que nosotros le desplazábamos la gente y que el que no quisiera salir lo matábamos como sucedió en varios casos, y que era un hecho que le conseguíamos las tierras de la vereda Santa Fe para lo que ellos necesitaban, el botadero y el alrededor de la mina” [sic].
Según la declaración del ‘Samario’ ante las autoridades judiciales, la tercera reunión se concretó a principios de 2004 en Barranquilla, en la sede principal de Carbones del Caribe. Por miedo a una orden de captura, ‘Samario’ no asistió personalmente a la cita con los directivos, pero sí ‘Morgan’, como habían acordado. Al regreso “empezamos a darle ultimátum a los dueños de la vereda Santa Fe para que desocuparan o serían declarados objetivo militar de las autodefensas por colaboradores de la subversión, de ahí mucha gente se fue, hubieron otros que no quisieron irse, personas que fueron asesinadas como Lucas Aragón, que fue asesinado por no querer abandonar la parcela” [sic], le confesó a la fiscal. Los campesinos recuerdan que Aragón había sido desaparecido el 23 de noviembre de 2003.
‘Samario’ narró que después siguió reuniéndose con Percy “en la misma finca de siempre” y que en uno de esos encuentros el empresario le habló del dueño de Carbones Sororia, que quería también ponerse en contacto con él, que “ellos pagaban 15 millones de pesos mensuales, dinero que yo mismo recaudé en varias ocasiones”. En el interrogatorio, la Fiscalía identifica al empresario con el apellido “Olivella”, refiriéndose a Jaime Olivella Celedón. VerdadAbierta.com buscó al empresario para preguntarle al respecto, sin lograr una respuesta.
El exparamilitar dijo que se reunió con ese empresario en un restaurante de Valledupar: “me dice que él es el dueño de Sororia, que tenía problemas en la vereda Tucuy, me dice que me iba enviar al jefe de seguridad de él con todos los datos y nombres de parceleros para que le colaborara con desplazarlos, y el que no se quisiera ir pues me manda el jefe de seguridad de la vereda Casablanca cerquita de La Jagua de Ibirico…”. Fue con esta orden que los paramilitares desplazaron también a los campesinos de las veredas Tucuy y Los Manantiales, la primera colindante y la segunda a hora y media de la parcelación Santa Fe.
Sobre este último, ‘Samario’ reconoció que los desplazamientos trascendieron la Santa Fe, recordando el caso de Guillermo Ávila, un campesino que había hecho fortuna con el trabajo de muchos años y que tenía una finca frente a las instalaciones de Carbones del Caribe. En otra reunión con Percy, el empresario le dijo que “si yo podía sacarle la finca a ese señor, que lo amenazara para que le vendiera más barato para posteriormente vendérsela más cara a la mina… porque con la finca Carbones del Caribe quería hacer una pista”.
Ante varias preguntas de la Fiscal Quinta, ‘Samario’ agregó que la primera cuota que Carbones del Caribe le pagó a los paramilitares fue de 100 millones de pesos y que Carbones Sororia les pagaba la “cuota” en la Jagua de Ibirico. Parte de esas declaraciones fueron reiteradas el 12 de agosto de 2014 en una versión libre conjunta ante la Fiscalía 58 de la Unidad de Justicia y Paz.
En respuesta a un derecho de petición, la Fiscalía informó que contra Edgardo Percy Diazgranados y Jaime Olivella Celedón no se ha celebrado ninguna audiencia de formulación de imputación o de acusación, según los registros del Sistema Penal Oral Acusatorio.
Por su parte Sator insistió en su comunicado que Percy Diazgranados se sobrelimitó en sus funciones y compró predios para el disfrute propio, y desmintió que se hayan autorizado reuniones y pagos a grupos paramilitares.
Lío de papeles
Mientras los campesinos eran desplazados y los paramilitares tenían control del territorio, Carbones del Caribe sembró 13 de las parcelas de Santa Fe, las que están sobre el borde del río Tucuy, con 18.165 plantas de palma de aceite. Las siembras fueron realizadas entre 2000 y 2003.
El 24 de noviembre de 2004 Carbones del Caribe acordó transferirle 13 parcelas de Santa Fe a Sororia como contraprestación a un acuerdo comercial que al parecer Carbones Caribe incumplió, relacionado con las ganancias por explotación de carbón de la región pactadas una década atrás.
Así, el 10 de febrero de 2005 Carbones del Caribe le hizo una entrega formal de las 13 parcelas a Sororia, según consta en un documento que indica la relación de predios por hectáreas sembradas con palma. En noviembre de ese año, Carbones Sororia convocó a junta de accionistas, aceptando el ingreso de Carlos Juan y Jaime Luis Olivella Pavajeau, como socios con el 26 por ciento de las acciones de la compañía. Los hermanos son sobrinos de Jaime Antonio Olivella Celedón e hijastros de Hugues Manuel Rodríguez Fuentes.
En febrero de 2007, Sororia le reclamó a Carbones del Caribe haber incumplido el contrato de 2004 porque no les entregaron títulos de las parcelas. En una carta, Sororia le recordó que las tierras debían quedar a nombre de Inversiones San Carlos, e Inversiones Olivebar, Carlos Mario Olivella Barros y Carlos Juan y Jaime Luis Olivella Pavajeau, todas empresas familiares en las que participan sus hijos y sobrinos.
Según el relato de los campesinos, fue en este momento que Percy Diazgranados los volvió a buscar, afanado por legalizar los títulos. Pero en ese momento no lo hizo con los parceleros de la zona cultivada con palma, sino con aquellos cuyas fincas estaban cerca de la mina de carbón.
Los parceleros cuentan que bajo la amenaza de expropiación por haber potencial minero en sus tierras y la presión de intermediarios enviados por Percy Diazgranados, fueron transferidas las parcelas 1, 2 y 7 a nombre de Carbones de La Jagua.
Ese mismo año, Percy Diazgranados se hizo a títulos de las parcelas 6 y 9 con apoyo de José Erasmo Sierra Rodríguez, notario Único de Becerril. La primera la registró a nombre de su esposa Gloria Otero Espitia y la segunda, a nombre propio. Pero más adelante la Fiscalía 26 Seccional de Valledupar identificó fraude procesal porque las firmas registradas no correspondían a las de los campesinos (Ver cancelación provisional). En efecto, los parceleros contaron que ellos no firmaron esas escrituras, en las que, incluso, aparece la rúbrica de un campesino que para la fecha ya estaba muerto.
VerdadAbierta.com contactó a José Erasmo Sierra, quien aseguró que en la parcelación Santa Fe no hubo despojo, pues todos los campesinos vendieron voluntariamente sus predios. Y descartó que, como ya lo ha declarado en el proceso judicial, haya irregularidades: “Es verdad que estaba muerto. Lo que pasó es que el señor firmó y se dejó la fecha abierta. Cuando el señor Percy firma, se pone esa fecha, sin saber que el campesino ya se había muerto”.
Los obstáculos
El anuncio en 2011 de la Ley de Víctimas y Restitución de Tierras llenó de expectativa a los reclamantes de Santa Fe. En 2013 la URT comenzó a estudiar este caso, pero decidió aceptar 21 reclamaciones y rechazar 2, y radicó las demandas de forma individual y no colectiva, pese a que los campesinos sufrieron los mismos hechos de violencia.
Tres de las fincas, de la antigua parcelación Santa Fe, están a nombre de la empresa Carbones de La Jagua. Las familias solicitaron la restitución, pero solo dos de los casos fueron aceptados en el Registro de Tierras Despojadas y Abandonadas. Foto: VerdadAbierta.com
Varias fuentes le aseguraron a VerdadAbierta.com que el caso estuvo frenado porque una funcionaria de la URT recibió amenazas cuando escribía el perfil de Hugues Manuel Rodríguez Fuentes, alias ‘Barbie’, pieza necesaria para contextualizar los casos de despojo ante los jueces de restitución. El nombre de ‘Barbie’ fue relacionado en los predios sembrados con palma, porque sus dos hijastros ingresaron en 2005 como socios de Carbones Sororia.
En la actualidad, 11 reclamaciones de campesinos de Santa Fe cursan en los tres Juzgados Especializados de Restitución del Cesar, la mayoría de estos en el Juzgado Segundo. Ellos están esperanzados en que las sentencias saldrán a su favor, que volverán a las tierras y crearán una cooperativa para obtener ganancias de la palma de aceite ya sembrada. Esta idea surge en medio de un contexto de presión que persiste contra los reclamantes, de la que no hablan ni los labriegos ni la URT.
Sin embargo, varias fuentes aseguran que una vez estén en firme las sentencias de restitución, que se estima sea adversa a las empresas, Sororia buscará llegar a un acuerdo con parceleros para no perder la inversión en el cultivo. Pero Murcia, apoderado de la firma, aclaró que los directivos no han hecho ningún tipo de acercamiento con las comunidades.
El punto de contacto entre Sororia y los parceleros de Santa Fe es Smith Ludyz Pedraza Amizzar, la abogada que representa a varios de los parceleros cuando, cansados de que el proceso no avanzara en la URT, le firmaron un poder en 2015. Pedraza Amizzar es conocida en el Cesar por haber asesorado y ganado el juicio de El Prado, otra parcelación despojada por paramilitares. De acuerdo con la abogada, no se descarta que los campesinos creen una asociación para trabajar en conjunto con las compañías que señalan de apropiarse de sus tierras.
Fuentes consultadas por VerdadAbierta.com aseguran que Pedraza tendría un posible conflicto de intereses para representar a reclamantes de tierras. Su argumento es que a ella le fue concedido un poder para representar como abogada suplente a la empresa Rodríguez Fuentes Inversiones Ltda. Esta empresa de alias ‘ Barbie’, que está en proceso de extinción de dominio, ha sido mencionada en varios casos de despojo de tierras en el Cesar.
En respuesta, la abogada aseguró que no hay ningún tipo de irregularidad y que se trata de un rumor para desacreditarla como apoderada de las víctimas. “Estaban diciendo que yo era abogada de los victimario. Eso no es cierto. Yo represento a la empresa Rodríguez Fuentes Inversiones en procesos que no tienen nada que ver con los casos que acompaño”, precisó.
Mientras los campesinos sueñan, en medio de todos los riesgos, con crear la cooperativa para explotar la palma y la URT guarda silencio frente a las presiones que hay sobre los reclamantes, los jueces especializados en restitución del Cesar se toman su tiempo para estudiar los casos y decidir de fondo quién tiene el derecho sobre los predios de Santa Fe. El litigio va para largo.