En Silvia buscan reparación por la toma que les cambió la vida

      

Los habitantes de este pacífico municipio del departamento de Cauca todavía no se reponen de los estragos que causó la toma guerrillera de las Farc en mayo de 1999. Recientemente su zona urbana fue escogida como sujeto colectivo de reparación.

toma silvia 1El municipio de Silvia se encuentra enclavado en las montañas de Cauca y su economía se basaba en el turisimo y el cultivo de café. Foto: archivo Semana.El 19 de mayo de 1999 partió en dos la vida de los habitantes de Silvia. A las 5:30 de la tarde comenzó el más feroz ataque que las Farc cometieron contra este pequeño municipio, ubicado sobre la cordillera Central, en el oriente de Cauca, que se caracteriza por la belleza de sus paisajes montañosos, por su fresco clima, por la amabilidad de sus pobladores y por ser la cuna de los indígenas Misak  Guambianos.

“Esa fue la primera vez que usaron pipas de gas para atacar el pueblo. En anteriores ocasiones hacían hostigamientos y disparos desde las montañas, pero ese día ingresaron por las cinco vías de acceso y atacaron con cilindros la estación de Policía. Durante varias horas se escucharon estruendos grandísimos y continuos”, le contó Rosa*, una sobreviviente de la toma que hace parte del proceso de reparación, a VerdadAbierta.com.

Según el relato de varios testigos, el ataque de la guerrilla estuvo planeado con mucha antelación, porque los subversivos atacaron coordinadamente la estación de Policía desde diferentes puntos del casco urbano. “Los guerrilleros entraron a las casas del barrio San Agustín para atacar la estación desde los tejados y también desde el barrio Los Sauces desde donde también lanzaron cilindros”, cuenta Rosa, quien agrega que ante la posterior presencia aérea de la Fuerza Pública, se atrincheraron en varias casas y pusieron en riesgo a la población civil.

El ataque de la guerrilla duró hasta las 5:30 de la mañana del día siguiente y los silvianos despertaron con un panorama estremecedor. La estación de Policía fue derribada, las casas aledañas quedaron destruidas y otras más resultaron gravemente averiadas. En ese ataque fallecieron tres uniformados y un civil.

“La situación al día siguiente fue desastrosa. Cuando la guerrilla permitió que arrimara la gente, nos tocó sacar los cadáveres. Un policía murió por impactos de bala y los otros dos por la explosión de un cilindro-bomba, cuyos restos quedaron regados por diferentes partes del pueblo. A los 15 días encontramos la pierna de uno de los policías”, le dijo a VerdadAbierta.com uno de los bomberos que atendió esa situación.

Tras el ataque los guerrilleros intentaron llevarse consigo a tres uniformados que resistieron la ofensiva durante toda la noche, pero ante la oposición de la comunidad, que salió a defenderlos, optaron por dejarlos libres. “Mi suegro escuchó que uno de los guerrilleros dijo: ‘tengan les entregamos a estos perros para que hagan lo que quieran con ellos’”, cuenta un comerciante que prefiere mantener en reserva su identidad.

Además del ataque contra los policías, las Farc dinamitaron la sede de la Caja Agraria para hacerse con el dinero que había en la caja fuerte y saquearon las provisiones del hospital. “Al encargado del almacén se lo llevaron para que los ayudara a cargar la droga. Lo secuestraron a él y al conductor de la ambulancia, la cual dejaron abandonada en la vereda Las Tres Cruces porque se les acabó lagasolina y dejaron ir a los trabajadores del hospital”, explica Rosa.

toma silvia 2Pese a que la estación de Policía fue reconstruida años después, la misma suerte no ocurrió con las viviendas contiguas a su costado izquierdo. Foto: VerdadAbierta.com.Entre el 19 y el 20 de mayo los habitantes de Silvia conocieron de primera mano el terror que causa la guerra. No obstante, después de esos dos días, empezaron a vivir en un estado de zozobra permanente, porque la Fuerza Pública retornó al pueblo solamente tres años después y durante ese tiempo quedaron a merced de la guerrilla. Incluso, la Alcaldía y la Personería se tuvieron que trasladar a Popayán y despachar desde la capital caucana.

“Tras la toma, el cambio en el ambiente del pueblo fue total: de mucho miedo, de mucha zozobra. A veces había energía, a veces no; aquí el único esparcimiento que hay es el parque y los guerrilleros llegaban en cualquier momento a hacer reuniones, entonces a uno le tocaba coger a sus muchachitos y salir corriendo para la casa. Ellos hacían conversatorios en el parque, decían que eran la nueva ley y que iban a matar al que robara o delinquiera, pero después robaban el banco agrario; predicaban pero no aplicaban”. Así resume Yaneth* cómo eran los días de Silvia tras la toma del 99.

Carlos* era un comerciante que fue extorsionado en varias ocasiones por la guerrilla y su negocio de productos agrícolas se fue a la quiebra. “Fue muy grave y uno vivía con un temor tremendo porque aquí quienes mandaban, imponían y deshacían era la guerrilla. Lo que diga de allí en adelante es pura paja”, recuerda. Según cuentan varias personas consultadas por VerdadAbierta.com en la región, las extorsiones a ganaderos y comerciantes fueron constantes, aunque no hubo malos tratos contra la comunidad.

“En esa época los guerrilleros llegaban con uniformes y fusil. Los comandantes tenían sus botas de cuero y los demás pantaneras, eran muy organizados y llegaban en  grupos de alrededor de 30. Se llevaban los carros que les gustaban y cobraban vacunas periódicamente”, cuenta un habitante, mientras recuerda que en muchas ocasiones el pueblo se quedó sin gasolina durante varios días, porque “los guerrilleros se llevaban el carro tanque y las empresas despachaban otro días después”.

A parte de tener que convivir con un actor armado ilegal a la fuerza y sin autoridades que pudieran defenderlos, quizás la mayor afectación que sufrieron los habitantes de Silvia tras la toma de mayo de 1999 fue la muerte del turismo, que era una vital fuente de financiación.

“Cuando había lunes festivos, este pueblito era una belleza. La mayoría de la gente venía de Valle del Cauca, le gustaba el clima, el ambiente y la personalidad de los habitantes de acá que es muy acogedora. A los turistas les gustaba ir a los resguardos indígenas, al de Guambía más que todo, que tiene unos paisajes muy hermosos”, cuenta Carlos, quien también afirma que Silvia “era una veranadero de los caleños, que se venían por semanas o meses, pero hoy en día no se encuentra nada de eso. La economía que generaba el comercio se acabó”.

toma silvia 3El turismo, por sus paisajes y clima, fuela mayor fuente de ingresos de Silvia. Foto: VerdadAbierta.com.Además, por temor del conflicto armado, muchas personas vendieron sus fincas o quintas, como las denominan en la región. “La gente venía por lo tranquilo, por lo económico, por los tures ambientales y para compartir con los Misak. La mayoría de la gente era de Cali y muchos dejaron de venir, por lo que decidieron vender sus casas amobladas a muy bajos precios, casi regaladas. Conozco el caso de alguien que vendió su casa totalmente amoblada por 25 millones de pesos”, indica Rosa.

En el segundo semestre de 2002, cuando Álvaro Uribe Vélez asumió la Presidencia de la República e implementó su política de Seguridad Democrática, retornó la Policía a Silvia. No obstante, el comerció no volvió a florecer y los estragos de la toma se siguen sintiendo.

Para tratar de revertir esa situación, hace tres años la comunidad empezó a organizarse, bajo la iniciativa del Personero Municipal y de la Secretaria de Gobierno de la época, para pedir que la zona urbana de Silvia sea reparada colectivamente, en medio de los mandatos que establece la Ley 1448, también conocida como Ley de Víctimas.

“Ahora estamos en el proceso de registro. Ya se cursó el primer paso que es el reconocimiento por parte de la Unidad de Víctimas. La segunda etapa es la caracterización del daño, en la que vienen el Ministerio del Interior y la Unidad de Víctimas, para trabajar con los presidentes de las Juntas de Acción Comunal de cada barrio y las autoridades locales. En la tercera fase se consulta sobre qué fue lo más afectado y se perfila el tipo de reparación. Y la última es la ejecución”, le explicó a VerdadAbierta.com un funcionario que ha participado en este proceso.

Los habitantes de Silvia tienen mucha expectativa en esta posibilidad de reparación, pues a la fecha, según cuentan varias víctimas de la toma, no han recibido ningún tipo de ayuda para resarcir el daño que sufrieron hace 17 años.

“Nosotros vivíamos cerca de la estación de Policía. La casa quedó casi destruida y nos tocó conseguir plásticos para tapar los techos que se averiaron por los impactos de las bombas o de lo que estuvieran echando. Todo se cimbraba y se movía. La casa es de adobe y las paredes resultaron cuarteadas”, le dijo a VerdadAbierta.com una mujer que ha vivido más de 50 años en Silvia.

El departamento de Cauca vivió con crudeza no sólo los ataques de la guerrilla sino la arremetida paramilitar que a partir del 2001 dejó centenares de muertos en varias masacres, especialmente en el norte del departamento. Los habitantes de Silvia esperan que el proceso avance para poder recuperar lo que perdieron hace más de 16 años.

* Nombre cambiado por petición de la fuente.