En el municipio de La Montañita, occidente de Caquetá, despareció un caserío completo luego de que el Frente 15 ordenara el desplazamiento de toda la población. 14 años después de la tragedia, VerdadAbierta.com reconstruyó su historia a partir del relato de las víctimas.
A media hora del caso urbano de La Montañita existió una inspección llamada El Triunfo: dos hileras de 48 casas a lado y lado de una estrecha calle sin pavimentar, una escuela, un centro médico, una iglesia y una cancha de fútbol. “Del Triunfo no quedó nada. Todo se lo llevaron, todo lo quemaron, todo desapareció”, cuenta Rómulo Urquijo, presidente de la asociación de desplazados del Triunfo.
74 familias, cerca de 240 personas, vivían en esta inspección ubicada a 20 kilómetros por la vía que de Montañita conduce al pueblo vecino de Milán. En el Triunfo, como en todo el municipio, abundan los cultivos de coca y la ganadería extensiva.
Las Farc llegaron a La Montañita, casi en el momento mismo de su fundación como grupo armado, a mediados de los años sesenta. En el Triunfo y La Unión Peneya (la inspección más grande del municipio) se instaló el Frente 15, del Bloque Sur de la guerrilla. En límites con el municipio del Doncello, hacia la parte montañosa del municipio, se ubicó el Frente 3.
Los habitantes de La Montañita han convivido con las extorsiones, las minas antipersonal (es el segundo municipio con mayor número de víctimas por estos artefactos), el reclutamiento forzado, las amenazas a quien sean cercanos a algún miembro de la fuerza pública y los atentados contra la infraestructura eléctrica. Sin embargo, fue en 2002, después de que el presidente Andrés Pastrana terminara la zona de distensión, que las Farc arreciaron los ataques contra los pobladores.
Las Farc y el conflicto armado en el Caquetá
Temiendo la entrada del Ejército Nacional, la guerrilla aumentó el control sobre la población civil. “Se incrementaron en el departamento los ataques indiscriminados de la guerrilla de las Farc, las 28 confrontaciones armadas con interposición de la población civil, los ataques y homicidios selectivos. Los mandatarios locales fueron declarados ‘objetivo militar’ por la guerrilla de las Farc, acusados de apoyar la política de seguridad del Gobierno nacional”, dice el Plan de Acción de la Alcaldía de La Montañita de 2013.
La tragedia en El Triunfo comenzó, según cuentan quienes allá vivieron, el 25 de marzo de 2002. Ese día, el guerrillero Gustavo Tirado Lugo, conocido con el alias de ‘45’, comandante de las milicias urbanas de la inspección, amaneció en el único tomadero del pueblo junto a sus escoltas. A las 11 de la mañana llegaron dos hombres en una moto y lo mataron.
El 5 de abril, 11 días después de la muerte, un guerrillero conocido con el alias de ‘Faider’ reunió a toda la comunidad. “Nos dijo que todos nos teníamos que ir, que no servíamos para nada, porque no habíamos defendido a alias ‘45’ y teníamos un mes para salir”, contó uno de los asistentes a la reunión. Los habitantes increparon al guerrillero, pues no querían salir de su pueblo, pero la única respuesta fue: “Quien no salga, será declarado objetivo militar de las Farc”. La orden provenía directamente de Josué Ceballos, alias ‘el Mocho César’, jefe máximo de Frente 15.
Pasado un mes, la comunidad de El Triunfo no había salido y esperaba pactar un plazo de dos meses más con la guerrilla. Sin embargo, el 11 de mayo las Farc dieron su ultimátum, tenían 24 horas para salir. En la mañana del día siguiente, los guerrilleros anunciaron que estaba llegando el Ejército y que en dos horas tenían que desocupar el pueblo. “Cada quien salió como pudo, estábamos desesperados porque el pueblo estaba encendido. Yo salí corriendo en chanclas y pantaloneta, cuando llegué a la vereda de San Antonio estaba descalzo y ni me había dado cuenta”, contó Rómulo Urquijo.
Efectivamente, el Ejército llegó y comenzaron los combates. Los pobladores no volvieron en los días siguientes, pero se enteraron que el 15 de mayo las Farc habían ordenado incinerar las casas, destruir la bomba de gasolina y tumbar la antena de Telecom. El trabajo de años estaba destruido y no quedaba ninguno de sus bienes, por eso, la mayoría de las personas desplazadas decidieron partir hacia Florencia, a Bogotá e incluso algunos salieron del país hacia Ecuador y Venezuela.
Los pobladores quedaron solos, pues pocos días después, el 26 de mayo, las Farc mataron al alcalde de La Montañita, Arnulfo Silva Cabrera, quien estaba reemplazado a José Fierro Arias, también asesinado por la guerrilla.
Quienes han regresado a El Triunfo no lo reconocen. La maleza se ha tomado muchas de las casas y, en algunos lotes, han tumbado las ruinas para construir nuevas viviendas. Hasta ahora ninguna de las personas desplazadas ha retornado al pueblo. “En muchos casos las víctimas no tenían títulos formales de sus tierras y estas han sido ocupadas por terceros. Incluso hay terrenos baldíos que el Incoder adjudicó desconociendo a los ocupantes anteriores que salieron a causa de la violencia”, cuenta Mario Alejando García, el abogado que representa a varias de las víctimas.
La mayoría de los habitantes del Triunfo recibió ayuda humanitaria después del desplazamiento, pero aún no les han entregado una reparación por las casas y los bienes que perdieron en el incendio.“Las víctimas piden reparación, algunas quieren volver a sus tierras que están abandonadas y hacerlas productivas. Muchos no tenían tierras o se dedicaban a los cultivos ilícitos y están pidiendo una oportunidad de salir de este flagelo”, asegura José Leonel Guarnizo, alcalde de La Montañita.
El desplazamiento masivo fue reconocido por el exguerrillero del Frente 15, Norberto Uni Vega, alias ‘Berna’, ante los fiscales de la Dirección de Justicia y Paz, pero el proceso va en un etapa preliminar y aún no ha llegado a los estrados judiciales.
Los desplazamientos de La Montañita
De acuerdo con el Registro Único de Víctimas en La Montañita hay 6.817 personas que han sido desplazadas y en más del 65% de los casos, las víctimas señalado a las Farc como el culpable. De acuerdo con cifras de la Alcaldía Municipal, en promedio hubo dos desplazamientos diarios.
El del Triunfo fue el primero de los cuatro desplazamientos masivos que ocurrieron en el municipio. Un mes después, el 7 de junio de 2002, las Farc obligaron a salir a 104 personas que vivían en la Hacienda Patagonia, en la zona rural del municipio. En 2003, el 23 de mayo, los subversivos llegaron a la Hacienda La Rueda de propiedad del Fondo Ganadero del Valle, a 15 minutos del casco urbano, y desplazaron a 50 familias.
El último de los desplazamientos masivos fue uno de los más grandes de todo el país. Ocurrió en La Unión Peneya el 3 de enero de 2004, después de que asesinaran a personas de la comunidad y se rumorara la inminente llegada de los paramilitares. “En una interminable fila, aproximadamente 2.500 personas sortearon durante tres días la selva virgen, cañadas, quebradas y ríos, para evadir cualquier encuentro con “los paras” y llegar finalmente a la cabecera de La Montañita”, dice el informe Caquetá: Conflicto y Memoria del Centro Nacional de Memoria Histórica. Tres años después,el 27 de enero del año 2007, los pobladores retornaron voluntariamente a recuperar lo que quedaba de sus viviendas. Por este acto, la comunidad ganó el Premio Nacional de Paz.
Motivados por el ejemplo de la Unión Peneya, los habitantes de El Triunfo intentaron regresar con ayuda del Estado en 2009. Pero las Farc, en cabeza de alias ‘Mocho César’, enviaron un mensaje: solo podían retornar si garantizaban que no se instalaría una base militar en la inspección. Condición que las víctimas no tenían capacidad de cumplir.
La fugaz presencia de los paramilitares
En 1997 llegó al departamento el primer grupo de las Autodefensas Unidas de Colombia (Auc) enviado por los hermanos Carlos y Vicente Castaño. Tal como lo hicieron en otras regiones del país como el Catatumbo y Putumayo, querían apropiarse del negocio del narcotráfico en zonas donde históricamente hacían presencia grupossubversivos. Los primeros hombres se ubicaron en Morelia y Valparaíso, pero no lograron quitarle espacio a la guerrilla ni mucho menos el control sobre el negocio del narcotráfico.
A La Montañita llegaban esporádicamente. Hacían retenes donde pedían documentos, amenazaron con matar a los civiles que tuvieran contacto con la guerrilla y obligaron a desplazar a la promotora de salud de El Triunfo. Las Farc hicieron lo mismo, empezaron a perseguir a los paramilitares, inculpando a los pobladores de ser supuestos aliados de las Auc.
No fue un combate abierto entre las partes. Fue una pelea silenciosa contra una comunidad que aún busca los desaparecidos de esa época. Así sucedió con la familia de José Antonio Alba Barragán, un campesino que tenía una finca en Las Acacias, una de las veredas del Triunfo. Sus tres hijos de 12, 15 y 17 años estudiaban en el colegio del caso urbano de Montañita y los fines de semana bajaban a la finca para trabajar con su familia. El 19 de noviembre, cuando los menores se dirigían a la finca en un bus intermunicipal fueron interceptados por miembros del frente 15 de las Farc, quienes los acusaban de ser supuestos paramilitares.
Su mamá, Romelia Tovar, salió al día siguiente a buscarlos, pero fue asesinada por los mismos guerrilleros, quienes dejaron su cuerpo al borde de la carretera con un aviso en su pecho que decía “paraca”.
“Ni mis hijos, ni mi esposa tenía que ver con eso, nunca me dijeron por qué los mataron. Yo no denuncié nada porque me dio miedo, pero ellos (las Farc) me dijeron que si no decía nada me entregaban el cuerpo de mis hijos. Duré seis años esperando en la finca sin decir nada, pero nunca me dieron los restos de mis niños”, aseguró José Antonio Alba.
Ese mismo año, en la misma inspección, las Farc también desaparecieron a Alfredo Rocha un expolicía que vendía maduros con queso en la plaza y a los hermanos Torres Barreto.
El grupo paramilitar de los Castaño provenía en su mayoría de Urabá, por lo que cualquier persona que llegara desde esa región del país se convertía automáticamente en blanco de las Farc. En 1999 José Manuel Hernández fue desplazado de San Pedro de Urabá por los paramilitares y llegó a la casa de su hermana en La Montañita, donde las Farc lo secuestraron. “Salí de allá porque me acusaban de guerrillero. Cuando llegué al Triunfo la guerrilla me secuestró a mí y a un hermano, nos decían que éramos paramilitares. Cuando se dieron cuenta que no, nos soltaron”, cuenta. Fueron seis meses de cautiverio (desde diciembre de 1999 a mayo del 2000).
Como el grupo paramilitar no dio los resultados esperados, los hermanos Castaño decidieron venderlo al narcotraficante Carlos Mario Jiménez, más conocido como ‘Macaco’. La Dirección de Justicia y Paz de la Fiscalía ha documentado que los hombres al mando de ‘Macaco’ comenzaron a llegar en febrero de 2001, el grupo se llamó Frente Sur Andaquíes y era parte del Bloque Central Bolívar. A diferencia de cómo ocurrió en otras regiones del país, al occidente de Caquetá no llegaron tropas grandes a cometer masacres, sino pequeños grupos que no se identificaban como paramilitares.
“A Montañita llegaron en agosto de 2001 en unas ferias del pueblo vendiendo sombreros y medias y buscando casas para arrendar”, contó un habitante de la zona que pidió la reserva de su nombre. El 11 de septiembre de ese mismo año, los paramilitares citaron a los más de 240 habitantes del pueblo en una finca a las afueras de El Triunfo, les dijeron que quienes fueran guerrilleros tendrían que salir desplazados de inmediato o los iban a asesinar. Mientras tanto pintaron grafitis en alusión a las Auc en las afueras del pueblo.
De acuerdo a la versión de los habitantes, las Farc los recriminaron por haber asistido a la reunión. La llegada de los paramilitares fue rápidamente atajada por la guerrilla. El 29 de septiembre a las 2:30 am, 18 días después de la reunión, el Frente 15 se tomó el casco urbano de Montañita. Arrojaron cilindros bomba y dispararon, pero no se dirigían a la Alcaldía, ni a Banco Agrario, sino a las casas donde vivían los miembros del grupo paramilitar. “Los que no murieron, salieron corriendo. Eso sí, en medio de las balas cayó también gente que no tenía nada que ver”, recuerda Rómulo Urquijo.
Los años más violentos ya pasaron, pero la comunidad del Triunfo pide que no se olvide su tragedia. Por ahora, esperan que su caso llegue ante los magistrados de Justicia y Paz para que se ordene una reparación judicial y hasta ahora no han presentado ninguna demanda ante la Unidad de Restitución de Tierras, entidad que aún no ha comenzado su trabajo en Caquetá.