Nina Winkler, psicóloga experta en estrés postraumático, dio luces al Tribunal de Justicia y Paz de por qué los menores reclutados son víctimas del conflicto armado.
El 40% de los menores reclutados por grupos armados ilegales son mujeres. Foto archivo Semana -Comenzó fase final del primer juicio contra alias ‘El Alemán’ –El ‘Alemán’ y el narcotráfico –Los menores reclutados por e ‘Alemán’ –Fiscalía acusó al ‘Alemán’ por reclutar a 329 menores |
“El reclutamiento de menores en sí es forzado. No es voluntario. Porque un niño no tiene capacidad de decidir ni sabe las consecuencias de ingresar a un grupo armado ilegal, desconoce los ritos de iniciación, las secuelas de la guerra y las dificultades para reintegrarse a la sociedad”.
Con estas palabras, la psicóloga alemana Nina Winkler, experta en estrés postraumático causado por el conflicto e investigadora de los efectos de las guerras en niños soldados en Ruanda, El Congo y Uganda, explicó ante el Tribunal de Justicia y Paz en Bogotá las razones de por qué los menores reclutados son víctimas y merecen recibir un tratamiento integral del Estado.
La participación de la experta hace parte de la audiencia de incidente de reparación que adelantan tres magistrados de Justicia y Paz contra Freddy Rendón Herrera alias ‘El Alemán’, ex jefe paramilitar del Bloque Élmer Cárdenas que delinquió en el Urabá chocoano, y acusado por el reclutamiento de 150 menores entre 1995 y 2006, hasta cuando el grupo se desmovilizó.
Según los estudios que ha realizado Winkler, los niños ingresan a la guerra principalmente en regiones pobres, con familias disfuncionales, donde no hay acceso a la educación ni oportunidades de trabajo.
“Ellos son los más vulnerables porque encuentran en el grupo armado una familia, los ven como los más fuertes y quieren parecerse a ellos, y están dispuestos a lo que sea para proteger a esa nueva‘familia’”, dijo la psicóloga.
Después de trabajar con niños que fueron soldados en las guerras africanas Winkler confirmó lo que decían los libros de psicología. La mayoría de los menores reclutados sufren, a su retiro del grupo armado, dos trastornos: el de estrés postraumático y el de hiperexcitación.
En ambos casos, los jóvenes sienten que su vida está en constate peligro, tienen dificultades para concentrarse, recuerdan constantemente imágenes de la guerra y tienen flash back, es decir, que reviven episodios traumáticos “y llegan a un punto en que no saben si eso que están pensando es real o no. Por eso algunos salen corriendo, gritan o se esconden”, dijo la experta.
En los casos más críticos los jóvenes tienen constantes pesadillas y sienten dolores intrusivos, como que las heridas les vuelven a sangrar o que están siendo impactados por algún arma. Otros le tienen fobia a los paisajes o a lugares con árboles porque les recuerda la selva. “Así muchos de los niños sienten que no pueden amar, sienten culpa, pierden la esperanza y llegan incluso a pensar en el suicido porque no le encuentran sentido a la vida”, explicó Winkler.
En los estudios sobre estrés postraumático, los psicólogos encontraron que 3 de cada 10 niños ex combatientes tienen ideas de suicidio, otros encuentran en el alcohol y las drogas ilegales un escape a esos traumas, muchos se vuelven agresivos, y además de que su cerebro experimenta cambios neuronales sus cuerpos son más propensos a sufrir de un infarto o cáncer.
Así la psicóloga concluyó que los menores reclutados son víctimas del conflicto y que deben recibir del Estado educación, terapias de tratamiento individual, atención psicosocial y destrezas para combatir la ira, que es un sentimiento recurrente en los niños ex combatientes.
“Muchos niños a veces vuelven a la guerra porque allá descubren que suprimen los síntomas del trauma. En los países no hay servicios de salud mental adecuados. En Colombia, tengo entendido que los ex combatientes reciben mensualmente una compensación económica. ¿Pero cómo enseñarles a usar ese dinero? ¿Hay en realidad oportunidades de estudio y trabajo en las regiones?” interrogó Winkler.
La exposición de la psicóloga será clave para que los magistrados de Justicia y Paz determinen el daño colectivo contra este grupo de 150 menores reclutados por el Bloque Élmer Cárdenas, y en la sentencia pueda emitir medidas integrales de reparación que permitan la recuperación y calidad de vida para estos jóvenes que sufrieron el conflicto.