Pocos conocen a Daniel ‘El Loco’ Barrera. Tiene vínculos con guerrilla, ‘paras’ y los carteles de narcos. Y hoy es considerado un capo de primera línea.
Daniel Barrera, alias “el loco”, uno de los narcotraficantes más buscados del país. Foto Archivo Semana |
A las 2 de la tarde del lunes 17 de abril, una comisión del CTI de la Fiscalía y la Policía de Puerto Boyacá se desplazó hasta el kilómetro 101 de la vía de la troncal del Magdalena Medio. Varias personas habían llamado a las autoridades para informarles que en una de las orillas de la carretera había un cadáver. Se trataba del cuerpo de un hombre que estaba envuelto en bolsas de plástico negras amarrado con una cuerda. Cuando los forenses comenzaron los procedimientos para el levantamiento del cuerpo, quedaron perturbados.
El hombre había sido víctima de impresionantes torturas que iban desde profundas cortadas en el rostro, mutilación de algunas partes del cuerpo, quemaduras con ácidos y un disparo en el oído. Pegado al cuerpo del hombre había una nota escrita a mano en una hoja de cuaderno. “Bandido No 1 Daniel Barrera Barrera alias El Loco, desde hace 15 años fue el más grande narcotraficante de los Llanos Orientales y Bogotá, el cual tenía negocios de narcotráfico con el Negro Acacio y Jhon 40…”. La carta apareció con la firma “!por mi Colombia justicieros de la paz¡”.
Aunque la carta encontrada cerca del cadáver lo identificaba como Barrera, la realidad es que la víctima se llamaba Óscar Cáceres, nacido en el municipio de Pajarito, Boyacá, y propietario de varias tractomulas. A las 5:30 de la mañana del sábado 15 de abril, nueve hombres y una mujer identificados con brazaletes y gorras que decían ‘DAS’ que se movilizaban en tres camionetas habían llegado a su finca de descanso cerca del municipio de Bolívar, Santander. Frente a su esposa le dijeron que tenía un requerimiento judicial y que debía acompañarlos. Unas 56 horas después, el cuerpo de Cáceres apareció torturado en la carretera cerca de Puerto Boyacá.
Detrás de ese muerto y la carta que lo identificaba falsamente se esconde la historia del verdadero Daniel Barrera, el hombre que hoy es considerado por las autoridades antinarcóticos nacionales y extranjeras como uno de los narcotraficantes del momento. También utiliza los alias de ‘Germán Barrera’, ‘Arnoldo Barrera’ o ‘Vicente Rivera’. En el mundo de la mafia, guerrilla y paramilitares es conocido simplemente como ‘El Gordo’ o’El Loco’ Barrera.
El origen
A comienzos de los años 80 se fue tras los pasos de su hermano Ómar, a San José del Guaviare. Allí, según las investigaciones de las autoridades, comenzó su incursión en el mundo del narcotráfico aprovechando los vínculos con esa actividad ilegal que tenía su hermano. Al poco tiempo de llegar al Guaviare, Ómar fue asesinado por seis sicarios. ‘El Loco’ tomó venganza y él mismo mató a los asesinos de su hermano. Ese hecho le permitió ganarse el respeto de algunos sectores del narcotráfico en Guaviare y le facilitó la entrada definitiva al mundo del narcotráfico en ese departamento. El 7 de febrero de 1990, ‘El Loco’ fue capturado en San José del Guaviare, sindicado del delito de tráfico de drogas.
En octubre de ese año se fugó de la cárcel de ese municipio y se refugió en el sector conocido como Caño Rayado, cerca de Puerto Lleras, Meta. Para esa época, la zona tenía extensos cultivos de coca y estaba dominada por el frente 43 de las Farc. Allí comenzó la relación de ‘El Loco’ con esa guerrilla. Entre sus labores estaba la de comercializar la coca que producían las Farc. En pocos años se ganó la confianza de varios comandantes guerrilleros y empezó a trabajar con los frentes 14, 17, 10 y 16, ubicados en el oriente del país. “Utilizaba sus contactos en Guaviare para conseguir la base de coca y la llevaba hasta Meta en donde era procesada. También se encargaba de conseguir los insumos para el procesamiento y de la coordinación de las rutas para sacar la droga desde Meta hacia otras regiones del país y el exterior”,dijo a SEMANA un agente de una entidad antidrogas extranjera que lo busca desde hace varios años.
Durante la época de la zona de distensión, entre 1998 y comienzos de 2002, Barrera se había convertido en un hombre clave para las Farc. “Él (Barrera) les compraba la droga y la comercializaba. También se encargaba de hacer algunas inversiones en propiedades y tierras para las Farc”, explicó a SEMANA un oficial antinarcóticos. De hecho durante la Operación Gato Negro, adelantada por el Ejército en 2001 contra el comandante del frente 16, el ‘Negro Acacio’, se encontraron detalles de la magnitud de la relación de ‘El Loco’ con las Farc. En documentos de contabilidad que dejaron abandonados los guerrilleros cuando escapaban de esa operación aparecen decenas de recibos con el nombre de Barrera cancelando sumas que superaban los 30.000 millones de pesos mensuales por concepto de droga. Estas pruebas, así como declaraciones de personas que ayudaron a ‘El Loco’ a comprar bienes para las Farc hacen parte del voluminoso expediente que está en la Fiscalía General. Pero las Farc, no eran las únicas socias de ‘El Loco’.
Parte de la droga que producían los diferentes frentes de las Farc en el oriente del país era comercializada por Barrera con narcotraficantes del cartel del Norte del Valle, Antioquia, la Costa y Nariño. “Los narcos sabían que la droga provenía de las Farc, pero en un negocio como el narcotráfico las diferencias ideológicas quedan en un segundo plano”, explicó a SEMANA un agente de la DEA. Barrera consiguió algo que parecía improbable: unir a los paramilitares con la guerrilla. Logró que bloques de paramilitares como el Vencedores de Arauca, bajo el mando de Miguel Ángel y Víctor Mejía Múnera, alias ‘Los Mellizos’, compraran la droga que era producida por las Farc para después ser comercializada y exportada por ellos.
El negocio fue tan rentable para todas las partes involucradas en la transacción, que terminó haciendo ese tipo de negocios con varios comandantes en el propio Santa Fe Ralito. El único inconveniente que ‘El Loco’ tuvo se presentó con el jefe del Bloque Centauros, Miguel Arroyave. Este y ‘El Loco’ habían sido socios a mediados de los años 90 en el transporte de insumos. Sin embargo, cuando Arroyave y su bloque fueron adquiriendo poder y empezaron a dominar vastas zonas del oriente del país, empezaron los roces. Arroyave, que tenía una gran máquina de guerra con 5.000 hombres, consideraba y trataba a ‘El Loco’ como un empleado y no estaba dispuesto a que Barrera obtuviera millonarias ganancias actuando en territorios que eran controlados por Arroyave y el Bloque Centauros.
Objetivo: la capital
Para mediados de 2004, ‘El Loco’ era bastante conocido y apreciado por muchosde los comandantes del estado mayor de las AUC y los principales capos del narcotráfico en el país. De común acuerdo y con la autorización de algunos de los más fuertes jefes paras, consiguió permiso para asesinar a Arroyave.
En septiembre de 2004, el jefe de Bloque Centauros fue acribillado por dos de sus comandantes conocidos como alias ‘Cuchillo’ y ‘Jorge Pirata’. Tras la muerte de Arroyave, el Bloque Centauros se atomizó y ‘El Loco’ colonizó las principales zonas que dominaba Arroyave, incluida Bogotá. Para ese momento, ‘El Loco’ ya había consolidado alianzas con grandes capos. De hecho, a mediados de 2003 la Policía y la DEA hicieron un operativo en una finca de Barrera en el municipio de Tabio, Cundinamarca. Iban tras Diego Montoya, alias ‘Don Diego’. Cuando llegaron las autoridades, el jefe del cartel del norte del Valle ya había escapado, pero en el lugar estaba ‘El Loco’ en compañía de seis capos del narcotráfico, solicitados en extradición y por quienes se ofrecía una recompensa de cinco millones de dólares. Entre otros estaban Hernando Gómez, alias ‘Rasguño’; Jhony Cano; Orlando Sabogal, y Jaime Maya.
Aplicando el mismo esquema que durante años usó Arroyave en la capital de la República, ‘El Loco’ Barrera ha sobornado miembros de la Fuerza Pública en Bogotá para garantizar sus ‘operaciones’ en la ciudad. “La nómina para pagar oficiales y miembros de los organismos de seguridad ronda los 250 millones de pesos mensuales”, dijo a SEMANA un oficial que trabaja al servicio de ‘El Loco’. Esto le permitió que, al igual que en la época de Arroyave, cualquier narco que deseara utilizar a Bogotá para exportar o como sitio de tránsito de droga tuviera que pedirle autorización y pagarle por ello. Conformó oficinas de cobro, pero, a diferencia de Arroyave, aplicó una estrategia que le ha permitido tener un bajo perfil. No le interesa controlar todos los barrios de Bogotá, como sí llegó a ocurrir con Arroyave, ya que eso implicaba un gran despliegue de hombres que la haría visible. La táctica de Barrera ha sido simple, pero más útil: cuenta con la ayuda de oficiales de alto rango y puestos clave en la Fuerza Pública. Esto le ha permitido que sus ‘negocios’ se lleven a cabo sin mayores contratiempos en la capital y a la vez le garantiza su seguridad en la capital sin ‘boletearse’. Cuando se moviliza por Bogotá, lo hace en una camioneta blindada, que algunas veces tiene placas oficiales. Su jefe de seguridad es el hermano de un alto oficial que hasta hace poco tiempo trabajó en la Presidencia de la República.
En Colombia ‘El Loco’ está siendo investigado por narcotráfico, lavado de activos y homicidio. En Estados Unidos y Europa también se adelantan investigaciones en su contra.
La semana pasada, cuando apareció el cadáver torturado cerca de Puerto Boyacá con el nombre de Barrera, ‘El Loco’ decidió retirarse y buscar refugio por la zona de Puerto Gaitán en Meta. Ese muerto le hizo ver que sus días de anonimato han terminado y que hay una ‘cacería’ en su contra y no es sólo por parte de las autoridades antinarcóticos.
Publicado en Semana Fecha: 04/22/2006 -1251