El FBI acaba de desclasificar más de mil páginas de archivos secretos sobre Pablo Escobar, que revelan cómo le siguieron los pasos desde que empezó a lavar dólares en EE.UU hasta que se convirtió en el terrorista más perseguido en Colombia.
El FBI reveló miles de folios sobre Pablo Escobar. Fotomontaje VerdadAbierta.com |
Mientras en los sectores populares de Medellín, Escobar era un mecenas que construía barrios, se metía en los basureros y se hacía pasar por un Robin Hood, en Estados Unidos ya se le relacionaba con el tráfico de drogas.
Así lo confirma el primer informe del FBI sobre Escobar, realizado el 30 de marzo de 1984, cuando en Colombia el narco incursionaba en política como suplente del representante a la Cámara, Jairo Ortega, por el movimiento Alternativa Popular, que lideraba Alberto Santofimio Botero.
Para saber más sobre Escobar, agentes del FBI con sede en Newark, pidieron una autorización a sus superiores con el fin de desplegar una investigación que incluía interceptaciones telefónicas y agentes encubiertos que se harían pasar por vendedores de drogas o por hombres dispuestos a lavar dinero para Escobar.
La operación la bautizaron: “Pablo Escobar: Tema de estupefacientes” pero se cambió a “Operación Piscis” cuando el proyecto creció en su alcance.
Por razones de seguridad, muchos de los nombres y detalles en los documentos a los que tuvo acceso Verdadabieta.com fueron tachados y por eso no es posible ver toda la información de algunas páginas. Las identidades de los cómplices de Escobar, por ejemplo, son limitadas a “hombres blancos” sin antecedentes penales.
Sin embargo, aparecen descripciones del capo a lo largo de los documentos. Su entrada en la base de datos criminal del FBI señala: “Pablo Emilio Escobar Gaviria; Fecha de Nacimiento: 1 de diciembre de 1949; pelo negro; ojos marrones; anteojos; Ocupación: Senador; Alias : Pablo Escobar Carilla-Gariria, ‘Pablito’, ‘Emilio Gaviria’, Los Pablos Associates”.
En dos cartas al director del FBI, agentes federales citaron un artículo de Time Magazine en el cual Escobar se burla de la comparación entre él y las FARC: “Se me puede acusar de ser un narcotraficante, pero decir que estoy del mismo nivel que la guerrilla, así que realmente me duele la dignidad de persona”.
Otras descripciones lo califican como “el tercer hombre más rico del mundo”, “el narcotraficante más importante del mundo” o simplemente “un narcotraficante con sede en Colombia”.
En Colombia también empezaron los señalamientos. Mientras Escobar ganaba notoriedad en política, ese mismo año apareció el primer artículo periodístico publicado por el diario El Espectador, en el que lo relacionaban con el tráfico de drogas.
Su nombre, al igual que el de narcotraficantes como Gonzalo Rodríguez Gacha, los hermanos Fabio, Jorge Luis y Juan David Ochoa, Carlos Ledher Rivas, entre otros, estaban asociados a la creación de un grupo de justicia privada conocido como Muerte a Secuestradores (Mas), que le declaró la guerra a las guerrillas de las Farc y el M-19 por el secuestro de Marta Nieves Ochoa, hermana menor de los Ochoa. Este grupo es considerado en Colombia como uno de las primeras organizaciones paramilitares del país financiada con dineros del narcotráfico.
Por su parte, en Estados Unidos, Escobar ya empezaba a ser referenciado como el máximo líder del Cartel de Medellín.
Pablo Escobar en sus inicios como jalador de carros. Foto Semana. |
Pablo Escobar y sus lavanderías
En ese primer informe, un agente del FBI explica que recibió información en la que se vincula al capo con un complot para sacar dólares desde los EE.UU y varios países de Suramérica a bancos extranjeros. La fuente identifica a Escobar como el dueño de “varias empresas en los EE.UU, incluso varias lavanderías y lavaderos de autos”.
Al parecer, de allí empieza a acuñarse el término “lavado de dólares”, porque en ese momento el delito -o la referencia que se hace de él- era el de transporte ilegal de moneda.
En los dos primeros documentos publicados por el FBI sobre Escobar, lo identifican como “el rey de drogas del mundo”, “un zar multimillonario de cocaína” y el líder de un plan para importar cantidades de cocaína no especificadas a los EE.UU y blanquear dinero.
“Dado la información proporcionada por nuestra fuente de Newark (Nueva Jersey), es muy probable que los señalados estén participando en el blanqueo de dinero ilegal de drogas”, dice un informedel 11 de abril de 1984, enviado al director del FBI.
Otro memorando del 10 de agosto de 1984 menciona que Escobar había sido recientemente acusado por un gran jurado federal de Miami en un caso de contrabando de cocaína y por eso era clasificado como fugitivo.
El mismo memorando hace hincapié en la necesidad de ampliar la operación, pidiendo los fondos para cubrir dos agentes especiales y material para chuzar a varios sospechosos de ser aliados o testaferros de Escobar en Nueva York y Miami.
Ante esa solicitud, el Gobierno Federal aprobó una operación encubierta: “Dada la información contenida en su solicitud, además que la otra información que he recibido sobre esta actividad clandestina, estoy seguro que está diseñado para llevar a cabo la detección y persecución de los delitos contra los EE.UU”, declara el jefe de la sala de crimen organizado, en una carta.
Esta investigación duró tres años y con ella se logró la detención de 220 narcotraficantes y la incautación de más que 5.000 kilos de cocaína. Aunque no lograron capturar a Escobar, la operación fue una de las más exitosas contra los narcotraficantes en la historia de los EE.UU.
En otro cable fechado el 19 de diciembre de 1984 y remitido al cuartel general del FBI, la Embajada de Estados Unidos en Bogotá hizo un análisis de la situación que para ese momento enfrentaba Pablo Escobar y las posibilidades de extradición.
Según los documentos secretos, el principal problema para las autoridades federales de ese país era que el narcotraficante tenía inmunidad parlamentaria.
Sin embargo, el entonces ministro de Justicia, Rodrigo Lara Bonilla, revelaría el prontuario delictivo de Escobar, por lo que el capo ordenó asesinarlo.
Tras la muerte de Lara, ocurrida el 30 de abril de 1984 en Bogotá, el Congreso promovió el 26 de octubre de ese año un debate tras el que Escobar perdería su inmunidad por ser señalado como el autor del asesinato del ministro, con lo que se dejaron las puertas abiertas para que el gobierno norteamericano pidiera su extradición.
Entonces, el gobierno de Belisario Betancur anunció que extraditaría a cualquier colombiano que estuviera involucrado en el tráfico de drogas, lo que desataría una de las peores oleadas de violencia por parte de Escobar y sus aliados contra el Estado colombiano.
La embajada norteamericana en Colombia informó en ese cable que “este multimillonario colombiano” había perdido su inmunidad por la muerte de Lara, pero aseguró que esa vinculación “no hace automáticamente susceptible a Escobar de ser extraditado a los Estados Unidos”, y explicó que la Cámara de Representantes estaba a la espera de una solicitud de extradición y “no sólo de una solicitud de detención provisional”.
Según el cable, “la Embajada presentó al Gobierno colombiano una solicitud de detención provisional de Escobar el 26 de julio de 1984”. También, que la “Embajada no ha recibido instrucciones para buscar la extradición de Escobar a los EE.UU”.
Al evaluar la situación de ese momento, la Embajada expuso varios escenarios en su análisis.
El primero de ellos tenía que ver con la captura de Escobar en el país. “En caso de que sea detenido en Colombia por el asesinato de Lara, se precipitaría una batalla legal que probablemente duraría hasta el final del mandato de Escobar como representante (a la Cámara) suplente”.
Otro escenario que contemplaban era hacer una captura en otro país: “Si Escobar es detenido en un tercer país, una petición del gobierno de Estados Unidos para su extradición es probable que compita con una solicitud de extradición de Escobar a Colombia”.
Después del asesinato del ministro Lara Bonilla, empezó la cacería a Escobar, por lo que los esfuerzos de las autoridades de Estados Unidos se orientarían a armar un expediente sólido que permitiera su extradición.
La División de Newark del FBI propuso entonces una gran operación encubierta contra Pablo Escobar y su organización, que incluía la interceptación de comunicaciones, con el fin de “aportar pruebas y testimonios” a la justicia norteamericana.
La operación fue descrita en el cable del 7 de marzo de 1985. En ese documento se indica que habría una infiltración a la organización de Escobar, específicamente para investigar las operaciones de blanqueo de dinero proveniente de actividades del narcotráfico y la importación y distribución de narcóticos. “Newark propone que esa investigación puede llevarse a cabo utilizando el actual personal del Newark a un costo mínimo”.
Escobar, preocupado por dinero en EE.UU.
Una de las mayores preocupaciones de Escobar que revelan los cables desclasificados del FBI, era el dinero que tenía en Estados Unidos. Son varios los cables en los que se indica su ansiedad por sacar esos recursos y llevarlos a otro lugar.
El tema fue abordado el 18 abril de 1985 en un cable enviado por agentes de Newark a la Dirección del FBI. En el documento se hace referencia a un posible escenario que se estaría configurando para esa época y que podría afectar el lavado de activos en Estados Unidos, pues Pablo Escobar quería sacar su dinero.
En relación al lavado de dinero, el FBI era consciente que parte de esos recursos “suministrados por los traficantes de cocaína colombianos emanan directamente de Pablo Escobar, cuya importancia en el comercio de la cocaína es bien reconocida”. Al parecer, el movimiento de dinero sería una práctica ilegal que violaría normas del Departamento del Tesoro de Estados Unidos.
El deseo de Escobar de sacar el dinero de ese país sería aprovechado por el FBI, que una vez enterado del asunto y ya infiltrada esa empresa criminal, proyectó una operación para involucrar al capo del Cartel de Medellín en delitos federales.
La idea era involucrarlo en un movimiento financiero de grandes proporciones utilizando “instrumentos financieros” que le permitieran al narcotraficante colombiano sacar el dinero de Estados Unidos, llevarlo a otro país y consignarlo en una cuenta que estaría bajo su control.
¿Operaciones encubiertas para sacarlo del país?
Un cable fechado el 22 de mayo de 1985 da cuenta de una operación encubierta a través de la cual se buscaba que Pablo Escobar montara un laboratorio de cocaína en República Dominicana. Para ello enviaron a un hombre desde Filadelfia, Estados Unidos, a hacerle la propuesta. “Desde entonces ha estadonegociando en Colombia con los representantes de Escobar”, advierte el cable.
De acuerdo con la información obtenida por la División Newark, el propósito de ese viaje era convencer a Escobar de “establecer” una operación de procesamiento de cocaína en República Dominicana y para seducirlo se dijo que esa operación estaría protegida por alguien que “mantiene contactos de alto nivel dentro del Gobierno”.
Sin embargo, el cable no da cuenta del resultado de esa propuesta, que estuvo monitoreada en Bogotá por funcionarios de la DEA. Al parecer, el propósito era buscar la manera de sacar a Pablo Escobar del país, para capturarlo.
Para la época de la propuesta, el presidente de República Dominicana era José Salvador Omar Jorge Blanco, quien gobernó ese país entre los años 1982 y 1986.
Compra controlada de cocaína
Por último, los cables también arrojan información sobre operaciones del FBI tendientes a identificar a miembros de la organización de Pablo Escobar asentados en Estados Unidos. Para ello diseñaron operaciones de compras controladas de cocaína, asunto que fue apoyado por la División Newark, pues considerada que esa estrategia “conduzca directamente a los miembros del cártel de Pablo en la sede de Florida, con quienes se debe negociar en los Estados Unidos”.
Si bien los investigadores eran conscientes de que ese tipo de compras no los llevaría hasta Escobar, se podría establecer la capacidad que tenía esa organización para proveer grandes cantidades de cocaína a los supuestos compradores.
Con esas compras controladas, la División del FBI en Newark consideraba que “daría lugar a otros delitos punibles y reforzaría la investigación en curso de Newark sobre la conspiración de narcóticos, gracias a la demostración de la estrecha relación con los colombianos”.
Además, la estrategia -consideraban los investigadores- “aumentaría su credibilidad con el cártel de Escobar”, lo que podría derivar en un interés “renovado de los colombianos por consumar el lavado de dinero”.
Espere en próxima entrega “La tregua frustrada de Pablo Escobar”