Los alias de ‘Don Ye’ y ‘David’ generaron entre los pobladores de algunos caseríos costeros una imagen de solidaridad que aún les sobrevive, pese a morir de manera violenta. Un investigador de International Crisis Group se adentró en esta región para indagar sobre el tema y preguntar cómo se puede superar esa situación.
San Juan – Pueblo Nuevo* es un pueblo de cerca de 15 cuadras sobre el río San Juan, cerca de la costa Pacífica de Nariño. Cuando el agua está baja, se llega a un manglar de barro y raíces de un singular árbol grande. De ahí se deben caminar 200 metros sobre un puente de madera para llegar al caserío.
La mayoría de las viviendas están casi pegadas las unas a las otras, y son de madera, a veces de colores llamativos. Todas están sobre soportes para que queden fuera del agua cuando se inunda la zona. Sobre la calle principal hay un par de casas de dos pisos hechas de cemento y con pisos de baldosa blanca fina. A pesar de la pobreza general, se ven algunas antenas de televisión satelital. Al pasar por una de esas casas, sus inquilinos están viendo un partido de fútbol inglés. En una esquina está un barril solitario para la basura, oxidado, pintado con las letras FARC-EP.
Sin embargo, no todos los habitantes de San Juan-Pueblo Nuevo son pobres. Durante la visita de Crisis Group, arribó una lancha de alto poder, mucho más grande, rápida y poderosa que todas las demás en el pueblo. En ella viajaban varias personas armadas y vestidas de manera similar: son miembros de las Guerrillas Unidas del Pacífico (Gup), el grupo disidente de las Farc más grande de Nariño, y que tiene el control total del pueblo.
Un joven afrocolombiano con un radio colgado en su pantalón nos ayuda a subir al puente. Es un campanero de las Gup. Una vez en el pueblo, se empieza a vislumbrar afiches pegados en algunas tiendas que muestran a un hombre afrocolombiano, a menudo con pantalones de camuflaje puestos y una camiseta deportiva. “Don Ye: Que frío y doloroso es recordar que no estás en este mundo”, se lee en uno. “Sin embargo el saber que estás con Dios en el cielo, gozando del paraíso celestial, nos alegra mucho”, se lee en otro. Uno más dice: “Don Ye: Fuistes (sic) el mejor hijo, hermano padre y amigo”. Hay otro con la frase “Don Ye: Te fuiste y dejaste un gran vacío en nuestros corazones”.
Yeison Segura, conocido como ‘Don Ye’, fue el comandante de las Farc en la zona, pero a mediados de 2016, unos meses antes de la firma del Acuerdo de Paz de esa guerrilla con el gobierno nacional, rompió con la jerarquía insurgente y creó la primera disidencia de la guerrilla en todo Nariño.
En noviembre del mismo año, después de denuncias por violencia contra la población civil, incluyendo del asesinato de por lo menos 40 civiles en pocas semanas, y de un supuesto robo de dinero que la misma guerrilla le entregó para hacer proyectos sociales en la región, fue asesinado por hombres de las Farc, viejos conocidos suyos, en San Pedro del Vino, un caserío cercano en el municipio vecino de Francisco Pizarro.
Después de su muerte, su hermano, David Segura, alias ‘David’, tomó control de la disidencia y creó las Gup. Bajo su liderazgo, el grupo empezó a expandirse por la costa Pacífica de Nariño: reclutaron exguerrilleros disidentes en la cabecera de Tumaco; empezaron a dominar los esteros sobre la costa; subieron por el río Patía; fortalecieron su dominio en la carretera a Pasto; e iniciaron un férreo control sobre buena parte del narcotráfico en una zona neurálgica para la producción y tráfico de cocaína.
Además, inició una guerra a muerte contra otros disidentes en la cabecera de Tumaco, ocasionando que la ciudad sea una de las más violentas del Colombia y el mundo. Las Gup se enfrentaron y quitaron territorio a Walter Arizala, alias ‘Guacho’, el más notorio comandante disidente de las Farc en la región fronteriza con Ecuador. En las palabras de un traficante de precursores químicos en la zona: “’David’ era el dueño de todas las cocinas [de cocaína] por la costa”.
Pero su suerte duró poco. Alias ‘David’ murió en una operación de la Policía y Ejército en su contra en San Juan – Pueblo Nuevo el pasado 8 de septiembre. En su lugar, un hombre conocido con el alias ‘Borojó’ ha tomado el liderazgo de las GUP.
A pesar de que ese grupo armado ilegal, tanto bajo el liderazgo de alias ‘Don Ye’ como de ‘David’, tiene su cuota de responsabilidad en la pérdida de vidas y el ciclo de violencia fratricida que se registra en Tumaco y municipios vecinos, estos dos hombres cuentan con una popularidad extraordinaria en pueblos como San Juan – Pueblo Nuevo.
La gente los recuerda con cariño y destaca el papel que jugaron en el pueblo a través de algunas anécdotas: “Si había un enfermo, colaboraban para mandarlo al pueblo”; “si había un problema, se podía buscarlo”; “(no había) nada de vicio, robos ni violencia”; “pusieron la plata y material para pavimentar las calles”.
Mientras el Estado colombiano difícilmente encuentra legitimidad en Tumaco y muchas otras partes de Colombia, estos comandantes locales la ganaron y la mantienen desde sus tumbas. ¿Qué lo explica? ¿Que tendría que hacer el Estado para competir con su respeto popular?
“Soldados del pueblo”
Una frase común que se lee en afiches y se escucha en conversaciones en San Juan – Pueblo Nuevo y otros caseríos de la región es que ‘Don Ye’ era un “soldado del pueblo”. El calificativo llegó a la música y en una canción, con ritmo vallenato en su homenaje, grabada después de su muerte, el cantante lo nombra como “el mejor soldado de los pueblos”.
Otra más, tipo balada, dice que era “el mejor soldado, en la guerra fuiste el rey”.
Los habitantes de la vereda argumentan que alias ‘David’ también era “un líder” importante para ellos. “Era como el alcalde. La gente lo respetaba mucho, estaba pendiente de todo”, lo confirma un líder que trabaja frecuentemente en el pueblo.
Según los comentarios y recuerdos de los habitantes del pueblo, la legitimidad de alias ‘Don Ye’ y ‘David’ provenía principalmente de cuatro fuentes: la protección que la población dice haber recibido de ellos; el trabajo que facilitaban en una zona de pobreza fuerte; las “ayudas” que le daban al pueblo; y un sustituto para un Estado ausente.
“Estábamos protegidos por ‘David’; ahora estamos desprotegidos”, dice un habitante de San Juan – Pueblo Nuevo. Argumentan algunos que el gran miedo que tienen hoy en día es la llegada de un grupo paramilitar, pues, según ellos, con la llegada del partido Centro Democrático a la Presidencia de la República, a través de Iván Duque, creen que a la zona el gobierno nacional “enviará fuerzas paramilitares”.
En este pueblo aún recuerdan que un hombre conocido como John Jarley Benítez Mejía, alias ‘Cusumbo’, un sicario de la ciudad de Medellín que luego se incorporó a las Autodefensas Unidas de Colombia y terminó en las Autodefensas Gaitanistas de Colombia (Agc), rearmándose y pretendiendo controlar a sangre y fuego algunas zonas del Pacífico nariñense en la primera mitad del año pasado. Fue abatido el 5 de octubre cuando se desplazaba en una lancha por el río Guandipa por tropas de la Policía y la Armada.
En las palabras de la mamá de alias ‘Don Ye’ y ‘David’, y haciendo eco de lo que decía la gente que vivió bajo el control de las Gup, “cuando mataron a ‘Don Ye’, se metieron ‘los paras’ de ‘Cusumbo’, hasta que ‘David’ volvió y los sacó”. Algunos pobladores también hablan de ‘Guacho’, el disidente de las Farc, en términos que le comparan con el paramilitarismo.
La oferta de protección brindada por ‘David’ y ‘Don Ye’ no era sólo contra los paramilitares sino también contra la delincuencia común. Otro habitante de San Juan – Pueblo Nuevo dijo que con los dos hermanos “no había robos, no había asesinatos, ni peleas ni vicio”.
Los hurtos en altamar por los piratas sobre la costa también bajaron cuando las Gup lograron el control de la zona, según los habitantes. Ahora “nos preocupa que ese orden desaparezca”, afirma un poblador. En otra canción en homenaje a Don Ye, titulada “Gracias Don Ye”, se escucha la letra, “Tristes, tristes, tristes están los pueblos, porque se les fue su defensor”.
Esa protección es clave en un contexto en el que sus habitantes ven al Estado como represor y, a la vez, ausente. Varios pobladores aseguran que le temen más al Estado que a las Gup. Este miedo y rechazo, además, se destacan cuando los pobladores relatan cómo la Fuerza Pública dio de baja a alias ‘David’.
Según la gente de San Juan – Pueblo Nuevo, la Fuerza Pública llegó en la noche y sin que hubiera ningún enfrentamiento, entró en la casa donde dormía ‘David’, quien estaba enfermo, y le dispararon a quemarropa en el pecho. Lo mismo le hicieron a su hermana Carmen, y alegan que ella no era la tesorera del grupo, como suponían las autoridades, sino una comerciante del pueblo.
“Hubo 3 ó 4 tiros cuando mataron a ‘David’, y al ratico 3 ó 4 más, cuando mataron a Carmen”, comenta un poblador. “Lo que hubo aquí fue una masacre”, dice otro habitante. Allí advierten que en ningún lugar cerca del sitio de la matanza hay evidencia de un enfrentamiento armado y agregan que las personas que salieron de sus casas a ver qué pasaba fueron amenazadas por los integrantes de la Fuerza Pública, de ahí que perciban que los “atropellan al vernos como zona roja”. Las Gup también publicaron un panfleto argumentando lo mismo.
La Fuerza Pública, al contrario, anunció que le dieron de baja a ‘David’ y a Carmen en una operación militar que terminó en un enfrentamiento en el pueblo. Las versiones de la gente local y de los organismos estatales coinciden en un aspecto: que a través de una operación de inteligencia se logró que se le llevara a la casa de alias ‘David’ una vela con un chip de GPS adentro. Según su madre, él recurría de manera regular a una bruja después de haberle curado una vez cuando estaba enfermo.
Es importante subrayar que las diferentes versiones, tanto la de la comunidad como la de Fuerza Pública, tienen algunos vacíos. En una entrevista, un científico forense comentó que las fotos del cadáver de alias ‘David’ muestran que era imposible que le hubieran disparado de menos de 10 metros de distancia. Sin embargo, siguió el médico, “no se sabrá con exactitud si hubo una balacera o no porque el cuerpo de ‘David’ no fue cuidado de manera adecuada por la Fuerza Pública cuando lo llevaron a Popayán”.
Más allá de lo que realmente pasó la noche de la operación contra ‘David’, lo importante es que la población cree en su versión, la cual refuerza la percepción de que el Estado los mantiene en el abandono y sólo llega de vez en cuando para a reprimir a la gente que ellos ven como su protector.
Además, alias ‘Don Ye’ y ‘David’ proveían trabajo legal, pues según la gente, “tenían una mentalidad empresarial”. Eran dueños de varias fincas donde se cultivaba coco, entre otros productos, y tenían un aserrío para producción de madera. Un poblador contó que lideraba un grupo de 20 jornaleros que saneaban, limpiaban y abonaban los diferentes cultivos lícitos, pero que con la muerte de ‘David’ todo estaba parado. Un líder local anota que ‘David’ era el único de daba empleo en el pueblo, y que la gente podía ganarse hasta Un millón 800 mil pesos al mes en una vereda donde la pobreza es conspicua.
Pero alias ‘Don Ye’ y ‘David’ no sólo daban trabajo, sino que “colaboraban” con la gente cuando tenían necesidades apremiantes. Los habitantes comentan que si alguien se enfermaba, ‘David’ le pagaba una lancha que lo llevara a Tumaco. Adicionalmente, ambos dieron plata para mejorar los caseríos de la zona y pavimentar las calles, así como construir el puente que va desde los manglares al pueblo de San Juan – Pueblo Nuevo.
Afirma un poblador de la zona que “nunca tuvimos bienestar mejor que cuando llegaron aquí”, mientras que una persona con poder dentro de las Gup decía que su “interés era el bienestar de su pueblo”. Una de las canciones que le hacen homenaje a ‘Don Ye’ dice: “Repartía plata, casas, motos y puro oro”. Después de la muerte de ‘David’, en algunos barrios de Tumaco, según líderes de la zona, las Gup están repartiendo “remesas” para mostrarle a la gente que todo sigue igual de bien.
¿El Estado puede ganar legitimidad?
Por el momento, el gobierno nacional ha promovido una política de seguridad igual que la de consolidación territorial implementado durante el gobierno del presidente Álvaro Uribe (2002-2006/2006-2010) que pretende sacar al grupo armado de una zona para que ingrese la Fuerza Pública a controlar y construir un Estado “civil” legítimo.
Según un alto militar en Tumaco, la estrategia es “asfixiar” a las estructuras armadas al atacar el narcotráfico y dar de baja a los líderes de los grupos armados ilegales; con ello, “desestabilizan” la organización y luego entran al territorio para edificar la institucionalidad del Estado.
Sin embargo, en San Juan – Pueblo Nuevo eso no es lo que ocurre. Durante la visita de Crisis Group, tres semanas después del asesinato de alias ‘David’, no se vio ningún soldado o policía, y mucho menos evidencia de que la Fuerza Pública hubiera entrado para copar la zona; al contrario, el control de las Gup era evidente. No se quedó la Fuerza Pública en el área después de “desestabilizar” la estructura del grupo armado.
El problema principal radica en que esta estrategia de acabar con los grupos armados a través de operaciones para desmantelar sus finanzas y dar de baja a los blancos “de alto valor” no incluye una política de protección de la población civil local. Actualmente se llevan a cabo operaciones desde las bases de la Fuerza Pública en la zona, atacan al blanco y vuelven a la base.
Una estrategia basada en la protección, al contrario, implica que la Fuerza Pública tendría que quedarse asentada en los pueblos. De otra forma, no puede empezar a controlar verdaderamente el territorio. Esto requiere una presencia policial permanente en el área que sea capaz de proteger a la gente y resolver sus conflictos cotidianos.
Al mismo tiempo, son zonas con presencia enraizada de economías ilegales, que proveen recursos esenciales para lo población local. Ahí la Fuerza Pública tiene una paradoja difícil de manejar: detener a los pobladores vinculados a esas economías ilícitas y así minar su propia capacidad de ganar legitimidad, o enfocarse en su legitimidad local y no detener a los civiles que trabajan en lo ilícito.
Si quiere tener respeto en estos lugares, tendría que sortear las muchas objeciones de colombianos y extranjeros para encontrar una formar de hacer lo segundo. Al contrario, la percepción local de un Estado represor, de lo cual los pobladores necesitan la protección provista por un grupo armado ilegal, no cambiará.
(Nota del autor: Aunque a menudo es común no nombrar los pueblos que legitiman a este tipo de actores para no estigmatizarlos, los habitantes de San Juan – Pueblo Nuevo dieron permiso para nombrarlo porque querían mostrar que ‘Don Ye’ y ‘David’ no eran “héroes”, pero que tampoco eran “monstruos”. San Juan – Pueblo Nuevo, no es el mismo pueblo llamado San Juan en la zona rural de Tumaco, por lo tanto, su nombre completo fue usado siempre en el artículo. Otros pueblos que manifestaron su aprecio por ‘Don Ye’ y ‘David’, pero no dieron permiso para nombrarse, no fueron mencionados).
(*) Analista para Colombia de International Crisis Group,
En Twitter: @KyleEnColombia