El jefe de las Autodefensas de Santander y Sur del Cesar, Camilo Aurelio Morantes, acepta que fue el autor de la masacre de Barrancabermeja en mayo de este año.
El comandante Morantes, a quien se refirió Castaño, es el jefe de las Autodefensas de Santander y Sur del Cesar (Ausac). Camilo Aurelio Morantes, su nombre de combate, es un santandereano de 35 años, de origen campesino, que se consolidó como jefe de las autodefensas de esa región del país desde hace cinco años. Es la máxima cabeza de los cuatro jefes paramilitares que dominan la zona y tiene bajo su mando cerca de 400 hombres bien armados y entrenados. Contra él pesan varias órdenes de captura por conformación de grupos paramilitares. Hasta ahora todas las versiones sobre los hechos de Barrancabermeja apuntaban a que la masacre había sido realizada por un grupo de paramilitares, pero nadie se la había adjudicado.
Por eso, y para tratar de aclarar el caso, que en los tres meses transcurridos desde entonces ha provocado todo tipo de manifestaciones en el puerto petrolero _y que dio lugar a la creación de una Comisión de la Verdad para tratar de identificar a los responsables_ SEMANA localizó, en las montañas de Santander, a tres horas de camino de la ciudad de Bucaramanga, al jefe de las Ausac. Y por primera vez Morantes reconoció públicamente ser el autorde la masacre. Según él, el sector de Barrancabermeja donde ocurrieron los hechos “es un santuario de la guerrilla, y nosotros no tenemos zonas vetadas para incursionar”. El jefe paramilitar se responsabilizó de siete muertos en la incursión a los barrios nororientales de la ciudad y de 25 más, que corresponden a los desaparecidos, que según él fueron ajusticiados entre ocho y 15 días después “con base en los antecedentes ya investigados y en las indagaciones correspondientes al caso”.
Todas esas personas tenían, de acuerdo con el testimonio de Morantes, “vínculos directos con las milicias populares de Barrancabermeja. El líder paramilitar aseguró que su organización adelantó una minuciosa labor de inteligencia en la ciudad y que la acción de Barrancabermeja no fue improvisada. “El trabajo de inteligencia duró más de un año. La misma población civil aportó la información. Además esa información fue corroborada por miembros de las milicias que desertaron”. Aunque hasta ahora ninguna autoridad ha confirmado que las personas muertas y desaparecidas en la masacre del 16 de mayo hayan tenido alguna relación con los grupos guerrilleros que operan en la zona, Morantes dice que los ajusticiados “fueron personas que participaron en la quema de buses y en el ajusticiamiento de soldados profesionales que iban de licencia, de comandantes en retiro y hasta de niños señalados de ser informantes del Ejército”.A la pregunta que todo el mundo se hace, sobre dónde se encuentran los desaparecidos, o _después de su confesión_, en dónde están los cadáveres, el comandante Camilo, como lo llaman sus hombres, dijo con absoluta frialdad que “unos fueron incinerados y otros arrojados a las aguas del río Magdalena”.
Ante la insistencia de SEMANA -dada la angustia de sus familiares- sobre el lugar exacto en el que fueron arrojados, lo máximo que precisó fue: “Hay varios lugares… Paturia y Chingalé, entre otros sitios sobre el río Magdalena, en la parte baja de Puerto Wilches”. Hasta el momento el único detenido por el caso de Barrancabermeja es un cabo del Ejército, quien está procesado por los delitos de secuestro y homicidio. Hay testigos que afirman que lo vieron participar activamente en los hechos del 16 de mayo, lo que confirmaría la relación entre los paramilitares y algunos miembros de la fuerza pública. Morantes niega esa relación y dice que “las órdenes de captura contra algunos miembros de la fuerza pública son una demostración de la ineficiencia de las autoridades, porque ellos nada tienen que ver con estos hechos”.
El gobierno sabia, de acuerdo con Morantes, el gobierno sabía de la muerte de los 25 desaparecidos. A los tres o cuatro días del ‘ajusticiamiento’, según él, los paramilitares le hicieron llegar a las autoridades un informe del resultado de sus acciones: “Se hicieron llegar, de manera indirecta, unos informes de las personas que habían sido ajusticiadas en el puerto petrolero”. Es más, Morantes aseguró que ellos les habían pedido a los familiares “fotografías, nombres e identificación” de las personas desaparecidas para constatar que correspondieran con las personas que ellos tenían retenidas. Esos datos, según él, se adjuntaron después “a los antecedentes que se entregaron al gobierno con cada una de las fotos que aparecían”. Reconoció que una de las fotos no coincidía con uno de los retenidos, pero que de todas maneras el juicio fue para los 25.
Morantes, quien asegura que ingresó a las autodefensas porque desde niño vio cómo la guerrilla asaltaba las fincas de la región, sin respetar ni los bienes ni la vida de sus propietarios, dice que las acciones de su grupo contra los pobladores de Barrancabermeja que auxilian a los grupos subversivos apenas comienzan. “Seguiremos nuestro accionar porque hoy más que nunca la opinión pública, el gobierno y los estamentos de seguridad del Estado saben que en esta ciudad está latente la presencia de la guerrilla. Estamos haciendo inteligencia y tenemos ubicados varios lugares donde es clara la presencia de estos bandoleros”. Como desde hace varios meses se viene asegurando que uno de los objetivos militares de estos grupos al margen de la ley es la Unión Sindical Obrera (USO), el sindicato de trabajadores de Ecopetrol, SEMANA le preguntó a Morantes qué había de cierto en esa afirmación. “Nosotros _dijo el líder paramilitar_ en ningún momento hemos declarado objetivo militar a la USO. Hemos declarado objetivo militar a miembros de la USO que son cuota del ELN. Como tampoco hemos declarado objetivo militar a la población civil, sino a los guerrilleros vestidos de civil que hacen parte de las Milicias Populares en diferentes sectores de Barrancabermeja”.
SEMANA preguntó por el caso particular de Hernando Hernández, presidente de la USO, quien ha sido señalado en repetidas ocasiones por los paramilitares como una persona cercana a la subversión. Al respecto Morantes dijo que, en efecto, “Hernández fue objetivo militar, no sólo por la manifestación que él hizo en contra de nosotros y los señalamientos directos que nos hizo, sino porque la misma comunidad lo ha denunciado por tener vínculos directos con el ELN”. Morantes y Hernández se encontraron en la reunión de los paramilitares, encabezados por Carlos Castaño, con los representantes de la sociedad civil en el Nudo de Paramillo. Morantes describió cómo fue el encuentro: “En un principio no fue muy amigable, porque de todas maneras él fue objetivo militar y era, por lo tanto, un enemigo. Pero creo que para él fue una sorpresa encontrarse con unas autodefensas estructuralmente, militarmente preparadas. Con una ideología y con unos planteamientos claros. Y creo que mal haría él ahora en desconocer que las autodefensas son parte del conflicto”. Por eso, dijo, lo van a dejar tranquilo, al menos por un tiempo. Siguiendo con la reunión del Nudo de Paramillo, SEMANA le preguntó por su relación con Carlos Castaño. Y dijo que no siempre recibe órdenes de él. “Carlos Castaño es el jefe de las Autodefensas Unidas de Colombia. El, con su gran experiencia, nos da algunas instrucciones de manejo interno y de la política que tiene que ver con todo esto. Pero cada autodefensa es autónoma, como somos nosotros aquí. Castaño es el encargado de los contactos de paz a nivel nacional. Pero a nivel regional cada autodefensa es autónoma en sus acciones y deberá responder por ellas”.
Al igual que el comandante en jefe de las autodefensas, Carlos Castaño, el jefe de los paramilitares de Santander dijo que en los acuerdos del Nudo de Paramillo nunca se habló de no avanzar, de no accionar, y que eso es indiscutible en este momento. Por eso dice que sus hombres siguen preparando acciones ofensivas, entre las cuales está una sobre el filo de Turbay, más exactamente en la parte alta de Rionegro, y la zona de La Esperanza que, según él, es otro santuario de la guerrilla. Pero sus objetivos no se limitan a la zona rural. Entre ellos está, nada más y nada menos, que la ciudad de Bucaramanga, donde piensa combatir a las milicias procedentes de varias zonas del Magdalena Medio. Es posible que en las afirmaciones de Morantes haya la intención de crear un clima de intimidación en sus zonas de influencia. Pero lo cierto es que SEMANA pudo comprobar que, aunque más pequeñas, las autodefensas de Santander están tan organizadas como los ejércitos de Carlos Castaño. No en vano este último prefirió que fueran ellas las que dieran el parte de lo sucedido en la ciudad de Barrancabermeja el pasado 16 de mayo.
Publicado en SEMANA 21/09/98