Tras levantar un refugio humanitario, exigieron acciones eficaces ante posible presencia paramilitar y cumplimiento del gobierno nacional de acuerdos con las Farc sobre la logística de la zona veredal donde se concentran los guerrilleros.
Luego de varios días de estar asentados en inmediaciones de la Zona Veredal Transitoria de Normalización de Caño Indio, en Tibú, Norte de Santander, donde se concentran los guerrilleros del Frente 33 de las Farc, cerca de mil campesinos de por lo menos 70 comunidades del Catatumbo decidieron levantar el refugio humanitario que instalaron hace varios días para llamar la atención sobre la posible presencia de grupos paramilitares en la región.
Las alertas se presentaron el pasado 9 de febrero a su paso por el corregimiento La Garraba, cuando la caravana de insurgentes intentaba llegar a la zona de concentración. A pocos kilómetros del caserío, un campesino aseveró que en la vereda El 40 hicieron presencia varios hombres vestidos con camisetas negras y pantalón camuflado, portando armas de largo y corto alcance, quienes aseguraron ser paramilitares que venían a tomar posesión de esa zona. Una vez realizadas las verificaciones de la situación, los hombres y mujeres del Frente 33 pudieron avanzar sin problemas hasta Caño Indio.
El largo camino de las Farc hasta Caño Indio
En reacción a la supuesta amenaza que supone la presencia de grupos calificados de paramilitares, por lo menos mil campesinos instalaron cerca al sitio de concentración de las Farc un rústico campamento humanitario para llamar la atención del gobierno nacional.
Verdadabierta.com estuvo en el punto donde los labriegos, provenientes de varios municipios, vivieron durante más de una semana en ‘cambuches’ en medio de la selva del Catatumbo. Acomodados por delegaciones, levantaron viviendas improvisadas, ranchos para la preparación de los alimentos y hasta una tienda comunal.
Los campesinos que estuvieron por esos días como vecinos de los cientos de guerrilleros enfrentaron no sólo las altas temperaturas durante el día, sino los fuertes aguaceros que cayeron en las noches, además de los mosquitos y la falta de agua, que afectó la salud de algunos de los campesinos allí reunidos. “Muchos se presentaron en la enfermería con dolores de cabeza y diarrea”, dijo Jhonny Abril, líder campesino.
Concertaciones
César Ruiz, presidente de la Asociación de Juntas de Acción Comunal del sector de tres Bocas, llegó al refugió humanitario con todos los habitantes de su vereda insistiendo que escuchó las historias de algunos amigos campesinos y miembros de la comunidad indígena Barí sobre la aparición de paramilitares.
“No queremos que se repita la historia de hace 18 años cuando se presentaron masacres”, afirmó el líder comunitario. “El campesino le apuesta a la paz, por eso es mejor que se tomen acciones para evitar la presencia de paramilitares”, agregó.
Quien también llegó al refugio con todos los habitantes de su vereda es Damarys*. Ella expuso que viven con temor ante la alerta de presencia paramilitar. Como presidenta de una de las 54 juntas comunales de la región, consideró que a ellas son las que más les duele la guerra porque como mujeres han perdido esposos e hijos. Esta líder abandonó el refugio humanitario esperanzada en que las comunidades campesinas del Catatumbo puedan vivir tranquilas en medio del proceso de paz con las Farc.
Al tiempo que este portal documentaba la situación de los campesinos, una comisión de verificación de acompañamiento, integrada por organismos e instituciones defensoras de derechos humanos, también hizo presencia en la zona. Su tarea fundamental fue recoger testimonios de los labriegos y garantizar que se le levantara el refugio humanitario con la condición de realizar una sesión de la Comisión de Seguimiento, Impulso y Verificación a la Implementación del Acuerdo Final.
La cita para esta reunión quedó prevista para mañana y se realizará en Tibú. El objetivo es concretar una hoja de ruta que permita tratar el tema de seguridad y garantías de protección en Norte de Santander y la implantación prioritaria de los planes integrales comunitarios y municipales de sustitución y desarrollo alternativo.
A este encuentro están convocados los alcaldes de Tibú, Teorama, Convención, El Tarra, Hacarí, San Calixto y El Carmen, así como la Asociación de Personero del Catatumbo, el pueblo ancestral Barí y voceros de las 70 comunidades que estuvieron declaradas en refugio humanitario.
Al abandonar el refugio humanitario y regresar a sus veredas de origen, los campesinos expresaron su satisfacción por la instalación de la zona veredal transitoria en Caño Indio y la concentración allí del Frente 33 de las Farc.
Su percepción es que a través de esa zona y la presencia institucional que se pueda derivar de ella, llegue el Estado de una manera más integral. “Es mejor manera de recibir lo que nunca nos ha dado el Estado en cuanto a proyectos alternativos, salud y vivienda”, aseguró Abril, uno de los líderes de la iniciativa de refugio humanitario.
No obstante, una de las preocupaciones de los campesinos es que el gobierno nacional le cumpla a las Farc en la adecuación logística de Caño Indio para que los guerrilleros allí concentrados puedan desarrollar sus actividades durante los próximos seis meses, periodo concertado en el Acuerdo Final durante el cual deben prepararse para entregar sus armas, abandonar la vida guerrillera, retornar a la legalidad y comenzar su activismo político.
La situación no es fácil para los insurgentes del Frente 33. Uno de los mayores problemas que enfrentan es la falta de agua potable. A la zona se llega a través de una sola vía, adecuada recientemente con maquinaria del Ejército Nacional, pero que se afecta cada vez que llueve en la región, lo que es bastante frecuente.
Por estos días el vital líquido está siendo suministrado a través de un gigantesco recipiente que es transportado hasta el lugar sobre el capacete de una volqueta. Su conductor debe maniobrar con extrema pericia el vehículo en medio del barro para evitar un volcamiento.
El movimiento campesino del Catatumbo espera que tanto la seguridad como la atención a la zona de concentración de las Farc sean atendidas con prontitud por el gobierno nacional para que por fin lleguen tiempos más tranquilos a una región que ha vivido por décadas bajo fuego.
* Nombre cambiado para preservar la identidad del entrevistado