La Fiscalía 17 de Justicia y Paz advirtió que las bandas criminales del Urabá antioqueño quieren obstaculizar las investigaciones sobre los crímenes y bienes de los paramilitares en esta región.
La Fiscalía 17 de Justicia y Paz advirtió que las bandas criminales del Urabá antioqueño quieren entorpecer las investigaciones que se realizan en la zona. / Foto archivo Semana |
Desmovilizados que se rearmaron en el Urabá antioqueño quieren entorpecer las investigaciones que adelanta la Fiscalía en esta región, sobre los crímenes cometidos por los paramilitares y los bienes que deben ser entregados a las víctimas como parte de la reparación.
Así lo advirtió la Fiscalía 17 de Justicia y Paz, durante la más reciente audiencia que busca legalizar varios delitos al extraditado Hébert Veloza alias ‘H.H.’, exjefe paramilitar del Bloque Bananeros. Ante un magistrado, la Fiscalía expuso sobre esta situación el testimonio de el exjefe paramilitarHébert Veloza alias ‘H.H.’ y el informe de un investigador sobre el rearme y los nuevos jefes que delinquen en esta zona del país.
Según alias ‘H.H.’, una de las propiedades con que se podría reparar a 12 mil víctimas de este bloque es la camaronera Camerún,una empresa dedicada al cultivo, procesamiento y comercialización de camarones, cuyo nombre fue cambiado después de la desmovilización. Pese a que el bien está avaluado en varios millones de pesos para reparación, la Fiscalía dijo que no ha podido investigarlo porque las veces que ha enviado a una comisión, hombres armados le impiden la entrada a la empresa.
“El señor que tiene la empresa se ha rehusado a colaborar. Las bandas emergentes están de socias con él”, dijo el exjefe paramilitar del Bloque Bananeros.
Lo mismo ha sucedido con decenas de hectáreas de teca, un tipo de madera fina que fue cultivada por los paramilitares en la región. Aunque ‘H.H.’ prometió devolverles estas tierras a las víctimas, el organismo investigador también advirtió que no ha sido posible acceder a ellas por falta de seguridad. “No ha sido fácil en el Urabá. Las fincas de teca se las han vuelto a apropiar”, dijo ‘H.H.’.
Otro de los bienes, conocido como Carito, tampoco ha podido ser investigado y protegido con medidas cautelares. “Una vez empezamos a hacer los procesos de verificación, reversaron las venta y apareció nuevamente a nombre de la persona que estaba como testaferro. Las bandas emergentes se han apoderado de esos bienes”, indicó la Fiscalía.
En otros casos, las bandas han querido silenciar la verdad sobre los crímenes cometidos por los paramilitares en esta región. Así sucedió con Virgilio Conrado Pérez, un desmovilizado del Bloque Bananero, clave para esclarecer la masacre de El Aracatazo en la que fueron asesinadas 18 personas el 12 de agosto de 1995. Conrado solo alcanzó a rendir versión libre el 20 de noviembre de 2007 porque tres meses después fue asesinado en Chigorodó, Antioquia.
La historia se repitió con Telésforo Alvarado Moreno alias ‘Arturo’ o ‘Diente de oro’. Moreno era el ‘explosivista’ del Bloque Bananero y se había desmovilizado en 2005. Sin embargo, según lo investigado por la Fiscalía, Moreno fue asesinado en diciembre de 2007 por antiguos compañeros que ahora delinquen en la región, porque no quiso ser parte de las bandas criminales.
El rearme
Por su ubicación estratégica y tierras fértiles, el Urabá ha sido por décadas centro de disputa de los grupos armados ilegales. Casi al mismo tiempo en que 453 paramilitares del Bloque Bananero entregaron las armas el 25 de noviembre de 2004 en Turbo (Antioquia), desmovilizados de ese grupo y de otros grupos paramilitares de la zona se reagruparon para delinquir en lo que ahora se conocen como bandas criminales.
Según el informe presentando por la Fiscalía, en la región primero se hicieron llamar ‘Águilas Negras’ o ‘Autoridades Gaitanistas’ a cargo de Daniel Rendón Herrera alias ‘Don Mario’, exjefe de finanzas del bloque paramilitar Centauros, capturado en abril de 2009 por cargos de narcotráfico y postulado a la Ley de Justicia Paz. Después de su captura, los grupos pasaron a llamarse los ‘Urabeños’ y ‘ Los Paisas’, dos grupos que tienen una disputa con otra banda similar llamada ‘Los Rastrojos’, con hombres provenientes en su mayoría del Valle del Cauca.
“Estas bandas no tienen estructura, ni estatutos. Son grupos integrados por desmovilizados y delincuentes que contratan los servicios de pandillas y que se alían con otros grupos armados ilegales con un solo propósito: controlar el negocio del narcotráfico”, dijo el investigador.
Según la Fiscalía, en los municipios donde delinquieron los paramilitares ya tienen identificados a las cabezas visibles de estas bandas criminales. Delinquen principalmente en Apartó, Carepa, Chigorodó, Turbo, Necoclí, San Pedro de Urabá, Belén de Bajirá, Dadeiba y El Dos, y son hombres que cuando delinquieron en bloque paramilitares tuvieron cargos como comandantes urbanos.
Sin embargo, el organismo investigador cree que los segundos de la antigua banda de ‘Don Mario’ en el Urabá son los jefes de los ‘Urabaeños’.
“Se trata de Juan de Dios Úsuga David alias ‘Giovanny’ y Dario Antonio Úsuga David alias ‘Mauricio u Otoniel’, ex integrantes del Epl que luego delinquieron en los bloque paramilitares Centauros y Héroes de Los Llanos, que fueron hombres de confianza de ‘Don Mario’ y ahora hacen parte de esta banda que delinque en la región del Urabá y Córdoba”, dijo el investigador.
La Fiscalía tiene la certeza de que al menos 3 por ciento de los desmovilizados del Bloque Bananero hacen ahora parte de estas bandas criminales, y que han querido dificultar las investigaciones.
“Cuando fuimos a exhumar el cuerpo de un menor, vimos hombres armados que estuvieron rodeando la zona. Cuando fuimos a realizar verificaciones sobre un bien conocido como La Josefa fue igual. A un investigador que le encomendamos la tarea de documentar un lugar que fue escuela de entrenamiento de los paramilitares, hombres armados impidieron el paso hacia la zona”, advirtió el investigador en la audiencia.
El Bloque Bananero, que delinquió en Turbo, Apartadó, Chigorodó y Mutatá, conocidos como los municipios del Eje Bananero, dejó 12.560 víctimas, según el reporte de víctimas de Justicia y Paz.