Alias ‘Valenciano’, tras las rejas

      
Maximiliano Bonilla Orozco, el jefe de la ‘Oficina de Envigado’ que se disputaba el control de las bandas y narcotráfico en el Valle del Aburrá desde 2007, fue capturado en Maracay, Venezuela.


 
Por varios años, las autoridades de Colombia y Estados Unidos buscaron a ‘Valenciano’.  

Funcionarios de la Policía Antinarcóticos de Venezuela capturaron en Maracay, Venezuela, a Maximiliano Bonilla Orozco, alias ‘Valenciano’, paramilitar y narcotraficante surgido de la llamada ‘Oficina de Envigado’, solicitado en extradición por Estados Unidos y uno de los responsables de la violencia urbana desatada en Medellín y el Valle de Aburrá desde mediados de 2007.

Desde abril del año pasado, el Departamento de Estado de Estados Unidos, a través del Programa de Recompensas por Narcotraficantes, anunció el ofrecimiento de cinco millones de dólares por la información que permitiera la captura de alias ‘Valenciano’.

Para esa fecha, el otrora sicario surgido de las bandas armadas ilegales de Itagüí ya le disputaba a Erik Vargas, alias ‘Sebastián’, el dominio de la llamada ‘Oficina de Envigado’.

La historia de este hombre, nacido el 24 de septiembre de 1972 en Villavicencio, Meta, y caracterizado como un hombre armas, de mal carácter y ambicioso, comenzó en las esquinas de Itagüí, Antioquia.

Allí se distinguió como un sicario efectivo conocido con el alias de ‘Max’ y miembro de la banda del barrio Simón Bolívar, que cometía crímenes en Sabanera, La Estrella, Envigado e Itagüí. Informes judiciales lo tenían identificado desde mediados de la década del ochenta.

Una vez se desató la guerra entre el Cartel de Medellín y los ex socios del capo Pablo Escobar a comienzos de los noventas, alias ´Max’ ya era un protegido de Diego Fernando Murillo Bejarano, alias ‘Don Berna‘, quien lo reclutó para que hiciera parte de los sicarios del grupo Perseguidos por Pablo Escobar (más conocido como ‘Los Pepes’).

De acuerdo con fuentes cercanas a la llamada ‘Oficina de Envigado’, Bonilla Orozco era uno de los pistoleros favoritos de ‘Don Berna’, quien le ordenaba asesinatos contra los integrantes del Cartel de Medellín.

Bajo la sombra del confeso narcotraficante y ex inspector general de las Autodefensas Unidas de Colombia (Auc) ‘Valenciano’ sobrevivió a todas las guerras que se desataron en Medellín y el Valle de Aburrá entre las décadas del noventa y el dos mil, en las que se enfrentaron con milicias urbanas de las guerrillas, narcotraficantes y paramilitares del bloque Metro de las Autodefensas Campesinas de Córdoba y Urabá (Accu).

Investigaciones judiciales de finales de los años noventa lo comenzaron a relacionar con la banda ‘La Unión’ de Itagüí, una poderosa estructura criminal que reemplazó a la banda Simón Bolívar y copó todos sus espacios en el sur el área metropolitana. Para esa época se comenzó a conocer con los alias de ‘Iván René’, ‘Valenciano’, ‘El Gordito de Oro’ y ‘El Cachetón’. Además, en esos informes también lo vincularon con la llamada ‘Oficina de Envigado’.

Para esa época y dada la confianza que le tenía alias ‘don Berna’, comenzó a trabajar en la expansión de esta empresa criminal hacia el norte del país, bajo una alianza que se tejió con Rodrigo Tovar Pupo, alias ‘Jorge 40’, comandante del Bloque Norte de las Auc. La idea era hacerse al control de los puertos de Santa Marta, Barranquilla y Cartagena. Para lograrlo, Murillo Bejarano envió allí a un grupo de hombres, entre ellos a alias ‘Valenciano’.

En el año 2006, informes judiciales constataron que la tarjeta decadactilar de su cédula de ciudadanía se había extraviado de la Registraduría Nacional del Estado Civil del municipio de Envigado; además, reportaron que fue capturado en una ocasión el 23 de de septiembre de ese año por parte de armas, pero lo dejaron en libertad ese mismo día.

Los aprendizajes logrados al lado de alias ‘don Berna’ y sus hombres de confianza (Daniel Mejía, alias ‘Danielito’, Carlos Mario Aguilar Echeverri, alias ‘Rogelio’ y Leonardo Muñoz, alias ‘Douglas’), así como la confianza depositada en él, lo llevaron a creer que una vez extraditado el exjefe paramilitar a Estados Unidos en mayo de 2008 se convertiría en el máximo jefe de la llamada ‘Oficina de Envigado’.

Alias ‘Valenciano’ pensó que sus conocimientos en las actividades del narcotráfico adquiridos durante la alianza con el Bloque Norte de las Auc, además de su sangre fría y su capacidad de generar terror, serían los atributos requeridos para convertirse en la cabeza de esa empresa criminal.

Pero se le atravesó en el camino Eric Vargas, alias ‘Sebastián’, un sicario como él, socios y amigos en actividades delincuenciales, que también se consideraba el heredero natural de la banda criminal, y comenzaron una confrontación en la cual involucraron a decenas de bandas y combos en Medellín e Itagüí, que se considera uno de los detonadores del incremento de los índices de homicidios en ambas localidades y que ha generado altos niveles de inseguridad entre las comunidades.

De acuerdo con fuentes consultadas, ‘Valenciano’ disponía para el inicio de la guerra con alias ‘Sebastián’ recursos para sostener el enfrentamiento a largo plazo con los que proveía a sus aliados de armamento y logística.

Pero su interés no era tanto dominar Medellín y el Valle de Aburrá, sino tener el control de las rutas del narcotráfico que pasan por los departamentos de Cesar, Magdalena, La Guajira, Córdoba y Bolívar, lográndolo a través de diversas alianzas criminales con redes ilegales en esas zonas del país.

Para lograr mantener su lucrativo negocio, fortaleció el grupo armado conocido como ‘Los Paisas’, que se creó después de la desmovilización del Bloque Héroes de Tolová de las Auc, que garantizó el control de la siembra, producción, transporte y exportación de drogas a los mercados internacionales, y que se nutrió de integrantes de algunas bandas de las comunas de Medellín.

A través de diversas alianzas y estrategias logró consolidar diversas rutas de exportación y hoy sus negocios ilegales pasan por Jamaica, Guatemala, Honduras y México, donde logró entablar acuerdos con el Cartel de ‘Los Zetas’, para llegar a los mercados de Estados Unidos y Europa.

Las guerras intestinas con la facción de la llamada ‘Oficina de Envigado’ liderada por alias ‘Sebastián’ en lo local, y con la estructura de Los Rastrojos en lo nacional, lo llevó a realizar acuerdos con la banda de ‘Los Urabeños’, que hoy lideran los hermanos Dairo y Juan de Dios Úsuga David, para mantener el control de diversas áreas de siembra y procesamiento de hoja de coca, así como de puertos naturales sobre el océano Atlántico. Estas alianzas son particularmente visibles en el Urabá y  Bajo Cauca antioqueños, así como en el sur del departamento de Córdoba.

Alias ‘Valenciano’ también había logrado hacerse al control de diversas zonas de la ciudad de Cartagena, a donde llegó hace un par de años, utilizando como frente de guerra la banda Los Mondongueros, del barrio Castilla de Medellín, con la cual comenzó a tejer una red criminal que le garantizaba no sólo su protección personal cuando estaba en esa ciudad, sino las actividades propias de la exportación de narcóticos a través de los puertos y de áreas naturales, como la ciénaga de La Virgen.

Consolidarse en Cartagena era estratégico para este narcotraficante porque aprendió a burlar los controles policiales y de inteligencia moviéndose en alta mar entre Colombia, Panamá y Venezuela. Si bien hizo contactos con agentes de la DEA en dos ocasiones durante el 2009 y el 2010, y prometió entregar información clave para la desarticulación de estructuras del narcotráfico, no cumplió y, por el contrario, se fortaleció aún más, logrando tener a su servicio más de mil hombres ubicados entre Medellín y el norte del país.

La atención en los negocios del narcotráfico a gran escala llevó a alias ‘Valenciano’ a olvidarse de la guerra desatada contra alias ‘Sebastián’ y a poner a disposición de ‘Los Urabeños’ sus aliados en Medellín, grupo que ahora está entrando con fuerza en diversas comunas de la ciudad, generando nuevos crímenes.

Al frente de ellos de esta nueva oleda criminal estarían dos hombres con antecedentes criminales: Henry de Jesús López, alias ‘Mi Sangre’, y Roberto Vargas Gutiérrez, alias ‘Marcos Gavilán’.

Con la captura de alias ‘Valenciano’, concluye una persecución de varios años contra un hombre ambicioso que creyó que con armas y dinero se compraba el mundo, pero la realidad le demostró que todo tiene un límite y esta vez no fue la muerte como a veces ocurre, sino la ley, que lo tendrá bajo rejas por varios años.