¿La verdad de los paramilitares extraditada?

      
Al contrario de lo que muchos piensan, la extradición de los ex jefes paramilitares no sacrificó gran parte de la verdad.

Cuando salió el primero de los desmovilizados jefes paramilitares, Carlos Mario Jiménez, alias ‘Macaco’, extraditado rumbo a Estados Unidos, después de una intensa batalla legal, muchos dudaron si con él no se estaba yendo para siempre parte de la verdad de lo que sucedió en los años terribles de paramilitarismo en Colombia. Seis días después, el 13 de mayo de este año, cuando el gobierno sorpresivamente envió a otros 14 ex jefes de las AUC a Estados Unidos a que respondieran por cargos de narcotráfico, el mundo de los derechos humanos salió a denunciar que sin la colaboración de ‘Jorge 40’, Salvatore Mancuso, Hernán Giraldo, ‘Cuco’ Vanoy, entre otros, los procesos de Justicia y Paz iban a quedar en el limbo, y el destape de la para-política, anémico.

Sin embargo, al cerrar 2008, la perspectiva de conocer esas verdades es bastante más optimista. Algunos fiscales de Estados Unidos aceptaron que si los jefes paramilitares extraditados seguían colaborando con la verdad, la justicia y la reparación en Colombia, obtendrían rebajas de penas en sus condenas por narcotráfico en Estados Unidos.

‘Don Berna’ ante las autoridades norteamericanas. Foto: Semana

Ese fue un logro mayor. No había incentivo alguno para que los ex jefes paramilitares continuaran con sus confesiones frente a la justicia colombiana, si de todos modos iban a tener que cumplir décadas de prisión en Washington o Florida. Y se consiguió, en gran parte, gracias al intenso lobby de organismos de derechos humanos en Estados Unidos que le pidieron explícitamente al Fiscal General de Estados Unidos que pusiera presión sobre sus fiscales para dar vía libre a esta posibilidad. Sus pares en Colombia y la justicia nacional también hicieron lo suyo.

Como resultado, Salvatore Mancuso negoció un acuerdo de beneficios en Estados Unidos a cambio de su colaboración con la justicia colombiana. Por eso rindió versión libre desde Washington y dio su testimonio ante la Corte Suprema en los casos de los senadores cordobeses Juan Manuel López y Reginaldo Montes. El extraditado ex concejal de Santa Marta Ignacio Rodríguez también pudo aportar su testimonio en el caso del senador Luis Eduardo Vives. Y está programado que próximamente ‘Jorge 40’ declare en el juicio de la representante a la Cámara por el Magdalena Karelly Lara.

Por consejo de sus abogados, algunos de los extraditados, como ‘Cuco’ Vanoy, condenado a 24 años de cárcel, prefirieron hablar ante los fiscales colombianos luego de ser condenados. Por eso Vanoy rendirá versión libre ante Justicia y Paz el próximo enero. Le seguirán ‘Pablo Sevillano’ y ‘Don Berna’.

Ahora bien, una cosa es que los ex jefes paramilitares puedan seguir hablando desde Estados Unidos, y otra distinta es que digan la verdad. No hay que olvidar que una de las razones por las cuales fueron extraditados es precisamente que algunos de ellos no estaban colaborando en lo mínimo con la justicia, y, en cambio, estaban utilizando las confesiones como arma de chantaje. Y peor aun, estaban fraguando complots para ensuciar a unos u otros según sus intereses, como se puso en evidencia en el escandaloso episodio de alias ‘Job’ y la Casa de Nariño.

Por eso, paradójicamente, ahora cuando los ex jefes paramilitares ven como única esperanza de rebajar sus penas en Estados Unidos colaborar con la justicia colombiana, puede que terminen contando más verdades de las que nunca habrían confesado en Colombia.

Si mienten, será más fácil pillarlos. Muchos de sus mandos medios, a quienes tenían cantandosegún la partitura de su conveniencia, han empezado a rebelarse. Cada día, magistrados de la para-política y fiscales reciben más peticiones de desmovilizados que dicen que si son protegidos, lo dirán todo.

El caso más notable del año, por supuesto, fue el destape de José Éver Veloza, alias ‘HH’, cuyas revelaciones sobre los nexos de las AUC con militares de alto rango y empresas bananeras, abrieron sendos capítulos de la verdad que hasta ahora se empiezan a escribir: hasta dónde los militares apelaron a la guerra sucia paramilitar para combatir a la guerrilla y qué tanto la economía legal, por efectividad o desespero, financió los horrores cometidos por estos grupos.

De las 1.626 versiones libres iniciadas en Justicia y Paz al cierre del año, en 439 ya se han confesado 4.678 hechos que la Fiscalía ha podido comprobar. Estos crímenes dejaron 5.384 víctimas que ya han podido conocer lo que realmente sucedió. Son 2.691 homicidios que estabanen la impunidad y han sido esclarecidos. Y se han encontrado 1.752 cuerpos de personas que estaban desaparecidas, de las cuales ya se ha identificado a 522.

La verdad que ha surgido de Justicia y Paz no ha sido solamente fruto de las confesiones de los mandos medios. También se ha construido con el valor de las víctimas que se han organizado, han hecho enormes esfuerzos para acudir a las audiencias a exigir respuestas sobre por qué se ensañaron contra ellas y han dado su testimonio a periodistas, académicos y activistas en todo el país.

Y, por supuesto, la verdad también se ha ido completando con el intenso trabajo de investigadores del CTI, fiscales y magistrados. Su determinación ha hecho posible encontrar evidencias perdidas, como por ejemplo la enorme documentación que se halló en una caja arrumada en un despacho judicial en Santa Marta, sobre cómo construyó su emporio ‘Jorge 40’ en las sabanas de San Ángel, quiénes fueron sus cómplices en la política y cómo capturó al Estado en la Costa.

Por todo esto, con todo y las dificultades obvias que surgieron con la extradición de los ex jefes de las AUC, para conseguir la verdad, ésta siguió aflorando a lo largo de 2008 y promete seguir abriendo las alas a lo largo de 2009.

Publicado en: Semana.com Edición 1389