Farc no reconocen despojo de tierras

      
‘Jesús Santrich’, vocero de esta guerrilla en la mesa de conversaciones en La Habana, Cuba, pide que les digan dónde están los predios despojados y llama mentiroso al presidente Juan Manuel Santos.

Seusis Pausivas Hernández, alias ‘Jesús Santrich’, uno de los voceros de las Farc en la mesa de conversaciones con el Gobierno Nacional.

La guerrilla de las Farc, a través de ‘Jesús Santrich’, negó que hayan despojado tierras en diversas regiones del país donde han tenido influencia durante años, y donde miles de víctimas han denunciado que fueron expulsados de sus tierras por guerrilleros, y que en muchos casos, éstos han llevado a sus propios colonos campesinos a vivir en las tierras despojadas.

El vocero dijo que las acusación que les hizo el gobierno de Juan Manuel Santos era “una farsa mediática de desinformación y de enlodamiento de la imagen de las FARC”.

‘Santrich’ respondió de esta manera a una de las preguntas planteadas por VerdadAbierta.com en un cuestionario enviado a través de Internet a La Habana, Cuba, sede de las conversaciones entre el Gobierno Nacional y las Farc.

Las afirmaciones del insurgente se dan en momentos en que se discute con los representantes del Gobierno Nacional las políticas de desarrollo agrario y se estudian las propuestas enviadas por cientos de colombianos a través de diversos mecanismos, entre ellos las Mesas Regionales de Paz impulsadas por las Comisiones de Paz de Senado y Cámara; el encuentro internacional Pueblos Construyendo Paz, realizado en Bogotá entre el 4 y el 6 de diciembre del año pasado; así como el Foro Política de Desarrollo Agrario Integral, llevado a cabo entre el 17 y 19 de ese mismo mes en la capital de la República; y por medio della página web www.mesadeconversaciones.com.co.

La dura afirmación de Santrich se refiere a la información que divulgó el gobierno en días pasados sobre la responsabilidad de las Farc en el despojo de tierras. De acuerdo con cifras del Ministerio de Agricultura y Desarrollo Rural, en el 38 por ciento de las denuncias por despojo forzado de tierras, las víctimas señalan a las Farc como las autoras. Estas reclamaciones hoy suman 7.946 por un total de 662.468 hectáreas, y los departamentos de Tolima, Meta, Antioquia y Caquetá donde las Farc han tenido amplia presencia, figuran entre los más afectados.

En sus respuestas, Santrich pidió que les digan dónde están las miles de hectáreas que supuestamente despojaron; y aseguró que, en cambio, el Incoder entregó tierras a testaferros del paramilitarismo y el narcotráfico durante el gobierno de Álvaro Uribe Vélez.

VA: Diversos sectores en el país hablan de las Farc como una organización que despojó de tierras a los campesinos en diversas áreas de su influencia militar y política. ¿Ustedes qué opinión tienen de esas críticas?

‘Jesús Santrich’: Es desafortunado que frente a un problema tan grave que existe en Colombia, como es el de la estructura latifundista de la tierra que miseria y guerra ha generado, se opte por darle difusión a un argumento que a todas luces es una farsa mediática de desinformación y de enlodamiento de la imagen de las FARC.

Los estudiosos serios del problema coincidimos en señalar que la tenencia y uso desigual de la tierra, su acumulación en muy pocas manos mediante el despojo violento, ha sido causa fundamental de la confrontación. Se considera que el 1,15 por ciento de la población posee el 52 por ciento de la gran propiedad rural, hecho que hay que superar con urgencia, pues el problema del latifundio es un asunto estructural que está en la génesis del conflicto. Esto es lo que hay que analizar y no las mentiras de la inteligencia militar y de aparatos como el Incoder, que se dio el lujo de adjudicar, durante el gobierno de Uribe, más de 113 mil hectáreas a los testaferros del paramilitarismo y el narcotráfico.

Si el Gobierno sabe de esas 700 mil hectáreas que desde la boca mentirosa misma del señor Juan Manuel Santos dice que hemos despojado, que nos indiquen dónde están para nosotros mismos repartirlas a los millares de campesinos despojados. Pero que no sea otra treta para victimizar a pobladores rurales que no sean de su agrado, que parece es lo que quieren hacer.

VA: VerdadAbierta.com ha conocido versiones de campesinos que indican que las Farc están comprando fincas en la Serranía de Perijá. De ser eso cierto, ¿a qué tipo de estrategia le estaría apuntando esa compra: repoblación con familias afines a la organización, zonas estratégicas de movilidad, áreas ricas en recursos naturales?

‘Jesús Santrich’: Esta es una pregunta cuyo contenido es el típico utilizado por la inteligencia militar para desatar la guerra de desinformación, que generalmente desemboca en guerra sucia contra la gente humilde del campo a la que durante décadas viene masacrando y desplazando. Por un lado se dice que estamos acabados y desarticulados, sin presencia en el Caribe, pero por otro se nos acusa de estar infiltrados en todas las marchas, universidades y proyectos desafectos al gobierno sobre los que se planean acciones de represión.

Todos estos argumentos sugeridos en la pregunta son supremamente peligrosos, no para las Farc sino para centenares de campesinos que retornan a la golpeada Serranía de Perijá y que ya ven pender sobre sí las amenazas de los nuevos grupos paramilitares que se organizan desde el Estado para proteger los intereses de los inversionistas, quienes están llegando con un ingente apetito de tierras a todos los rincones del país.

VA: De otro lado, en el Nudo de Paramillo hay decenas de familias que son colonos recientes y están siendo calificadas por las autoridades como “familias farianas”, llevadas allí  por frentes subversivos que operan en la zona con el ánimo de expandir cultivos de hoja de coca. VerdadAbierta.com ha escuchado que en el proceso de saneamiento del Nudo esos nuevos colonos serán desalojados.

‘Jesús Santrich’: No le puedo aceptar esa afirmación que, además de mendaz, es un insulto contra la gente humilde de una extensa zona delpaís que ha sufrido terriblemente el accionar del paramilitarismo de Estado. Mucho menos que se insinúe que las Farc fomentan la expansión de los cultivos de coca.

En nuestra visión, los campesinos productores de coca son víctimas de la crisis económica del sector agrario y de la contra-reforma rural, liderada por narcotraficantes y paramilitares en buena parte del país.

VA: A propósito, ¿cuáles son las consideraciones que ustedes hacen sobre el tema del narcotráfico?

‘Jesús Santrich’: Sobre ese asunto del narcotráfico hemos sido claros en indicar que consideramos que es un problema social; es un asunto, incluso, de salud pública, que requiere un tratamiento social y no militar.

Todos los organismos internacionales serios han indicado el fracaso de las políticas antidrogas de acento militarista; por ello, las Farc hemos propuesto desde los tiempos del Caguán procesos de sustitución, la legalización del consumo para atacar el mercado y procesos de educación para la población, y especialmente para la juventud, que prevenga la adicción. Esto es lo que debemos tratar y discutir en vez de caer en las campañas de utilización contrainsurgente de una propaganda mentirosa.

VA: Teniendo en cuenta que hay una gran presión sobre la tierra en Colombia, dada la bonanza minero-energético, ¿cuál es la propuesta de las Farc en ese sentido?

‘Jesús Santrich’: El asunto del desarrollo del país no puede ser definido solamente por las élites que lo han sobre-explotado y que son los victimarios de millones de colombianos que viven en la miseria. Colombia debe seguir un nuevo ciclo de desarrollo sostenible y ponerlo en rumbo con la participación de todos. No podemos seguir la senda del fortalecimiento del latifundio; no podemos iniciar una nueva etapa de despojo legal de la tierra solamente para satisfacer a las trasnacionales que quieren venir a saquear los recursos naturales.

Necesitamos un desarrollo en el que la naturaleza sea mirada como escenario de abrigo, entablando relaciones amigables con ella; por ello, cualquier proyecto económico, — sin descartar que se pueda hacer minería y otro tipo de explotaciones controladas y para el beneficio nacional– deberá priorizar la generación de alimentos que propicie la soberanía alimentaria.

No podemos permitir que un afán desaforado de los grandes capitalistas por obtener ganancias y más ganancias destruya los páramos, los lechos de los ríos, la biodiversidad y aumente los niveles de hambre que hay en Colombia, tal como está ocurriendo como consecuencia del despliegue de la generación de agrocombustibles o la implementación desbocada de los proyectos minero-energéticos.

VA: Colombia tiene bajo su legislación zonas de reserva campesina, territorios colectivos, resguardos indígenas. Cuando ustedes ponen sobre la mesa el tema agrario, ¿qué reflexiones hacen sobre este tipo de áreas, donde viven miles de colombianos que consideran que por derecho ese territorio debe ser protegido?

‘Jesús Santrich’: Hay una legislación interesante sobre estos escenarios que se mencionan, la cual ha sido el producto de importantes luchas de la población rural colombiana, pero aún estos son territorios muy marginales y con inmensas dificultades producto de la desatención del campo por parte del gobienro.

Lo complicado en esto es que este gobierno, que habla de paz y anuncia leyes de beneficio ciudadano, en verdad propulsa un plan nacional de desarrollo, una ley de restitución de tierras y una ley de desarrollo rural que apuntan a desvertebrar disimuladamente estas formas de propiedad, interfiriendo las unidades agrícolas familiares, convirtiendo las Zonas de Reserva Campesina en aldeas estratégicas de consolidación militar o corrompiendo a dirigentes campesinos, afros e indígenas. Los llamados proyectos de asociatividad no son otra cosa que la alianza entre el zorro y la gallina para terminar bancarizando la tierra y poniéndola en manos de las trasnacionales.

Sin duda en un proceso de reforma agraria, que entre otras cosas es algo necesario para alcanzar la paz, el fortalecimiento, la asistencia, la financiación, la generación de infraestructura y de servicios para la pequeña y la mediana propiedad es algo insoslayable. De ello depende en gran medida que se logre la soberanía alimentaria y un uso soberano del territorio.