Aproximadamente 24 mil mujeres participaron en todo el país en la construcción de los Programas de Desarrollo con Enfoque Territorial. En el Acuerdo de Paz, el enfoque de género representa un elemento transversal. Sin embargo, su cumplimiento no ha sido fácil.
Elegidas de manera participativa en cada una de sus comunidades, las mujeres han tenido una intervención activa en la construcción de los Programas de Desarrollo con Enfoque Territorial (PDET) y esperan ser determinantes en el desarrollo y ejecución de los proyectos que se aprobaron en las distintas subregiones del país.
Mariana Escobar, exdirectora nacional de la Agencia de Renovación Territorial (ART), estima que cerca de 24 mil mujeres, es decir, un 38 por ciento de los delegados en las mesas de diálogo regionales, participaron en la formulación de los PDET en todo el país, siendo el liderazgo una de las formas de acción más frecuentes y consistentes de representación propia y de sus comunidades.
Fortalecer los territorios desde la visión de las mujeres requiere más insumos, pero el gobierno nacional se ha quedado corto en este aspecto, a pesar que desde organizaciones como la Organización de las Naciones Unidas y sus respectivos reportes, como el informe anual 2018, reiteró el apoyo “a las mujeres de la política, a funcionarias electas, votantes, legisladoras, activistas de la sociedad civil y tantas otras que reclaman la igualdad de derecho a ejercer su liderazgo y a ser escuchadas”.
Aun así, queda mucho por construir desde las zonas rurales del país. Datos de la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO) advierten que no existe información suficiente ni actualizada sobre la población rural femenina en América Latina y el Caribe. Para el caso de Colombia y el departamento de Cauca, los datos preliminares del Censo Nacional de Población y Vivienda realizado en el 2018 por el Departamento Administrativo Nacional de Estadística (DANE) no son suficientes.
En el suroccidente del país, las mujeres han conformado grupos para el desarrollo de iniciativas que les permita hacer de sus realidades y de su situación histórica, contextos más justos y equitativos que contribuyan a la deconstrucción de modelos culturales patriarcales y a hacer propuestas en pro de la garantía de sus derechos humanos y la paz, como menciona Valeria Mosquera, Coordinadora de Ruta Pacífica de las Mujeres en Cauca,
En el caso del PDET Alto Patía y Norte del Cauca, resulta importante que se tengan en cuenta las iniciativas planteadas por las mujeres delegadas de sus comunidades, las cuales hicieron parte de la construcción de peticiones a nivel regional donde fijaron prioridades como el fortalecimiento productivo, generación de vivienda propia, creación de microempresa para la generación de empleos, subsidios y becas para la culminación de estudios.
Pese a que en 2019 aún no se ejecutan los proyectos con enfoque de género que quedaron consignadas en el Planes de Acción para la Transformación Regional (PATR) del Alto Patía y Norte del Cauca, algunos colectivos y asociaciones de mujeres han contribuido al desarrollo de iniciativas para el mejoramiento de sus comunidades a través de distintos programas, como las obras de Pequeña Infraestructura Comunitaria (PIC) que se ejecutaron en el 2017.
En Buenos Aires, por ejemplo, la Asociación de Mujeres Afrodescendientes del Norte del Cauca (ASOM) hizo parte del proceso para el desarrollo de varios proyectos, que tuvieron un valor aproximado de 440 millones de pesos, con los cuales se mejoraron escuelas, aulas escolares, vías terciarias, tanques de almacenamiento, beneficiando a unas nueve veredas.
Para este año, ASOM continúa trabajando para el fortalecimiento de los territorios a través de las mujeres y para tal fin generaron un espacio en el que se articularon municipios del norte de Cauca, donde hicieron presencia 220 mujeres de Buenos Aires, Miranda, Corinto, Suárez, Santander de Quilichao, Caloto, Puerto tejada y Caldono.
Según un comunicado de ASOM, estos encuentros permitieron “reflexionar sobre la difícil situación que continúan viviendo en sus territorios, los incumplimientos en la implementación de los acuerdos de paz, las constantes amenazas a las lideresas y el evidente retroceso de derechos étnicos logrados como situaciones que inquietan sus vidas. Por ello, se busca de manera articulada generar estrategias que permitan seguir construyendo paz, dando vida y reivindicando los derechos como pueblos afrodescendientes. Así, se seguirán generando espacios de unidad y empoderamiento… No solo para estar juntas, sino para hacer algo juntas”.
Con enfoque de género
Dentro del PATR, componente fundamental de los PDET, las mujeres en esta región del país lograron plantear varias iniciativas que esperan puedan desarrollarse en los próximos meses.
Entre las propuestas se destacan la atención en la medicina tradicional y la medicina occidental, y el trabajo psicosocial para las violencias obstétricas. Para Jineth Casso, integrante de la Organización Red de Mujeres del municipio de Caldono, este último punto es de gran trascendencia para las mujeres, pues la violencia obstétrica se traduce en el trato inadecuado que tienen médicos y enfermeras con las mujeres que están en el proceso de parto.
“En algunas ocasiones usan frases que hieren susceptibilidades y aún más por el estado en que se encuentran. También ocurre con mujeres que solicitan citas de revisión de ginecología. Esto suele presentarse en hospitales de primer y segundo nivel, sobre todo en los pueblos”, aseguró Casso.
Frente a esto, mujeres de los municipios de Caldono, Miranda, Corinto y Mercaderes, indicaron que era necesario que se asigne el presupuesto con el cual se puede trabajar durante el 2019.
“Estamos en el trabajo de darle una respuesta a la comunidad frente a los presupuestos que se asignarán a lo construido los pactos municipales”, aclaró Amador León, funcionario de la ART del municipio de Miranda. “En este momento trabajamos con cada uno de los pilares que hacen parte del PDET en paralelo con los planes de acción que está realizando la Alcaldía, para ver que van abordar este año y, de esta manera, empezar a ejecutar iniciativas como salud, educación, desarrollo agropecuario y desarrollo ambiental”.
Al respecto, Casso enfatizó en que se debe realizar el acompañamiento y los compromisos puntuales para materializar las apuestas que las mujeres de cada municipio consideren importantes para abolir las brechas de desigualdad que las aquejan. Sin embargo, se encuentran dos elementos a tener en cuenta: no se tiene certeza qué iniciativas del PDET Alto Patía y Norte del Cauca se ejecutarán en 2019 ni cuántos recursos se invertirán.
Pese a ello, las mujeres han continuado con el ejercicio participativo de capacitación y formación con enfoque de género a nivel municipal. Por ejemplo, en Caldono realizan talleres de incidencia política y organizativa de los territorios; gobernabilidad, mujeres constructoras de paz y mujeres diversas. Todas estas iniciativas apoyadas por distintas organizaciones como la ONU, Ruta Pacífica, Comunitar y Red de Mujeres.
Ana Rojas, líder social, defensora de los derechos humanos y representante del Programa Nacional Integral de Sustitución de Cultivos Ilícitos (PNIS) de Miranda, aseguró que también llevan a cabo procesos de reconciliación en los que se implementa el Acuerdo de Paz, porque, según ella, de esa forma pueden abordar diferentes temas y aplicarlos en los municipios priorizados en los PDET.
A partir de esas actividades, emprendieron un proceso de cambios significativos. Mujeres de Miranda, Caldono, Buenos Aires y Corinto han consolidado espacios en los que discuten diferentes asuntos que parten de sus propios hogares y comunidad y pretenden generar una oportunidad de encuentro y socialización de sus iniciativas.
Estas dinámicas permitieron la participación de doce municipios pertenecientes a la subregión Alto Patía y Norte del Cauca en la construcción de la Agenda de Paz de las Mujeres del Norte del Cauca, dado que las actividades que realizan son de carácter interseccional, como lo registran datos del PDET, refiriéndose a la manera en que las mujeres no sólo sufren discriminación por género, sino que existen, además, otros factores que acentúan el problema como: edad, raza, etnicidad, idioma, orientación sexual, clase socioeconómica, cultural, y por su localización geográfica.
Caldono, por ejemplo, cuenta con una población de mujeres del 48,3 por ciento, de las cuales ya hay unas que han tomado la decisión de incidir en las rutas de planeación participativa, considerando los tres ejes transversales estipulados en el PDET: reconocimiento de las mujeres y sus organizaciones, participación plena y efectiva, e Incidencia.
“Desde los cabildos y los resguardos se han elegido mujeres representantes para enfoque de género. Por ejemplo, en Miranda está Sandra Bonilla, quien representa al municipio. Asimismo, se cuenta con la participación de mujeres reincorporadas”, dijo Rojas, quien, de paso, cuestiona la participación en los PDET porque “no está enfocada en poblaciones, sino en el territorio como generalidad, pasando por alto a adultos mayores, población LGTBI y población víctima. Lo que demuestra fallas estructurales y de ejecución de los PDET”.
Además, menciona que se actúa con una visión de territorio uniforme y sin las características propias de ese municipio. Para ella, resulta incoherente, pues es imposible pensar y planear el territorio sin tener en cuenta quiénes lo habitan y hacen de él lugares particulares.
“Somos municipios no sólo de comunidades indígenas, sino que tenemos gran población campesina, afro y mestiza. Aquí se elaboran productos auténticos con simbología propia de cada resguardo y comunidad. En esto encontramos tejidos, mochilas y muñecas, que pueden salir de sus veredas hasta las cabeceras municipales y de esta manera las organizaciones pueden apoyar con talleres que promuevan dinámicas de venta y comercialización lo que también ayuda a la economía de estas familias”, comentó.
Por esa razón, en la Mesa Regional para la Consolidación y la Aprobación del Plan de Acción para la Transformación Regional (PATR), se hizo énfasis en el enfoque de género y en los ocho pilares en los que las mujeres estaban incluidas. (Leer más en: ¿Hay dinero para tanta iniciativa del PDET en el sur del país?)
Tras haber evidenciado los diferentes problemas de Caldono y sus alrededores, Casso hizo parte de la coordinación de la Asociación de Red de Mujeres de ese municipio, que agrupa a pequeñas asociaciones de mujeres que existen allí y que provienen de sectores cafeteros, floricultores y amas de casa, entre otros.
Casso, quien no se considera líder, pero es reconocida por el acompañamiento y disposición en los proyectos con enfoque de género, considera que “tras los acontecimientos vividos en el conflicto, nació la iniciativa de empoderar a la mujer y llevarla a participar políticamente en los procesos de toma de decisiones. Esto sucedió años atrás antes del Acuerdo de Paz, pero el Acuerdo le dio otra voz a las ideas que llevan esperando un respaldo del gobierno al ser víctimas del conflicto,” menciona.
Es importante anotar que estos esfuerzos de las comunidades para construir un mejor nivel de confianza no se han visto retribuidos por el gobierno nacional. Mujeres de Caldono, Miranda, Corinto, que están dentro de los municipios priorizados, señalan no tener información sobre los recursos asignados para la realización de lo pactado en el Acuerdo de Paz y, en tal sentido, están interesadas en saber cómo pueden tener incidencia en las propuestas con enfoque de género y las garantías que esto les otorga. Tal desconocimiento limita drásticamente su poder de acción y de ejecución de iniciativas en sus territorios.
Por ahora los grupos de mujeres siguen organizándose y fortaleciéndose para exigir el cumplimiento de los puntos estipulados en los PDET y lograr una vida digna, justa y equitativa en sus territorios.
*Foto de apertura: Yesid Hazzas Elo Cristancho