Desde muy jóven se vinculó al Partido Comunista Colombiano. Sus padres son parte de las células fundadoras de la Unión Patriótica en Córdoba y sobrevivientes del genocidio contra este partido político.
Foto: Aldecoa. Flickr.
Desde niña tuvo que ver cómo exterminaban a los miembros de la UP, camaradas y compañeros de partido de sus padres, mientras aprendía de la importancia de la defensa de los derechos humanos.
Desde 1986 las amenazas a su padre aumentaron por militar en la UP, lo que hizo que en varias ocasiones él tuviera que exiliarse en Cuba y se terminara fragmentando la familia.
Cuando el padre de Renta regresó del exilio a Cuba asumió la presidencia del sindicato de trabajadores de la Universidad de Córdoba, lo que puso en riesgo la seguridad de toda la familia.
Foto: Juan Niño.
El 10 de junio de 1996 fueron víctimas de un atentado perpetrado por paramilitares en su hogar. Su padre y su hermana recibieron varios impactos de bala y su hija de 2 años perdió la vida.
Después del atentado, la familia tomó la decisión de desplazarse a Bogotá para comenzar una nueva vida. Allí Renata conoció al que sería el padre de sus tres hijos.
Entre 2007 a 2014, decidió alejarse de la militancia política, mientras sus hijos crecían porque temía ponerlos en riesgo. Más que todo a su hijo menor, Lucas, que la acompañaba a algunos eventos.
Al regresar a la política comenzó a recibir hostigamientos y amenazas telefónicas en las que mencionaban a su hijo, Lucas. Se vinculó al Semanario Voz y siguió su lucha desde el comunismo y el feminismo.
Video: Pixabay.
Al darse cuenta al riesgo que estaba expuesta con su familia, decide exiliarse en 2020 con su hijo menor. Una de sus hijas se quedó en Bogotá estudiando en la universidad y la otra estudia medicina en Cuba.
Foto: Fabio Galicia.
Tomaron rumbo a Suiza. Tras dos apelaciones a la negativa de otorgarles asilo político, el 11 de octubre de este año el gobierno del país Europeo aprobó el asilo para ella y su hijo.