¿Cuál era la lucha territorial de los líderes Teófilo Acuña y Jorge Tafur?

En la noche del pasado 22 de febrero, Teófilo Acuña y Jorge Tafur fueron asesinados en el corregimiento de Puerto Oculto, San Martín, Cesar. Ambos eran reconocidos líderes del Magdalena Medio.

Una de las principales luchas que ambos líderes estaban dando en los últimos años se concentró en el rescate de los playones comunales, lo que los enfrentó con terratenientes del  Magdalena Medio. 

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Las ciénagas tienen unos playones en los que el agua se extiende en invierno y se recoge en verano. Las comunidades que habitaban estas tierras eran pescadores y cuando los playones estaban disponibles sembraban comida.

Según las comunidades ribereñas del río Lebrija, durante el auge paramilitar los terratenientes empezaron a desecar las ciénagas desviando afluentes y montando jarillones de kilómetros de tierra.

Hubo dos anuncios que auguraron que la vida de los líderes estaba en riesgo. El primero, el 7 de enero: un hombre le dijo a la familia de Acuña que en Puerto Oculto estaban organizando un plan para asesinarlo.

El segundo, un día antes de que mataran a los líderes: un hombre vestido completamente de negro deambuló por el caserío en una moto, recorriendo las casas del corregimiento de Puerto Oculto.

Liceth Camargo, la esposa de Teo, estaba allí cuando los mataron. Ella se salvó porque se escondió justo cuando empezó a escuchar los disparos.

“Comienzo a decirle

desesperadamente —a su

hermano— que busque a

Teo, que Teo está perdido,

que Teo salió por el patio.

Cuando llegó un

compañero y me dijo:

Tafur está muerto en el

callejón’. Salimos."

Así lo recuerda Liceth:

“Yo me le puse encima a

Tafur, comienzo a pedir

que llamen una ambulancia,

me decían ‘ya para qué

si ya está muerto’. Me

arrodillo y comienzo a

gritar que por favor

busquen a Teo. Cuando

sale mi mamá y me dice

‘no lo busquen porque Teo

está muerto. Teo está

está muerto detrás de la

casa".

Uno de los terratenientes que más resalta en la región baja del río Lebrija es Alirio Díaz. Según Corpocesar, a inicios de la década de los años dos mil, habría sedimentado la ciénaga de Terraplén.

Su nombre también fue referenciado en los tribunales de Justicia y Paz: habría recibido apoyo paramilitar en su pretensión de llegar al Concejo del municipio de Terraplén en los años de dominio del Frente Héctor Julio Peinado.

Al menos tres predios se encuentran a nombre de Alirio Díaz en el municipio de San Martín: Las Flores (442 hectáreas), Las Delicias (90 hectáreas), y El Reposo (590 hectáreas) y en los cuales la familia Díaz tienen ganado vacuno y bufalino.

Ahora la tensión se fija sobre su hijo y su nieto: Wilmer Díaz y David Díaz. Los líderes Acuña y Tafur apoyaron a las comunidades para que reclamaran contra la familia Díaz por lo que consideran eran playones comunales.

La esposa de Acuña no duda que los asesinatos de los líderes fueron fraguados por terratenientes. Al preguntarle a Wilmer Díaz si conocía a los líderes dijo que nunca había escuchado hablar de ellos. 

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El viernes pasado, el sepelio de Jorge Tafur tuvo lugar en el municipio de Tiquisio. Y ayer, Teófilo Acuña fue inhumado en Magangué. Algunos de sus amigos y familiares no pudieron acompañar a sus líderes, en parte, por el paro armado que impuso la guerrilla del Eln.

Aún así, centenares de personas acompañaron ambos sepelios. Con el permiso de familiares y amigos de Tafur, un acordeón triste y una voz vallenata cantó “Mi gran amigo”, de Jorge Oñate junto al féretro.

En el sepelio de Acuña la atención recayó sobre la bandera de la Comisión de Interlocución del Sur de Bolívar, Centro y Sur del Cesar, la pañoleta de Congreso de los Pueblos y el característico sombrero de paja que usaba este líder; todos puestos sobre el féretro. 

En un camino de honor, la gente cantó el vallenato Sueños y vivencias, de Diomedes Díaz. “Te llevaste el alma, me dejaste solo”, repitió la esposa de Acuña, con las lágrimas que aún le quedaban.