El nuevo ventilador de los paras (Semana)

      
Un teniente retirado del Ejército estuvo hasta octubre de 2007 trabajando para ‘Macaco’ y ahora se entregó a la justicia de Estados Unidos para contar todos sus secretos.

David Hernández López, otrora militar, está protegido por las autoridades de Estados Unidos. Antes de irse de Colombia salpicó a varios políticos. Foto: Semana

Uno de los comandantes paramilitares másconocidos del país dice que el testimonio de ‘Pitirri’ –el exiliado en Canadá que tiene tras las rejas a varios congresistas– es una historia menor al lado del escándalo que puede destapar David Hernández López, más conocido en el mundo de los paras como ‘Diego Rivera’.

Hernández, un teniente retirado del Ejército que trabajó de 2000 a 2007 con varios jefes de las AUC, hace poco viajó a Estados Unidos para contarle todo lo que sabe a la justicia de ese país. Antes de salir del país, prendió un potente ventilador en la Corte Suprema de Justicia y en la Fiscalía y dejó mal parados a congresistas como el ex presidente del Partido Conservador Ciro Ramírez; la gran sorpresa de las últimas elecciones del Congreso, Luis Alberto Gil; y Habib Meregh; al ex gobernador de Santander Hugo Aguilar, y al general Rito Alejo del Río.

Según el testigo, todos recibieron en su momento plata para sus campañas políticas. “Hasta ahora, la Corte le ha creído a Hernández”, le dijo a SEMANA una fuente de la sala penal de la Corte Suprema.

Pero el abogado del senador Meregh, Iván Cancino González, advirtió que Hernández “es un mentiroso que se pifió en fechas. Es más, varios de los abogados que asistimos a sus declaraciones lo dejamos en evidencia y como lo que es: un embustero”.

El jueves pasado, desde Estados Unidos, David Hernández López, le contó a SEMANA todo lo que les dijo a las autoridades de Colombia.

SEMANA: ¿Cómo llega usted hasta Julián Bolívar?
DAVID HERNÁNDEZ LÓPEZ: En febrero o marzo de 2000 le digo a un amigo del Ejército, Éver Jara Cabuya, que viajemos al sur de Bolívar. En la prensa se hablaba de un alias ‘Julián Bolívar’ que estaba liderando una lucha contrainsurgente.

SEMANA: ¿Usted llega allá y qué pasa?
D.H.L.: Nos llevan a un municipio que se llama San Blas y en un quiosco nos presentan como a 10 comandantes.

SEMANA: ¿Y quiénes estaban como comandantes?
D.H.L.: Ahí todavía no estaba Julián Bolívar. El que mandaba era ‘Gustavo’ y nos dice: “Espérenos dos meses o tres meses y los invitamos a formar parte del primer curso de comisarios políticos de la ‘escuela de Fidel Castaño’”. Nos dan 400.000 pesos a cada uno y regresamos a Bogota. Como a los dos meses nos llaman. Yo estaba trabajando en una empresa de seguridad. Éver Jara hace el curso de comisario político y a su regreso me invita a ser parte de algo que Carlos Castaño quería crear en Bogotá, en septiembre u octubre de 2000, que es el bloque Capital. Me invita a una reunión en la represa de Neusa. Allí conozco a Henry de Jesús López, alias ‘Mi Sangre’, conozco a alias ‘Rodolfo’, hermano de Henry, hoy preso en la cárcel de Itagüí. Más o menos se reúnen en la represa de Neusa 300 bandidos de las oficinas de cobros de Medellín, Villavicencio y Cali. Carlos Castaño quería crear el bloque Capital con la finalidad de ir visualizando un proceso de negociación con el gobierno, pero la idea era que en Bogotá se unificaran todas las oficinas de cobro del narcotráfico.

SEMANA: ¿‘Mi Sangre’ para ese momento qué era: narco o paraco?
D.H.L.: Él era narco y recibía órdenes de Miguel Arroyave, quien acababa de salir de la cárcel. En ese momento Arroyave había creado el bloque Centauros y apenas estaba consolidando el Capital.

SEMANA: ¿Quién lideró la reunión de la que usted habla?
D.H.L.: ‘Mi Sangre’ y alias ‘Fabián Castro’, cuyo nombre es Éver Jara, mi ex compañero del Ejército. Alias ‘Mi Sangre’ les explica a los 300 bandidos que, por orden de Carlos Castaño, todas las oficinas de cobro de Bogotá tienen que pagar el 30 por ciento al bloque Capital.

SEMANA:
¿Quién era la cabeza del bloque Capital?
D.H.L.: ‘Mi Sangre’, y por encima de él estaba Miguel Arroyave.

SEMANA:
¿Cómo reaccionaron los de la reunión?
D.H.L.: Total sometimiento. En ese momento Castaño –finales de 1999– era como un héroe nacional.

SEMANA: ¿Usted regresa a Bogotá y qué pasa?
D.H.L.: Recibo orden de ‘Fabián Castro’ y empezamos a subir a Ciudad Bolívar, Soacha y Bosa. Reúno de cinco a 10 muchachos. Yo les enseño el himno dela autodefensas, recién creado. Les enseño los estatutos, les hablo del respeto a la sociedad civil, del derecho internacional humanitario. Los dejo y sigo mi trabajo en la empresa de vigilancia.

SEMANA: ¿Era un trabajo de reclutamiento?
D.H.L.: Sí, correcto. A finales de 2000 o comienzos de 2001, los noticieros hablaban de casi de 300, 400 y hasta 600 muertos en Ciudad Bolívar, que fueron el resultado de esos entrenamientos.

SEMANA: ¿Quién dio la orden de las muertes en Ciudad Bolívar?
D.H.L.: Miguel Arroyave y la ejecuta ‘Mi Sangre’. La orden decía que en Ciudad Bolívar había que dar de baja a todos los que fueran o tuvieran relaciones con la guerrilla. Cada comandante que ubicaban en la zona establecía quiénes eran, de acuerdo con las informaciones de la misma población. Pero, en realidad, el bloque Capital se había creado para hacer eso en la parte militar, pero en la política para ir haciendo acercamientos con congresistas, con miras a un futuro proceso de negociación. Ahí es cuando entra el senador Ciro Ramírez. A finales de noviembre de 2000 hubo una reunión en la Urbanización Yerbabuena, al lado del Castillo de Marroquín. ‘Mi Sangre’ se ubica a vivir ahí y domina a Chía y Cajicá. Un domingo llegó uno de los escoltas con Ciro Ramírez. En ese momento yo soy secretario de Éver Jara. La reunión con Ramírez duró desde las 11 de la mañana hasta las 5 de la tarde. Llegó con el escolta de ‘Mi Sangre’. Ciro ya tenía referencia de que ‘Mi Sangre’ era un narco que venía de Medellín y que estaba creando el bloque Capital, en Bogotá.

SEMANA:
¿Ciro sabía quién era la persona con que se iba a encontrar en esa reunión?
D.H.L.: Él sabía quién era ‘Mi Sangre’ y sabía que ‘Mi Sangre’ era enviado por Miguel Arroyave.

SEMANA: ¿Cuál era la función de Ciro ahí?
D.H.L.: Él fue quien empezó a tocar a los diferentes congresistas. Cuando veníamos en el carro para Bogotá, Éver me comentó que Ciro iba a ser la persona que nos iba a abrir las puertas ante el Congreso.

SEMANA: ¿Ciro fue el primer político que el Bloque Central Bolívar contrató para que fuera el trampolín político?
D.H.L.: Ahí Ciro estaba trabajando tanto para el BCB como para Arroyave. Después yo viajo, en marzo o abril de 2001, a Tumaco. Estando en Tumaco, Pablo Sevillano fue a pagarle a la tropa del recién creado grupo paramilitar Bloque Libertadores del Sur. Nos encontramos con él en un municipio que se llama Roberto Payán (Nariño). Allí Pablo me dice que la tropa no tiene un político. Entonces, ¿que por qué no me quedo con ellos? y yo me quedo.

SEMANA: ¿Volvió a saber de Ciro Ramírez?
D.H.L.: Supe que las reuniones iban muy bien con él, que le había llevado muchos amigos a ‘Mi Sangre’. Éver Jara fue el que se encargó de todas esas reuniones con los senadores y representantes de ese momento.

SEMANA: ¿Cuánto le pagaban a Ciro?
D.H.L.: No supe, pero más adelante me di cuenta de que a Ciro no se le pagaba nada. Lo que se le dio fue cupo en los envíos de droga, clorhidrato de cocaína, a través de la vía México-Estados Unidos, desde Bogotá.

SEMANA: ¿Él trabajó con el BCB enviando droga desde Bogotá?
D.H.L.: Es correcto, prácticamente sí. A cambio de eso, él contactó a otros congresistas para que le fueran abriendo camino a un futuro proceso de paz. No supe a quiénes.

SEMANA: Usted sigue con el trabajo político en Nariño, ¿qué pasa?
D.H.L.: Yo quería encontrar un ejército antisubversivo y patriota, pero a los ocho días me desilusioné porque lo que encontré fue una mano de narcotraficantes.

SEMANA:
¿De dónde sacaban la coca?
D.H.L.: De Roberto Payán, Barbacoas, Magüipayán. ‘Macaco’ llevaba los compradores de base de coca desde Medellín y Caucasia.

SEMANA: ¿Los paras llegaron a asociarse con la guerrilla para exportar coca?
D.H.L.: Se asociaron más o menos a finales de 2004 y comienzos de 2005. Estaban el 29 de las Farc y la Columna Móvil ‘Daniel Aldana’, del ELN.

SEMANA:
¿Cuánto calcula que podían estar sacando ellos?
D.H.L.: Allá llegaban entre 10.000 y 35.000 millones de pesos para comprar semanalmente la base de coca.

SEMANA:
En algunos de esos pueblos de Nariño hubo masacres…
D.H.L.: Ocurren tres masacres en Llorente por la droga y por los dólares que había allí. Todas fueron ordenadas por Pablo Sevillano y por Macaco, Julián Bolívar y por Báez.

SEMANA:
¿Visitaron la zona en algún momento?
D.H.L.: Nunca. Siempre estaban en sus haciendas, en Caucasia. Allá se estaban refugiando porque para esa época salió el ‘indicment’ de Pablo Sevillano. ¡Qué se iban a poner un camuflado y montar un fusil! ¡A ellos no les importaba eso!

SEMANA: ¿Usted cuánto duró en total allá?
D.H.L.: Yo recibí, en agosto de 2004, a dos pilotos americanos y a un ingeniero civil. A unos 15 minutos hay una pista que había sido bombardeada. Más o menos en mes y medio la arreglaron y después salieron dos aviones, de esos de dos hélices que les cabe una tonelada, hacia México y Estados Unidos.

SEMANA:
¿Y qué pasa con usted en 2005?
D.H.L.: En enero de 2005 se dio un curso de comisarios políticos. Viajé a Santa Fe Ralito. Ellos sabían que yo era administrador de empresas, que manejaba la Internet… Cosas sencillas, pero en una organización delincuencial la base no tiene esos conocimientos. En enero de 2005 me trasladé a Ralito como secretario de Julián Bolívar. Empecé a manejarle la agenda y a recibir las visitas. Pero también asistía a Báez, Sevillano y Macaco. Una vez, a finales de 2002, Sevillano me mandó en comisión con Julián Bolívar, su hermano. Me dijo: “Vea, Diego –a mí me conocían como ‘Diego Rivera’–, conózcase con el coronel Hugo Aguilar, usted que es militar retirado como él. Él va a ser el próximo gobernador de Santander”. Esa reunión se hizo en la vereda Piamonte, en Caucasia, en una finca de Macaco, que era el amo y señor en ese momento de toda esa zona. Yo entré a llevarles un tinto, Aguilar estaba sentado en una especie de oficina que hay allá en esa finca. Esa reunión duró toda la noche y Aguilar se fue al otro día como a las 10 de la mañana.

SEMANA: ¿Para qué era la reunión?
D.H.L.: Para cuadrar todo lo de la Gobernación de Santander. Ellos lo financiaron, aunque no sé cuánto fue.

SEMANA: ¿Qué más le tocó hacer como secretario de Julián Bolívar?
D.H.L.: Manejaba todo lo relacionado con la información que aparecía en la prensa. Los jefes eran perezosos y no leían. Antes de Semana Santa de 2005, los visitó Ciro Ramírez. De eso no existe registro. Allá había dos entradas oficiales, pero había otras para los que no querían quedar registrados. En ese momento ya estaba ‘Mi Sangre’ en la zona. Él llegó después de la muerte de Miguel Arroyave. A mí me pareció extraña esa muerte. Cuando Miguel murió, Báez, Macaco, Julián y Sevillano colocaban de día cintas negras en sus camionetas, en señal de duelo. Pero, a la vez, duraron como cinco noches seguidas celebrando esa muerte y tomando whisky. Lo extraño es que llegó ‘Mi Sangre’ a la zona y fue recibido casi con honores. Para ese momento, ‘Mi Sangre’ controlaba Bogotá.

SEMANA:
¿Él era en ese momento el jefe del bloque Capital?
D.H.L.: Sí.

SEMANA: ¿Sabe si él tenía algún apoyo de la Policía?
D.H.L.: Sí sabía que había buenas coordinaciones. Por ejemplo, cuando a finales de 2000 o comienzos de 2001 entraron casi 100 hombres a San Andresito.

SEMANA: ¿Durante la época en la que estuvieron en Ralito siguieron traqueteando?
D.H.L.: Claro. Antes de Semana Santa de 2005 Pablo Sevillano instaló una cocina ahí mismo, en Ralito. Es que yo viví ahí con Pablo. Un día me levanté y empecé a oler y dije: “¡Dios mío qué pasó!”. Al final, Macaco la hizo quitar.

SEMANA: ¿Qué sigue pasando?
D.H.L.: Para esa época vino el operativo militar de captura de ‘Don Berna’. Eso fue por la muerte de un diputado y dos de sus acompañantes de Córdoba. Eso lo ordenó ‘Don Berna’. Esos muertos son de él, y lo ordenó porque Rocío Arias y Eleonora Pineda le dijeron: “mate a ese político, a ese diputado, que se están metiendo en la zona y nos va a dañar los votos para 2006”.

SEMANA: En La Ceja, ¿quién manejó el negocio?
D.H.L.: ‘Macaco’ se encargaba del traqueteo y ‘Julián’ de los emisarios de políticos.

SEMANA: ¿Qué pasa cuando los sacan de la Ceja?
D.H.L.: El Presidente hizo una visita a Medellín y se enteró de la muerte de ‘Danielito’ (jefe de la ‘oficina de Envigado’). Es cuando ordena el traslado de ellos. Ahí saben que a ‘Danielito’ lo mandó matar ‘Don Berna’. Para ‘Macaco’ fue un golpe porque él ya se sentía dueño de la oficina de cobro de Envigado.

SEMANA:
¿Desde la cárcel de Itagüí se traqueteaba?
D.H.L.: Era un gran relajo. Si Macaco en la cárcel Bellavista, a finales de 2007, recibía 40 visitas, en Itagüí recibía 80 ó 100. Los nueve millones de pesos que le descubrieron a Báez era para pagar sobornos a la guardia, para entrar niñas menores de edad, para entrar armas, cocaína, marihuana y alcohol.

SEMANA:
¿La guardia del Inpec sabía?
D.H.L.: Lo sabía. Antes del traslado de ‘Macaco’ a un buque, hubo una cumbre de narcos allá. Llegó ‘Scubi’; el ‘Primo’; ‘Leo’, que era el narcotraficante que le manejaba el negocio en el sur del Caquetá; ‘Monopeto’, y ‘Cuéllar’. El día de la cumbre hubo una calentura porque los otros jefes paras, como Mancuso, ‘El Alemán’ o ‘Jorge 40’, estaban muy disgustados con la situación.

SEMANA:
¿Quiénes más participaban de esas reuniones?
D.H.L.: Participaban Julián, Pablo Sevillano y Báez. Allí definían sobre todo asesinatos. Cuando sucedió lo de ‘Don Berna’ en Ralito, ‘Macaco’ dijo: “Aquí lo que toca es empezar a matar a los desmovilizados porque se van a volver sapos”. Macaco dijo: “Así haya que matar a los 6.000 desmovilizados, los matamos, pero no debemos dejar cabos sueltos”.

SEMANA:
¿Cuántos desmovilizados pudo haber asesinado ‘Macaco’?
D.H.L.: Creo que en este momento van de 800 a 1.000 desmovilizados muertos por ellos. Verifiquen las estadísticas de cinco municipios: Puerto Berrío, Barrancabermeja, Tumaco, Pasto y Caucasia.

SEMANA:
¿Es cierto lo de una pelea en la cárcel entre ‘Macaco’ y Mancuso?
D.H.L.: Recién trasladados a La Ceja, en la primera reunión, Mancuso se paró y dijo “Así como nos trajeron acá a La Ceja, ahora hay que empezar a echar al agua a todos los políticos, a todos los militares, y a todos los policías”. Macaco se opuso, se paró y le dijo “Usted es un sapo, usted no puede, yo nunca voy a hacer eso”. Y se agarraron a golpes. Macaco le pegó a Mancuso. Macaco siempre ha dicho que no va a echar al agua a ningún político y hasta ahora ha cumplido.

SEMANA:
¿Cuándo empezó usted a apartarse de ellos?
D.H.L.: En octubre de 2007, yo ya estaba buscando a la DEA. No cumplí una orden y Pablo me dijo: “hasta aquí llegamos”. Yo le dije que bueno, y salí derecho para la Embajada de Estados Unidos.

SEMANA:
¿Qué sabe de Vicente Castaño?
D.H.L.: No creo que él esté muerto, él debe estar vivo.

SEMANA:
¿Usted sabe algo del movimiento político Convergencia Ciudadana?
D.H.L.: A mediados de marzo de 2006 yo asistí en Bucaramanga a la creación de la fundación Villa de Paz Bucaramanga. Julián me dijo: “Reúnase allá con Luis Alberto Gil, Alfonso Riaño, Óscar Reyes y Óscar Suárez Mira” (los dos primeros congresistas que renunciaron a su curul y los dos últimos senadores activos). Nos reunimos en el hotel Chicamocha. A las 8 de la noche, a mediados de marzo de 2006. La reunión duró media hora, les di un saludo y les dije que no se preocuparan por los recursos económicos. En la reunión estuvieron Gil, Riaño, Reyes, Suárez y alias Jairo Tarazá, un político que trabajó para Julián Bolívar en Santander. También estuvo alias ‘Alfonso’, que era comandante del bloque Lanceros de Vélez. Les dije que ‘Alfonso’ les iba a entregar unos recursos.

SEMANA: ¿En esa reunión ellos sabían que los recursos venían de ‘Macaco’?
D.H.L.: Claro, ellos sabían porque eso viene desde 2002, cuando Hugo Aguilar, en Caucasia. Toda esa relación con Convergencia Ciudadana viene desde allá. Gil tomó la palabra y me dijo: “dígale a Julián que gracias, que confiamos en que vamos a ganar y que vamos bien”.

SEMANA: Cuándo Hugo Aguilar ganó la gobernación, ¿cómo le cobraron la plata con la que le ayudaron?
D.H.L.: A través de licitaciones.

SEMANA:
¿A ellos les movieron gente, hubo trasteo de votos o cosas de ese estilo?
D.H.L.: Sí, desde Barrancabermeja y Lebrija. Fue toda una maquinaria.

SEMANA:
¿Cómo es la relación de Dieb Maloof con ellos?
D.H.L.: Maloof y Habib Meregh enviaron dos delegados, más o menos para marzo, a Villa de La Esperanza. Yo los recibí. Me dijeron que venían de parte de Maloof y Meregh para Don Javier (o ‘Macaco’). ‘Macaco’ estaba muy inconforme con darles recursos. Al final, cada uno recibió de a 200.000 dólares, en presencia mía, en Villa de la Esperanza, en la oficina de ‘Macaco’.

SEMANA: ¿Los jefes paras tuvieron relaciones con el general Rito Alejo del Río?
D.H.L.: Creo que en 2000, yo estuve una noche reunido con Éver Jara en el apartamento de Rito que estaba convocando a conocidos en organismos de seguridad para crear una oficina de inteligencia donde convergieran Sijín, DAS, Fiscalía, Dijín y otros organismos de inteligencia con la finalidad de que se tuviera una oficina de inteligencia para todas las AUC, pero que sería controlada por el bloque Capital.

SEMANA: ¿Dónde queda el apartamento de Del Río?
D.H.L.: En la carrera 15 entre la calle 100 ó 110. La reunión duró unos 40 minutos. Rito Alejo le dijo a Éver Jara: “Dígale al señor –refiriéndose a ‘Mi Sangre’– que todo va muy bien, que estoy reuniéndome con los coroneles”.

Publicado en Semana 10/03/2008