En el Bajo Atrato chocoano conviven desde tiempos ancestrales comunidades negras con pueblos indígenas. Cuando el Estado colombiano les reconoció a cada pueblo étnico la propiedad sobre sus territorios colectivos, no precisó dónde empezaba uno y donde terminaba el otro. Eso ha causado una controversia entre los dos pueblos que sufren igualmente bajo el fuego de grupos violentos.