Los secretos de la empresa “narcoparamilitar”

      

Un informe de la Fiscalía, que reúne declaraciones de varios jefes paramilitares e información de organismos gubernamentales y ONG, revela cómo era la relación entre narcotráfico y paramilitarismo.

 

Las estrechas relaciones entre el narcotráfico y las autodefensas se gestaron desde el mismo origen de los grupos paramilitares. Fotomontaje: Semana.com

Aunque mucho se habla de la relación entre el narcotráfico y las autodefensas, es poco lo que se conoce sobre la forma en la que funcionaba esta empresa criminal. La Fiscalía reunió en un informe las declaraciones de varios jefes paramilitares y  la información de más de 20 fuentes gubernamentales, ONG y observatorios del narcotráfico, para dimensionar el manejo del negocio de la coca que financiaba las acciones de los grupos paramilitares.

Para nadie es un secreto que el narcotráfico se convirtió en la base de la economía paramilitar, sin embargo, al conocer cómo funcionaban las rutas, los correos humanos  y el cobro de matrículas para distribución, se evidencia el grado de sofistificación al que llegó el narcotráfico en manos de las autodefensas.

Incluso, de acuerdo con la información de la Fiscalía, como si se tratara de un producto legal en el mercado, la empresa “narcoparamilitar” coordinó sin problemas un sistema de producción, distribución y venta, en el que cada bloque debía registrar su marca y su logo para traficar. Con un fuerte dominio territorial, las autodefensas crearon un sistema de impuestos para un negocio ilegal que demostró la fortaleza de la economía paramilitar a lo largo y ancho del país.

La coca: centro de organización paramilitar
Desde los origenes del paramilitarismo, el narcotráfico se convirtió en su padrino y principal financiador. De hecho, los miembros del  Cartel de Medellín, Pablo Escobar, Carlos Lehder, Gonzalo Rodríguez Gacha, y los hermanos Ochoa, son considerados como los creadores de uno de los primeros grupos paramilitares en Colombia: Muerte A Secuestradores, MAS.

De acuerdo con el informe de la Fiscalía,  luego de fraguarse este matrimonio entre las autodefensas y los narcos, los paramilitares empezaron a organizarse alrededor de los centros de producción de coca para controlar este mercado que financiaba la capacidad logística de cada Bloque.

Caquetá, Valle, Putumayo, Meta, Guaviare, Vichada, Arauca, Nariño y Norte de Santander fueron los departamentos estratégicos  en los que los grupos de autodefensas como el Bloque Catatumbo, Vencedores de Arauca, Calima y Mineros se instalaron para manejar la producción. Algunos bloques como el Norte y Libertadores del Sur se establecieron dominantes en las zonas portuarias para ‘administrar’ las rutas y su distribución.

“Para la producción se usaban a los campesinos pobres, que no tenían otra forma de subsistencia, como raspachines y distribuidores terrestres.  Se veían obligados a colaborar con nosotros al no tener más oportunidades” aseguró Salvatore Mancuso en su version sobre el funcionamiento del negocio del narcotráfico, entregada en el proceso de Justicia y Paz.

Según el informe de la Fiscalía, estos campesinos ya tenían instrucciones claras de que hacer en caso de fumigaciones aéreas, para que no se perdiera un solo peso de los cultivos ilícitos.

Ramiro Vanoy Murillo, alias ‘Cuco Vanoy’, del Bloque Mineros narró ante Justicia y Paz que “cuando se hacían las fumigaciones aéreas, los campesinos cortaban las matas rapidamente, las lavaban con jabón o acido sulfúrico para no permitir la filtración del veneno y poder revivir la producción del cultivo”.

El transporte y la distribución

Al momento de distribuir el alcaloide, las autodefensas utilizaban las tres vías: terrestres, marítimas y aéreas. Los principales puertos de embarcación eran Buenaventura, Cartagena, Santa Marta,  La Guajira y algunos puertos venezolanos, desde donde la droga salía a islas caribeñas y puertos centroamericanos.

Venezuela siempre fue utilizado como centro del negocio narco paramilitar. Allá usaban puertos, pistas aéreas, y caminos para complementar su actividad”, aseguró la Fiscalía de acuerdo con la información de las autoridades del Norte de Santander.

Los cargamentos eran llevados en lanchas rápidas a  las islas de San Andres, Curazao y  Margarita, en donde eran distribuidos en diferentes barcos que tenían como destino Estados Unidos y Europa.  En algunos casos, de acuerdo al informe, si no se contaban con lanchas rápidas, la droga era llevada en canoas indígenas hechas en palos de árbol hasta altamar.

Por otra parte, de acuerdo a las declaraciones de  Herbert Veloza García, alias ‘HH,’ a la Fiscalía, “para el ingreso de insumos químicos y armamento fue utilizado el río Catatumbo.  Además era una vía perfecta para sacar la droga de los laboratorios de la zona”.

Internamente la droga se llevaba en vehículos de servicio público o en camiones que transportaban materiales de construcción como arena o gravilla que iban a Barranquilla, lugar donde la droga se guardaba mientras era movilizada al puerto. Según la Fiscalía, “aprovechando el auge de la construcción de viviendas que se dio en el norte del país, las autodefensas usaban estos medios para pasar desapercibidos”.

Otra de las maneras de trasportar la droga, según el informe, eran los llamados ‘correos humanos’ usados principalmente en los municipios rurales de la Guajira como Manaure. Es esta región,  la droga era guardada en pequeñas caletas y luego,  transportada por las mujeres indígenas de la comunidad wayúu que eran usadas como mulas, obligándolas a camuflar la droga en sus vestiduras, ya que estas mujeres no se dejan requisar fácilmente. Los correos humanos a Venezuela usaban esta modalidad desde la Guajira y el Norte del Santander al vecino país.

Para el trasporte aéreoprevalecían las pistas clandestinas ubicadas en La Guajira en inmediaciones de Puerto Estrella, Puerto Lodo y La Pérdida, zonas cercanas a manglares que permiten camuflar fácilmente los cargamentos de droga.

La distribución se hacía por simpatizantes de los grupos, los raspachines o campesinos, quienes realizaban las entregas bajo sistemas continuos de monitoreo y vigilancia. Si la ‘pasta’ llegaba sucia se asesinaba a las ‘mulas’ y a quienes no pagaban o robaban se les asesinaba, según concluye el informe de la Fiscalía.

Las autodefensas enviaban semanalmente un emisario financiero a recoger las utilidades aunque se evitaba tener era un comportamiento regular que podría ponerlos en evidencia ante las autoridades.

Los impuestos de la coca
Algunos grupos de autodefensas crearon una modalidad de ‘registro empresarial’ o matricula, que autorizaba al distribuidor de la coca a movilizar la droga dentro y fuera del país. Este permiso tenía un costo de 10 millones de pesos. Si no se pagaba este derecho, no se podía mover la pasta de coca, asegura la Fiscalía con base a declaraciones de miebros del Bloque Norte de las Auc.

Igualmente se creó un sistema de impuestos para el negocio de la coca en el que gravó la producción, la distribución, la venta y hasta el consumo.  Los  impuestos a la salida aérea, marítima, fluvial o terrestre de la droga, a la propiedad de cultivos y al funcionamiento de laboratorios eran determinados por el Bloque y de acuerdo a la importancia del traficante. Finalmente también se establecieron impuestos a la gasolina y los químicos del 20 al 50 por ciento, dependiendo si eran de origen nacional o si  venían de Venezuela.

Las cifras del narco paramilitarismo
Según la Fiscalía, se presentó un aumento de la cantidad de cultivos ilícitos durante la época de la expansión paramilitar. Las cifras de antinarcóticos muestran como en el 2001 los cultivos de coca aumentaron principalmente en las zonas del Guaviare y el Putumayo y la región del Catatumbo. De acuerdo a la injerencia de grupos de autodefensas, la Fiscalía establece la siguiente información discriminada por Bloques:

Hectáreas cultivadas por Bloque de Autodefensa 2001

En cuanto a las estadísticas de incautaciones, en el departamento del Valle fueron encontradas 38.790 kilogramos de cocaína, en Nariño 28.741 y en tercer lugar, Bolívar con 20.219 kilogramos incautados. Según las referencias de injerencia de los Bloques  establecidas por la Fiscalía, el Bloque Libertadores, el Calima y el Minero serían los grupos en los que recae el mayor impacto de los operativos de incautación.

Las incautaciones de heroína se presentaron principalmente en los departamentos de Cundinamarca con 652.216 kilogramos, seguido del Valle con 252.361 y Antioquia con 90.518. Relacionando los departamentos con las zonas de acción de los Bloques, se infiere la siguiente afectación por grupos de autodefensas:

Cantidad de heroína incautada a Bloques 2001 – 2006

En lo referido a las incautaciones de marihuana, al  Bloque Norte le fueron incautados en las operaciones policiales 33.264 kg, al Bloque  Calima con 17.892 Kg y finalmente al Bloque Centauros, 17.968 Kg. A diferencia de las otras sustancias, las cifras de incautaciones son menores debido a que la demanda y la producción de marihuana es menor que la de la cocaína y la heroína.

Los laboratorios de procesamiento de alcaloide que han sido destruidos por la Policía Nacional, según la Fiscalía se ubican en Antioquia (672), Nariño (419) y Magdalena. De acuerdo con la presencia de los grupos de autodefensas, se considera que de la totalidad de laboratorios destruidos, 404 coorresponden al Bloque Mineros, 285 al Bloque Resistencia Tayrona y 85 al Bloque Libertadores del sur.