Uno de los sitios de memoria más emblemáticos de América Latina vive sus días más oscuros. Tras la destitución de su director y de otros funcionarios más, el futuro del Archivo es más que incierto: ni el Estado, que nunca ha destinado recursos para su funcionamiento, ni la cooperación internacional, que mantuvo la iniciativa funcionando desde 2005, han garantizado su apoyo financiero para la continuidad de este proyecto.