Bloque Norte - Bloque Resistencia Tayrona / Hernán Giraldo Archives | VerdadAbierta.com https://verdadabierta.com/category/justicia-y-paz-1/juicios-justicia-y-paz/bloque-norte-bloque-resistencia-tayrona-hernan-giraldo-2/ Periodismo a profundidad sobre conflicto armado en Colombia. Tue, 30 Apr 2024 15:18:01 +0000 es-CO hourly 1 https://wordpress.org/?v=6.8.2 Campesinos de la Sierra Nevada, cansados del estigma que les dejó Hernán Giraldo https://verdadabierta.com/campesinos-de-la-sierra-nevada-cansados-del-estigma-que-les-dejo-hernan-giraldo/ https://verdadabierta.com/campesinos-de-la-sierra-nevada-cansados-del-estigma-que-les-dejo-hernan-giraldo/#respond Sat, 26 Jul 2014 11:33:46 +0000 Víctimas del desplazamiento forzado propiciado por el Bloque Resistencia Tayrona, que pertenecen a 48 comunidades de la Sierra Nevada, no han podido rehacer su vida campesina por culpa de los estragos que dejaron los paramilitares. Mientras unas familias esperan que haya una reparación económica, otras sólo quieren justicia y verdad. Las victimas del ex comandante […]

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Víctimas del desplazamiento forzado propiciado por el Bloque Resistencia Tayrona, que pertenecen a 48 comunidades de la Sierra Nevada, no han podido rehacer su vida campesina por culpa de los estragos que dejaron los paramilitares. Mientras unas familias esperan que haya una reparación económica, otras sólo quieren justicia y verdad.

Las victimas del ex comandante paramilitar Hernán Giraldo dejaron atrás el miedo y asistieron a la audiencia convocada por el Tribunal de Justicia y Paz a contar sus testimonios.Los campesinos de la Sierra Nevada de Santa Marta están cansados de que los miren mal y los sigan señalando como si fueran una especie rara. Mientras unos aún los tildan de auxiliadores de la guerrilla, ellos sienten que el estigma más grande es el de ser amigos del exjefe paramilitar Hernán Giraldo Serna, alias ‘El Patrón’, quien comandó el Bloque Resistencia Tayrona, grupo que generó el desplazamiento más grande que haya existido en Colombia por culpa de los paramilitares, desapareció a más de 700 personas y mató a cerca de mil más. (Ver ‘Hernán Giraldo: máquina de guerra en la Sierra Nevada de Santa Marta’).

Durante la audiencia de reparación integral convocada en Santa Marta por la Sala de Conocimiento de Justicia y Paz, integrada por los magistrados José Haxel de la Pava Marulanda, Cecilia Leonor Olivella y Gustavo Roa Avendaño, la Fiscalía presentó testimonios de los campesinos víctimas del desplazamiento forzado que ocurrió entre diciembre de 2001 y febrero de 2002, época en la que las familias de la Sierra tuvieron que obedecer las órdenes de Giraldo de salir a la Troncal del Caribe, que une a las ciudades de Riohacha y Santa Marta, en dos puntos específicos -Calabazo y Río Ancho-, para utilizarlos como escudos humanos en la guerra que en ese momento libraba contra hombres de los hermanos Castaño Gil, quienes pretendían someter a los hombres de Giraldo y controlar esos territorios. (Ver Las batallas de Hernán Giraldo)

Juan Ernesto* vivía en la vereda Agua Fría y fue uno de los campesinos que asistió a la audiencia a contar su testimonio. Camina y habla con dificultad, producto de la afectación que tuvo su sistema nervioso por culpa de ese hecho: “El desplazamiento a Calabazo fue un desastre que no hemos podido borrar. De mi vereda fueron cien familias las que tuvimos que salir sin nada en las manos, perdimos animales, cultivos y nuestros enseres. Mi hijo y mi esposa se enfermaron y casi mueren porque pasamos más de un mes viviendo como animales, había hacinamiento, no teníamos donde hacer nuestras necesidades y comíamos mal”.

Los recuerdos de este hombre son interrumpidos por lágrimas, pero continúa: “Hay cosas que no volverán, pero sí esperamos que la ley actué a favor nuestro, que nos den un alivio para vivir mejor, muchas familias se perdieron, se desintegraron y todavía hoy seguimos sufriendo por ese hecho”.

Este desplazamiento, según lo ha documentado y probado la Fiscalía Novena de Justicia y Paz, fue provocado por Giraldo y sus hombres como estrategia de guerra, “para crear una barrera eimpedir que el grupo de los hermanos Castaño, acompañado por el también exjefe paramilitar ‘Jorge 40’ y de otros frentes del Bloque Norte, ingresaran a su territorio”,

Esa versión fue ratificada por varios campesinos al afirmar que fueron los hombres de alias ‘El Patrón’ los que les ordenaron salir, los que llevaron camiones para sacar a la gente y los que les suministraban alimentos y algunos materiales para hacer cambuches sobre la carretera.

La acusación fue rechazada por Hernán Giraldo, quien, desde su sitio de reclusión en Virginia, Estados Unidos, a donde fue extraditado desde 2008, dijo que su único fin fue proteger a los campesinos del fuego cruzado, intervención que fue interrumpida por el magistrado De la Pava para recordarle que la audiencia era un escenario para pedir perdón a sus víctimas, no para revictimizar a los afectados.

La Fiscalía Novena formuló 791 hechos al ex comandante del Bloque Resistencia Tayrona, Hernán Giraldo Serna, y a nueve de sus hombres de confianza: José del Carmen Gelves Albarracín, Nodier Giraldo Giraldo, Carmen Rincón, Norberto Quiroga, José Mora López, Afranio Manuel Reyes Martínez, Adán Rojas Mendoza, Eduardo Vengoechea Mola y Edgar Ochoa Ballesteros. Sus acciones dejaron diez mil víctimas, según las investigaciones y las confesiones ante Justicia y Paz que iniciaron en junio de 2007. Alias ‘El Patrón’ ha rendido 18 versiones libres en las que ha confesado más de mil delitos. (Ver Crímenes de odio del Bloque Resistencia Tayrona).

Carmen* es otra campesina de la vereda Colinas de los Calabazos, que le habló directamente a Giraldo: “¿Por qué lo hizo señor Giraldo? ¿Por qué nos hizo tanto daño? Yo fui desplazada con mis hijos y mi esposo, nos dijeron que teníamos que bajar, recorrimos dos horas de camino y llegamos al sitio indicado, desde entonces no he podido regresar a mi vereda, allá dejamos todas nuestras pertenencias, hemos sufrido mucho, bastante, y estas audiencias son un desgaste, ¿hasta cuándo nos van a tener así? Para llegar a esta audiencia recorrimos tres horas, sin comer, y por eso queremos escuchar su arrepentimiento, no es fácil perdonar todo el daño causado, pero lo tenemos que hacer para que nuestros corazones descansen”.

De la vereda Quebrada María llegó Jairo*, un joven que en el 2001 era un niño. “Venimos a decirle a los postulados que nos hicieron mucho daño, quiero decirles que mis mayores sufren por lo que perdieron y por lo que les produjo este hecho, y cuando lo mencionan a usted (Hernán Giraldo) como un líder, digo sí, un líder, pero de la destrucción, que acabó con muchas vidas, con las ilusiones de mucha gente que veía en el campo su única opción. Yo creo en el perdón y si hablamos de la no repetición hay que tener en cuenta que los paramilitares dejaron en la Sierra muchas fosas comunes, que ya nacieron otros grupos, que nos están picando y aún sigue la desolación en nuestras veredas”.

Así como Jairo, líderes comunales, campesinos, mujeres cabeza de hogar, ancianos y jóvenes provenientes de las veredas Marquetalia, Quebrada Valencia, Perico Aguao, La Aguacatera, Machete Pelao, La Unión, Casa de Tabla, Quebrada del Sol, San Pedro de la Sierra, entre otras, contaron lo qué pasó en esos dos meses de desplazamiento forzado.

“Nosotros estábamos en la vereda Las Nubes, salimos a las cuatro de la mañana y llegamos a las dos de la tarde, como estábamos bien arriba, cuando pasábamos por otras veredas encontramos vacas enganchadas en los alambres, terneros bramando, perros aullando, el miedo era terrible porque decían que los paramilitares se tomaba la sangre de los muertos, que tenían motosierras”, relató uno de los asistentes.

Y agregó: “Cuando llegamos a Río Ancho,los paras nos dijeron que podíamos utilizar 200 metros del río para lavar y bañarnos, en las noches hacíamos guardia con unas cadenas para estar a la defensiva. Hubo problemas porque la materia fecal y los desechos se convirtieron en foco de enfermedades, pasamos 15 días de hambre hasta que llegó la Cruz Roja Internacional, y luego cuando ya pudimos regresar no encontramos nada. A su paso por los lugares, los paras de ambos bandos mataron animales, se comieron las gallinas, los chivos; por ejemplo, yo dejé sembrados 200 palos de yuca, 200 matas de guineo y encontré pocas, la verdad no nos hemos podido recuperar”.

Los campesinos son conscientes de que las pérdidas son irreparables, que ya no pueden vivir cómo en aquella época, por eso una gran parte de ellos lo único que quieren es justicia y verdad, así como lo dijo el presidente de la Junta de Acción Comunal de la vereda Quebrada del Sol: “Lo que se perdió no importa, lo que importa es la parte sicológica porque quedamos traumatizados”.

Guachaca lleva la peor parte
El corregimiento de Guachaca queda a 45 minutos de Santa Marta, es un pueblo de campesinos que no se ha podido reponer de la guerra por dos razones: la primera, porque tiene un gran número de víctimas, viudas, huérfanos, mujeres abusadas y campesinos despojados de sus tierras; y la segunda, porque quedaron estigmatizados de ser auxiliadores de los paramilitares.

Cuando se refieren al desplazamiento masivo dicen que no tenían otra alternativa. Un campesino de la vereda Buritaca dijo a VerdadAbierta.com que a su comunidad llegó la información que “debíamos desplazarnos, nos dijeron que si no íbamos, nos atuviéramos a las consecuencias”, y otro de sus compañeros se refirió a los rumores de los vecinos. “Eso se fue multiplicando, sentíamos miedo, la gente salía como si viniera algún animal a comérselos. Eso fue terrible”.

El presidente de la Junta de Acción Comunal de la vereda La Revuelta recuerda que en los pueblos de la Sierra Nevada mandaban las Autodefensas por la ausencia del Estado: “Este desplazamiento que nos hizo Hernán Giraldo fue para evitar que hubieran víctimas de la población civil, que era mejor que saliéramos, porque a nosotros en Guachaca nos miraban como victimarios”.

Esta posición fue avalada por otros tres pobladores de este corregimiento, con mayor énfasis por una mujer que habló con voz airada: “A nosotros todavía nos miran con desprecio, cuando venimos a Santa Marta a hacer una vuelta y nos preguntan de dónde venimos, nos da miedo decir de dónde somos porque enseguida nos cambian el semblante”.

Por tal razón, una de las solicitudes que hizo la Fiscal Novena de Justicia y Paz, Zeneida de Jesús López Cuadrado es que a la Sierra Nevada se le quite el estigma de que ese territorio era de Hernán Giraldo. “Yo era muy joven cuando ocurrió ese desplazamiento, pero me acuerdo que fue muy doloroso y nosotros llevamos la peor parte, porque cuando digo soy guachaquero, me miran feo”, asegura Carlos*.

Guachaca es un pueblo olvidado, como muchos en la Sierra Nevada. No tienen puesto de salud, no hay colegios. “Estamos tan olvidados que por lo único que nos recuerdan es por la violencia”, dice una de sus líderes. “Queremos que no nos estigmaticen más, no tenemos un polideportivo para que nuestros jóvenes se diviertan, no hay un asilo para nuestros viejos, no hay un cajero del Banco Agrario o una sede, todas las vueltas hay que hacerlas en Santa Marta. El corregimiento perdió mucho, su tranquilidad y su buen nombre, y ni siquiera nos han reparado”.

Audiencia concurrida
Aunque el miedo sigue presente en las vidas de los campesinos de la Sierra Nevada de Santa Marta, este sentimiento no ha impedido que ellos asistan a las audiencias de reparación integral que convocó la Sala de Conocimiento del Tribunal de Justicia y Paz de Barranquilla.

La masiva participación de las víctimas del área de injerencia del Bloque Resistencia Tayrona, que se ubica especialmente en la parte noroccidental de la Sierra Nevada, ha sido fundamental para esclarecer los hechos y determinar las afectaciones. Según los defensores públicos que representan a las víctimas, por ejemplo en el caso de Guachaca y Buritaca estarían tasadas en más de 2.500 millones de pesos.

Los defensores piden reparación para cada una de las víctimas de las veredas por el daño moral, material y sicológico; también que se declare civilmente responsable a Hernán Giraldo y sus hombres por los delitos de desplazamiento forzado, toma de rehenes y destrucción y apropiación de bienes protegidos por el Derecho Internacional Humanitario.

Como medida de satisfacción solicitaron a la Sala de Conocimiento de Justicia y Paz se haga un acto público de reconocimiento a las víctimas y en memoria de los muertos y como petición especial que lo que decida la Sala en su sentencia que se espera a finales de este año se cumpla, “porque de nada sirve que el fallo quede para enmarcar, que se cumpla en el tiempo estipulado que es de 24 meses”, dijo el vocero de los defensores públicos.

(*) Los nombres fueron cambiados u omitidos por razones de seguridad

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Hernán Giraldo: máquina de guerra en la Sierra Nevada de Santa Marta https://verdadabierta.com/hernan-giraldo-maquina-de-guerra-en-la-sierra-nevada-de-santa-marta/ https://verdadabierta.com/hernan-giraldo-maquina-de-guerra-en-la-sierra-nevada-de-santa-marta/#comments Wed, 12 Feb 2014 14:21:21 +0000 ¿Cómo hizo este paramilitar para dejar 67 mil víctimas en la Sierra Nevada y sus alrededores? Cuando ni siquiera se hablaba de un movimiento nacional, ya en la Sierra Nevada de Santa Marta se tejía la red de lo que años más tarde se convertiría en uno de los grupos paramilitares más violentos del país […]

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¿Cómo hizo este paramilitar para dejar 67 mil víctimas en la Sierra Nevada y sus alrededores?

Cuando ni siquiera se hablaba de un movimiento nacional, ya en la Sierra Nevada de Santa Marta se tejía la red de lo que años más tarde se convertiría en uno de los grupos paramilitares más violentos del país de la mano de Hernán Giraldo Serna, conocido con los alias de ‘El Patrón’, ‘El Taladro’ o ‘El Señor de la Sierra’, quien logró consolidar un emporio bélico que lo convirtió en el jefe del desmovilizado Bloque Resistencia Tayrona de las Autodefensas Unidas de Colombia (Auc).

Giraldo Serna responde desde una cárcel en Virginia, Estados Unidos, junto con diez de sus hombres más cercanos, por 695 hechos imputados por la Fiscalía Novena de Justicia y Paz. En la audiencia de juzgamiento, que se inició en julio de 2013 ante magistrados de Barranquilla, se ha conocido cómo hizo este paramilitar para convertirse en el terror de campesinos, comerciantes, funcionarios y de aquellos aliados que no estaban de acuerdo con él.

Junto con ‘El Patrón’ son procesados José del Carmen Gelvez, alias ‘El Canoso’; Norberto Poveda Quiroga, alias ‘Beto’ o 5.5.; Nodier Giraldo Giraldo, alias ‘El Cabezón’; Daniel Giraldo Contreras, alias ‘Grillo’ (hijo de Hernán Giraldo); Carmen Rincón, alias ‘La Tetona’; Eduardo Enrique Vengoechea Mola, alias ‘El Flaco’; José Daniel Mora López, alias ‘Guerrero’; Afranio Manuel Reyes Martínez, alias ‘El Negro’, y Edgar Antonio Ochoa Ballesteros, alias ‘Morrocoyo’.

Esta historia criminal comenzó en 1986 cuando Giraldo Serna organizó las Autodefensas Campesinas de la Vertiente Nororiente de la Sierra Nevada de Santa Marta, luego de que mataran en un atentado contra él a Fidelina Pérez, su hijo y su yerno, quienes iban en su vehículo rumbo a la vereda El Mamey. Este hecho estuvo antecedido por dos atentados más, en 1983 y 1984, perpetrados por la guerrilla de las Farc que había llegado a su territorio en 1982 y veía en Giraldo Serna un liderazgo social y armado en la zona.

La muerte de sus tres acompañantes en ese ataque llevaron a Giraldo Serna a vender parte de sus animales para comprar armas y les exigió a las familias campesinas que aportaran un hijo para formar un grupo de autodefensa, con el único fin de acabar con la guerrilla, estrategia que hizo que muchos colaboraran, pero también que generara el primer desplazamiento de campesinos de la Sierra Nevada que no estaban de acuerdo con su propuesta.

Mientras esto sucedía en la zona nororiental de la Sierra Nevada, el clan de los Rojas (Adán Rojas Ospino y sus hijos Rigoberto, Adán, José Gregorio y Camilo) también crearon su grupo de autodefensa en la región occidental de este sistema montañoso.

Posteriormente, ambas organizaciones armadas se fundieron y a ellos se les sumó José María Barrera, conocido como ‘Chepe’ Barrera. Se hicieron llamar ‘Los señores de la guerra’. Este grupo, liderado por Hernán Giraldo, se extendió a La Guajira, donde hizo alianzas con los grupos delincuenciales de Palomino y Mingueo.

Estas alianzas hicieron que esa autodefensa campesina pasara a un plano guerrista y organiza un grupo llamado ‘Los Caporos’, en los que participan grupos delincuenciales de Santa Marta, Barranquilla y La Guajira. Giraldo Serna logra que Álvaro Blanco Blanco, alias ‘Blanquillo’; Hernando Posada Yépez, alias ‘Marrano Negro’, en Guachaca; Ricardo Beltrán Luque, en Palomino; Agustín Lindo Redondo, Mario de Jesús Sánchez, alias Guartinajo, y otros más en Mingueo asuman la propuesta de guerra para acabar con la guerrilla.

Según las investigaciones de la Fiscalía Novena de Justicia y Paz, expuestas ante las victimas en la audiencia de formulación de imputación de cargos que inició en julio de 2013, y que se reanudó en enero de 2014, la ola de asesinatos selectivos por los que hoy se le acusa a Giraldo y diez de sus hombres que hacían parte de la primera y segunda línea de mando, ocurrieron desde 1996, cuando matan a varios integrante de la Unión Patriótica, entre ellos a los hermanos Garcés, a José Heberto Barriga de la Cruz, German Barriga Cruz, Arnulfo Garcés Arcila, Marcos Sánchez Castellano (abogado), Fernando Fernández Cervantes, Aníbal Sierra Charris.

Antes de crear la Autodefensa Campesina, Hernán Giraldo fue líder comunal en la Sierra Nevada, organizó grupos de seguridad privada conocidos como ‘Los Combos’ e hizo alianzas con el grupo delincuencial ‘Los Chamizos’, que dominaban el mercado público de Santa Marta. Junto a ellos asesinan en 1977 a siete jóvenes samarios que supuestamente eran delincuentes comunes. En plena conversación del gobierno del presidente Belisario Betancourt con las Farc en 1986, funda el Bloque Caribe de Autodefensas Campesinas de El Mamey.

Las alianzas de Giraldo
Hernán Giraldo, un campesino que llegó a la Sierra Nevada en 1969, cuando tenía 20 años, donde trabajó cuatro años como jornalero en la finca Santafé, propiedad de Euclides Colina, y recorrió varias veredas como Siberia, San Pedro de la Sierra, Bunda, Rio Piedra, fortaleció su emporio de terror y poder desde la vereda Quebrada del Sol, donde compró la finca La Estrella.

Después de que organizó el grupo ‘Los Caporos’, conformados por su autodefensa y la de los hermanos Rojas y otros aliados en La Guajira, participó en 1997 en las masacres de las fincas Honduras y La Negra, en el Urabá Antioqueño, donde asesinaron a 20 campesinos, tal como lo reconoció en su versión libre en 2008. Para cometer estas masacres se reunió en El Rodadero, Magdalena, con Fidel Castaño, quien le pidió hombres para esta incursión. Igualmente, participó en la masacre de Currulao, en Turbo, Antioquia, en marzo de 1998, hechos por los que están condenados tanto Hernán Giraldo como Adán Rojas.

A Giraldo se le responsabiliza de cometer asesinatos de connotación, así llamados por Justicia y Paz, en Barranquilla, Norte de Santander. Según el ente acusador, este grupo delincuencial y paramilitar no se limitaba a actuar dentro de sus fronteras, que en esencia eran 21 mil kilómetros de Magdalena, La Guajira y Cesar, sino que se movilizaba a otras regiones del país.

Su papel en el fortalecimiento paramilitar fue clave. Ayudó a crear el frente Zona Bananera, comandado por Edgar Ariel Cardona, alias 57 o ‘Virgilio’, quien no se postuló a Justicia y Paz, con cuyo frente cometió su primera masacre en San Pedro de la Sierra en abril de 1997. El frente Zona Bananera inicio con 24 hombres, de los cuales siete salieron de las filas de las autodefensas de Hernán Giraldo.

Pero antes de este frente, nació la fachada de las autodefensas en esta zona. Se trató de la cooperativa de vigilancia y seguridad privada (conocidas como Convivir), llamada Conservar, que prestaba seguridad en el mercado público de Santa Marta, algunos barrios y el sector hotelero de la ciudad.

Varios de los postulados que participan en la audiencia junto con Giraldo, pertenecieron a esa Convivir. Esta cooperativa se creó en 1995 y en 1998 fue clausurada, cuando las altas cortes las declararon ilegales. Por tal razón capturaron a varios de sus integrantes, entre ellos a Carmen Rincón, alias ‘La Tetona’, quien hace parte del grupo de diez paramilitares a los que la Fiscalía Novena le imputó cargos por desaparición forzada, reclutamiento, violencia basada en género, homicidios múltiples, extorsiones y desplazamiento.

Después del cierre de esta Convivir, la mayoría de sus miembros se pasaron a las filas paramilitares y Giraldo crea las Autodefensas Campesinas del Magdalena y La Guajira (ACGM), con una estrategia militar que le funcionó: reclutó jóvenes que envió a prestar el servicio militar al Ejercito Nacional y luego de su regreso se incorporaban a su grupo de autodefensa.

VerdadAbierta.com conoció que a muchos de esos muchachos les alteraron sus registros de nacimiento para enviarlos al Ejército antes de la edad estipulada. A este grupo de jóvenes le decían los ‘Guachaqueros’, pues la mayoría eran oriundos del corregimiento de Guachaca y fueron enviados a la compañía Dardo Uno del Batallón Córdoba del Ejercito Nacional, que tenía como único fin perseguir a la guerrilla, con el apoyo de los hombres del frente Zona Bananera, según testimonios de varios de desmovilizados.

‘Los Guachaqueros’ cuando regresaron en 1998 de prestar el servicio militar recibieron el primer uniforme que tuvo el grupo de autodefensas de Hernán Giraldo. Se reunieron en la vereda Quebrada del Sol con ‘El Patrón’ y quedó como jefe militar Luis Felipe Quiroga y como su segundo, su hermano Norberto, quienes más tarde se convertirían en hombres claves en el Bloque Resistencia Tayrona.

Este grupo de jóvenes comenzó con las amenazas a funcionarios, como las que hicieron contra los agentes del CTI Fabio Coley Coronado y Jorge Luis de la Rosa, quienes fueron declarados objetivos militares en abril1999, cuando emitieron el primer comunicado a la opinión pública. Ante las amenazas, la Fiscalía trasladó a los agentes al departamento de Bolívar y allí los asesinó otro grupo paramilitar y los desapareció.

La guerra con los Rojas
Este es una de los hechos que aumentó el poder de Giraldo. De acuerdo con las versiones entregadas tanto por él mismo como por miembros de los Rojas a Justicia y Paz, el 24 de septiembre de 1999 asesinaron a Emérito Rueda Rosa, amigo cercano de Hernán Giraldo. (Ver: Las batallas de Hernán Giraldo)

Al parecer Rigoberto y Adán Rojas Mendoza enviaron a alias ‘El Flaco’, ‘La Burra’, Azadón’ y ‘Coro’ a hurtarse un vehículo a la Troncal del Caribe. Los paramilitares iban acompañados por un miembro de la Policía Nacional, un cabo conocido como de La Pava.

En la Troncal se cruzaron con Emérito y se produjo un intercambio de disparos, en el que muere éste y el cabo de La Pava, a quien los Rojas entierran. La Policía se entera de lo sucedido y le exige a los Rojas que entreguen el cuerpo del agente. Estos lo desentierran y arrojan su cuerpo en predios del Sena Agropecuario de Santa Marta y las autoridades lo reportan como muerto en “actos propios del servicio”.

Luego del asesinato de Emérito Rueda, Hernán Giraldo le solicita permiso a los Castaño para atacar a los Rojas, sus antiguos socios, y encuentra el respaldo. Por eso los Castaño envían a la zona a Ramiro Bejarano, alias ‘Tolima’ y a otros más, quienes son los que dirigen el ataque contra el grupo de los Rojas, integrado por Rigoberto Rojas Mendoza, alias ‘Rigo’; Miguel Adán Rojas Mendoza, alias ‘El Negro’; José Gregorio Rojas Mendoza, alias ‘Yoyo’; Edwin Rojas, así como otros hombre oriundos de Santa Marta, como Edwin Rodríguez y Juan Carlos Peña.

Este ataque ocurre en el 2000. El seis de febrero de ese año van al corregimiento Bonda, de Santa Marta, donde estaba la base de los Rojas y durante dos horas sostienen enfrentamientos, muriendo tres miembros del grupo de los Rojas, y quedando heridos padre e hijo. Mientras buscaban atención médica, fueron capturados por las autoridades Rigoberto y Adán Rojas y a partir de ahí salen del territorio y se quedan solo en la ciudad de Santa Marta. La victoria de Giraldo se sella con la entrega de dos miembros del clan de los Rojas quienes se rinden y se llevan 27 fusiles.

En ese mismo mes de febrero Giraldo es atacado por una facción de las Farc comandada por alias ‘Solís Almeida’, quien tenía como misión matar al jefe paramilitar. De acuerdo con el testimonio de Luis Felipe Quiroga en su versión libre ante la Fiscalía de Justicia y Paz en abril de 2011, en la reacción a ese ataque, los paramilitares tuvieron apoyo del Ejército Nacional y la Policía Antinarcóticos.

La pelea con los Castaño
Otro episodio importante que protagonizó Giraldo fue el suscitado a raíz de la masacre de ‘El Pechiche’, ocurrida el 9 de octubre de 2001, cuando Jairo Musso Torres, comandante de las autodefensas de Giraldo, asesinaron a seis personas, entre ellos tres agentes de la Policía Antinarcóticos que iban tras la pista de Musso.

Según las investigaciones de la Fiscalía Novena, Jairo Musso se enteró que iban a capturarlo y envió a sus hombres hasta el restaurante ‘El Pechiche’, sobre la Troncal del Caribe. Allí quedó un subintendente herido y es llevado ante Musso, lo ejecutan, queman el vehículo y las armas.

Este hecho hace que las autoridades empiecen una arremetida contra los paramilitares y los Castaño le piden a Hernán Giraldo que entregue a Musso, pero ‘El Patrón’ les responde con un comunicado que “un padre nunca entrega a su hijo”.

Los Castaño señalan a Musso como narcotraficante y deciden ir por él a la Sierra Nevada.Envían a paramilitares de varios frentes de toda la Costa Atlántica -Héroes de Montes de María, las Accu de Fundación, Elmer Cárdenas, Bloque Norte- que ingresan por Mingueo y Palomino, en La Guajira, y por Fundación, en Magdalena, con más de 300 hombres, y se apoyan en los Rojas que conocen la zona y a sus colaboradores.

Se registran dos guerras, una en la parte baja de la Sierra (incluyendo Santa Marta) y otra en la parte alta. Los hombres enviados por Castaño asesinan a miembros de la estructura urbana de Giraldo, entre esos a José Edilberto Guzmán, alias ‘Quemaito’, junto con sus dos hijos menores, en la puerta de su casa, el 1 de diciembre de 2001; dos días después a Janer Cotes Leura; lanzan una granada a la ferretería Gómez Hermanos; ocurre la masacre de El Yucal, población que llenaron con letreros en contra de Giraldo, al punto que los medios de comunicación locales y nacionales informaron que “Santa Marta estaba en medio del terror porque los paramilitares se habían declarado la guerra”.

Fue entonces cuando Hernán Giraldo organizó un paro armado en Santa Marta. Al respecto, el periódico El Informador tituló ‘Un día de miedo’. Ese día la capital del Magdalena se convirtió en una ciudad fantasma: el comercio no abrió sus puertas y el transporte público se paralizó. Este paro tenía como fin evitar que los hombres de Castaño se aprovisionaran de víveres para subir a la Sierra en busca de Musso.

El 31 de diciembre Giraldo dio la orden a Jairo Musso de atacarlos en la vereda El Campano, combate que dura cuatro horas. Luego suceden varios ataques que provocaron el desplazamiento más grande que se ha registrado en esta región del país.

Los primeros días de enero de 2002 se presentaron enfrentamientos en diferentes sectores, los pobladores de El Campano se van a Minga y quedan en medio del fuego cruzado, por lo que los hombres de Giraldo, superados en número por los de Castaño, se van a Nuevo Mundo, donde son apoyados por ‘Tolima’ y aun así son alcanzados y se refugian en la finca Santafé, siguen su camino y llegan a Perico Aguao, a donde también llegan los hombres de los Castaño, bajo el mando de alias ‘60’, y matan a cinco campesinos que no se habían desplazado.

Los combates se registraron en los tres departamentos que atraviesa la Sierra Nevada y el último de ellos ocurrió en la vereda Quebrada del Sol, fortín de Giraldo, que se prolongó por 72 horas. Allí, Giraldo decidió hacer una tregua, les anunció a sus hombres dicha determinación y se reunió con sus comandantes en Buritaca.

Rodrigo Tovar, alias ‘Jorge 40’, comandante del Bloque Norte, fue designado por los Castaño para la negociación, y éste le pidió a Giraldo garantías para conversar. Giraldo le entregó a su hijo Daniel, quien se va a Medellín en calidad de rehén, junto con alias ‘90’. La reunión del acuerdo y cese de la guerra entre los dos grupos paramilitares se dio el 24 de febrero de 2002, en la vereda Los Cocos, en un acto público.

Esta guerra provocó, según las autoridades, el desplazamiento de por lo menos ocho mil campesinos entre enero y febrero de ese año, aunque las cifras de la Defensoría del Pueblo indican que fueron 14 mil campesinos los que fueron obligados a quedarse en la Troncal del Caribe, utilizados como escudos, para evitar que los hombres de Castaño entraran a la Sierra Nevada. Los campesinos regresaron cuando se lo ordenaron los paramilitares luego del acuerdo.

La firma de la ‘paz’ entre los dos bandos hizo que Hernán Giraldo perdiera el control de La Guajira donde estaba desde 1998. Los comandantes son mezclados y nace el frente Contrainsurgencia Wayuu, comandado por alias ‘Tolima’, quien se queda en territorio guajiro, mientras que Giraldo se queda como comandante del frente Resistencia Tayrona, pero ya como miembro del Bloque Norte y bajo el mando de ‘Jorge 40’.

A partir de ese momento suceden muchos hechos violentos en la Sierra y se arrecia la persecución contra la guerrilla de las Farc que disputaba el corredor en la parte media baja y media de la Sierra. Aracataca, Ciénaga, Fundación, Guachaca, La Tagua, El Campano, Nueva Granada, Siberia, Chimbarazo y Parranda Seca, son municipios, corregimientos y veredas que sufrieron la guerra paramilitar y aumentan los homicidios selectivos entre 2002 y 2003.

Paralelamente la ciudad de Santa Marta fue dividida por sectores que eran controlados por los paramilitares urbanos. En 2003, el Frente Resistencia Tayrona se extiende a La Unión, La Secreta y La Reserva. Asimismo, logran llegar a San Pedro de la Sierra, desalojando de la zona a los frentes 19 de las Farc y Javier Castaño del Eln. Allí se quedan hasta la desmovilización, en 2006.

En 2003 Adán Rojas se fue de Santa Marta para fortalecer la contraguerrilla en la Sierra Nevada y en 2005, Hernán Giraldo decidió independizar el frente Resistencia Tayrona del Bloque Norte, en medio de las conversaciones con el Gobierno Nacional, y a su vez incita a ‘Jorge 40’ a no desmovilizarse. Sus bloques fueron de los últimos en dejar las armas. Giraldo se desmovilizó en febrero de 2006, junto con 1.167 hombres, y fue extraditado en mayo de 2008 a Estados Unidos, para que respondiera por delitos asociados a la exportación de drogas ilícitas a ese país.

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Condenan a dos ex paramilitares por desaparición https://verdadabierta.com/condenan-a-dos-ex-paramilitares-por-desaparicion/ https://verdadabierta.com/condenan-a-dos-ex-paramilitares-por-desaparicion/#respond Fri, 24 Sep 2010 15:51:59 +0000 Dos ex integrantes del Bloque Tayrona fueron condenados por la desaparición forzada de una persona en la Sierra Nevada de Santa Marta. Un juez penal del Circuito Especializado de Santa Marta condenó a 12 años de prisión a Norberto Quiroga Poveda y José Uriel Aranda Cardona, ex integrantes del Frente de Resistencia Tayrona, por la […]

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Dos ex integrantes del Bloque Tayrona fueron condenados por la desaparición forzada de una persona en la Sierra Nevada de Santa Marta.

Un juez penal del Circuito Especializado de Santa Marta condenó a 12 años de prisión a Norberto Quiroga Poveda y José Uriel Aranda Cardona, ex integrantes del Frente de Resistencia Tayrona, por la desaparición forzada de Nieves Ascanio.

Ascanio fue desaparecido después de que hombres armados se lo llevaron el 30 de junio de 2005 de su finca, ubicada en la vereda Quebrada del Sol, en el corregimiento de Guachaca, en jurisdicción de Santa Marta.

Según lo contaron en versiones libres, los dos paramilitares recibieron órdenes de Hernán Giraldo Serna, comandante del Frente Resistencia Tayrona del Bloque Norte de las Autodefensas de Córdoba y Urabá (Accu) para cometer el crimen . Este frente tuvo presencia en Santa Marta y en las poblaciones de la vertiente nororiental de la Sierra Nevada de Santa Marta. También delinquió en la parte alta de algunos municipios de Magdalena como Ciénaga y Zona Bananera.

Las autodefensas de  Hernán Giraldo delinquieron desde la década de 1980, protegiendo a narcotraficantes y participando de la producción de droga, pero asumieron el nombre del frente en 2003 cuando los hermanos Castaño y ‘Jorge 40’ lo doblegaron militarmente y lo adhirieron al Bloque Norte de las Accu.

El frente cometió homicidios selectivos, desplazamientos, robos de tierras y masacres. Su desmovilización fue el 3 de febrero de 2006 en la misma vereda donde fue desaparecido Nieves Ascanio. Ese día se entregaron 1.166 hombres con 597 armas.

Con información de la Fiscalía y VerdadAbierta.com

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